Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en el cierre del 58 Coloquio IDEA, desde Mar del Plata.

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en el cierre del 58 Coloquio IDEA, desde Mar del Plata.


Muy bien, buenas tardes. Gracias a todos y todas por estar aquí. Una alegría poder participar con ustedes de este encuentro que seguí a la distancia porque seguí con atención las cosas que se dijeron y me parece que todo ha sido muy valioso. Le comentaba el Presidente, a los que me acompañan ahora en el escenario que, se propuso un debate realmente interesante en un a Argentina que lo necesita, definitivamente. A mí, ser parte de estos encuentros…será por mi condición de profesor, es algo que me entretiene, me parece necesario porque finalmente, del cambio de ideas, generalmente, uno puede encontrar posiciones superadoras y podemos salir, a veces, de creencias que tenemos que puedan ser equivocadas. Por eso, quería sumarme hoy a la tarde. Les pido perdón por la demora en llegar, pero tuve un problemita con el avión al momento de salir; Pero quería estar y le agradezco mucho esta invitación y la posibilidad de cerrar este encuentro con ustedes.

Escuché, les decía, atentamente los debates, las cosas que se dijeron, las cosas que se hablaron sobre las Pymes. Escuché la historia que contó nuestra amiga Castro sobre cómo era su Pyme, su pequeña y mediana empresa, creada por su abuelo, lo que les costó sostenerla en la familia. La verdad que es una historia valiosa, definitivamente, porque la pequeña y mediana empresa es la mayor generadora de empleo en la Argentina. El 80% de empleo en la Argentina lo sostiene la pequeña y mediana empresa, con lo cual, cuidar a la pequeña y mediana empresa es un acto central. Y hay que cuidarla de muchas formas, hay que cuidarla con apoyo del Estado, con apoyo crediticio, con políticas activas que incentiven el desarrollo de la Pyme.
Creo que el segundo punto, que fue tema de discusión, es la discusión de cómo vemos el país, cómo vemos este tiempo, es el vaso medio vacío, o es el vaso medio lleno. Y yo quiero confesarles que entiendo que venimos de un tiempo muy difícil, todos hemos pasado el tiempo tan complejo de la pandemia, que ha sido complejo para cualquier habitante de este mundo; También para los empresarios que vieron frenar las economías en todos los lugares del mundo. Y, en realidad, entiendo que en muchos prenda la idea de la decepción, la idea de la desesperanza, esta idea del agobio, de sentir que no tenemos futuro, pero de verdad, ahora vamos a ver…podemos tener y mirar el futuro con mucho optimismo por lo que todos fuimos capaces de hacer; y además, hacerlo de otro modo que, fue también debate de este coloquio, hacerlo de un modo que nos permita mirarnos a los ojos, discutir y llevar a la práctica el “ceder para crecer”, que cada uno ceda su parte. Después hará alguna reflexión sobre ese título; Pero animarnos a discutir, animarnos a debatir, animarnos a escuchar al otro y hacer lo que a cada uno le toca hacer, puede ser el camino que nos permita alcanzar un mejor futuro.

También escuché las reflexiones sobre el hablar mal de la Argentina fuera del país y eso también me pareció muy valioso, eso también me parece importante; es una gran reflexión, de alguien que, por lo que leí, lleva 30 años fuera de la Argentina y claramente lo que él dice es, absolutamente, cierto. Nosotros debemos convertirnos en embajadores de nuestra patria, no en detractores de nuestra patria porque cuando nosotros maltratamos a nuestra patria lo único que hacemos es alejar a aquellos que puedan volcar la mirada sobre el país, y a los únicos que estamos perjudicando es a los argentinos, no perjudicamos a un Gobierno, perjudicamos al país todo.

Por lo tanto, creo que tenemos que animarnos a dar estos debates del modo en que aquí se han dado y a reflexionar juntos, porque, de verdad, nosotros como país somos un país que podría ser modelo de resiliencia, un país que una y otra vez ha sido capaz de levantarse y recuperarse a los malos momentos. Lamentablemente, somos casi expertos en esa materia.

Si hacen memoria, en campaña, algunos d los debates yo los cerré recordando aquella canción de María Helena Walsh, “La Cigarra”: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo, estoy aquí…”. La realidad, es que esa es la historia de los argentinos, hagan memoria, piénsenla un segundo Piensen un segundo… no nos vayamos tan lejos, pensemos en el año ’30 y en el primer Golpe Militar. Pensemos la sucesión de Gobiernos conservadores, con fraude. Pensemos en la llegada de Perón y su derrocamiento, todo el odio que hubo entonces, el país partido en dos, entre peronismo y anti peronismo. Pensemos en la proscripción del peronismo. Pensemos en los momentos dolorosos que nos tocaron vivir en el medio: El Plan CONINTES, los Golpes de la llamada Revolución argentina; Pensemos en la ilusión que nos dio el retorno de Perón a la patria y lo frustrante que fue en marzo del ’76; Pensemos también en esos años, en que Isabel Perón gobernó y de repente el rodrigazo nos hizo meter en un tembladeral, donde no sabíamos para dónde correr; pensemos en todo el dolor de los años de aquel Gobierno Militar; pensemos en los muertos, los desaparecidos, los torturados; pensemos en la Guerra de Malvinas, en los jóvenes que allí quedaron, en los valientes jóvenes que allí quedaron; Pensemos en que volvió la democracia y una nueva ilusión se posó sobre nosotros. Ahí nos animamos a hacer un juramento: “Nunca más”. El juramento del nunca más era terminar con la violencia política para siempre nos había costado mucho, demasiadas vidas y demasiado dolor; Y en aquel juicio famoso que, Strassera cerró con su acusación, con esta frase, que dijo: “No voy a ser original, voy a hacer una frase del pueblo argentino y y gritó el “Nunca más”. Eso se convirtió en un modelo de convivencia democrática en la Argentina.

A pesar de lo cual, también, sufrimos momentos difíciles. Recordaba el otro día con un amigo que, a mí, me tocó asumir la superintendencia de Seguros, en el año 1989, julio de 1989, y que ese año la inflación de la Argentina fue del 5.400 %. Y nos repusimos y vino la convertibilidad y todos sentimos cierta tranquilidad, pero la convertibilidad, que era un plan anti inflacionaria, se convirtió en un programa económico, nos privó de la moneda y nos trajo aparejado, los problemas que nos trajo. La caída de la Industria Nacional, la caída de nuestras importaciones, la caída de nuestras exportaciones, la falta de competitividad, la perdida de trabajo. Y así llegamos hasta el día de De la Rúa y muchos argentinos vieron ahí una nueva esperanza y la esperanza se convirtió en el blindaje primero, y en diciembre del 200, después. Muerte, dolor. En una semana tuvimos cinco Presidentes. Después llegó Duhalde y llevó adelante una transición muy difícil. Es el fin de la convertibilidad, una gran devaluación. Poner en orden las cuentas fiscales. Después llegó Néstor, cinco años ininterrumpidos de crecimiento. Después llegó Cristina. Asumió en el 2008, la crisis con el campo y explotó el Lehman Brothers.

Y a partir de allí, la Argentina, entró en un sendero de subidas y bajadas. Miramos el PBI y es un Zigzag permanente. Fue un tiempo, donde preservamos la institucionalidad, la democracia, crecimos también y empezó a desarrollarse un proceso inflacionario lentamente, votaron los argentinos al gobierno de Mauricio Macri seguramente con una nueva ilusión, que con el correr del tiempo se convirtió en una gran desilusión y vuelta los argentinos estuvimos enfrentados a enormes deudas, que no teníamos, y a una economía absolutamente distorsionada en la inflación.

Yo asumí, en diciembre de 2019, con un país con un 54 por ciento de inflación. Digo todo esto porque los argentinos de cada uno de esos malos momentos, que nos tocó pasar, en democracia y en dictadura, siempre nos repusimos. Y yo estoy seguro que –esta vez – nos vamos a reponer nuevamente y por eso para que entendamos de qué les estoy hablando los invito, no a que me escuchen, sino a que miremos algunos números y que veamos que, en verdad, podríamos ser optimistas y ver el vaso medio lleno, en lugar de ver el vaso medio vacío.

Me dijeron que con este aparatito pasara las imágenes, no sé adónde tengo que apuntar el aparatito pero lo intento, a ver, ahí está. Miremos la reactivación de la economía, fíjense ustedes cuál era la situación, después de la caída en el momento más profundo, en marzo del 2020, en plena pandemia y cómo nos caímos, fíjense cuál es la recuperación: el nivel de actividad económica fue del 7,4 por ciento, mayor al promedio de 2019, en junio del 2022. Este es nuestro primer semestre, miren ustedes la levantada y la recuperación de la actividad económica. Si quisieran preguntarse el por qué de semejante crecimiento, me animé a buscar algunas actividades que explicarán, son muchas, el por qué de este crecimiento. Por ejemplo, me encontré, que entre agosto del 2022, en relación con agosto del 2021, la construcción creció al 7,3 por ciento y me encontré que tenemos récord de producción de gas, en función del Plan Gas 4, que nosotros impulsamos, creció el 18 por ciento y el petróleo creció el 52 por ciento, la producción de año a año.

Por ahí no nos dimos cuenta, pero con ese nivel de crecimiento de la actividad económica nunca vimos restringida nuestra energía y hemos vivido – en este tiempo – los dos mayores días de mayor demanda de energía, de gas y de electricidad de la Argentina. Eso no salió en ningún diario, pero lo sobrepasamos y pudimos seguir adelante.

La industria automotriz, Daniel es un ejemplo, 88,5 por ciento, en septiembre de 2022, respecto al mismo mes de 2019. El crecimiento interanual de las exportaciones, perdón, hoy en día las exportaciones han llegado a mitad de año, estoy hablando a fines de junio, casi a 60.000 millones de dólares. Así vamos a terminar el año exportando alrededor de 90.000 millones de dólares contabilizando las exportaciones- tal cómo las contabilizamos siempre- sin contabilizar los servicios, porque, ahora, como consecuencia de la economía del conocimiento tenemos otra fuente exportadora que son los servicios de la economía del conocimiento. Entonces, si sumamos ambos, vamos a terminar exportando, este año, casi 100.000 millones de dólares, record en la historia argentina, record, no hay ningún dato parecido a este.

Miren, la industria nacional se encuentra en los mayores niveles de producción, de los últimos seis años: en el 2022 está a 111 Puntos y estamos superando al año 2017, y acá estamos contabilizando 6 meses solo, no estamos proyectando todo el año. ¿No les parece que son datos elocuentes, como para pensar que el vaso está medio lleno?

Como dicen los vendedores ambulantes: “por si esto no alcanzara, les ofrezco más”. Recuperación de la industria nacional, que lleva 27 meses consecutivos creando empleo registrado y supera, en casi 100 mil puestos, 92 mil los puestos de trabajo, que existían en diciembre de 2019.

Yo sólo quiere recordarles que llevamos tres años de gobierno, dos de los cuales fueron pandemia y esto son los datos, todos datos oficiales, les aclaro, datos públicos.

Creación de puestos de trabajo: dense cuenta que hemos creado, desde julio de 2020, más de 1.300.000 nuevos puestos de trabajos, de los cuales 400.000 son empleos formales. Ahí tienen el dato, miren la curva. ¿Vieron que todas las curvas van para arriba? ¿Se dieron cuenta de ese dato? Todas las curvas van para arriba. Entonces, por qué pensar que el vaso está medio vacío.

Un dato que por ahí nadie tuvo en cuenta: en el segundo trimestre, de 2022, es decir la primera mitad, de este año, la tasa de inversión fue del 22,3 por ciento. Es la tasa más alta de los últimos 29 años. Y yo les agradezco a todos, porque han invertido los empresarios, ustedes hicieron ese número, no lo hice yo, eh. ¿Y por qué invierten? ¿Por qué dudan?¿Por qué ven el vaso medio vacío? Invierten porque vieron todas las curvas anteriores, simplemente por eso.
Este va a ser el resultado proyectado, desde el 2021 en adelante, tres años consecutivos de crecimiento.

Yo les confieso, creo que en el año 2022, vamos a crecer un poco más de 4 Puntos, vamos a estar más cerca de 5, que de 4 y también creo que es muy posible que – en el 2023 – crezcamos algo más de 2 Puntos, ahí me quedé con lo que tenemos presupuestado nosotros, proyectado en el Presupuesto y lo que son datos del Banco Mundial y del Fondo Monetario. Ahora esto ¿qué significa? Miren, desde el año 2007, la Argentina no tenía tres años consecutivos de crecimiento del PBI. Esto significa.

Cuando uno termina de revisar todo esto, la verdad uno tiene que pensar, por qué estamos peleándonos tanto. Está claro, hay un problema muy serio, el problema de la inflación, que tenemos que combatirlo, es un problema enorme, es un problema que viene de la Argentina de hace muchos años. No es un problema que se generó con nosotros; por eso les recordé que asumí, en diciembre de 2019, con 54 puntos de inflación y es un tema que debemos resolver, pero hoy supimos que la inflación viene paulatinamente descendiendo y tenemos que seguir por ese camino, donde la inflación decrece y para que se consolide, porque contiendo la inflación, vamos a generar mejores expectativas pero, por sobre todas las cosas, vamos a poder garantizar una mejor distribución del ingreso. Vamos a poder garantizar que los salarios no se disuelvan, no se diluyan con la inflación, vamos a poder garantizar una sociedad con mejores ingresos para los que trabajan y eso es tanto como decir una sociedad más igualitaria y trabajar por una sociedad más igualitaria no es poca cosa, es muy necesario.

Es mucho mejor trabajar en una sociedad igualitaria, que trabajar en una sociedad donde las diferencias crecen, son mayores, generan desigualdades, generan enojo social. Ahora, vivimos un tiempo, donde los discursos altisonantes se imponen, donde pareciera ser que uno tiene que decir alguna barbaridad para poder salir en los diarios y si no la dice no aparece; pareciera ser que el discurso nos vuelve a enfrentar, nuevamente, al viejo dilema que teníamos, en el 2019, otra vez una sociedad dividida en dos, una grieta, que nos pone en veredas diferentes y algunos, muchos dejan de ver esos datos, que acabo de mostrarles; no lo ven, no los atienden, no los perciben. Muchos lo silencian, muchos – cuidadosamente – los callan estos datos porque así es más fácil sembrar desazón, nada es más fácil que sembrar desesperanza. Nada es más fácil.

Yo soy un enemigo de eso, lo hablamos siempre con Daniel, la verdad es que cuando nosotros vemos cómo evolucionan las cosas y la oportunidad que tiene la Argentina de reconstruirse como país, en un mundo que ha cambiado sustancialmente, nosotros no podemos perder esta oportunidad.

La Argentina es una enorme productora de alimentos, es lo que el mundo demandará en el futuro; la Argentina tiene todas las formas energéticas que el mundo va a demandar. Es así, tenemos gas en exceso, de Vaca Muerta, que podemos licuar y enviar a los lugares, donde lo están necesitando. Tenemos hidrógeno verde, en la Patagonia; tenemos un montón de litio, en el Norte; tenemos cobre, allí en Los Andes. ¿Cómo no nos damos cuenta de la oportunidad que tenemos por delante, cómo no nos damos cuenta de aprovechar este momento para animarnos a decir que dejemos de lado las discusiones estériles y dediquémonos a construir un país. Si tenemos una gran oportunidad para hacerlo. Ahora, ¿cómo se logra esto? Lo primero, es sacar de la discusión los discursos altisonantes, muchas veces cargados de odio, muchas veces distorsionantes de la realidad. Y volver a hablar con franqueza, mirándonos a los ojos, diciéndonos las cosas que creemos.

Para poder generar un diálogo es necesario ceder. La palabra ceder es una palabra complejo, porque muchos sienten que ceder es lo mismo que perder. Si yo cedo yo pierdo, dicen. En el presente, muchas veces, cuando hablamos de la necesidad de respetarnos en la diversidad, en cuestiones de género yo escucho decir a muchos:”bueno, nosotros tenemos que ser tolerantes”. Y yo detesto la palabra tolerancia, porque uno tolera lo que le disgusta y la verdad lo que uno tiene que hacer es respetar la diversidad del otro, eso es lo que tenemos que hacer: respetarnos. A mí no me tiene que tolerar nadie, me tienen que respetar y yo no tengo que tolerar a nadie, yo tengo que respetar al que piensa distinto a mí.

Ustedes son empresarios de este país, yo los desafío: ¿en este gobierno alguien les pidió el 1 por ciento de su patrimonio, para que pueda haber un gobierno? ¿En este gobierno alguien les pidió un centavo para hacer obra pública? ¿En este gobierno, que tiene 3500 obras públicas en ejecución, y entregó 65.000 viviendas, está construyendo 140.000 viviendas, ¿alguien les pidió algo para poder llevar adelante esas obras? ¿En este gobierno alguien los mando a espiar, en este gobierno alguien le mandó a un juez para que los persigan, en este gobierno alguien usó la AFIP para que se metan en las empresas de quienes nos critican? Yo los desafío porque las respuestas de ustedes siempre será negativa y la verdad es que es un enorme valor de la calidad institucional. Y tantas veces en estos Coloquios se habló de la calidad institucional y por qué no tienen en cuenta todo esto. ¿Por qué no tienen en cuenta que ya no hay más espías, ya no hay más operadores judiciales, acá no se persigue a nadie con los organismos del Estado?

¿Por qué no tienen en cuenta todo esto? El resultado de todo eso son esas curvas, son esas curvas. Así como no me gusta la palabra tolerancia, la palabra ceder me encanta, porque además me tomé el trabajo de ver qué dice la Real Academia, acerca de la palabra ceder. Y ceder no es entregar, no es perder, ceder – según su definición – es suavizar, no resistirse, volverse más gentil y compasivo. Sí lo pensamos desde esta acepción, desde esta etimología podemos replantearnos el lema de este encuentro: ceder es ser siempre más empático con el otro, simplemente, ser capaz de ponerse en el lugar del otro y ver – si juntos – somos capaces de encontrar un punto de coincidencia, un punto de acuerdo. Porque yo creo que, en verdad, todos debemos ceder, todos debemos ceder, todos debemos ser más comprensivos, y si nos animamos de una vez y por todas, a enfrentar el diálogo con sensatez, con sinceridad, con franqueza, con transparencia, las posibilidades de que nos vaya bien van a ser muchas.

En este encuentro también, leí en los diarios, según el diario, porque según algunos diarios las mismas palabras querían decir una cosa u otra, conozco a Daniel Herrero, desde hace mucho tiempo, así que sé en qué sentido las dijo. Daniel contó la tradición japonesa de reconstruir los jarrones que se quiebran, lo escuché porque como no sabía muy bien a qué diario creerle, miré el YouTube, el vídeo que ustedes subieron, y él contó la historia de la tradición japonesa, de que cuando un jarrón se rompe lo reconstruyen cuidadosamente y nadie intenta ocultar aquellos lugares, donde los pedazos quebrados volvieron a unirse y ese jarrón, esa pieza adquiere más valor, porque ha sobrevivido momentos difíciles, así como nosotros. Nosotros somos una sociedad y el tiempo que vivimos como sociedad que somos, seguramente, nos ha dejado cicatrices y esas cicatrices no hay que ocultarlas, hay que verlas y lo que tenemos que ser es lo suficientemente inteligentes para no volver a lastimarnos.

No volver a lastimarnos, para eso tenemos una oportunidad para que todos crezcamos juntos, unidos y en paz. Tenemos que dejar a un lado los intolerantes. A mí muchas veces me dicen: “vos sos un débil, tenés que ser más fuerte, tenés que ser más corajudo”. Y yo siempre digo: “miren, no quiero ni la prepotencia de los soberbios, ni el coraje de los mercenarios. Yo sigo creyendo en el diálogo, seré muy débil, debo ser re-débil, pero el que afrontó la deuda, con el Fondo se llama Alberto Fernández; el que afrontó la deuda con los acreedores privados se llama Alberto Fernández, el que afrontó la pandemia, se llama Alberto Fernández, el que fue a buscar las vacunas se llama Alberto Fernández. El que sigue enfrentando la Guerra se llama Alberto Fernández y los que seguimos luchando por una argentina mejor, somos todos nosotros. Gracias a todos y todas. (APLAUSOS)