Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la presentación de la capacitación de la Ley Yolanda, desde el Centro Cultural Kirchner (CCK), CABA

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Palabras del presidente de la Nación,  Alberto Fernández, en la presentación de la capacitación de la Ley Yolanda, desde el Centro Cultural Kirchner (CCK), CABA

Buen día a todos y a todas. Gracias por esta invitación. Yo tendría que estar sentado ahí, está es la realidad. Llegué buscando mí silla convencido de que tenía que estar escuchando a los que saben, conocen y me puedan también a ayudar a entender un problema que nos cuesta, básicamente, a todos entender. Porque es un tema que no tuvimos en cuenta durante muchos años.

Yo aún recuerdo aquel discurso de Perón, recién era un militante de la UES, era muy chiquito y no entendía muy bien por qué Perón hablaba de eso, por qué Perón introducía ese tema en su discurso. Muchos los interpretamos como lo que también era, ¿no? que era una enorme crítica a la voracidad del capitalismo que lo había llevado a producir con total desprecio al medio ambiente.

Y en verdad, ¿cuál era la discusión? La que le escuchamos recién decir a Yolanda. La verdadera discusión es a ver cómo nos desarrollamos preservando la casa común, preservando el lugar donde vivimos, que es ni más ni menos el globo terráqueo, la tierra, el mundo.

Lo cierto es que la historia de muestra que hemos descuidado ese aspecto. Y si bien es cierto que científicos descubrieron el efecto invernadero, el cómo ese efecto invernadero se potenciaba negativamente por la presencia de gases como el dióxido de carbono o el metano. Lo cierto es que hasta el día de hoy estamos discutiendo con líderes del mundo si eso es cierto o no es cierto. Hay que mirar los Estados Unidos en los días de Trump que eso era sistemáticamente negado. Y estamos hablando de una de las principales potencias del mundo y uno de los mayores responsables de ese efecto invernadero potenciado del que nos habló Carolina.


Y hoy en día el desafío sigue en pie como siempre. A mí me tocó participar de la de Glasgow y me tocó vivir una experiencia, que la cuento porque tiene mucho que ver con esto, que fue la experiencia de la reunión del G7. Argentina no participa del G7 habitualmente, fuimos invitados a la última reunión del G7, ¿por qué? Porque en el mundo hay un problema, ¿cuál es? La falta de energía, ¿por qué falta la energía? Porque Rusia dejó de mandar energía a Europa y entonces todo entra en crisis.

También la falta de alimentos, ¿por qué? Porque esa guerra entre Rusia y Ucrania hace que los alimentos no lleguen a lugares que lo necesitan. Y entonces esa crisis ha generado un cuadro de situación de extrema gravedad. La FAO anuncia una hambruna que va a afectar a 300 millones de habitantes, ¿dónde están los 300 millones de habitantes que van a pasar hambre? En el hemisferio sur, en África y en América Latina; en América del Sur; en parte de Asia.

Lo cierto es que cuando uno escuchaba hablar a los líderes europeos su única preocupación era cómo seguir produciendo porque sin gas era muy difícil. El gas, que es un hidrocarburo, ha sido considerado una energía para la transición, para ir pasando de los combustibles fósiles, verdaderos causantes del calentamiento global, a las energías renovables. Y, claro, ese es todo un tránsito que hay que hacer, no es una cosa simple de resolver. Y en ese tránsito uno se encontró, por ejemplo, que Alemania empezó a quemar carbón nuevamente para poder sostener la energía que antes sostenía con gas y que, ante la falta de gas, bueno, tuvo que reemplazarlo por lo que tenía que era carbón.

Y ahí es como que uno siente que toda la historia empieza de vuelta, toda la historia empieza de vuelta y tenemos otra vez que remontar la tragedia. Porque cuando uno habla del cambio climático para los argentinos…, a muchos argentinos nos cuesta entender es cambió climático, que es que hace un poco más de calor me dicen algunos, no el cambio climático son las enormes sequias que se ven, los incendios que se producen naturalmente, otros los produce la mano del hombre, pero muchos se producen espontáneamente. Se secan los pastizales, el calor recalienta el piso y empiezan los incendios.

Miren lo que nos ha pasado en el Río Paraná. La bajante más grande de la historia del Río Paraná hemos tenido a lo largo de nuestros dos últimos años. Y no lo logramos recuperar ¿Por qué? No lo entiendo, pero muchos lo atribuyen a la tala del Amazonas, que no solo deja de generar oxígeno que el mundo necesita, sino que también cambia el curso de las lluvias, o la lógica de las lluvias. Y muchas zonas que antes eran productivas, poco a poco se están volviendo desérticas, ¿Esto dónde se ve en América Latina? Se ve mucho en Centro américa y muchas zonas están en riesgo porque en el proceso de recalentamiento, lo que ocurre es que los hielos se derriten y las aguas suben; y allá tienen a todo el Caribe tambaleando con el cambio climático, con islas que definitivamente desaparecen por porque el mar las tapa y soportando ciclones con una frecuencia que antes no tenían. Todo eso es producto de lo que estamos hablando aquí.

Ahora, ustedes dirán “viejo, yo me tomo el subte, yo no soy culpable de todo esto”. Y es verdad, la Argentina tampoco es culpable de muchas de las cosas que pasan. La Argentina emite menos del 0,8% del carbono que se emite en el mundo y los grandes responsables son China, Estados Unidos, los grandes productores de las grandes industrias. Y por eso tenía razón Néstor cuando decía que nosotros somos acreedores. ¿Por qué somos acreedores?: Porque tenemos todos esos espacios verdes que generan oxígeno que son ni más ni menos, el pulmón del mundo. Somos los que cuidamos los Parques Nacionales, somos los que cuidamos el Monte Chaqueño, somos los que cuidamos la Selva Misionera y somos los que le pedimos a Brasil que cuide el Amazonas, todo eso somos; no somos los acusantes de problema, en todo caso somos víctima del problema. Pero también, en alguna medida somos responsables porque, seguimos utilizando nuestros autos, seguimos cargando nafta, seguimos necesitando del petróleo, y esa es un camino que debemos transitar con plena conciencia porque si seguimos haciendo lo mismo nos van a seguir pasando las mismas cosas, como diría Einstein. Y si no cambiamos los resultados vana a ser mucho peores que los que vivimos y esa es la responsabilidad que tenemos.

Por eso, a mí me parece muy importante que tangamos esta jornada de educación, de reflexión. Gracias Juan, gracias Sergio, gracias Cecilia. Gracias a vos que fuiste la autora de la Ley, gracias Caro por darnos tu mensaje aleccionador.

Nosotros tenemos deberes que cumplir como ciudadanos y como funcionarios y tenemos que ser transmisores, no solamente del problema, sino también de la solución. Y muchas veces la solución empieza por uno mismo porque cuando uno habla del cambio climático también habla de la crisis ambiental que estamos viviendo, donde, por ejemplo, el uso de los plásticos se ha vuelto un problema enorme y, tal vez, nuestros hábitos puedan ayudar a cambiar ese incremento permanente del uso de los plásticos.

Yo creo que esta Ley, que con mucha justicia, es una Ley que inspirada y que se llama Ley Yolanda, inspirada en Yolanda Ortíz; Es una Ley muy valiosa. Es muy valioso que nosotros como funcionarios públicos afrontemos estos debates, tomemos conciencia de lo que el mundo vive y tomemos el toro por las astas como funcionarios que somos, con nuestro ejemplo y con nuestra prédica, para que la sociedad entienda, para que todos los nuestros entiendan.

A mí me impresiona mucho ver cómo los jóvenes entienden este problema, lo entienden mucho más que los que somos de nuestra generación. Yo en todo caso terminé entendiéndolo porque empecé a ver en concreto cuál era la dimensión del problema, escuché la desesperación de los líderes europeos, escuché la libertad de palabra de los líderes americanos, norteamericanos; escuché la preocupación de los africanos, de los asiáticos y de los latinoamericanos. Todos reclamando lo mismo y diciendo: “si yo no causé esto, porque me hacen pagar este costo”. En todo caso yo lo aprendí porque fui testigo de eso, fui testigo presencial de esos debates. Muchos de nuestra generación no tuvieron esa oportunidad, pero quiero advertirles, el problema no es un conflicto que puede venir, el problema ya está. El problema no es un problema que debemos encarar con miras al futuro, el problema ya existe; el problema no puede esperar al mañana, el problema es hoy y debemos resolverlo.

Y lo debemos resolver con seriedad y no solamente hablando, debemos resolverlo con toda seriedad, con toda seriedad. Cuando a Juan le dije, aquel día, en las oficinas de Puerto Madero, en plena campaña: “Juan, te vas a tener que hacer cargo del ministerio de Ambiente”, le dije también: “ese es el tema”. Y yo sigo creyendo que ese es el tema, es el tema, porque si tiramos, acá, abajo la casa en que vivimos, la verdad que íbamos a hablar otras cosas, el verdadero tema es ver cómo nos desarrollamos, preservando el ambiente, sin destruir el piso que pisamos, el secreto es también cómo podemos desarrollarnos con justicia, con justicia social, estoy hablando, porque es el único desarrollo posible. Todo otro desarrollo es una quimera.

Así es que yo vine como alumno, me sirvió de mucho lo que dijeron, me voy con la lección aprendida, y sólo creo que me sentaron, acá, porque soy Presidente, pero creo que sólo pude aportarles a ustedes, la experiencia personal, que yo he vivido, en estos tiempos del mundo, viendo la cara de desesperación de los líderes del mundo porque no saben cómo abordar la dimensión del problema que tenemos. Nosotros podemos abordar la solución nuestra, podemos resolver las cosas en nuestra casa; cuidemos, entonces, nuestra casa, que es la Argentina. Hagamos todo lo necesario porque vivamos en un ambiente sano, crezcamos en un ambiente limpio y hagamos lo que tenemos que hacer, las cosas más mínimas, como dividir los residuos, entre los reciclables y no, miren qué poquito y no lo aprendemos. Empecemos con eso, vamos a estar haciéndole un favor al ambiente.

Muchas gracias a todos y todas. (APLAUSOS).