Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la inauguración de las obras de expansión de la Central Térmica Ensenada Barragán, desde la prov. de Buenos Aires.

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la inauguración de las obras de expansión de la Central Térmica Ensenada Barragán, desde la prov. de Buenos Aires.

Muchas gracias. Buen día a todos y todas. Gracias, Marito, una vez más por recibirme en Ensenada. Ya estoy viniendo muy seguido. Vamos a mudar la Casa de Gobierno acá, en cualquier momento. Paso más tiempo acá que en Buenos Aires. Y es lindo porque uno ve crecer a Ensenada, la ve crecer, la ve avanzar en cosas tan lindas como el paseo costero, que el otro día recorrimos y pusimos en marcha; y en cosas tan importantes como una planta de esta envergadura.

Yo creo que está planta es útil para que nos ayude a reflexionar a todos nosotros sobre el momento que estamos viviendo en el mundo, que está viviendo la Argentina puntualmente. Todos los que precedieron mi palabra, con muchos detalles explicaron la importancia que tiene la energía en el presente, fundamentalmente, porque estábamos carentes de energía, porque la energía no sobra, la energía falta. Y encima, una guerra que se ha desatado en Europa, entre Rusia y Ucrania, ha puesto más en crisis la cantidad energética y los precios de la energía.

Piensen ustedes que nosotros el año pasado –solo el año pasado- debíamos pagar 5 mil millones de dólares más en precios de energía que teníamos que importar para no parar el ciclo productivo de la Argentina. Porque es cierto que gran parte del gas, que aquí se produce, va a más de 1.200.000 hogares, muchos de la Ciudad de Buenos Aires –como bien dijo Mario- que lo necesitan y…, bienvenido que lo utilicen y lo tengan, pero también gran parte de esta producción de gas va a movilizar la industria, va a producir bienes, que los argentinos consumimos y que los argentinos exportamos; va a producir insumos, que nos sirven para mejorar la producción o para mejorar las exportaciones. Con lo cual, la energía tiene un valor significativo en el presente; significativo porque nadie puede producir sin la energía suficiente, y la energía hoy está faltando y es muy cara.

Y nosotros tuvimos la suerte –en los años de Cristina presidenta- de que YPF pudiera detectar la existencia del yacimiento de Vaca Muerta; de tener allí el segundo reservorio de gas no convencional del mundo, de garantizarnos ese gas –gas para todos los argentinos- y garantizarnos que podamos dar gas a muchas otras regiones del mundo, porque tenemos una excedente de gas muy importante. Pero de nada servía tener ese gas –bajo la tierra- si no impulsábamos que alguien lo extraiga y también si no mejorábamos el transporte de ese gas a las regiones que el país lo necesitaba, incluyendo, -como bien dijo Pablo- a los puertos desde donde el gas una vez licuado puede ser transportado a otros lugares del mundo por barco.

Y nosotros nos pusimos en la cabeza que esa debía ser una prioridad. Y esto que estamos viendo es una muestra de que lo que nos propusimos a hacer tenía sentido. Porque la producción de gas, en Vaca Muerta, -acabamos de escuchar a Marcelo contar- se multiplicó por tres a partir del último Plan Gas; y otro tanto paso por YPF, y no quiero hablar de la producción de petróleo, que aún sigue demandado, aunque en el mundo cada vez la tendencia es a usar menos petróleo y ser remplazado por energías renovables; que YPF, Pampa y otros están desarrollando a lo largo de todo el país. En un país que, además, tiene excelentes condiciones para desarrollarlas.

No hace mucho tiempo atrás, hablando con Marcelo, Marcelo me hizo notar que tenía una gran oportunidad de desarrollo en el norte y el sur; y enseguida recordamos cómo se construyó la Argentina de la generación del ’80. Fue una generación que pensó una Argentina seguramente…, en esos tiempos no pensaban ni en las industrias, ni en el desarrollo industrial, que después sobrevendría; y pensó una Argentina que se convirtiera en el granero del mundo, es decir, que produzcamos granos, produzcamos carne y exportemos. Y esa es la Argentina que nosotros conocemos en los mapas y en los manuales del colegio primario. Esa Argentina que tenía una red ferroviaria, que tenía como cuerpo de esa araña de muchas patas; la Ciudad de Buenos Aires de donde de un puerto lo único que hacíamos era sacar trigo, maíz, cebada, girasol, carne. Pero a lo que le agregábamos muy poca manufactura a esa producción primaria.

Ahora, eso determinó que la Argentina tenga un sistema de desarrollo donde tiene un centro muy rico y tiene dos periferias al norte y al sur, que deben ser desarrolladas, deben ser desarrolladas porque la Argentina es una y en esa Argentina única no hay argentinos periféricos y argentinos centrales, hay argentinos. Y todos los argentinos tienen que tener las mismas posibilidades de desarrollo, todos, absolutamente todos.

Y de repente, yo empecé a tomar cuenta de esa posibilidad que teníamos; y fui por el mundo contando lo que teníamos, contando lo que podíamos dar y diciendo: “aprovechémoslo”; tenemos para brindar no solamente energía para argentinos, sino para darles al resto. Eso es motivo de conversación hoy en cada charla que tengo con cualquier líder del mundo. Viene Lula y hablamos con Lula integrémonos energéticamente; Lula hoy nos vende electricidad, Lula te queremos vender gas; porque además Bolivia está en un plan de decline de la producción y Bolivia que era un gran proveedor de gas de Argentina y de Brasil, hoy no puede serlo, y nosotros podemos reemplazar ese gas que Bolivia hoy no tiene con el gas nuestro. Y para hacer lo que hacía falta, hacía falta llevar adelante ese gasoducto, que vamos a terminar el 20 de junio o el 9 de julio, ¿no cierto? A la tarde, (RISAS); el 20 de junio a la tarde o el 9 de julio a la tarde y tendremos dado el primer paso para la redistribución de ese gas para toda la Argentina.

Y después viene una segunda instancia, que nosotros aprovechando todo lo que ya está en marcha; queremos llamar a licitación rápidamente para llevar ese gas a Santa Fe y que de Santa Fe pase a Brasil. Hablo con Lula, hablo con Arce, hablo con Boric –a quien le empezamos a vender no solo petróleo, sino gas- podemos darle a Chile hoy un gas en firme, un acuerdo en firme; que en algún momento se quebró esa posibilidad, lo estamos haciendo. Podemos ser proveedores de gas en Europa, estuve días a tras hablando con Charles Michel, el Presidente de la Comisión Europea, y le estuve explicando todas las posibilidades que teníamos de darle el gas, que hoy necesita Europa, y que le falta por motivos del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.

Y también, toda esta energía de las que les estoy hablando va a permitirles transformar el norte, porque en el norte está uno de los minerales más buscados en el mundo, se llama litio. Fuente de energía enorme, reservorio de energía enorme. Argentina, Chile y Brasil tenemos en ese triángulo el 66 por ciento del litio que hay en el mundo. Si nosotros eso lo convertimos en baterías, si esas baterías que ya YTEC está trabajando en eso, esas baterías las convertimos en bienes que el mundo demanda para poder producir, tenemos una oportunidad enorme para desarrollar el Norte de nuestra patria y que deje de ser ese Norte olvidado.

Lo estamos potenciando también con la hidrovía, para que la hidrovía la manejen las provincias que son las orillas de ese río, para que la usen bien, para que la usemos mejor, que no se maneje desde el Puerto de Buenos Aires, que lo manejen ellos.

Y en el Sur, como bien dijo Pablo, tenemos Vaca Muerta. Estamos estudiando para ver si hay un yacimiento de Vaca Muerta en el norte de Santa Cruz, pero además tenemos gas convencional que se está produciendo en toda la Patagonia y en la Tierra del Fuego. Tenemos una gran oportunidad para hacer una Argentina más igualitaria porque la verdad es que de eso se trata la justicia social, que todos tengan las mismas condiciones de progreso que hoy no existen.

Y este año, contaba recién Marcelo que pasaron 40 años hasta que se vuelva, desde el año 86 concretamente, que no se empieza y concluye un gasoducto, este es un gasoducto de una dimensión enorme, al final de cuenta va a tener más de mil kilómetros, ¿no Pablo?
Este año nosotros cumplimos 40 años de democracia. Mi generación que vivió la dictadura, que vivió la falta de democracia, que rompió el dialogo entre los argentinos, algunos argentinos fueron secuestrados, desaparecidos, muertos, exiliados. Por ahí pude abrazarme con Pablito Díaz, que no lo veo ahora, pero que fue una víctima de aquel tiempo y que me pone tan feliz…allá lo veo a Pablito querido, que me pone tan feliz verlo en su plenitud trabajando aquí; y pensaba que tenemos que aprovechar estos 40 años para fijar las bases para los próximos 10 años. Nosotros tuvimos una utopía en aquel momento en que Pablo lamentablemente fue víctima de la Noche de los Lápices, y que era de mi generación porque todos peleábamos por el boleto escolar gratuito y por otras reivindicaciones de los estudiantes secundarios. La utopía nuestra era “Democracia para siempre”. Y creo que la utopía la hemos cumplido porque la democracia más allá de sus vaivenes, más allá de sus debilidades, más allá de sus controversias, permitió que la Argentina pudiera avanzar, pudiera progresar, pudiera generar mejores condiciones de igualdad. Sin embargo, no tenemos la igualdad que queremos. Con lo cual, yo les propongo poner otra utopía para adelante, la utopía de la democracia ya fue concretada, la utopía que se viene es la utopía de la igualdad. Vivamos en un país más igual, vivamos en un país con más equilibrio social, vivamos en un país donde todas las regiones puedan desarrollarse, vivamos en un país donde el que nazca tenga las posibilidades de crecer y ser feliz en el mismo lugar donde haya nacido. Hoy es una utopía como era una utopía vivir en democracia, Pablito lo sabe. Hoy es una realidad. Hagamos de esa utopía una realidad y el principio de la realidad es romper dogmas inútiles.

Cuando por Zoom hablamos aquella vez con Marcelo y me presentó la mayor generadora eléctrica que había en el país y me contó que un tiempo después íbamos a tener esta planta que tiene muchas virtudes, con la misma cantidad de gas produce 280 mega volts más que la Argentina necesita, pero demás en condiciones ambientales muchos mejores porque lo contaminante que esta planta antes tenía hoy no lo tiene. Y hoy nadie en el mundo deja de prestarle atención al problema de la contaminación. Nadie deja de prestarle atención al problema del ambiente, porque el deber que tenemos como generación también es preservar la casa donde vivimos y darles a nuestros hijos una mejor casa, donde el aire sea mejor y lo más puro y donde se respire con tranquilidad. Donde las aguas vuelvan a ser más limpias y no tengan que venir en botellas. Eso necesitamos y en eso tenemos que trabajar.

Y esto también demuestra que se pueden romper dogmas, que no es verdad que al sector privado no le preocupen estás cosas y no es verdad que todo lo tenga que hacer el Estado porque el Estado a veces todo no lo puede. Y sí es verdad que la nave insignia del Estado que se llama YPF puede unirse al sector privado y generar estás obras porque en estas obras se cayeron todos los dogmas, apareció la realidad y aparecieron las necesidades y lo que estamos llamados a hacer los que hacemos política es leer la realidad adecuadamente y cumplir con las necesidades de la gente porque nos enseñó Eva que si hay una necesidad hay un derecho.

Gracias a todos y todas.