Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en el acto de entrega de 78 viviendas, en el Barrio Altos, de Chilecito, prov de La Rioja

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en el acto de entrega de 78 viviendas, en el Barrio Altos, de Chilecito, prov de La Rioja

Buenas tardes a todos y a todas, buenas tardes Chilecito, muchas gracias: recién decía Ricardo de corazón gracias por estar todos aquí, por haberse convocado, en esta tarde, en este suelo tan hermoso, que es Chilecito, que todos saben cuánto lo quiero. Como decía, hace un ratito, conmemorando otro aniversario del paso a la inmortalidad, del General San Martín, la verdad es que amo tanto esta pequeña Patria, que es La Rioja, y tanto a su Chilecito. Yo no nací, en Chilecito, pero lo heredé, el amor por Chilecito lo heredé, así que cada vez que vengo a La Rioja siempre me hago un instante para preguntar cómo anda Chilecito y la verdad es que hoy estamos contentos porque – como bien dijo Jorge - estamos resolviendo, estamos dándoles un derecho que tenían. ¿A cuántas familias en total? A 78 familias, de aquí de Chilecito que tenía el derecho a tener una casa. Muchas veces, cuando entregamos las casas me dicen: “gracias”. Y yo les digo: “no digan gracias, porque a mí no me deben nada”, es un derecho que tienen ustedes de tener una casa.

Cuando empecé mi campaña, allá en el año 2019, me acuerdo en la Ciudad de Mar del Plata, dije que iba a crear un ministerio de la Vivienda, del Hábitat y la Vivienda y muchos me preguntaban, ese día, pero para qué un ministerio de la Vivienda, si eso está en Obras Públicas. Y yo les decía: “no, yo necesito que haya una persona que sólo piense en la vivienda de los argentinos”. Porque no es lo mismo, no es lo mismo penen cloacas, en llevar agua, en llevar rutas, en construir puentes, en construir energía, en construir diques y además pensar en construir casas. Porque la necesidad de una casa es un derecho que tiene una familia y lo único que yo buscaba era que hubiera uno de nosotros que sólo pensara en cumplir ese derecho, que muchos argentinos y argentinas tenían y que estaba el Estado argentino en deuda con ellos.

Y así fue que nació este ministerio, y no me equivoqué, porque allí está Jorge, que en lo único que piensa es en ver cómo construimos más viviendas para argentinos y argentinas que lo necesitan. (APLAUSOS).

Jorge me decía, hace semanas atrás, en un viaje - creo que fue al Chaco - que hicimos la semana pasada, porque yo trato de seguir de cerca cómo funciona el plan de vivienda, porque es algo que me preocupa de corazón y me decía Jorge: “mirá, funciona bien, y mucho tiene que ver en cómo es el Gobernador, porque para que nosotros podamos construir necesitamos tierras, necesitamos que esas tierras estén urbanizadas y si no tenemos eso no tenemos cómo llevar las viviendas”. Y me comenta que el fenómeno es el riojano, que va más rápido que nosotros. Y eso es verdad, desmiénteme si no lo es, él me comentó eso.

Y recién, en el almuerzo, el Intendente querido, de acá de Chilecito me decía: “mire, porque acá presidente tenemos ya 556 lotes” y yo le preguntaba en qué estado estaban. Y él me comentaba que ya estaban haciendo toda la infraestructura para que podamos venir a construir más casas. Eso nos hacen falta: un Intendente y un Gobernador que hagan eso, para que podamos nosotros venir a hacer el aporte de construir las casas. (APLAUSOS).

Créanme que no hay momento más grato, para alguien como yo, que soy un ciudadano más como ustedes que me toca – como le gustaba decir a Néstor- soy uno más con responsabilidades importantes, nada más, pero soy como ustedes y créanme que no hay momentos más gratos, que el instante en que le doy las llaves al alguien que tiene su casa, porque – en ese momento – uno ve, en la cara de cada familiar una mezcla de alegría, de ilusión, de llanto que brota, lágrimas que brotan de emoción y lo que uno siente es que le estamos dando dignidad a una familia. Y eso para mí colma mi alma absolutamente, y eso lo vivo en cada lugar adónde voy entregando una casa.

Y la verdad es que me voy gratificado, porque para eso llegamos a la política; nosotros – en estos tiempos- donde a muchos le gusta sembrar desesperanzas y son tiempos propicios para sembrar desesperanzas, porque todo lo que pasó en la pandemia ha sido muy doloroso para todos nosotros y cuando empezamos a recuperarnos aparecen guerras, que nos complican la vida a todos los habitantes del mundo, pero – en ese momento – es donde uno siente claramente para qué abrazó la política, porque la desazón es sembrada, porque cuando la desesperanza se siembra prende muy fácilmente en el corazón de muchos, en momentos como este.

Y entonces todos empiezan a decir, como latiguillo: “en la política todo es lo mismo, son todos lo mismo”. Y yo quiero decirles que no somos todo lo mismo. Nosotros tenemos una mirada hacia cada compatriota, que es distinta a la mirada que tienen otros, que sienten que la Patria es para contener a 20 millones de argentinos y que el resto sobra y tienen que arreglárselas para vivir como puede. Para mí la Patria tiene 48 millones de habitantes y yo quiero que, hasta el último habitante, en el último rincón de la Patria viva y crezca y muera dignamente. (APLAUSOS). Y eso, de verdad, no lo hago porque soy Alberto Fernández, lo hago porque soy uno más de ustedes y por sobre todas las cosas porque nosotros somos hijos y herederos de Perón y de Evita y con ellos aprendimos muchas cosas, como – por ejemplo – ahí vemos a los compañeros de la UOCRA, que los veo muy felices celebrando, festejando, porque tienen para estar contentos. ¿Saben por qué? Porque en la historia de los trabajadores de la construcción, en este momento, tienen un récord de número de trabajadores de la construcción. Hoy la construcción tiene cerca de 450.000 trabajadores y logramos así superar el récord, del 2011, que creo que fue de 417.000; 217.000 había cuando nosotros llegamos al gobierno, la mitad de lo que hay, hoy, de trabajadores. ¿Por qué es eso? Porque yo soy peronista y a mí me enseñaron que el trabajo dignifica al ser humano y lo que todos tenemos derechos es a tener un trabajo digno, que nos permita darle el sustento propio y a nuestra familia.

Y del mismo modo no todos somos lo mismo, para algunos de nosotros la posibilidad de educarse es un derecho esencial que tiene el ser humano. Y por eso el Estado tiene que invertir en salud pública, educación, y por eso el Estado tiene que llevar cultura a cada rincón de la Patria y por eso a nosotros no nos gusta pensar que alguien “cae”, en la educación pública. Lo que nosotros queremos es que la educación pública sea la mejor educación para cada argentino y argentina. (APLAUSOS). Y cuando nos dicen para qué siguen abriendo universidades, yo les contesto: “porque quiero que los que viven, en Chilecito, tengan una universidad cerca para poder estudiar en Chilecito”.

Yo estudié, en la Universidad de Buenos Aires, en esa universidad que tanto quiero y donde sigo enseñando, una universidad que se creó hace 201 año, que cumplió hace poquito. Y saben ¿por qué se creó esa universidad? Porque los criollos, que vivían en Buenos Aires, en la Ciudad de Buenos Aires, que todavía no era la Capital Federal del país, decidieron que había que crear una universidad, porque ellos no podían seguir mandando a sus hijos a estudiar a Córdoba, a Chuquisaca o a Europa. Entonces, ¿qué hicieron? Construyeron una universidad cercana, que es hoy la universidad más importante de la Argentina. ¿Qué quiero decirles con esto? Que mientras otros dicen que los hijos de los pobres nunca llegan a las universidades, entonces no les acerquemos universidades, y nosotros decimos: “llevemos las universidades adonde están los pobres para que dejen de ser pobres, para que se eduquen, para que tengan conocimientos”.

Por eso, no somos todos lo mismo; recién me acordaba Ricardo, cuando empezó la pandemia y recuerdo un llamado telefónico, que recibí, donde alguien me decía: “mirá, termínala con ese tema de los aislamientos, dejá que la economía siga funcionando, porque esto va a arruinar la economía, porque – finalmente – los que tengan que morirse, en la pandemia, se van a morir”. Y yo le contesté: “mirá, es que hay un problema ético en todo esto, una vida que se va yo no la recupero, pero la economía yo la puedo recuperar, pero una vida que se va no se recupera”. Y entonces se enojaron mucho conmigo. Me declaraban dictador, porque decía que debíamos aislarnos, me decían que era un dictador porque había que usar barbijo, me decían que era un dictador, porque en lugares donde se juntaban mucha gente no se podía reunir. Pero lo cierto es que sobrellevamos la pandemia, fuimos uno de los primeros países, del mundo, en empezar a vacunar y hoy somos entre los países – como más de 30 millones de habitantes – el país que mayor inmunidad tiene por el nivel de vacunación que logró y si hoy podemos todos estar acá reunidos, disfrutando de este acto, sin la necesidad de taparnos la cara, es porque esa vacunación fue efectiva y porque a todos nos inmunizó y si alguno de nosotros se contagia no la va a pasar tan mal, como pasaba al comienzo de la pandemia.

Y saben qué pasa, además, que el tiempo me dio la razón, porque ese año, de la pandemia, el 2020, la economía argentina cayó al 9 por ciento, pero al año siguiente, la economía argentina creció al 10,3 por ciento y este año está creciendo al ritmo del 6 por ciento, y hemos creado más de 1.200.000 puestos de trabajo, y hemos reabierto infinidad de pequeñas y medianas empresas, que se habían cerrado, en los cuatro años anteriores y saben qué me dio la razón, que las vidas que se perdían no las podía recuperar, pero la economía la podía recuperar. Y se está recuperando, más allá de lo que digan los agoreros de siempre.

Y por eso, pasa esto, porque entre las cosas que decidimos, como peronistas, que somos, fue motorizar la economía, desde el Estado, y a nosotros no nos da vergüenza eso, a nosotros no nos da vergüenza decir que el Estado tiene que estar presente, si la economía necesita ser movilizada y nos avergüenza decir que el Estado debe invertir en educación, debe invertir en salud, o debe invertir en ciencia y tecnología. No nos da vergüenza, a nosotros no da vergüenza decir que necesitamos un Estado fuerte y presente para igualar, allá donde la desigualdad aparece, no nos da vergüenza. Pero hay otros que no creen como nosotros, creen que la educación pública no tiene sentido y así convierten al ministerio de Salud en una secretaria de segunda, que creen que las universidades son sólo para los ricos, y que creen que a la vivienda se puede acceder por créditos que las instituciones privadas den. Y en esos cuatro años algunos creyeron – y ahí los tiene víctimas de los créditos UVA – que no saben cómo salir de ese problema. Nosotros no creemos en eso, nosotros somos distintos, nosotros representamos otra cosa, nosotros venimos a poner de pie a la Argentina y venimos a poner de pie a los últimos, que son los que peor están… primero, los últimos. Esa fue mi obligación, la obligación que asumí ante ustedes y tengo la absoluta tranquilidad que no he faltado a mi palabra, porque hemos entregado 50 y tantas mil viviendas ya, desde que asumimos, porque hay más de 120.000 viviendas, que se están construyendo a lo largo y a lo ancho de todo el país, porque hemos dado más de 60.000 créditos para propietarios de lotes, que quieren construir su vivienda.
Porque tenemos 5.000 obras públicas, en todo el país.

Y yo me acuerdo. cuando vino Ricardo a verme, con su Jefe de Gabinete, que lo veo por allí, y me dijo: “che, tenemos que hacer una ruta, que vaya de La Rioja a Chilecito, porque nos ahorramos un montón de kilómetros, pero tenemos que cruzar una montaña y hay que hacer un túnel, en esa montaña” y yo lo miré y le dije: “cómo se hace esto”. Yo soy un abogado, entiéndanlo, cómo se hace esto, como una ruta, que tiene que cruzar el Velasco para llegar a Chilecito. Y le dije: “bueno, déjamelo para ver qué hacemos”. Y la vez anterior, que estuve en La Rioja, ya vi más de la mitad del túnel construido y esa ruta se está construyendo. Y como esa se están construyendo otras rutas y así como esas rutas, se está construyendo un hospital, acá en Chilecito, y ahora vamos a inaugurar un Jardín de Infantes y vamos a seguir apoyando a La Rioja, como apoyamos a todas las provincias de nuestra Patria y fundamentalmente a las provincias de nuestro Norte Grande, porque yo soy hijo de un riojano. Yo recuerdo a Juan B González escribiendo que a La Rioja se entra llorando y se sale llorando. Yo quiero que a la Rioja se entre con alegría y se salga lleno de felicidad. Esa es La Rioja, que quiero y quiero una Rioja así, y quiero lo mismo para Catamarca, para Chaco, para Formosa, para Salta, para Jujuy, para Corrientes, para Misiones. Este Norte tan olvidado, de una vez por todas, tenemos que ponerlo en el centro de la agenda nacional. (APLAUSOS).

No quiero vivir más en un país, que tiene un centro muy rico y tiene dos periferias: una al Norte y otra al Sur, absolutamente empobrecidas. Y para que eso podamos hacerlo, yo les pido a cada uno de ustedes, a cada riojano, a cada riojana: “por favor, no bajen los brazos. Yo necesito, hoy, más que nunca, la ayuda de ustedes, necesito más que nunca que no pierdan la esperanza de que un futuro mejor está más cerca y que, por favor, no los convenzan los agoreros de siempre, porque esos agoreros lo único que nos dejaron fue más pobreza, más deuda, menos educación y menos salud. No dejemos que ese pasado vuelva, y a los decepcionados, eso que lo miraban a Ricardo, en la esquina, con cara de qué me está diciendo este mentiroso, para que lo sepan: no les estamos mintiendo, estamos construyendo otra Argentina, donde quepan todos y todas las argentinas.

¡Viva La Rioja, viva Chilecito, viva la Patria! Gracias a todos y todas. (APLAUSOS).