Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en la inauguración de la cuarta edición del Festival “Nosotras Movemos el Mundo”, en el Centro Cultural Kirchner

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en la inauguración de la cuarta edición del Festival “Nosotras Movemos el Mundo”, en el Centro Cultural Kirchner

Muchas gracias. Gracias a todas, todos y a todes.

El mundo ha cambiado mucho, gracias a Dios. Algunas cosas para bien, algunas cosas no tan para bien; pero para bien ha cambiado que el mundo, se va encaminando hacia un proceso de igualdad que, definitivamente, es necesario. Si uno mira cine de hace 30 años se da cuenta lo distinta que era la cultura, se da cuenta cuál era el rol que la sociedad tenía preparada para la mujer, se da cuenta cómo discriminaba a la diversidad. Y la verdad que el mundo fue evolucionando, insisto, para mejor, y fue logrando caminos hacia esa igualdad que, objetivamente, hacía falta porque nada más horrible hay en una sociedad que la desigualdad, y más horrible es la desigualdad que tiene que ver con el género. Definitivamente es algo imperdonable, inadmisible, algo inconcebible.

Cuando yo llegué al gobierno creé algún par de Ministerios, algunos me dijeron: “No, eso no tiene sentido”. Algunos los hice Ministerios porque antes habían dejado de serlo: Salud, Cultura, Ciencia y Tecnología, Trabajo. Y creé dos, si no me equivoco fue el Ministerio de Vivienda y el Ministerio de La Mujer y Diversidad. Y, ¿Por qué lo hice?: Porque creía que definitivamente iba a haber alguien que solo piense en eso. Necesitaba a alguien que solo piense en la vivienda de la gente, necesitaba a alguien que solo piense en terminar con los sistemas de desigualdad que había entre nosotros.

Ahora, en la campaña muchas veces lo dije, me preguntaron sobre algunas cosas que muchos consideraban inconveniente hablar. Me hablaban de la interrupción voluntaria del embarazo, por ejemplo, y me decían: “¿Pero tiene sentido que digas lo que pensás?: Sí. Y tiene sentido que digamos que definitivamente hay que legalizar el aborto, ¿Saben por qué?: Porque me importa la vida de las mujeres, solo por eso. (APLAUSOS) Algunos me decían también cuál era el momento oportuno para hacer esa ley. Me acuerdo que un día vino Vilma y me dijo: “Mira, tenemos todas las condiciones para hacerlo en este momento”. Este momento del que hablaba Vilma, era en medio de la pandemia. Y entonces, todos me decían: “Che, no es buen momento que en el medio de la pandemia hagamos esto”, pero si teníamos un problema de mujeres que morían como consecuencia del aborto, ¿Cuál era el tiempo para hacer eso?: El más rápido posible. Así que le hice caso a Vilma y le dije: “Mandémoslo”. Pero ya en la campaña, que ya había hablado sobre la interrupción del embarazo, me decían: “Bueno, pero hay muchas mujeres que tienen que abortar porque no están en condiciones económicas de mantener a sus hijos”, y entonces, propuse hacer una ley que se llamó la Ley de los 1.000 Días, donde le garantizábamos salud y alimentación adecuada a la mujer, desde el momento del embarazo hasta que su hijo tiene dos años, que es el momento donde la alimentación del ser humano tiene singular importancia, porque en ese momento es donde el desarrollo del ser humano lo va a determinar en el futuro. Un chico mal alimentado tiene problemas de conocimiento, de comprensión en el futuro. Entonces, para mí era muy importante decirle a una mujer que si quería tener a su hijo, lo tuviera y que supiera que tenía la garantía del Estado de acompañarla en esa decisión; y también decirle a quién no quería tenerlo que en esas condiciones podía no tenerlo y era absolutamente legal. Y lo hicimos. Mandamos las dos leyes al Congreso.

Y ustedes dirán, ¿Por qué cuenta todo eso este tipo? Primer punto: la verdad es que yo, honestamente le digo, lo único que hice fue subirme a la marea de ustedes. En verdad, lo que pasó en Argentina no lo hizo Alberto, lo hizo un aluvión de mujeres que salieron a las calles a reclamar por sus derechos. (APLAUSOS) ¿Qué mérito puede caberle a Alberto? Bueno, en todo caso tiene mérito de haberse dado cuenta que allí había un reclamo justo, un reclamo necesario y un reclamo importante y había que darle respuesta a ese reclamo, y entonces, como me tocaba ser el Presidente y tenía el poder que tenía, dije: “Bueno, hagamos lo que toda esta marea humana nos está diciendo cada 8 de marzo”. Eso fue lo que hicimos, no fue otra cosa. Yo me acuerdo que cuando en la campaña hablaba de estos temas, decía: “Yo solo quiero que me dejen ponerme al frente de esta marcha, no quiero que detengan ninguna marcha. Déjenme poner al frente, que yo voy a hacer que lo que ustedes reclaman, poco a poco, se vaya cumpliendo”, porque era imposible seguir viviendo en esa sociedad. Era imposible. Una sociedad violenta con el género, una sociedad violenta con la discriminación, una sociedad violenta con la mujer. Y eso hay que seguir profundizándolo. Por eso, este: “Nosotras movemos al mundo”, aunque me pone un poco mal, porque nosotros también tratamos hacer algo por mover el mundo, entiendo que es una convocatoria muy genuina, de mujeres que movieron el mundo, muchos años, muchos siglos, sin que nadie reconociera que movían al mundo. (APLAUSOS)

Y yo les decía que mandamos esos dos proyectos de ley allá por octubre del 2020 y salió aprobado a finales del 2020, en diciembre del 2020. Y claro, muchas tenían mucho miedo porque un año y medio antes, eso se había intentado, había naufragado en el Senado, pero había una diferencia, que ahora el Presidente llamaba a los gobernadores para decirles: “Che, acá hay un espacio social muy importante que está reclamando esto, por favor acompañen esto”, y no les decía: “Por favor, no lo acompañen”. Esa fue la diferencia. (APLAUSOS)

Y ahora voy a decir ¿por qué contaba todo esto? Contaba todo esto porque en estos días hemos tenido algunos datos. Por ejemplo, supimos, que la Argentina ha registrado, en el año 2021, la tasa más baja de mortalidad infantil, en toda su historia. (APLAUSOS) ¿Eso qué significa? Que la Ley de los Mil Días tuvo mucho sentido, tuvo mucho sentido; la Ley de los Mil Días y un conjunto de leyes menos trascendentes y normas que sacamos, desde el ministerio de Desarrollo Social, desde el ministerio de Salud, pero que tienen que ver con los recién nacidos, con esa primera infancia; entonces tenía mucho sentido mandar aquella ley y aquí están los resultados.

Y también nos enteremos, que en el 2022, las muertes de mujeres en ocasión de embarazos, que culminaban en un aborto, bajó un 40 por ciento. (APLAUSOS). ¿Eso qué significa? Que teníamos razón, cuando decíamos: “hay que sacar cuanto antes esta ley para que dejen de morirse mujeres” y hay que terminar con la hipocresía, porque sabíamos muy bien cómo funcionaba. Los pudientes, las pudientes se hacían su aborto en condiciones de higiene y de asepsia absoluta y las que carecían se sometían, a veces, a enormes riesgos, que iban desde perder su condición para procrear hasta morir.

Ahora estos datos son datos que ustedes deben celebrar mucho, porque la razón de hacer esas dos leyes fueron ustedes, que salieron a la calle y reclamaron, fueron ustedes y todos – de repente – un día nos asombramos porque vimos las calles teñidas de verde y dijimos: “¿qué es esto que está pasando?” Fueron ustedes, ahora creo que tenemos que seguir avanzando en muchas otras cosas más, porque hay que seguir moviendo al mundo para que esa igualdad sea mejor, tenemos que seguir trabajando, en materia laboral, para que el trabajo sea igual para una mujer que para un hombre, para que el acceso al trabajo sea igual para una mujer que para un hombre y para cualquier diversidad, para eso tenemos que trabajar. Además, tenemos que trabajar para que muchas mujeres que trabajan tengan mejores condiciones de trabajo.

Días atrás – con “Aye” y con “Kelly” – anunciamos aquel plan Registradas, que era precisamente para extender el tiempo y las posibilidad de que una mujer, que trabaja en una casa de familia, sea registrada, empiece a tener los derechos que cualquier trabajador formal tiene y ayudamos a los empleadores, que no tienen la costumbre de que las cosas ocurran de ese modo. Y llevamos adelante también otro plan, al que debemos prestarle especial atención y no debemos mal usarlo, que es el Plan Acompañar, que está preparado para mujeres víctimas de la violencia de género. Y más de 270 mil, creo que eran, que ya tenemos planes en marcha atendiendo esa realidad. Y está muy bien, pues tenemos que terminar con la violencia de género.

Hoy, me enteré que en el ministerio de Trabajo, tuvimos un episodio, un femicidio que es lamentable y a todos nos conmueve y tenemos que seguir trabajando para que eso se termine de una vez y para siempre y no debemos seguir tolerando que eso ocurra. Con lo cual lo que quiero transmitirles que el Nosotros Movemos al Mundo tuvo mucho sentido. Por ahí las primeras que salieron a la calle no se dieron cuenta que iban a terminar salvándole la vida de miles y miles de personas. Tal vez no se dieron cuenta, pero iban a darles seguridad en su trabajo a muchas mujeres, que – en ese momento – no la tenían.

Tal vez no se dieron cuenta que no sólo lo movían al mundo… lo estaban cambiando y estaban también cambiando la cabeza de muchos hombres, que debimos revisar cómo esto y entender, y aceptar y actuar en consecuencia para sumarse a esa ola y provocar el cambio.
“Aye” contaba que ella es hija de la democracia, yo no, yo soy hijo de un país, que durante muchos años, tuvo gobiernos democráticos débiles, dictaduras feroces, una más feroz que ninguna y que ahora disfruta de los 40 años de democracia, que la Argentina celebra, este año. Ahora, cuando llegamos al año 83 y habíamos visto a estas mujeres, en la Plaza, a las abuelas buscar a sus nietos, teníamos una utopía: queríamos que la democracia se quede para siempre, en la Argentina. No sabíamos si era posible, pero teníamos esa utopía.

El concepto de utopía, a todos nos lleva a un lugar, donde hay un sueño imposible de realizar, sin embargo nosotros ese sueño lo realizamos, esa utopía pudimos hacerla y hoy estamos celebrando 40 años de democracia. Fíjense ustedes en el mundo cómo se debilitan las democracias por prensa insidiosa, por discursos del odio, por una extrema derecha recalcitrante, sin embargo en la Argentina no es que eso no exista, pero la democracia no se conmueve. Eso pudimos lograrlo. ¿Adónde quiero llegar? Bueno, hemos cumplido esa utopía y esa utopía la hemos vuelto realidad, entre todos los argentinos y las argentinas. Ahora, es momento de que nos fijemos otra utopía: la de la igualdad, porque no estamos viviendo en una sociedad justa, en términos sociales de justicia distributiva, ni igualitaria, en términos de condición humana. Y nosotros tenemos que construir esa sociedad igualitaria y la verdad de qué se trata. De estar convencido, de persistir, de no aflojar, de que esa marea verde nunca muera y hace falta todo eso. Y hace falta, que en esa marea verde – como ya ocurre, en los últimos años –cada vez aparezcan más hombres reclamando junto a las mujeres. Eso hace falta, y entonces – algún día- esa utopía no será tal, será una realidad, como hoy es una realidad la democracia. (APLAUSOS).

Yo estoy seguro que vamos a ganar las elecciones, en las próximas elecciones. (APLAUSOS). Pero yo quiero que nos animemos a hacer un pacto, déjenme compartir esta utopía mía con cada uno de ustedes, con cada una de ustedes, con cada une de ustedes, déjenme compartir esta utopía. Porque la utopía no es un sueño. Así, Antonio Cafiero tenía una frase, que a mí me encantaba y la repito muchas veces. Antonio Cafiero decía: “quien sueña solo, solo sueña, pero quien sueña con otros, transforma el mundo”. Yo les pido – por favor – que no me dejen soñando, sueñen conmigo, vamos a cambiar el mundo de una vez y por todas. Gracias a todos, todas y todes y celebren el día, sigan siendo quienes Mueven el Mundo. Muchas gracias. (APLAUSOS)