Entrevista al Presidente - Clarín 19/11

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-¿Cuál fue el mayor logro de su primer año y cuál la mayor frustración?

-El mayor cambio, sin lugar a dudas, es haber logrado un espacio donde los argentinos nos volvamos a encontrar, que volvamos a dialogar y a sentir que el otro nos puede hacer un aporte. Creo que hay una enorme mayoría que lo aprovechó y que lo vive con mucha alegría. Hace poco nos visitó una líder española y me dijo: “La última vez que vine, hace un año y dos meses, la Argentina parecía secuestrada y sin destino. La gente que yo veía me decía ‘no salimos más’”. Y ahora, decía ella, por más que en la Argentina siempre hay un espíritu crítico no pueden ocultar la alegría que tienen. Sienten que están libres y creen en sus posibilidades. Más allá de que estamos teniendo una transición difícil, sentimos que podemos, que “sí se puede”. La frustración es que el punto de partida era mucho peor del que todos imaginábamos. Eso te genera bronca, frustración y además, bueno, genera que uno le tiene que decir a la gente, como lo he hecho tantas veces, que tuve que tomar medidas que si hubiera podido evitarlas, las hubiese evitado. Pero no había otro camino. Muchas veces escucho a muchos que han tenido que ver con lo que pasó y hablan siempre de cómo estamos. Yo digo: “bueno, díganme, qué otra cosa harían”. Es muy fácil decir que no salimos de la recesión económica o que el déficit es alto o que tomar deuda es malo. ¿Qué hacemos?

-¿Qué piensa cuando ve una multitud reclamando por medidas sociales y empleo?

-Yo soy el primero en sostener el reclamo. No quiero una Argentina con más del 32 % de la población en la pobreza. Yo ya he dicho que es el punto de partida. Quiero que me juzguen por si pude o no pude reducir al pobreza. Ahora: de ese lugar se sale trabajando, no por una ley. Si es por una ley ... ¿para qué nos quedamos cortos? En vezde un millón de puestos de trabajo pongamos cinco millones y ya resolvimos todo. O un decreto mío. Sería maravilloso que fuese tan simple. Tenemos que abandonar esa creencia de que estamos condenados al éxito. Nos hizo mucho mal. Eso fue lo que generó la cultura del atajo, la cultura de la avivada.

-¿Cómo le cayó la carta de Hebe de Bonafini al Papa con críticas a su gestión?

-Hebe de Bonafini, más allá de que yo piense que no está bien, puede escribirle cartas a quien quiera. Por suerte es libre, que lo haga y que se haga responsable de las cosas que dice. Yo hablé largo con el Papa del tema de la pobreza y está muy ligada con la corrupción. Nos llevaron a la mentira y a la estafa con tanta gente diciendo que se querían ocupar de aquellos que menos tienen y finalmente la pobreza aumentó, la exclusión aumentó y la marginalidad aumentó. Esa tarea no se resuelve desde el capricho o la negación. Tenemos la agenda clara. Y empezamos.

-¿Qué valor le asigna a las marchas de protesta que se han hecho contra su gobierno? ¿Le resulta significativo si hay mucha o poca gente en la calle?

-No me resulta significativo y no creo que sume. Este gobierno ha abierto enormes espacios de diálogo. Me parece mucho más positivo que ellos se sienten y hagan sus propuestas. Nosotros las vamos a evaluar. Yo no me creo el dueño de la verdad y trato de hacer lo mejor posible mi tarea. Siempre estoy abierto. Estoy siempre esperando una buena propuesta para tratar de implementarla.

-En su reunión con el primer ministro de Canadá hablaron de Milagro Sala. ¿Cree que ese tema va a surgir con otros líderes del mundo o que se convierta en algo significativo para la política exterior?

-No creo. Tenemos una actitud muy abierta con este tema. Nosotros respetamos el federalismo y la independencia del poder judicial. Siento a la vez que la mayoría, e incluyo especialmente al periodismo que ha seguido de cerca todo lo que pasó con Milagro Sala en esa provincia, cree que ella es una persona que creó un Estado paralelo y que creó una organización armada que ha sido muy peligrosa para la vida de todo el norte argentino.

— Dos preguntas sobre Cristina. La primera: ¿Cree que puede volver siendo candidata el año que viene? Y segundo: ¿El Gobierno está especulando electoralmente con la posible detención de la ex presidenta?

-El Gobierno no especula. Y aparte... no me van a volver loco. Ella dice que yo la persigo a ella y a toda la familia y ustedes dicen que yo la protejo. Pónganse de acuerdo. Lo que yo he tratado de hacer es bajar una línea clara, con la responsabilidad que tiene ser presidente de la República, de que quiero una Justicia independiente. Quiero saber la verdad en tiempos razonables. La verdad no se puede saber, tal vez, en un año, pero tampoco en diez, como ha venido tardando la Justicia para esclarecer hechos de corrupción. Yo espero que en un tiempo razonablemente rápido se sepa qué es lo que pasó y que se transmita un mensaje claro desde la Justicia argentina a toda la ciudadanía que se acabó la impunidad en el país. Eso es lo que quiero y no especulo. ¿Está claro?

-Su jefe de Gabinete ha dicho que todavía Cristina conserva un alto índice de imagen como opositora...

-No entiendo, no entiendo. El jefe de Gabinete solamente dijo lo que ustedes publicaron. Si ustedes publican encuestas donde dicen que ella tiene en algunos distritos 30 % de apoyo de la comunidad, ¿por qué quieren matar al mensajero?

-A propósito de las denuncias. ¿Teme que la investigación por los Panamá Papers pueda traerle más complicaciones?

-No. Estoy absolutamente tranquilo con el tema. No tuve participación accionaria ni cobré dividendos. Fue una empresa que creó mi padre y nos puso a mí y a mi hermano como directores. Inclusive consultamos a Panamá para estar seguros y dijeron que esa empresa no había registrado movimientos. Me puse a disposición de la Justicia desde el primer día porque mi patrimonio está declarado y siempre lo pudieron ver tanto como jefe de Gobierno como en la presidencia.

-La elección de 2017 es crucial. ¿Piensa en la posibilidad de ser reelecto si le va bien?

-Yo lo dije con todas las letras: claramente es una posibilidad. Estamos impulsando una transformación, un cambio cultural tan profundo, dejando atrás décadas de populismo, de negación, de conflicto... es razonable pensar que los primeros pasos de ese cambio pueden llevar ocho años.

-¿Cómo está Cambiemos? La UCR se queja de que tiene poco espacio en el Gobierno y Carrió dice que cuando hace definiciones contundentes usted tiembla. ¿Es así?

-Yo lo veo bien. Y si miro para atrás... se suponía que no llegábamos a la elección juntos, que iba a volar todos por losaires. Por supuesto, todos quieren siempre más espacio, más protagonismo. Tal vez uno de los temas del siglo XXI: el ego de la gente. Yo diría que estoy contento, siento que ha habido una buena convivencia. Hay buenos gobernadores radicalescon los que trabajamos codo a codo, hay buenos dirigentes radicales en el Gobierno y haybuenos legisladores. Y con Lilita pasamos de una década de absoluta incompatibilidad a tener una relación basada en la confianza y en el afecto. Yo la valoro.

-Ella dice que Angelici lo perjudica en el frente judicial y Majdalani en el área de Inteligencia. ¿Va a hacer cambios?

-Respondo lo que hablé con ella. Tenemos distintas visiones. Mi tarea es sumar a la mayor cantidad de argentinos a que sea parte del cambio. No somos todos iguales, pero lo importante es que todos coincidamos en una agenda de mayor institucionalidad, demayor transparencia, demayor profesionalidad. Son herramientas centrales para que la Argentina pueda crecer y ser más creíble.

-¿Qué se juega el año que viene? ¿Aprovechará para hacer cambios en el Gabinete?

-Yo cambio cuando siento que alguien no funciona. Si el equipo funciona va a continuar. Nunca hice grandes cambios, ni en Boca ni en la Ciudad. El año que viene se juega consolidar este cambio cultural, claramente. Por suerte, vamos a ganar la elección porque los argentinos van a decir que quieren seguir en esta línea. Porque por más que cueste, por más que va a llevar tiempo, sabemos que es la única, que no hay otra. Ojalá alguien me traiga otra alternativa para tener los mismos resultados más rápido. Pero yo no la veo y mientras no la vea voy a seguir defendiendo mi compromiso de decir la verdad para salir de la pobreza y construir un país que incluya a todos.

-¿Ya tiene en mente los candidatos a legisladores? ¿Le gusta Carrió como candidata?

-La verdad, no he hablado de una sola candidatura. Siento que faltan años. La prioridad es ocuparnos de los problemas. Y el mandato de la gente es ese. Lo que más aplaude la gente en este sistemático recorrido que he hecho en la Argentina en estos meses es verme trabajando junto a los gobernadores y a los intendentes que no pertenecen a mi partido: la gente quiere eso. Merece soluciones y sentir que no perdemos el tiempo en pavadas. Vamos a tener campañas precisas y cortas porque la tarea no es hacer campaña.

-¿Piensa en un dirigente más parecido a Jorge Macri o a Carrió, que es una posibilidad bien diferente? ¿O piensa en un dirigente que no haya estado en los primeros planos electorales, como Esteban Bullrich o Manes?

-Nombraste toda gente valiosa. Cualquiera de ellos podría ser un gran candidato. No lo tengo que elegir ahora, pero te descarto uno: no voy a sacar a uno de los mejores ministros de la historia de Educación por una elección.

-¿Le molesta que Vidal tenga 15 puntos más de imagen positiva que usted?

-Me encantaría que tuviera 30. Sería el hombre más feliz del mundo. Es una dirigente brillante y me emociona su compromiso. Yo estoy ahí, al lado, para cuidarla y acompañarla en todo. Necesitamos una provincia ordenada. Lo que ella recibió es igual de malo que lo que recibimos a nivel nacional.

-¿Se va a poder lograr el cambio cultural contra la inseguridad o los cortes de calle?

-Yo soy de los que no se cansa de creer. Primero porque amo este país, por más que he vivido en otros lugares y he visitado el mundo. Y yo quiero que en este lugar, donde viven y van a crecer mis hijos y alguna vez mis nietos tiene que haber igualdad de oportunidades y un sistema de convivencia sin tanta inequidad. Para eso hay que comprometerse. Espero seguir contagiando cada vez a más argentinos a que se comprometan. Yo armé un equipo con gente que tiene mucho para perder y poco para ganar con la política. Estamos tratando de transmitir que no es una tarea que se agota con un gobierno. Es de todos, todos tenemos que defender lo que es correcto, no lo políticamente correcto. Esa frase “políticamente correcto” ha hecho mucho daño. Nos ha llevado a asumir posiciones cínicas, absurdas, mentirosas, a no querer decir que no. Y como dijo Churchill, como dicen los ingleses, a veces para que las cosas se pongan mejor primero se tienen que poner peor. Hoy estamos asumiendo con dolor, y canalizando el dolor con bronca, la verdad de dónde estamos, que es mucho peor de la que pensábamos. Pero también la verdad es que podemos, porque no viene el capo del JP Morgan mundial a decirme que triplica el capital y que entre cinco países, incluyendo Estados Unidos, eligió hacer una nueva sede para prestar servicios de todo el mundo de ese banco acá. No es que quiere quedar bien conmigo, lo hace porque cree en nuestra capacidades. Lo hace porque realmente cree que la Argentina es un país con futuro y cree que esta vez entendimos que hay un solo camino, el de sumar, el de decirnos la verdad y el de comprometernos a largo plazo. Esa es la verdad de la vida, eso es lo que yo quiero transmitir. Lo que te regalan no es lo que te hace feliz. Somos así los seres humanos: lo que te regalan al poco tiempo le quitás valor; lo que te enriquece la autoestima es lo que vos te ganaste con tu propio esfuerzo. Eso es lo que estamos empezando a entender y por eso estoy convencido de que lo vamos a lograr. Lo estamos logrando. Son pequeños pasos todos los días. No vamos a ser lo que tenemos que ser, uno de los países más importantes del mundo, en un año. Nos va a llevar años. Pero lo importante es el camino.