Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández inauguración de la estación transformadora Los Nogales, prov. Tucumán

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández inauguración de la estación transformadora Los Nogales, prov. Tucumán

Muchas gracias, gracias, muchas gracias, buenas tardes Tucumán, tucumanas y tucumanos gracias por recibirme con el cariño con que siempre me reciben. Muchas gracias compañeros y compañeras, muchas gracias. A ver, vamos a ordenarnos un poquito, que hace mucho calor, así que bajemos un poquito la algarabía para escucharnos un rato: miren, estamos entrando en el último año del mandato, que el pueblo me confirió, el 27 de octubre del año 2019, y que yo asumí el 10 de diciembre del 2019. Fueron tiempos muy difíciles que no tengo ganas de recordarles ni siquiera la herencia, la pandemia, la guerra, fueron tiempos muy difíciles, pero siempre estuvimos de pie y siempre actuamos – en nuestro Gobierno – buscando lo que me comprometí a hacer el primer día.

En aquel discurso del 10 de diciembre de 2019, le dije a todos los argentinos que este gobierno va a atender, primero, a los últimos; les dije vamos a ocuparnos de los que han quedado desamparados, de los que han quedado sin trabajo, de los que han quedado al margen para volver a reintegrarlos a la vida social argentina. En el medio hubo momentos complicados, claro tuve que soportar una pandemia, tuve que soportar la guerra, tuve que soportar conflictos internos – por qué no decirlo – y hubo momentos difíciles, donde tuve que necesitar de Juan, para que Juan me acompañara en la Jefatura de Gabinete de ministros. (APLAUSOS). Juan, a quien yo había apoyado para ser Gobernador y que ustedes lo eligieran, desde allá, en mi condición de candidato a Presidente de la Nación, le pedí que viniera, que dejara el Gobierno de Tucumán, durante un tiempo, para que me ayudara y la verdad yo era muy consciente que estaba generando un problema, en Tucumán, porque le estaba sacando a una provincia un Gobernador muy importante, muy querido, que trabajaba mucho, pero tenía una tranquilidad, que esa provincia tenía un vicegobernador que trabajaba a la par de ese Gobernador, que también la gente lo quería como al Gobernador y que bien podía reemplazarlo el tiempo que yo lo necesitara. Así que yo quiero que primeras palabras, en este encuentro, sean para decirle: “gracias, Juan por acompañarme en todo este tiempo que lo hiciste”, lo hiciste lealmente, lo hiciste bien, lo hiciste con mucha fuerza, lo hiciste buscando las consignas que teníamos buscando la unidad que garantizara el crecimiento, que garantizara el desarrollo, de poner todo nuestro empeño para que el Norte Grande salga de la postergación y sea una zona que se desarrolle, donde todos puedan vivir felices. ¡Gracias, Juan porque me ayudaste en todo este tiempo! (APLAUSOS)

Y gracias Osvaldo porque en todo este tiempo se hiciste cargo de esta Tucumán querida y lo hiciste muy bien gobernando Tucumán en este tiempo, muchas gracias también por tu esfuerzo. Ahora –que como bien dijo Juan – viene un tiempo de inflexión vamos a devolverle a Juan a los tucumanos, para que trabaje con los tucumanos para que lleve al triunfo al peronismo, para que Osvaldo Jaldo sea Gobernador y para que los tucumanos sigan teniendo la dignidad que los tucumanos y las tucumanas merecen.

Ahora bien, también quiero pedirles que durante un minuto nos llamemos a la reflexión, que nos escuchemos, porque es tiempo de decidir, porque el 14 de mayo ustedes van a resolver quiénes gobiernan en Tucumán y es momento para que todos reflexionemos. Miren, hemos pasado cuatro años muy difíciles, vuelvo a repetir, no sólo por lo que heredamos, eso significó un país endeudado de un modo tal que era absolutamente impagable la deuda, que se había tomado; eran 23.000 Pymes cerradas a lo largo y a lo ancho de Argentina; eran 25.000 millones de dólares que se fugaron, entre octubre y el 10 de diciembre, que yo asumí; era dinero que nos robaron, que le robaron a los argentinos y a las argentinas. Con ese dinero se podían haber hecho mucho antes, estas plantas transformadoras de energía, pero unos pícaros se lo llevaron y millones de argentinos se quedaron sufriendo.

Recordamos recién, con Pablo, que cuando llegamos al gobierno las vacunas contra el sarampión se vencían, en la Aduana y el sarampión había vuelto a ser una enfermedad, en la Argentina. Entonces, el ministerio de Salud no existía, en ministerio de Ciencia y Tecnología no existía, el ministerio de Trabajo no existía. Esa era la Argentina que nos dejaron. ¿Quiénes nos dejaron esa Argentina? Los mismos que hoy levantan el dedo y nos quieren enseñar lo que hoy debemos hacer. Yo les pido que no se olviden de la Argentina, que nos dejaron, no se olviden de la deuda que tomaron, de los negocios y negociados que hicieron con sus familias y sus cómplices, no se olviden de la pobreza en la que sumergieron a millones de argentinos, no se olviden de las 23.000 pequeñas y medianas empresas que cerraron, no se olviden de los 25.000 millones de dólares que fugaron, no se olviden que nos endeudaron, en 24 horas, con el Fondo Monetario Internacional, en 57.000 millones de dólares. No se olviden, les pido que no se olviden.

Recuerden que en ese escenario que a nosotros nos tocó recibir, poco después llegó la pandemia, y tuvimos que reconstruir la salud que no existía; en pocos meses construimos 33 hospitales modulares a lo largo y a lo ancho de la Argentina, construimos un montón de hospitales más, que tuvimos que poner en marcha. Además, pusimos 4.000 respiradores automáticos para que los pacientes de COVID pudieran recuperarse y después trajimos las vacunas para que todos nos vacunemos y para que hoy podamos tener la tranquilidad de poder estar así, sin barbijos disfrutando de este tiempo, porque somos entre los países, de más 30 millones de habitantes, el que más inmunidad ha logrado. No nos olvidemos, que cuando traíamos las vacunas nos decían que eran para envenenar a los argentinos, no nos olvidemos, no nos olvidemos. Yo les pido que tengan en cuenta, que con toda esa complicación, que hemos vivido y hemos pasado, después vino la guerra y se complicó mucho más la economía del mundo.

Hablaba recién, con la secretaria de Energía, una norteña de Salta, Flavio, y hablábamos con ella de lo que fue la crisis energética y de lo que llegamos a pagar el gas, en medio de la crisis energética. Y decidimos pagar esa suma sideral, que era más del doble de lo que lo pagamos hoy ¿saben por qué? Porque preferimos no parar la producción y el trabajo, preferimos que se siga produciendo en la Argentina y sigan generándose puestos de trabajo, en la Argentina. Eso preferimos, eso preferimos.

Y la realidad es que, cuando uno mira para atrás, tiene la tranquilidad de decir – no lo digo yo, lo dicen los datos objetivos- que llevamos 23 meses consecutivos recuperando trabajo formal, en la Argentina, construyendo trabajo formal en la Argentina. Hemos creado, en los últimos dos años, 1 millón 600 mil puestos de trabajo; hemos ido con la asistencia a todos los que lo necesitaban a cada rincón de la Patria, no hemos dejado en soledad ni a la intemperie a ningún argentino, a ninguna argentina. ¿Eso quiere decir que estamos bien? No, compañeros, hay muchas cosas que resolver, tenemos que generar más trabajo aún, tenemos que terminar con la inflación, tenemos que seguir creciendo la Argentina y hay que recordar que los dos últimos años, la Argentina, ha sido el segundo país del mundo que más creció en su economía, sólo China nos ha ganado. Y nosotros tenemos que seguir en esa senda y esa senda ¿saben cuál es? La senda de los que pensamos en los argentinos y en las argentinas, de los que pensamos en los que peor están, en los últimos, en los que están en el fondo del pozo, a los que tenemos que tenderle una mano y volverlos a traer a vivir dignamente en la sociedad argentina. ¿Y eso saben por qué, compañeros y compañeras? Porque nosotros hemos nacido, hemos sido criados y educados, bajo el ideario de Perón y de Evita y no estamos tranquilos con nuestra conciencia, mientras exista un pobre en la Argentina.

A comienzos de la semana, creo que fue, de la semana pasada fui con el Coki Capitanich, al Chaco, a un lugar que todos conocemos, muy pocos de ustedes habrán ido, yo fui dos veces y sólo como Presidente: El impenetrable. Fui allí, a una ciudad de 4500 habitantes. ¿Qué fui a hacer? A llevar viviendas para argentinos y argentinas, que viven en El Impenetrable y que necesitan viviendas. Ayer fui a Paraná y qué fui a hacer a Paraná, en Entre Ríos, en esa magnífica provincia de Entre Ríos. Fui a entregar la casa 85.000 que nosotros construimos, en nuestro mandato. (APLAUSOS).

Yo solo quiero recordarles, que además de las 85.000 casas que entregamos, entregamos 74.000 créditos a hombres y mujeres que pudieron construir su casa, y esos créditos ¿Saben cómo se ajustan? Se ajustan por el salario de la gente, no se ajustan por el dólar, ni por la inflación. Es lo que el Estado debe hacer para ayudar a los que menos tienen, no es otra cosa más que eso.

Y cuando llegue marzo voy a estar entregando la casa número 100 mil, porque aunque entregamos 85 mil casas, hay 151 mil viviendas que se están construyendo a lo largo y a lo ancho de la Argentina. Y la casa número 100 mil la voy a estar entregando cuando marzo esté terminando. Y ese día, créanmelo –Yo siempre digo que como Presidente no hay un momento que me haga más feliz que el momento que le entrego la llave de su casa a alguien que no la tiene, porque siento que sí le estoy cambiando la vida a esa persona; porque esa persona sabe que tiene un futuro asegurado para él y sus hijos, tiene un techo que lo proteja para siempre.

Cuando llegue fines de marzo voy a estar entregando la casa número 100 mil y para mí, íntimamente, voy a saber que en cada día de mi mandato voy a ver entregado 85 casas por día para 85 familias argentinas que cada día necesitaban una casa. (APLAUSOS)

¿Por qué les digo todo esto compañeros? Porque en el norte está el futuro de la Argentina, en el norte está el Litio, en el norte está el Cobre, en el norte hay Oro, en el norte hay Plata, en el norte hay agricultura, en el norte hay ganadería, en el norte hay industrias, en el norte está el futuro. Yo sé que muchos de nosotros hemos quedado golpeados después de lo tremendo que fue convivir con la pandemia y muchos perdimos quizás gente querido y muchos sufrimos ante las muertes, pero quiero decirles una cosa: Hay horizonte y hay un futuro, que depende de nosotros que podamos alcanzar.

Hoy les decía en un almuerzo que tuve con el Gobernador, con Juan, donde estaban los Senadores, había dirigentes e intendentes de toda Tucumán, que yo allá por los años 80’, cuando la Dictadura estaba cediendo, era parte de la generación que tenía una sola utopía, la utopía de vivir en democracia. Nosotros no queríamos más golpes, no queríamos más torturas, no queríamos más asesinatos, no queríamos más desapariciones, no queríamos más exilios, queríamos vivir en democracia. Este año cuando esté terminando mi mandato la Argentina estará cumpliendo 40 años de democracia ininterrumpida. (APLAUSOS) ¿Y saben lo que siento? Siento que la utopía que mi generación tuvo la convirtió en realidad. La utopía no era un sueño, la podíamos hacer realidad.

Antonio Cafiero, alguien que siempre recuerdo con tanto cariño tenía una frase que me grave en el alma, decía: “Quién sueña solo, solo sueña, pero quién sueña con otros cambia el mundo”. Yo lo que les pido es que construyamos una nueva utopía, la utopía de la igualdad, la utopía del desarrollo del Norte Grande, la utopía del crecimiento de las provincias norteñas, la utopía de integrar la Patagonia a la Argentina y les pido que lo sueñen conmigo, porque no quiero soñarlo solo; porque si lo sueño con ustedes, ese sueño se va a hacer realidad. ¡Viva Tucumán!

¡El 14 de mayo hagamos gobernador a Osvaldo Jaldo! Gracias a todos y a todas.