Palabras del Presidente de la Nación, Javier Milei, en Jerusalén
Buenos días. En primer lugar, quiero agradecer la invitación del Presidente Herzog, especialmente en este momento de tanto cansancio y dolor para el pueblo de Israel. La amistad entre nuestras dos Estados y nuestros dos pueblos es un pilar diplomático de nuestra administración. Queremos, como nación, estar firmes junto a ustedes mientras atraviesan estos días oscuros. No nos doblegaremos ante la crítica fruto de la cobardía o directamente la complicidad con la barbarie.
El combate al terrorismo es una causa que nos une como naciones y con la que tenemos un compromiso inclaudicable. Más allá de los terribles atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel perpetrados en nuestro suelo, el execrable atentado del 7 de octubre incluyó entre sus víctimas fatales a 27 ciudadanos argentinos y también a 21 secuestrados.
Seguimos demandando la devolución incondicional de los cuatro argentinos aún en cautiverio: Eitan Horn, Ariel y David Cunio y Lior Rudaeff, y de la totalidad de los secuestrados en poder de la organización terrorista Hamas. Israel, en su rechazo a la rendición cobarde frente al terrorismo, es hoy un faro que ilumina el camino de la libertad y el compromiso con la civilización. La Argentina, desde su propio lugar y con su propia gesta en defensa de la libertad, pretende también echar luz en la misma dirección.
Esperamos poder seguir profundizando los vínculos entre nuestras naciones en base a estos fines comunes y lazos históricos. El futuro necesita de nuestra colaboración para expandir la luz y alejar a las tinieblas. No desistiremos en nuestra demanda por la liberación incondicional de todos los secuestrados aún cautivos en la Franja de Gaza, así como insistimos en acompañar al pueblo de Israel durante estos años trágicos.
Nuevamente, agradezco la generosa invitación de los mandatarios israelíes y confío en que esta visita marcará un antes y un después en el fortalecimiento de la amistad entre la Argentina e Israel. Que Dios bendiga a Israel. Que Dios bendiga a los argentinos, y que las fuerzas del cielo nos acompañen. ¡Viva la libertad, carajo!