Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la inauguración del Centro Universitario de la Universidad Nacional de La Pampa, en Santa Rosa

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la inauguración del Centro Universitario de la Universidad Nacional de La Pampa, en Santa Rosa

Buenas tardes a todos y a todas; muchas gracias, que lindo estar, una vez más, aquí, en La Pampa, que no se pone de acuerdo si es de La Pampa o es de la Patagonia, porque – por momentos – hace el calor de la pampa húmeda y – por momentos – hace un frío patagónico, no se han puesto de acuerdo todavía. Son La Pampa, es hermosa, más allá que sea patagónica o no.

Y muy feliz de estar acompañándolos, una vez más, decía Sergio que es la séptima vez, que vengo a La Pampa y la verdad es que me he ocupado mucho de recorrer todo el país. Hay algunos que dicen que es el único presidente que ha estado en las 24 provincias, 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires, las 24 jurisdicciones del país, y además sumé a la Antártida, donde no iba un presidente, desde los años 90. Y la verdad lo hice con total convicción porque estoy absolutamente seguro que lograr una Argentina mejor supone lograr un desarrollo acorde y dejar de pensar en ese país de un centro poderoso y rico y de periferias, al norte y al sur, que padecen. Porque, además, las oportunidades están dadas para que el norte y el sur de la Patria se desarrollen de otro modo, para que la Argentina se desarrolle, además – y lo he dicho muchas veces – es central prestarle atención al conocimiento, al desarrollo de la ciencia y la tecnología y allí el Estado no puede estar ausente, definitivamente no puede estar ausente.

A veces escucho decir: “ministerio de Educación se va, fuente de adoctrinamiento”, sin embargo los argentinos votan cómo votan y estudian en esa educación pública. ¿A quién adoctrinamos? No adoctrinamos a nadie, educamos a generaciones de argentinos y argentinas. En realidad, cuando yo insisto, en la necesidad de poner en valor a la educación y a la educación pública centralmente, lo hago porque el futuro, de la Argentina, está directamente vinculado al desarrollo del conocimiento, al desarrollo de la ciencia y la tecnología y cuando alguien dice. “terminemos con el CONICET” está diciendo terminemos con el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Pongamos – en concreto – ¿qué significa eso? Significa –por ejemplo – que la Argentina deje de ser uno de los diez países que pone satélites en órbita y que nos permite monitorear el clima, las consecuencias que ese clima pueda tener para la producción y el desarrollo, significa progreso; significa perder el INVAP, donde la generación de energía nuclear, con fines pacíficos, es central, un organismo del Estado que compite con las grandes potencias del mundo y gana, a la hora, de impulsar reactores de energía nuclear para dar energía eléctrica al mundo; significa dejar de lado la posibilidad de tener nuestra vacuna contra el COVID, que ya la tenemos – prácticamente – culminada, que está en las últimas instancias de aprobación. ¿Y quiénes hicieron eso? Investigadores del CONICET, profesores de la Universidad de San Martín, de Buenos Aires y una empresa privada. Sí efectivamente, que se puede asociar al Estado para llevar adelante ese proyecto.

Ahora, cuando les dicen, graciosamente, que cada uno elija donde ir, hay detrás de esa frase una enorme ficción, porque hacer este edificio, para que 1.080 alumnos vengan a estudiar para ser Ingenieros Agrónomos, para estudiar Ciencias Exactas y Ciencias de la Naturaleza no es un negocio esto, para hacerlo privadamente no es un negocio. Esto lo hace el Estado porque detecta que allí hay una oportunidad para educar a 1.080 argentinos y argentinas, que además – el día de mañana – van a servir a la Argentina con su esfuerzo profesional. Y escucho decir por ahí: “bueno, pero la universidad la paga alguien y la educación pública la paga alguien”. Sí, señor, la pagan los impuestos de todos los argentinos, sí señor. Somos una comunidad y como comunidad que somos… somos una Patria y como Patria que somos la solidaridad es central. Y claramente tenemos que ocuparnos de ser solidarios para que los que no pueden acceder a la educación puedan acceder. (APLAUSOS).

Cuando digo esto, salta alguien y dice: “bueno, pero también esa educación se paga con el IVA, que pagan los pobres, los sectores más humildes”. Sí señor, es verdad que también esos fondos son recursos del Estado que se destinan a la educación, pero esa gente – cuando se enferma – es atendida por la salud pública y la salud pública está lleno de médicos y de médicas, de enfermeros y enfermeras, de técnicos en diferentes ramas de la medicina, que han salido de la educación pública. (APLAUSOS). Sí, señor. Detrás de todo ese mensaje de libertad hay una enorme trampa, porque la única casta que se está defendiendo en ese discurso es la casta de los poderosos, de los que tienen dinero, de los que tienen recursos, de los que pueden pagar sus estudios, de los que pueden pagar su salud. Y detrás de ese discurso de libertad les quitan la libertad a ustedes de estudiar.

Porque acá - me contaba, creo que fue Sergio, quien preguntó: -¿alguno de ustedes está estudiando acá por obligación? “No, no, nosotros elegimos esta universidad”, le dijeron. Claro, ustedes eligen esta universidad, pero pueden elegir otra, pero eligen esta universidad, están acá libremente. No están traccionados por una fuerza política a entrar a esta universidad.

Después escucho decir, que en la Argentina, las universidades están vacías, pero no sé en qué Argentina viven. Yo no lo sé, yo voy por el conurbano y ninguna de las universidades tienen menos 50 mil, 60 mil alumnos y alumnas. Voy a conocer la Universidad de Villa María y está repleta de alumnos; inauguro el edificio de la Universidad de Tierra del Fuego y está repleto de fueguinos, que quieren estudiar. Voy a Misiones e inauguro la Facultad de Farmacia y Bioquímica, de la Universidad de Misiones, en Posadas, y hay miles de alumnos, que estudian allí. Dicen que están repletas de extranjeros y hay un 5 por ciento de los alumnos, que estudian en nuestras universidades son extranjeros y muy bienvenidos son, pues son hermanos de pueblos latinoamericanos, que encuentran acá lo que no encuentran en sus países. ¿Saben qué es? Educación de calidad y gratuita, por eso vienen a estudiar, a la Argentina. (APLAUSOS).
Y yo quiero llamar – un poco - a la reflexión a todos, porque nos costó mucho esfuerzo a todos los argentinos concretar esto. Y a los que se llaman liberales y promueven, que la educación se privatice, que cada uno pague sus estudios como pueda, hablan de dar un voucher, como antes nos daban tickets y canastas para que vayamos a estudiar donde queramos, pero después la realidad demuestra que ese sistema de voucher es profundamente injusto, deparó crisis y crisis, en Chile, que es donde se aplica. Resulta que, después de todo eso viene y nos dicen: “no, no tiene sentido seguir invirtiendo en esto, terminemos con la educación pública y dejemos esto en manos del sector privado”. ¿Y quiénes van a estudiar así? ¿Quiénes van a poder pagar la matrícula de una universidad privada? ¿Quiénes? En los hechos, hasta hoy, el 20 por ciento de los que estudian, el 80 por ciento no está pudiendo. Pero además quiero agregar algo más y lo digo como profesor de la Universidad de Buenos Aires – y esto es trasladable a todas las universidades nacionales del país – eligen las universidades públicas porque tienen la mejor currícula, de la Argentina, tienen la mejor calidad curricular de la Argentina y tienen a los mejores docentes, de la Argentina. Por eso eligen a la universidad pública nacional. (APLAUSOS).

Porque yo los invito a ustedes, cuando reciben la tarjeta de un médico, muchos ponen abajo: “titular de cátedra, de Anatomía, en la universidad tal” y son todas universidades públicas y cuando reciben la tarjeta de un abogado dice: “Profesor de Derecho Penal, en la universidad tal” y son todas universidades públicas. Efectivamente nos jactamos de ser profesores en universidades públicas, estamos orgullosos de serlo y queremos seguir siéndolo y nosotros, que salimos de la universidad pública, no queremos otra cosa que devolverle al Estado lo que el Estado nos dio, que es la educación, que recibimos y es la posibilidad de ser lo que somos y no estamos avergonzados por eso, estamos orgullosos de hacerlo. Yo quiero llamar a la reflexión a todos y todas porque no es solamente eso; arranca en ese cartelito, pero también arranca en el cartelito de obras públicas. Yo a mi lado tengo -acá- a un ministro excepcional, que tuve la suerte de que me acompañé durante los cuatro años, que hizo posible que, en la Argentina, que recibió una obra pública paralizada en un 70 por ciento, con una deuda atrasada de 50 mil millones de pesos, con un negociado vergonzoso, que era el de las PPP, que ahora dicen: “que quieren volver a hacer obras públicas con el sistema de Propiedad Publica Privada, Participación Publica Privada”; tiró a bajo todos esos sistemas, llevó adelante más de 10.700 obras públicas en todo el país y casi 3.800 obras públicas las inició y las terminó en la gestión. (APLAUSOS). Y tengo 167 intervenciones en edificios de la universidad pública, no es solo este; les conté recién, cuando volvía de la Antártida paré en Ushuaia e inauguramos el edificio de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego; inauguramos el edificio de la Universidad Nacional de San Martín, donde precisamente se desarrolló todo los estudios para la vacuna contra el COVID; inauguramos el edificio de farmacia y bioquímica en Posadas; inauguramos, arreglamos, ampliamos edificios en todo el país sin preguntar el color político del que gobernaba; ¿y por qué lo hicimos? Porque la educación pública es importante y no debe ser un martirio, debe tener edificios dignos, donde los docentes puedan estudiar, puedan enseñar en condiciones de comodidad y donde los alumnos puedan disfrutar de buenas instalaciones para estudiar. Y cuando se quejan que son muchas les quiero decir a esos que son porteños, como yo, que tengan presente por qué se creó la universidad Nacional de Buenos Aires, yo amo la Universidad Nacional de Buenos Aires.

Tengo en mi padre el mejor ejemplo de por qué hay que multiplicar las universidades en el país. Mi padre era un riojano que a los 12 años se fue de La Rioja y se fue a estudiar al Colegio Nacional de Buenos Aires, dependiente de la Universidad Nacional de Buenos Aires; en esos años eran colegios pupilos, desde los 12 a los 17 años, cinco años viviendo en Buenos Aires, muy lejos de La Rioja, con toda su familia asentada en La Rioja, estudiando en un colegio -internado- que era el Colegio Nacional de Buenos Aires -gran colegio, gran colegio-. Cuando terminó estudió su carrera de abogacía, ¿en dónde? En la Universidad Nacional de Buenos Aires; claro, nada de eso existía en La Rioja; nada de eso existía en ningún lugar cercano a La Rioja. Crecimos y cuando crecimos venía el verano y nos queríamos ir de vacaciones, ¿y a dónde nos llevaba mi papá de vacaciones? a La Rioja; yo les confieso, para un porteño ir a La Rioja con 50 grados de calor en enero, no era el mejor de los paseos; La Rioja es hermosa quiero aclararlo y tiene lugares extraordinarios para ver, pero a mí me costaba entenderlo; tenía 16 y yo decía: por qué no me lleva a Mar del Plata, por qué no me lleva a Cariló, por qué no me lleva a Pinamar, por qué no me lleva a un lugar…; no, a La Rioja; íbamos a La Rioja, a Catamarca y el viejo revivía cuando volvía a La Rioja. Con el tiempo me di cuenta, fueron los años de privación de su juventud, del no haber disfrutado de su tierra, lo que le llevaba cada vez que podía a volver a su tierra natal. No hay nada peor que el desarraigo, y condenar a un joven al desarraigo es una canallada; y para no condenar al desarraigo a nadie porque quiere estudiar lo que tenemos que llevar es universidades cercanas a la casa de todos los que estudian para que no padezcan ese desarraigo. (APLAUSOS).

Yo les decía que yo estudié en la Universidad Nacional de Buenos Aires, amo a mi universidad como ustedes aman a la Universidad Nacional de La Pampa y ámenla siempre porque todo lo que somos y todo lo que seremos se lo debemos a la universidad, en este caso ustedes a la Universidad Nacional de La Pampa. Y yo les decía que cuando cumplió 200 años la Universidad Nacional de Buenos Aires yo era presidente, año 2020, plena pandemia; hicimos una extraña celebración a distancia, con barbijos, en la facultad en donde yo enseñó, en la Facultad de Derecho de Buenos Aires. Me tocó cerrar el acto, me regalaron como parte de la ceremonia, la ordenanza por la cual se creó la Universidad Nacional de Buenos Aires. Y se me ocurrió leerla, se me ocurrió leerla, ¿sabe lo que dice en sus considerandos? Que las familias criollas que viven en la Ciudad de Buenos Aires no pueden seguir mandando a sus hijos a estudiar a Córdoba, Chuquisaca o Europa; ¿y qué hace falta? Tener una universidad cercana para que sus hijos puedan estudiar allí. Hoy la Universidad Nacional de Buenos Aires es la universidad más prestigiosa de la Argentina, reconocida en el mundo; ahora, ¿por qué no seguimos el ejemplo de esa universidad? ¿por qué no llevamos la universidad donde están los chicos que quieren estudiar? ¿por qué seguimos creyendo que los chicos, que en el interior tienen que elegir Buenos Aires, La Plata, Córdoba o Rosario para poder estudiar? No es ese el modo. No podemos seguir llevando a los chicos a las universidades, hay que seguir llevando las universidades a los chicos, es exactamente al revés. Por eso cada vez que veo un acto como este a mí me llena de orgullo y me da la certeza de que estamos en el camino correcto.

Los escuché a ustedes, algunos los veo por ahí; recién estaba ahí el que me convidaba mate, y los escuchaba, aquí hay alumnos que viven en Santa Rosa, pero hay alumnos que viven más lejos a 300 kilómetros de aquí, Santa Isabel; y hay algunos que vienen de la Provincia de Buenos Aires de Trenque Lauquen, Tejedor; ¿qué hicieron? Buscar la universidad más cercana, tratar de sufrir lo menos posible el desarraigo, ese es el modo. En un tiempo en donde las sociedades son ricas porque son capaces de desarrollar el conocimiento, la ciencia y la tecnología; ¿Quién nos hizo creer que nosotros no podemos desarrollar ciencia y tecnología? 5 premios nobeles, 3 de ellos de ciencia duras; Houssay, Leloir; ¿Qué eran ellos? ¿de dónde salió Favaloro? De la universidad pública; por favor no somos capaces de desarrollar ciencia y tecnología, y tenemos que comprarla; quién hizo los satélites que están orbitando y que nos mandan permanentemente información y que permiten comunicaciones en una Argentina que -vuelvo a repetir- es el octavo país en extensión territorial; ¿quién hizo esos satélites? Los nuestros, los argentinos, los que están en el IVAP, los que están en la CONEA, son ellos los que trabajan en todo esto. Yo los invito a todos, a todos, a que lean un libro de Mariana Mazzucato que se llama: “Misión Economía”, Mariana Mazzucato no es una economista marxista, Mariana Mazzucato enseña en Londres, ¿y de qué trata ese libro? Cuenta la historia de Estados Unidos en un punto, en momento en que John F. Kennedy dijo: “antes que termine la década del sesenta vamos a poner un hombre en la luna”, y lo que eso significó; significó un boom de investigación científica y tecnológica que cambió el mundo, cuando ustedes empiezan a ahí cuantas de las cosas que usamos cotidianamente surgieron de la investigación científica y tecnológica para poner un hombre en la Luna, se van a dar cuenta lo importante que es el desarrollo científico y tecnológico, y yo le pregunto a alguien, ¿quién cree que pagó a ustedes el desarrollo de la NASA para que un hombre llegue a la Luna en 1969? el Estado nacional, los Estados Unidos de América, ellos pagaron todo, ellos pagaron todo.

Ahora estamos todos enfrentando la crisis del cambio climático, todos, y entonces hablamos de la necesidad de terminar, con razón, de generar gases que generar efecto invernadero, de dejar de usar combustibles fósiles y empezar a utilizar baterías de litio, sistemas de energía sustentables; ¿el primer auto eléctrico que se desarrolló en el mundo cuál fue? Tesla. ¿Quieren saber quién financió ese proyecto? El Gobierno de los Estados Unidos, el Estado Nacional de los Estados Unidos de América, ¿de qué me hablan? ¿De qué me están hablando?

Acaba de informar los Estados Unidos que, se dan cuenta que no hacían los microchips para que los autos, para que las computadoras de los autos funcionen, y que todo era importado de China, y se dieron cuenta que tenían que hacerlo, acaban de destinar 45 mil millones de dólares para desarrollar microchips en los Estados Unidos, ¿y quién puso esa plata? El Estado Nacional de los Estados Unidos, no nos mientan más por favor, no nos engañen más, no confundan más a la gente; nosotros necesitamos tener una Estado presente, porque además la Argentina ha padecido muchos momentos ingratos y todavía no hemos podido recuperarnos de todos esos momentos, esa sucesión de momentos que vivimos, no los hemos podido recuperar de la deuda maldita que heredamos, nos cuesta terminar de recuperarnos psicológicamente de los efectos de la pandemia; cuando salimos de la pandemia entramos en una guerra que nos complica los 54 puntos de inflación que nos dejaron, 54 puntos de inflación más deuda, ahora dan clases, pero eso fue lo que nos dejaron; nos dejaron 11 puntos de desocupación, creamos empleo, llevamos 34 meses de creación de empleo registrado, cuando ellos tuvieron 46 meses de caída del empleo registrado. Tuvimos que soportar una sequía por efecto de la “niña”, que nos privó de 20 mil millones de dólares, sabemos que hay muchos argentinos a los que les cuesta llegar a fin de mes, pero no se preocupen, porque en un ratito Sergio va a empezar a anunciar todas las medidas para ordenar los ingresos de los argentinos, porque a nosotros nos preocupan los ingresos de los argentinos. (APLAUSOS)
¿Y por qué esto es posible? Porque hay un Estado, porque hay un Estado, porque hay un Estado presente, por eso es posible.

Yo les pido que cuando duden se pregunten ¿ese acueducto que va a unir Santa Rosa con Pico y va a llevar agua a tantos pampeanos que la necesitan, ¿eso lo hubiera hecho un inversor privado? Miren, si lo hubiera hecho se hubiera garantizado cobrar esa tarifa en dólares; nosotros con Sergio no queremos llevar un peso ni para La Pampa ni para la Argentina, queremos llevarles agua a los pampeanos, que es ese el problema que tiene La Pampa, no es un negocio, es el agua que falta, es eso lo que hace falta. (APLAUSOS)

La semana que viene vamos al Chaco, vamos a inaugurar dos acueductos, uno ellos van por el Impenetrable, lleva agua a todo el Impenetrable, agua potable; el otro recorre varias ciudades de Chaco fuera del Impenetrable, son 500 kilómetros de acueducto, el de acá son 150, son casi dos veces y medio que el que estamos haciendo acá. Ese acueducto también estuvo presupuestado en los años que me precedieron, y tampoco se hicieron, ¿y dónde terminó esa plata? Bien lo dijo Sergio, en el Paseo del Bajo, para que los vecinos de Puerto Madero, quiero aclarar, yo vivía en Puerto Madero, para que los vecinos de Puerto Madero, que somos los que más cómodos vivimos en Buenos Aires, tengamos un tránsito más aliviado, o sea, para lograr eso postergamos el agua para 450 mil chaqueños y para 150 mil pampeanos, ¿para eso hacemos eso? ¿Para que los vecinos de Puerto Madero vayan más rápido y que no se les crucen camiones? Yo en esa Argentina no quiero vivir, yo quiero vivir en una Argentina que mire a todo el país, y que sepan que en todo el país viven argentinos y argentinas, y que como tales tienen derecho a acceder a los mismos beneficios y a las mismas ventajas que tiene la ciudad central del país que es la Capital Federal. (APLAUSOS); que no hay argentinos de primera y argentinos de segunda, y que eso no se arregla hablando de castas y de libertad retóricamente, eso se arregla como hicimos con Sergio, yo el 10 de diciembre termino mi mandato, tuve una enorme suerte, ser Presidente mientras Sergio era el Gobernador de La Pampa, cada una de esas siete veces que vine, vine a motorizar el desarrollo de La Pampa, acompañándolo a Sergio, acompañándonos mutuamente, y así lo hice con cada gobernador; por favor no retrocedamos, porque esto costó mucho; veo a muchas mujeres acá, por favor, trabajaron mucho para conquistar sus derechos, no puede ser que alguien venga a borrárselos de un plumazo, porque además queda mucho más derechos para conquistar la igualdad de la mujer con el hombre, tan solo sepamos que las empresas donde trabajan hombres y mujeres, en la misma jerarquía y en el mismo cargo el hombre gana más que la mujer, esa es una desigualdad insoportable; sepamos que los femicidios existen, y sepamos que la violencia de género existe, y lo digo un poco levantando la voz para que me escuchen los que no quieren escuchar, por favor, no retrocedamos; la mejor Argentina es la Argentina que dio la Educación Pública, tan liberales que son, tan liberales que son, deberían recordarles que la Educación Pública Obligatoria data del fin del Siglo XIX, que sus dos mayores impulsores fueron dos liberales de verdad, se llamaban Alberdi y Sarmiento, que ellos fueron los que se preocuparon porque los argentinos tuvieran educación pública; que después con los años trabajamos mucho para que los que trabajan tengan derechos, que con el correr de los años también trabajamos mucho para que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres y para que las minorías puedan vivir en condiciones de igualdad con el resto de los ciudadanos argentinos. No retrocedamos, todo eso está en riesgo, detrás de un falso discurso que habla que hay que terminar con una casta, con la casta que hay que terminar es la casta de los poderosos que han generado en la Argentina la injusticia social que se vive, y la justicia social no es una utopía, si es que todos nos ponemos de acuerdo podemos concretarla.

Gracias a todos y a todas. (APLAUSOS)