Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la presentación del nuevo esquema de subsidios en los servicios públicos para clubes de barrio, desde el polideportivo de Villa de Mayo, en Malvinas Argentinas, prov. de Buenos Aires

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la presentación del nuevo esquema de subsidios en los servicios públicos para clubes de barrio, desde el polideportivo de Villa de Mayo, en Malvinas Argentinas, prov. de Buenos Aires

Muchas gracias. Muy bien, muchas gracias. Déjenme hacer un poco de historia, porque venir a Malvinas, para mí, es un poco distinto. Entonces voy a empezar haciendo un poquito de historia.

Cuando con Néstor arrancamos allá por el año 2002, para ver si existía la posibilidad de llegar al Gobierno y poder hacer las cosas distintas, íbamos a los actos del gran Buenos Aires que, no eran muy multitudinarios porque recién arrancábamos, y siempre en todos los actos había un enorme cartel que decía: “Luis Bibona con Néstor”. Gracias Luis, acá vengo a tus pagos. Y siempre voy a estarle agradecido a Luis porque fue de los primeros que nos acompañó. Siempre voy a estar agradecido y me es grato también, venir Leo a tus tierras, venir Noe a tus tierras, gracias por el cariño con que me reciben, gracias por el afecto que siempre me han brindado; ellos también nos han acompañado desde el primer momento.

En aquellos años en que yo era Jefe de Gabinete de Néstor, tenía la Secretaría de Deportes y Turismo bajo mi dependencia y teníamos un programa especial para los Clubes de barrio porque era algo que a mí realmente me preocupaba, y estaba a cargo de Marcelo Achile, que hoy sigue siendo Vicepresidente de Defensores de Belgrano. Marcelo, un gran amigo al que siempre recuerdo, me insistía mucho y no tenía que hacer mucho esfuerzo para convencerme sobre la importancia de los clubes de barrio. Yo, finalmente, soy hincha de un club de barrio, de Argentino Junior, muy importante. Ha dado enormes figuras, allá lo tenemos a Diego como prueba de lo que fuimos capaces como club; pero finalmente somos hinchas de un club de barrio y le damos a los clubes de barrio un valor singular, porque, la verdad, es que ustedes saben que yo enseño Derecho Penal en la Universidad de Buenos Aires, y saben que, una de las cuestiones de la criminología es ver de qué modo la sociedad va impregnando a los ciudadanos de las normas de cultura, las normas de convivencia y, la verdad, es que hay muchos lugares donde la sociedad ejerce eso que algunos lo llaman control social; cómo va inyectándole a cada habitante de la sociedad las normas de convivencia, las normas de cultura. La familia es el primer lugar donde nosotros aprendemos lo que debemos y lo que no debemos hacer, la escuela, las iglesias, y en ese lugar tienen un lugar los clubes de barrio. Los clubes de barrio no son un lugar de divertimento solamente para chicos, chicas, no son un pasatiempo, que también lo son, para los adultos mayores, es un lugar donde se aprenden normas de convivencia. Se aprenden de muchas formas: para entrar al club hay estatutos que respetar, hay reglas que respetar, para jugar al fútbol hay reglas que respetar, para jugar al Hándbol, para jugar al Hockey, todos sabemos que hay reglas; sabemos lo que se puede hacer jugando y lo que no se puede hacer jugando, y sabemos que cuando infringimos algunas de esas normas deportivas somos sancionados, primero con una tarjeta amarilla, después con una tarjeta roja. Aprendemos lo que podemos hacer y lo que no podemos hacer. Aprendemos lo permitido y aprendemos lo prohibido y lo hacemos en un tiempo que, al mismo tiempo que aprendemos inconscientemente todas estas cosas nos divertimos, disfrutamos de juego, disfrutamos de compartir el tiempo con nuestros amigos y amigas, disfrutamos, simplemente disfrutamos.

Los clubes de barrio tienen esa trascendencia social que uno no puede dejar de lado porque, de verdad, ayudan a formar el espíritu de los argentinos y argentinas. Sacan muchos grandes deportistas. Algunos se convierten en Leonas. Otras se convierten en Medallas Olímpicas de otras disciplinas, algunos juegan deportes amateurs, otros se vuelven profesionales. Pues bien, todo eso, nace siempre en un club de barrio. Siempre, siempre. Miren lo importante que es un club de barrio.

Por eso, cuando llegamos al Gobierno en el 2019, recién lo decía muy bien Matías, uno de los grandes problemas que enfrentaban los clubes de barrio, era ver cómo soportaban las tarifas que en ese momento debían pagar. Tarifas que estaban dolarizadas, tarifas que eran impagables, no para los clubes, para millones de argentinos. Paramos toda esa lógica tarifaria, la congelamos durante el tiempo de pandemia, empezamos a reordenarla paulatinamente, y siempre, todo lo que hacemos, lo hacemos cuidando una lógica. La lógica es que los que no pueden pagar la tarifa estén el Estado para socorrerlos, para que los que puedan pagar algo, esté el Estado para socorrerlos menos y para los que no puedan pagarla no la paguen. Esa es la lógica y en esa lógica lo que no podemos hacer es paralizar el desarrollo de actividades sociales tan importantes para el desarrollo de la sociedad argentina, como las que hacen los clubes de barrio. No podemos paralizarlos. Cuando el club de barrio no existe hay un chico que queda en la calle y es el peor modelo, cuando el club de barrio no existe hay un chico o una chica que se frustra porque no puede desarrollar el deporte que quiere.

Por todo eso, nosotros hoy estamos anunciando lo que estamos anunciando; estamos diciendo que queremos que florezcan muchos clubes de barrio que albergue a lo mejor de nuestros chicos y nuestras chicas, que den amparo a nuestros abuelos y nuestras abuelas, que sean un lugar de regocijo y sean un lugar de educación de nuestras gentes. (APLAUSOS).

Por eso, estamos haciendo lo que hoy estamos haciendo, que no es ni más ni menos que decirles a todos los dirigentes barriales de los clubes de barrios que, por favor, no bajen los brazos porque necesitamos que todo esto siga funcionando, que necesitamos que sigan convocando a los jóvenes, que necesitamos ver a nuestros jóvenes disfrutando y disfrutar de esos clubes y aprender de esos clubes las normas de solidaridad y convivencia, que la sociedad argentina reclama y de garantizarles que no va a ser el Estado el que eso impida.

En aquel momento, cuando Marcelo Achile estaba a cargo del Programa de Clubes de Barrio, se había difundido una película de Campanela, muy linda, por cierto, que se llamaba: “Luna de Avellaneda” y en virtud de eso hicimos una gran movilización porque eran días – y esos días se repitieron no hace muchos años atrás - en donde lo que se discutía era si había que privatizar o no los clubes y había una gran discusión, como la que se da en la película entre los que dicen: “no, el club es nuestro, debemos cuidarlo nosotros, los que lo fundamos, los que somos socios, los que lo conducimos, cómo vamos a dejar el club en manos privadas” y nosotros rescatamos aquella película para ensalzar el verdadero sentido del club de barrio, que es la solidaridad.

Los clubes de barrio nacen y se desarrollan porque los vecinos quieren encontrar un ámbito, donde sus chicos crezcan y se eduquen y aprendan en el sentido de la solidaridad, la responsabilidad social que necesitamos para tener un mejor país. Con aquella misma idea hoy estamos haciendo lo que estamos haciendo y estamos preservando los clubes de barrio, preservándolos para que las comunidades, como en este caso, hoy Malvinas Argentinas pueda tener muchos lugares, donde los chicos – después del colegio – puedan divertirse, puedan empezar un deporte, puedan empezar su carrera deportiva, que tal vez culmine levantando una de esas Copas y ganando una medalla olímpica. Por eso lo hacemos y por eso estamos convencidos de que no estamos haciendo nada más que un acto de justicia, darle derechos a los clubes de barrio para que sigan educando, dándoles el mejor contenido a nuestros chicos, a nuestras chicas y también a nuestros adultos mayores para que puedan seguir disfrutando de todo eso. (APLAUSOS).

Así es que son momentos gratos que el ejercicio de la Presidencia me ofrecen, que es poder estar cerca de ustedes; poder decirles, como dije aquel 10 de diciembre de 2019: “los primeros, son los últimos” y que siempre voy a estar cerca de los últimos, acompañando a los que más necesitan y a los que más reclaman de la asistencia del Estado para poder sentarse en la mesa común de los argentinos y las argentinas.

Gracias a todos y todas. (APLAUSOS). Gracias Luis, gracias Leo, Gracias Noe, gracias a todos y todas. (APLAUSOS).