Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el lanzamiento del programa federal "Mi Pueblo Conectado", en la localidad bonaerense de Benavídez, provincia de Buenos Aires

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el lanzamiento del programa federal "Mi Pueblo Conectado", en la localidad bonaerense de Benavídez, provincia de Buenos Aires

Gracias a todos y todas por estar aquí, gracias a quienes me precedieron en la palabra, a ver algunas reflexiones sobre este programa “Mi pueblo conectado”: miren, la primera reflexión que debemos hacer es el tiempo en que vivimos y aquello a lo que aspiramos.

Leía – el otro día – una declaración, que decía, que finalmente, los argentinos la verdad estaban muy decepcionados por los ocho últimos años, de la Argentina, porque la política no daba respuestas. Y es cierto que las decepciones deben haber sido muy distintas, porque la decepción de los cuatros años que precedieron, a nuestro gobierno, tienen que ver con tiempos, donde la desocupación creció, donde las Pymes se cerraron, donde la inflación llegó al 54 por ciento, donde el país se endeudó como nunca se había endeudado, donde vimos fugar 23.000 millones de dólares, en dos meses, de la noche a la mañana, y la decepción del presente es una decepción que tiene que ver con que, aunque hayamos creado, un millón y medio de trabajos informales, y aunque hayamos creado 600.000 puestos de trabajo registrado, aunque llevemos 30 meses consecutivos de crecimiento de trabajo registrado, efectivamente, hay problemas que nos quedan por resolver y que nos preocupan.

Aunque tuvimos que asumir, el enorme problema de la deuda, fuimos lo suficientemente despiertos – en aquel momento – para decirle al Fondo: “mira, pongamos una cláusula que diga que si las condiciones económicas, de la Argentina, que este programa proyecta no se cumplen, por razones ajenas a la voluntad de la política económica argentina, entonces tendremos que repensar el programa que estamos poniendo. Y ese es el enorme trabajo, que está haciendo Sergio, hoy, el enorme trabajo en función de aquella cláusula, que además específicamente pone un tema, que una de las cláusulas que produzcan un desfasaje, en el programa económico, sea el cambio climático. ¿Cómo se llama, en la Argentina? Sequía, ahora antes del cambio climático, también tuvimos un episodio, totalmente ajeno a la economía argentina, que se llamó guerra y que impactó sobre todo el mundo. ¿Y cómo impactó? Impactó, fundamentalmente en el aumento de los precios de la energía y en el aumento de los precios de los alimentos. ¿Es un problema argentino? Es un problema, donde la Argentina se potencia, porque nosotros arrancamos con 54 puntos de inflación y por lo tanto se hace mucho más grave ese problema.

Ahora, es un problema del mundo entero. Hace, unos días, lo hablamos con Andrés López Obrador; lo hablamos con Lula; lo hablamos con Boric; lo hablamos con Arce y qué nos plantemos. Nos planteamos que es un problema que tenemos todos y vamos a ver si en la región podemos resolverlo como región. Y ahora, el 5 y 6 de mayo, nos volvemos a juntar para – presencialmente –abordar el problema, que tiene la inflación, porque todos nosotros somos conscientes lo que cuesta ir al supermercado, somos conscientes lo que le cuesta a un argentino, a una argentina pagar un alquiler. Todos somos conscientes y tenemos que resolverlo, en un contexto muy complejo.

Días atrás, le mandaba al Canciller las imágenes, se las mandé a Agustín, también, de Oxford Street, en Londres, sobre la cantidad
de gentes viviendo y durmiendo en la calle, porque el Estado los dejó desamparados, sin vivienda. La Argentina tiene otra lógica, nuestro gobierno tiene otra lógica. Por eso yo digo que esas comparaciones, a veces, son odiosas, porque no todos creemos lo mismo en la política, efectivamente no todos creemos lo mismo, somos distintos, somos muy diferentes: algunos, piensan que el Estado está demás, entonces piensan que todo esto debería hacerlo la actividad privada; algunos piensa, que la Argentina, es un país, que – en el tiempo en que el mundo hizo la famosa división del trabajo – bueno, debió dedicarse pura y exclusivamente a la industria agropecuaria, y ganadera y limitarse a eso, y nuestra tarea era producir granos y exportarlos, producir vacas y exportarlas. Y hay otros que creemos que no, que eso es muy importante, pero que también podemos pensar, en un país, que se industrialice y que se tecnifique, en un país que se desarrolla cómo se desarrolla el mundo desarrollado. Que esa idea países, que producen granos, para que alimenten las vacas o los cerdos, de China, o de cualquier otro lugar del mundo, no está condenado a hacer eso, pues es un país que puede hacer eso y puede industrializar el maíz, convertirlo en un pollo y el pollo vale mucho más que el grano de maíz o convertir el maíz, en alimentos para seres humanos; convertir la soja en aceites para seres humanos o en biodiesel para desarrollar la energía limpia. Algunos creemos eso y otros creen lo contrario.

Días atrás escuchaba a un pretenso candidato a presidente decir que él – como Diputado – no había votado la Ley de Cardiopatías Infantiles, que ustedes saben es la tercera causa de muerte, en la Argentina, la cardiopatía infantil generada, que – generalmente – se resuelve con una intervención quirúrgica, que les salva la vida a los chicos y viven su vida normalmente. Y ese proyecto de ley lo que disponía era que el Estado se hiciera cargo de eso, porque el hijo, de una familia pudiente, puede hacerse esa operación, pero el hijo de una familia, que no tiene recursos condena ese hijo a vivir con esa cardiopatía, cuando puede salvarle – en el mismo momento de nacer – y darle una vida feliz, por el resto de su existencia. Y el entrevistado dijo: “no, yo voté en contra, porque ese es un problema de la actividad privada”. Ah, bueno, entonces habrá argentinos de segunda que nazcan con hijos, con esa cardiopatía y que estarán condenados porque no podrán ser operados o todos seremos iguales y todos recibiremos el mismo trato.

Cuento esto, porque es la misma lógica que cabe en esta instancia, ¿En qué país queremos vivir? ¿Queremos vivir en un país que contrate celdas en satélites que otros lanzan al espacio o queremos ser los dueños de las celdas y lanzar esos satélites al espacio?

En este momento Arsat con INVAP, otra empresa maravillosa. Acá en INVAP se concentra la más alta calidad científico y tecnológica que hoy la Argentina tiene en materia de desarrollo tecnológico. Acá se está construyendo el tercer satélite que vamos a poner en órbita. Y está vez pretendemos hacerlo desde Bahía Blanca, no tener que ir Cabo Cañaveral a lanzar el satélite. Hacer nuestro propio propulsor y lanzarlo con nuestro propio propulsor y ponerlo en órbita.

Pusimos un satélite en órbita en plena pandemia, no hay que olvidarse, ¿Y por qué lo hicimos? Porque lo creemos necesario, porque son esos mismos satélites los que nos permite pensar hoy en mi pueblo conectado. Sin esos satélites orbitando nosotros no podríamos pensar en hacer un programa como este, no podríamos pensarlo porque no tendríamos de donde recibir la señal que nos traiga internet a esos pequeños pueblos, que en la poesía de Hamlet Lima Quintana estaba bien descripta.

Hoy creo que estamos dando un paso muy importante, no solamente en materia de conectividad, que definitivamente lo es, porque en los tiempos que vivimos alguien que no accede a internet queda muy atrás en materia de recursos para obtener conocimiento. El internet del presente -a algunos les gusta más, a algunos les gusta menos- pero casi se ha convertido en la biblioteca del siglo XX. Y cuando alguien quiere saber algo, pone una palabra en un buscador y el buscador le tira todos los datos sobre aquello que está buscando y puede informarse, puede conocer. Desconectarse de internet es vivir casi afuera del mundo del presente y eso no es posible que ocurra en 370 ciudades y pueblos del país que identificó el Ministerio de Interior inicialmente, sobre los que trabajó después el Ministerio de Defensa y fundamentalmente nuestro querido Ejército, un Ejército de la democracia, que trabaja en favor de los ciudadanos y que hoy podemos, gracias a los 400 y pico de millones de pesos que está poniendo el Estado Nacional para comprar instrumental, para poner en marcha todo esto en esas 370 ciudades y toda la inversión que significa la conectividad, que también hace el Estado Nacional, trabajando con provincias y municipios.

Nosotros estamos dando un paso muy importante en favor de la calidad de vida de la gente y un paso que iguala a la sociedad argentina, porque el acceso a internet, el acceso al conocimiento no es patrimonio de unos pocos, es patrimonio de cada uno y de cada una de las argentinas y argentinos que habitan esta patria, de todos, absolutamente de todos. Y de lo que no podemos desentendernos es del conjunto, máxime en un año en que celebramos los 40 años de democracia, no podemos hacer eso. En 40 años de democracia llevar internet es democratizar a la sociedad; La palabra democratizar tiene que estar en la cabeza de todos nosotros, más democracia es mejor condición de vida de la sociedad.

Y entonces hoy, este año que cumplimos 40 años de democracia, felicito a los que ayer en Neuquén, en Río Negro, ganaron las elecciones, felicito a los pueblos, de Río Negro y de Neuquén que votaron en libertad y votaron como creyeron sus convicciones y reafirmaron de ese modo la democracia en sus provincias.

Pues bien, creo que esto es parte de esa reafirmación democrática que todos los días debemos dar, todos los días. La democracia no es una retórica, no es un juego retórico, no es un juego de palabras, no es un juego de reafirmar, es animarnos a ampliar derechos, como lo hizo Perón, como lo hizo Eva, como lo hizo Néstor, como lo hizo Cristina y como quiero hacerlo yo. Es también poner en valor la palabra del pueblo, y la verdad, poner en valor la palabra del pueblo no es solamente dejar hablar al pueblo, es atender lo que el pueblo necesita.

Digo todo esto porque este es un muy buen ámbito para poner en valor lo que el Estado representa para esas comunidades aisladas que tiene la Argentina. Es un buen lugar para reflexionar sobre lo que debemos hacer para llevar igualdad a todos los rincones de la Argentina. Es un buen momento para darnos cuenta que la igualdad no impera entre nosotros, que la desigualdad es grande y que debemos terminar con esa desigualdad. Y es un buen momento para entender que son muchos los caminos que hay que transitar para generar la igualdad.

Está claro que tenemos que seguir teniendo un programa económico que nos permita no frenar el desarrollo argentino, que nos permita seguir con esos datos de crecimiento del empleo que Agustín marcaba recién, que nos permita encontrar esos pueblos que Wado mencionó, detectó como pueblos que necesitaban el servicio de internet, la televisión digital. Eso también es hacer democracia, eso también es igualar a nuestros pueblos.

Hoy estamos en democracia haciendo algo para igualar a nuestro pueblo, es un día de celebración. Gracias a todos y todas por estar aquí.