Entrevista al Canciller Faurie (II)

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Esta es la entrevista al ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Faurie, publicada en La Nación.

"Lo que pedimos los países de América latina es que Venezuela respete su Constitución"

-A partir de ahora, ¿se mantendrá algún canal de diálogo con Venezuela para buscar encausar la situación en otra dirección?
-Es muy importante que haya una voluntad de diálogo entendido como ofrecimiento de aproximación. Porque si es simplemente para repetir una especie de cartilla partidaria no se avanza. Todos los países tenemos un grado de interlocución mayor o menor con ciertas figuras de Venezuela, ciertamente todos lo mantenemos con distintos niveles de la oposición no sólo porque nosotros los procuraron sino porque ellos nos contactan con sus preocupaciones. Cuando nos preguntan si estaríamos dispuestos a sumarnos (al diálogo), la Argentina dijo que sí con claridad. Pero queremos saber quién es el interlocutor del otro lado (del gobierno) que está dispuesto a dialogar; porque todos estos intentos terminaron con que en realidad no hay voluntad para dialogar por parte del gobierno: entre medio se hicieron las elecciones para la Asamblea Constituyente y su instalación; de ayer para hoy llegaron a desconocer la fiscal general, ahora el paso siguiente es que la van a poner presa, entre tanto detuvieron a su hija y a su sobrina; volvieron a arrestar a Antonio Ledezma y a Leopoldo López. Tiene que haber algún gesto de voluntad de diálogo.

-¿Diría que el gobierno de Maduro le ha estado tomando el pelo a la comunidad internacional?
-Ha desoído completamente a la comunidad internacional, como diciendo que no le importa nada, que está dispuesto a quemar las naves e ir hasta el fin. Por eso es muy difícil estar persuadido de que en los ofrecimientos de diálogo tenemos del otro lado un interlocutor.

-¿La Argentina tiene algún canal directo con el gobierno venezolano?
-No directamente; tenemos a nuestro encargado de negocios. Brasil tiene a su embajador. La forma de transmitir el mensaje está, lo que tenemos que encontrar es la voluntad de aproximación, ni siquiera de negociación.

-¿Hay sectores del Estado venezolano con los que pueda ser más fácil dialogar: la Cancillería, el chavismo, las fuerzas armadas?
-En la Argentina hay mucha gente que tiene diálogo con figuras prominentes del chavismo. Canales y posibilidades hay pero no está claro qué grado de influencia tienen estos estamentos, tampoco con las fuerzas armadas. Es obvio que desde el resultado de las elecciones para la Asamblea Constituyente hay una puja que se refleja en las autoridades de la Constituyente. Delcy Rodríguez parece más próxima a Diosdado Cabello que a Maduro. El canciller Jorge Arreaza tiene un vínculo familiar con la hija de  Hugo Chávez .hay un proceso de realineamiento del cual todavía no tenemos los resultados. El objetivo es tener claro que hay voluntad de diálogo en el sentido de procurar aproximarse.

-¿La oposición argentina puede ser activada?
-En este momento los percibimos con una dificultad para pronunciarse, porque las imágenes son terriblemente descriptivas y ya no vamos a estar discutiendo si hay o no democracia. Claramente hay represión y muertos. Entiendo que desde el discurso que han construido sea difícil aceptarlo, pero veremos qué es lo que ellos puedan hacer. Lo importante es a quién los venezolanos reconocen como un interlocutor; y no está claro si reconocen a los argentinos como un interlocutor para la facilitación del diálogo. El régimen de Maduro no ha dado ninguna señal en ese sentido.

-Tras la suspensión de Venezuela del Mercosur, ¿qué más dientes puede mostrar el bloque para presionar más?
-Dientes en el sentido de morderlos, no tenemos. El Mercosur no es un proceso de integración militar. Cuando Venezuela se acercó al Mercosur fue una decisión de tipo político más que económico-comercial. Y lo que hemos hecho hoy fue una decisión de tipo política; es marcar internacionalmente que Venezuela está aislada en su región. Los instrumentos que tenemos son estos; esto es lo máximo que tiene el Mercosur.

-¿Cómo se puede salir de esa situación? ¿Es posible una solución con Maduro en el poder?
-El puede ser productor de una solución; ha habido muchos otros dirigentes cuestionados a nivel internacional a los que se les hizo llamamientos y entraron en un camino de negociación o concesión. ¿Qué es lo que necesita Venezuela? Primero, un diálogo entre ellos y la oposición. Luego, respetar las instituciones que tienen; hay una Asamblea Nacional convocada de acuerdo a un referéndum que organizó a su vez la Constitución de Chávez. Si quieren volver a validar la Constituyente que acaban de hacer, que consulten mediante referéndum al pueblo venezolano para ver si es necesario cambiar la Constitución de Chávez. Basta que respeten a la fiscal general, a la que pueden cambiar por los métodos previstos en esa Constitución.

-Entonces, ¿la salida de Maduro no es una condición sine qua non?
-No es una condición sine qua non si él ofrece las condiciones para que se produzcan estos cambios y que todo sea validado en un proceso eleccionario. Esa es la visión de la Argentina: respeto a las instituciones, la libertad de los presos políticos y un proceso eleccionario. Es lo mismo que ha dicho el  Papa. La solución pasa por generar una transición que se valide en un proceso eleccionario. Podrá ser que en ese proceso, si es legítimamente convocado, Maduro sea revalidado. Lo que pedimos los países de América latina es que Venezuela respete su Constitución, que haga un proceso eleccionario que legitime las opciones con claridad, y que en ese período no se mate, no se reprima, no se encarcele a los opositores. Suponiendo que aceptaran todas estas condiciones políticas que una solución requiere, ellos tienen un problema económico dramático. No tienen comida, no hay medicamentos, no hay trabajo, no hay plata; han parado el país para discutir quién se queda con el poder, con un botín que cada día se achica más.

-¿Cuánto tiempo de vida le daría al gobierno de Maduro?
-Es muy difícil hacer un pronóstico de cuánto duran los regímenes autoritarios, totalitarios, las situaciones extremas. La Argentina ha vivido situaciones extremas en el campo económico que se pensaba que explotaban al día siguiente y duraron. Lo que pasa es que en Venezuela el deterioro se ha ido degradando y ahora se ve una aceleración. ¿Cuánto más puede durar así? Dependerá de los recursos que tengan disponibles; los recursos son los que regulan la situación. Ellos (el gobierno de Maduro) se inquietan y molestan cuando se corta el acceso a los recursos. Ya la venta del petróleo empieza a estar en tela de juicio por varios de los interlocutores. El comercio se ha caído, al igual que la actividad económica; más de 100.000 empresas han dejado de producir en Venezuela. Hay pueblos, como el nuestro, que nos sometimos a experiencias de este tipo y duran muchísimo tiempo. En Venezuela no podrán aguantar como están hoy; tendrá que haber algún tipo de reacomodamiento, de acentuación en endurecimiento, o de flexibilización. Todos desearíamos que fueran por la flexibilización.

-El gobierno argentino actual ha sido muy duro con el régimen de Maduro desde el principio. ¿Cree que esta decisión del Mercosur llega tarde?
-Las cosas se hacen cuando se pueden alcanzar. En el Mercosur buscamos generar un diálogo dentro de un tiempo prudencial; la de hoy no es una decisión que se tomó de ayer para hoy, hace prácticamente un año que la Argentina viene orientando a Venezuela hacia el diálogo. Pero cada mes que pasó hubo un agravamiento. En abril tuvimos que abrir el proceso de consultas porque Venezuela se apartó del Protocolo de Ushuaia. Pasaron cuatro meses más, en Mendoza apelamos de vuelta a que no hicieran actos que pudieran dividir aún más a la sociedad, como pidió el papa Francisco. Pero realizaron las elecciones para la Constituyente y ahora la instalaron.

-¿Qué sucedió para que Uruguay, que era el país que mantenía más reticencias, cambiara de opinión?
-La evolución de los acontecimientos. En la cumbre de Mendoza, Uruguay fue uno de los que pidió hacer un llamado claro para que no hubiera más actos agravatorios. Uruguay es un país con una tradición democrática y republicana muy acentuada, que tiene un frente político asentado sobre los valores de izquierda, pero como ellos dicen, ser de izquierda no es ser antidemocrático, ser de izquierda significa respetar las libertades. Al ver en televisión la represión del régimen venezolano, queda muy poco espacio para decir que no se va a defender la democracia en Venezuela. Eso es lo que ha pasado en los últimos diez días y que llevó al cambio de Uruguay. Hay que reconocer que es una actitud de coraje de parte de Uruguay; desde una visión de una agrupación política de izquierda, preserva los valores más importantes que son la democracia, el republicanismo y el respeto a los derechos humanos. El propio José Mujica respaldó al presidente Tabaré Vázquez en esto. Esto habla muy bien de los uruguayos.

-¿Qué apreciación hace de la escalada del tono entre Estados Unidos y Venezuela?
-Es que es ineludible donde estamos. En una agenda que es siempre de una gran dimensión internacional y en la que sus preocupaciones están sinceramente en otros temas, Estados Unidos ha visto que aquí hay un gravísimo problema de democracia y que tienen que tomar alguna decisión. Salieron por la decisión posible; detectar los activos económicos de la dirigencia venezolana es algo que al régimen de Maduro le preocupa y decidieron hacer algo por ese lado. Estados Unidos es una nación de tradición democrática, más allá del verso de que son imperialistas; y en Venezuela no se respetan ni la democracia ni las libertades civiles. Esta excusa de Maduro de que acá hay un plan desestabilizador es ridículo, es el mismo discurso que tenían los militares en la región.

-¿Al Mercosur le preocupa algún tipo de ingerencia mayor?
-La palabra ingerencia es peligrosa porque puede ser vista como intervencionismo. Nosotros lo que vemos es un agravamiento de la situación. En 15 días pasamos de 100 muertos a 150 muertos. ¿Cuándo se trata de una guerra civil? ¿Cuando son 500 o mil? Es obvio que el enfrentamiento entre dos sectores significativos de la población venezolana está planteando una confrontación entre hermanos. Y eso es muy malo para la región, que era reconocida como una zona de paz, donde más o menos se conseguían solucionar los conflictos sociales; hasta Colombia cerró su historia de enfrentamientos internos. ¿En qué momento hacemos una declaración formal de Venezuela en guerra civil? No lo sé. Pero lo que ellos viven hoy es una confrontación entre dos sectores de su sociedad.

-¿Calificaría a Venezuela como una dictadura?
-Lo que está haciendo Maduro es claramente una dictadura, sin duda alguna.