Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto de cierre del Primer Seminario de Infraestructura Regional ¿Qué Argentina queremos ser? en el Centro Cultural Kirchner

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto de cierre del Primer Seminario de Infraestructura Regional ¿Qué Argentina queremos ser? en el Centro Cultural Kirchner

Muchas gracias, gracias a todos y todas por estar hoy aquí, muchas gracias: antes de salir tuve una llamada con alguien del exterior y antes de salir “Gaby” me dijo:” mirá un portal, que está criticando un video, que es el que vimos recién” y lo criticaban y se preguntaban por qué pasan ese video, en un acto institucional. Y en verdad me preguntaba por qué se molestan, si en verdad y – efectivamente - lo que estamos discutiendo aquí es qué tipo de país queremos construir. De eso nos habló “Gaby”, en su maravillosa exposición de recién. Y es cierto que hay dos miradas de país, que además no necesariamente están claramente repartidas, en dos partidos, en dos sectores. Yo veo ahí a Emilio, Intendente de Santa Fe, que no es parte de nuestro gobierno y, sin embargo, está acá participando con nosotros y así seguramente tiene una mirada de integración de país, parecida a la nuestra.

Ahí veo a la querida María Emilia, Intendenta de General Roca, una maravillosa promesa, de la política argentina, que va a dar que hablar mucho, en el futuro, pero también veo a Intendentes del Gran Buenos Aires y veo a Intendentes del interior de las provincias y veo que todos estamos acá preguntándonos qué vamos a hacer de la Patria, de aquí para adelante, que esa es la cuestión, ese es el debate. Y creo que eso verdaderamente es lo más importante que nos ha planteado Gaby. ¿qué país queremos hacer? Y la discusión es siempre la misma: es un país para pocos o es un país que nos integre a todos.

Allá, en el año 2019, cuando estábamos en campaña, había quienes decían que el problema del país es que a la Argentina le sobraban 20 millones de personas, pero nosotros creemos que aquí no sobra nadie, todos hacen falta, todos son necesarios y a todos debemos abrazar.

En un país, que fue construido y desarrollado con una lógica de un tiempo, donde se le prestó más atención a la agricultura y a la ganadería, que a otras riquezas. Entonces se desarrolló un centro muy fuerte y se desarrollaron – como yo digo – dos países periféricos: el norte y el sur. Fue lo que pensó la generación del 80, donde hubo gente admirable, que yo admiro mucho, como Alberdi, Sarmiento. Pero – como dicen los sociólogos – cada fenómeno hay que analizarlo en un momento dado en una sociedad dada. Es muy difícil analizar la mirada de ellos en este presente, porque si ellos vieran este presente dirían: “qué macana, cómo marginamos al norte, cómo marginamos al sur”, pero eso ocurrió. Ahora los que estamos viendo esa marginación del norte y del sur, esas Argentinas periféricas, somos nosotros y lo que tenemos que resolver es si queremos que esas periferias sigan siendo periferias o se integren como parte rica del país. Esa es la discusión, desde el primer día, fue la discusión, que tuvimos cuando llegamos al gobierno. Miren, cuando hay carencias, cuando a nosotros nos toca pasar por un tiempo de vacas flacas, qué es lo primero que hacemos. Defendernos de lo que menos nos importa y entonces por ahí decimos: “bueno, ya este mes no vayamos al cine, porque podemos prescindir, este mes, del cine o este mes vayamos a comer menos afuera, porque podemos prescindir de algunas comidas afuera”. Bueno el gobierno que me precedió, cuando tuvo que ajustar, decidió prescindir de la salud, del trabajo, de la ciencia y la tecnología.

“No más preguntas para mí, señor juez”, dirían en alguna película, está todo dicho, está todo dicho. Y cuando llegamos – y Gaby no me deja mentir – el 70 por ciento de la obra pública estaba paralizada, y la deuda que teníamos era de 50 mil millones con las empresas constructoras. Y de allí, en adelante, nos dispusimos a prestarle atención al desarrollo del país, prestémosle atención. Entonces, un día en Mar del Plata, dije: “vamos a crear un ministerio para la vivienda”. Me mataron al día siguiente y decían que seguíamos creando burocracia. Pero no creábamos burocracia, sólo quería tener una persona que sólo piense en la vivienda de los argentinos, que es un serio problema todavía, en la Argentina y que no lo piense para el área metropolitana de Buenos Aires o para las grandes ciudades, que lo piense para el interior de la Patria. Y así surgió el ministerio de la Vivienda, lo sacamos siempre de lo que fue Obras Públicas e hicimos un ministerio autónomo; primero vino María Eugenia Bielsa, después vino Jorge Ferraresi y ahora Santiago Maggiotti, extraordinarios ministros todos, que lograron que hoy hayamos construido y entregado una casa a 110 mil familias. (APLAUSOS)

Ustedes dirán: “pero, Alberto, faltan un montón de casas más”. Claro, que es cierto, faltan un montón de casas más y hay que seguir en esa lógica, lo único que les quiero decir es que los cuatro años que me precedieron se entregaron y construyeron 14 mil casas. Nosotros multiplicamos por 10 ese número. ¿Y por qué lo hicimos? Porque sé que hay argentinos y argentinos que necesitan una casa y que el mercado no resuelve ese problema. Porque yo entregué casas, en El Impenetrable de Chaco; entregué casas en la poma, en Salta; entregué casas, en los Altos de Catamarca, pueblos muy chiquitos, donde viven argentinos y argentinas, que merecen la atención del resto de la Argentina para poder desarrollarse.

Así como hice con la vivienda, me preocupé – por ejemplo – con la educación, donde tuvimos muchísimos problemas, porque el sinsabor de la pandemia, todo lo dificultoso que fue dar y recibir clases, en la pandemia, sin embargo, seguimos avanzando, pues apostamos a la educación, al conocimiento, a la ciencia y a la tecnología.

Ahí lo veo al Rector, de la Universidad de San Martín, en esa universidad, en pocos días más, van a terminar de lanzar la primera vacuna contra el COVID, hecha en la Argentina. (APLAUSOS).¿y quiénes hicieron eso? Científicos y científicas del CONICET, profesores y profesoras de la Universidad, asociados a empresas privadas. No es verdad que la Argentina está condenada a ser el supermercado del mundo, porque yo que sé lo que fue, quiero buscar una vacuna contra el COVID y sabiendo que ahora es posible que el COVID se convierta en un problema permanente, que todos los años, así como nos damos la vacuna contra la gripe, tengamos que darnos la vacuna contra el COVID. Entonces, me queda la tranquilidad de quien me suceda vaya a ver al Rector para tener una vacuna y no a tener que andar golpeando las puertas de los poderosos, que se quedaban la vacuna para ellos y a nosotros nos hacían penar por el mundo buscando una vacuna que le dé salud a nuestro pueblo. (APLAUSOS).

Ahora, algunos dirán: “qué manera de gastar plata, si ya hay vacunas contra el COVID en todos lados”. Eso es inversión, eso es inversión. Días atrás, vino a verme el presidente de los laboratorios Richmond y está terminando el primer laboratorio para hacer vacunas, de última generación, con el ARN mensajero. ¿Es así? Que es la última generación de vacunas y lo hizo un empresario argentino, que invirtió pidiendo dinero, al mercado; muchos argentinos confiaron en él, el estado también confió en él y estamos a punto de ver lanzada esa planta, que va a poder hacer las vacunas más específicas y más difíciles de hacer, que hoy se conocen y las vamos a hacer, en la Argentina. ¿Por qué? Porque apostamos al conocimiento, porque apostamos a la ciencia, porque apostamos a la tecnología.

Días atrás, fui a Lima a ver la construcción de una central nuclear, energética, un prototipo, en cien por ciento, diseñado en la Argentina y construido y en la Argentina. ¿Por quién? Por el INVAP, una empresa, que tiene sede en Río Negro, con científicos y científicas argentinas. Somos en el mundo, en materia de energía nuclear, uno de los pocos países que es capaz de construir este tipo de maquinarías no solamente para la energía, sino también para la atención médica. ¿Y eso quién lo hace? El Estado, porque el INVAP es una empresa del Estado y con quién los hace. Con argentinos y argentinas, que estudiaron, en el Balseiro, que estudiaron en distintas universidades públicas del país y que ponen todo su conocimiento y todo su esfuerzo, allí, para que nosotros lo aprovechemos. Y lo conseguimos.

Y también somos uno de los diez países del mundo, que pone en órbita satélites georreferenciales, ya pusimos dos, el segundo lo pusimos en plena pandemia y estamos construyendo el tercero. Ahora, no tenemos que ir más a Cabo Cañaveral, para que nos den un turno para que nuestros satélites se pongan en órbita. Entonces, ¿qué empezamos a hacer? Empezamos a construir nuestro propio cohete propulsor y esperamos que, en un año más, el próximo satélite salga, de Bahía Blanca, salga de algún lugar de la costa patagónica y ahí tendremos plena soberanía para poner satélites en órbita que sirvan a los argentinos y sirvan a toda la región. (APLAUSOS)

¿Y quiénes hicieron eso? Argentinos y argentinas, con recursos del Estado, asociados a empresas privadas, en algunos casos. Todo esto de lo que estoy hablando se llama infraestructura, no estoy hablando de la salud, porque se enojan por el video, porque había quienes se enorgullecían y decían: “no voy a abrir más hospitales”. Después vino la pandemia y salimos, con Gabriel, a construir hospitales a diestra y siniestra porque no dábamos abasto; de la noche a la mañana descubrimos que necesitábamos 4 mil camas de terapia intensiva y tuvimos que ponerlas y las pusimos.

Y un día descubrimos que, en Córdoba, había dos hermanos, un ingeniero y un médico, que hacían respiradores artificiales automáticos, de última generación, y claro vimos que todo el mundo estaba buscando respiradores artificiales automáticos para atender, en la pandemia y le fuimos a decir, que le comprábamos toda la producción. Y ellos dijeron: “no, tenemos todo vendido”. Entonces, prohibimos la exportación, les pagamos a la empresa lo que esa exportación les dejaba, le ayudamos a levantar la planta y hoy producen el doble y fueron ellos los que nos permitieron poner, en cada una de las 4.000 camas, de las terapias intensivas, un respirador automático en la pandemia. ¿Quién hizo eso? Dos argentinos, dos cordobeses. ¿Con qué lo hicieron? Con ayuda del Estado, yo no sabía – como ustedes ahora se deben estar enterando – que los respiradores automáticos era algo tan codiciado en el mundo y que son pocos los productores de respiradores automáticos. La Argentina es uno, en este caso por vocación y voluntad de dos hermanos.

Y así atendimos la pandemia, y no dejamos de construir hospitales, porque nosotros queremos tener la tranquilidad de que cada argentino que se enferme tenga la atención médica, que merece, acá y en cualquier lugar del país. 50.000 millones de pesos destinamos a mandar, al interior del país, infraestructura tecnológica, todos los equipamientos que sirven para la atención médica, pucha no me sale la palabra, ah, los resonadores, todo eso, todo eso descubrimos que había provincias que no tenían ninguno. Ustedes saben, que cuando empezó la pandemia había un aparato que no permitía detectar si la gente estaba o no infectada. Había uno solo, entonces, y dónde estaba. En el Instituto Malbrán y yo me desesperaba porque claro el conteo de víctimas, que caían en la pandemia, infectada era muy lento, porque a un fueguino le hacían el hisopado, mandaban el hisopo a Buenos Aires para que acá vea si estaba contagiado o no. ¿Eso es posible? Sí, eso fue posible y eso ocurrió, en la Argentina. Pero ahora que dejo el gobierno, saben la tranquilidad que tengo, que en cada provincia hay uno de esos aparatos, ya no van a depender de Buenos Aires ni del Malbrán. Van a depender de sus provincias. (APLAUSOS). Es un secuenciador genético, es un aparato de última generación, es caro, pero lo merecen tener los porteños: lo merecen tener los jujeños; lo merecen tener los fueguinos; todos merecen tenerlo y no estar supeditados a esperar qué le cuentan en Buenos Aires.

Nosotros realmente creemos en que una sociedad puede crecer si el desarrollo científico, si el desarrollo de la infraestructura, porque a todo esto también hay que ver lo que significa todo eso, no solamente es la construcción de escuelas, de hospitales, hay que construir los caminos que lleguen a esas escuelas y a esos hospitales, hay que construir las condiciones en las ciudades que van creciendo, allí en el Impenetrable chaqueño inauguramos las plantas de agua que no tenían, y saber privilegiar las necesidades, el Coqui Capitanich me contaba que ahora en junio estaba peleando que el 20 de junio que vaya al Chaco o al gasoducto, pero “Coqui” me contaba que hizo un acueducto que lleva agua potable a 400 mil chaqueños que hoy no tienen agua potable, lo vamos a inaugurar en junio. Ustedes dirán, ¿y este dato, porqué me tira este dato?, porque lo que pasa es que el dinero que estaba destinado para construir ese acueducto, se utilizó para construir el Paseo del Bajo, y los que éramos vecinos de Puerto Madero nos venía muy bien, ¿pero ¿cuál era la urgencia, que los vecinos de Puerto Madero vayan con sus autos más rápidos, o que los chaqueños tengan agua? ¿Cuál era la urgencia? Para mí la urgencia es que agua tengan todos los argentinos y todas las argentinas. (APLAUSOS)

Crecimos, crecimos mucho, nos caímos en la pandemia, tenía razón yo cuando decía no me van a convencer, de la economía me puedo recuperar, pero una vida que se me va se me va, y esa no la puedo recuperar. Cuando me recomendaban: “dejá abierta la economía, que los que tenga que caer que caigan, van a caer igual”.

Hay un dato que nadie cuenta, en la Argentina en la pandemia se contagiaron once millones de personas, 130 mil, lamentablemente, se fueron. De las 10.870.000 personas que la salud pública salvó en la Argentina nadie habla, y debemos hablar, porque ese no es mérito de un presidente, es el mérito de una comunidad médica que se puso al hombro la pandemia para sacar adelante a toda la población y salvar todas las vidas que hacían falta. (APLAUSOS) ¿Eso saben qué es?, eso es la Argentina, esos somos los argentinos y las argentinas, eso somos.

En pandemia también tengo que decirlo, en este año cumplimos 40 años de democracia, nuestras Fuerzas Armadas, de las que estoy orgulloso, se pusieron a la par de todos los ciudadanos para ayudarnos a salir de la pandemia, hicieron el Operativo Belgrano que fue el mayor operativo que han hecho en las últimas décadas, y debemos estar agradecidos también a los hombres y las mujeres de nuestras Fuerzas Armadas, ellas también hicieron mucho. (APLAUSOS)

Teníamos que hacer infraestructura, todo esto que estoy diciendo solo es posible si hay alguien que construye universidades, si hay alguien que construye escuelas, si hay alguien que construye jardines de infantes, si hay alguien que atiende las necesidades de nuestros adultos, ahora estamos construyendo para nuestros jubilados la vivienda activa, casa activa, que es un lugar para evitar que nuestros jubilados vayan a un geriátrico y puedan vivir en comunidad con otras personas adultas como ellos, en lugares muy lindos, ya tres los hemos terminado, y hay treinta que se están construyendo.

Pero todo esto que yo digo solo fue posible si nosotros tuvimos un equipo que llevara adelante la obra pública, como la llevó adelante, y acá un homenaje, al “Kato”. (APLAUSOS)
Muy merecido, muy merecido, siempre digo yo, con Gabriel somos amigos y nos queremos mucho y tenemos una mirada común de la vida, pero es muy importante que la obra pública se haya vuelto a poner de pie de la mano de una persona íntegra, decente, austera y trabajadora como Gabriel Katopodis (APLAUSOS)

Ahora, el trabajo que ha hecho Infraestructura fue inmenso, como el de Vivienda también, son trabajos inmensos, inconmensurables, son difíciles de pensar que alguien pueda hacerlos. Gabriel al fin de cuentas, al cabo de ya concluyendo este mandato, va a decir si hay más de cien mil obras públicas pusimos en marcha de un modo o de otro desde el Ministerio, y va a tener un dato más, que casi 3500 obras públicas ya están terminadas, o sea que las empezó, las terminó y las entregó y están funcionando, lo pudo hacer, lo pudo hacer con una transparencia absoluta, en un país que había llegado a convencerse de que esa transparencia absoluta no era posible, lo pudo hacer, y ahí obviamente contó con toda mi decisión, porque yo.., ya dije lo que tenía que decir, no voy a volver a decirlo porque si no se hace mucho ruido, pero que hayamos podido recuperar la obra pública como se recuperó vale mucho, y vos tenés mucho que ver, “Gaby”, de verdad. (APLAUSOS)

¿Qué nos queda por delante? Nos queda por delante lo que no quieren que les mostremos en el video, vamos a decir la verdad, lo que no quieren que les mostremos en el video, no quieren, no quieren, no quieren que le hablemos que nosotros ya llevamos entregadas 106 mil casas, más o menos, y ellos entregaron 14 mil casas con el crédito UVA y le arruinaron la vida a mucha gente, no quieren que lo digamos, pero fue lo que pasó, ¿y por qué pasó eso? Porque ellos creían que el problema de la vivienda lo iba a resolver el mercado; el mercado resuelve el problema de la vivienda para algunos, que son los que más tienen, para otros no.

No quieren que les recordemos que decían que les recordemos que decían que sobraban universidades en el Gran Buenos Aires, porque total los hijos de los pobres no llevan a las universidades, pero aquí veo a uno de los rectores de una magnifica Universidad como es la de San Martín, pero podría hablar de La Matanza, podría hablar de la de Quilmes, podría hablar de la de Avellaneda, podría hablar de cualquiera de las universidades, la de José C Paz, cuando uno empieza a preguntar, el noventa por ciento de los que allí estudian son primera generación de universitarios de familias trabajadores, y yo siempre cuento la misma anécdota, me la van acuchar una vez más, la Argentina necesita muchas más universidades, muchas más, muchas más universidades en el interior del país, ¿saben por qué?, porque cuando la Universidad de Buenos Aires, mi Universidad, a la que amo, en la que estudié, estudió mi padre, mis hermanos, en la que sigo enseñando, cumplió doscientos años, me regaló Barbieri, el rector de entonces, la ordenanza que creaba la Universidad de Buenos Aires, ¿saben lo que decía esa ordenanza? Esa ordenanza decía que las familias criollas que viven Buenos Aires no pueden seguir mandando a sus hijos a estudiar a Córdoba, a Chuquisaca o Europa, por lo tanto, necesitan una universidad que esté cerca de sus casas para que sus hijos puedan estudiar, si ese derecho tuvimos los porteños, ¿por qué no es el derecho de cada argentino y de cada argentina que viva en el interior de la Patria? ¿Por qué no? (APLAUSOS)

Por lo tanto, ahí también tenemos una diferencia, yo quiero que florezcan muchas universidades, y que ningún chico tenga que hacer mil kilómetros, soportar el desarraigo, tener que buscar cómo sobrevivir lejos de su familia porque no tienen una universidad cerca. La universidad tiene que ir a los chicos, no los chicos a la universidad, y está visto que, si la universidad va a los chicos, los chicos llenan la universidad, no es verdad que no quieran estudiar, lo que es verdad es que se les hace difícil si la universidad no está cerca. Ahí tenemos una diferencia, en el gobierno que nos precedió, ¿saben cuántas obras de infraestructura universitaria hubo? ¿Saben cuántas llevamos nosotros adelante? 167. Somos distintos, gracias a dios que somos distintos, somos distintos porque no dejamos de pensar en el otro, no dejamos de pensar en el que está lejos, cuando fui con María Emilia a inaugurar las casas en General Roca tenía una alegría enorme yo, enorme, allá, donde la patria parece casi un desierto, ahí estamos poniendo casas para que la gente de General Roca viva mejor, la misma alegría que tuve cuando fui al Impenetrable, a Salta, a Catamarca, a pueblos muy pequeños de los que nadie se acuerda. Es la misma alegría que tuve cuando inauguramos el edificio de la Universidad de Tierra del Fuego, y la misma alegría tuve cuando inauguramos el edificio de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Misiones. ¿Qué es lo que estamos haciendo? Integrando a la Argentina; ¿qué es lo que estamos haciendo? Terminando con esa Argentina de los márgenes, integrando a la Argentina, ese es el deber que tenemos.

Algunos dicen “yo estoy contra el sistema, soy el antisistema”, se tiran todos pelos para adelante y andan a los gritos, pero la verdad son los mayores defensores de este sistema de injusticia que nosotros queremos cambiar, los mayores defensores, nosotros no podemos seguir viviendo en tanta injusticia. Ayer me pidieron mis amigos del Grupo de Puebla que mande un video porque hay una reunión, en Europa, en Bruselas, del Grupo de Puebla con parlamentarios europeos, me pidieron a Lula y a mí. Y yo hablaba de la enorme desigualdad en que vivimos, que no podemos seguir soportando, no podemos seguir callando. Porque además la pandemia la puso al descubierto, no la estoy inventando yo. Sepamos todos que vivimos en el continente más desigual del mundo, donde la brecha entre ricos y pobres es más amplia; sepamos también que hay once personas que acumulan una fortuna semejante a la riqueza del cuarenta por ciento de la humanidad, si quieren saber cómo funciona el mundo, piensen en las vacunas, el diez por ciento de la humanidad se quedó con el noventa por ciento de las vacunas, y el noventa por ciento de la humanidad penaba por hacerse de alguna de ese diez por ciento de vacunas que quedaban restantes. El día que el capitalismo se preocupó más por lo financiero que por la producción, el capitalismo comenzó a ser espantoso.

Nosotros seguimos creyendo en producción, seguimos creyendo en el trabajo, hoy me mandó Kelly Olmos el último informe, llevamos 32 meses consecutivos de creación de empleo registrado. (APLAUSOS)

Perón decía que gobernar es crear trabajo, estamos tranquilos Gaby, creamos mucho trabajo, no todo lo que quisiéramos, pero creamos trabajo, aun así, tenemos los índices de desocupación más bajos en muchos años; tenemos provincias con desocupación cero; ahora tenemos un norte que tiene todo para crecer y hacerse rico, que tiene el litio, que tiene el cobre, que tiene el oro, que tiene la plata, que tiene la agricultura y la ganadería, y tenemos una Patagonia que tiene esa costa inmensa que puede aprovechar la pesca, que va a darnos gas a nosotros y al mundo durante muchos años; que puede desarrollar toda la energía para el hidrógeno verde, ahora el norte y el sur tienen muchas oportunidades, y lo que debemos hacer desde el Gobierno Nacional es abrirles las puertas a las oportunidades con infraestructura.

Un dato de color, cuando llegamos al Gobierno la inversión en ciencia y tecnología se distribuía del siguiente modo: el 80 por ciento de la inversión iba al área metropolitana de Buenos Aires; el 20 por ciento de la inversión iba al interior del país, hoy es exactamente al revés el 80 por ciento de la inversión en ciencia y tecnología va al interior del país, y el 20 por ciento queda en el área metropolitana de Buenos Aires, y uno descubre, por ejemplo, que Danone que desarrolla un yogurt con una bacteria propicia para el consumo humano, que hace bien al consumo humano, ¿y quién desarrolló eso? Una investigadora de Tucumán.

La Argentina existe porque nosotros creemos esto, y porque somos muchos más los argentinos que confiamos en la solidaridad antes que en el individualismo, somos muchos más los argentinos que no creemos que vivimos en una sociedad de cuarta, somos muchos más los argentinos que valoramos lo que otros argentinos hacen.

Una vez, y con esto termino, diciendo como dice el slogan de este seminario: “¿Qué Argentina queremos ser?”, este es el debate, porque hay dos argentinas en pugna, y dejemos de mentirnos, digámoslo claramente. Una vez decía Ángela Merkel en una de las reuniones que tuve con ella, me escuchaba, me hablaba mucho de América Latina, y en un momento me dijo: “¿le puedo hacer una pregunta que no entiendo? Yo hablo y leo la situación latinoamericana, pero Argentina es muy distinta, dice, es distinta con la educación pública, es distinta con la salud pública, es distinta con el estado de bienestar, porque sus trabajadores tienen un montón de derechos que otros países no tienen, ¿cómo se explica eso?” La miré y le dije: “lo que pasa es que Perón pasó solo por Argentina”. (APLAUSOS)

Por eso cuando Gabriel recién al terminar su discurso levantaba las ideas de lo que representa el peronismo, me acordaba de aquella anécdota con Ángela Merkel, y en verdad todos tenemos el deber moral, el deber ético, la obligación de construir un país que a todos contenga, de terminar con el país de los privilegios, de terminar con el país para pocos, de terminar con la discusión de si el Estado hace falta o no hace falta, y de una vez por todas tenemos que tener el sueño de construir una sociedad más justa y más igualitaria. Con Gabriela siempre decimos que allá en los años ochenta la utopía que teníamos nosotros era que la democracia dure, Alfonsín había empezado y cada dos por tres tenía alguno que se le pintaba la cara.

La palabra utopía suena a algo que está en nuestra alma pero que nunca se va a realizar, pero tengo la alegría de ser el presidente de los 40 años de democracia, quiere decir que esa utopía que tenemos con Gabriela y con nuestra generación fue posible hacerla, la concretamos, no fuimos nosotros dos, fuimos todos los que concretamos la utopía de la democracia. Ahora nos queda otra utopía, la utopía de la igualdad, de desarrollar un país igualitario, esa es mi utopía, ese es mi sueño. Antonio Cafiero decía siempre: quién sueña solo, solo sueña, pero quien sueña con otros puede cambiar el mundo, sueñen conmigo, vamos a cambiar la Argentina.
Gracias a todos y a todas, gracias Gabriel (APLAUSOS)