Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el lanzamiento del Programa de Formación de Jóvenes Argentinos para el Trabajo (FORJAR), desde Casa Rosada.

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el lanzamiento del Programa de Formación de Jóvenes Argentinos para el Trabajo (FORJAR), desde Casa Rosada.

Buenos días. Muchas gracias a todos y todas por estar aquí. La verdad es muy grato participar de un acto de esta naturaleza rodeado de gente dedicada a la educación, a la docencia, de funcionarios de gobiernos provinciales que están dedicados a estos temas. Y también me es grato que estemos prestándole más atención a la educación técnica.

Digo yo siempre, y en estos días lo vengo repitiendo, que no todo es lo mismo en política. Hay un momento en donde el desasosiego de una coyuntura nos hace sentir que todo es lo mismo, pero la verdad es que no es todo lo mismo, no todos vemos qué país queremos ser, qué país queremos construir y las diferencias se ven en los hechos.

Yo recordaba que Perón, allá en el año 46, le prestó atención por primera vez a la educación profesional de los jóvenes y creó la Comisión Nacional de Orientación y Aprendizaje, que fue la primera vez donde se le prestó atención a la educación técnica, primera vez; después Frondizi creó el Consejo Nacional de Educación Técnica y eso funcionó muchos años hasta los 90, como aquí muchos contaron, donde todo eso se perdió. Después nosotros volvimos y creamos el Instituto Nacional de Educación Tecnológica, pero también quienes nos precedieron no le prestaron a la educación técnica la importancia que la educación técnica tiene.

Yo era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y Daniel Filmus era el Ministro de Educación en aquellos años. Y en los años previos a nuestra llegada al Gobierno había habido un cierre muy grande de empresas, la desindustrialización de la Argentina había sido muy llamativa. Y lo que observábamos era la carencia en un momento de explosión donde la construcción crecía, las industrias volvían; las carencias de profesionales técnicos que ayudaran y sirvieran a ese proceso productivo; no solamente faltaban ingenieros, que faltaban; faltaban matriceros, faltaban torneros, faltaban electricistas, faltaba gente que objetivamente son esenciales para mover la industria, para mover cualquier actividad económica.

Y en esos años Daniel nos dijo tenemos que volver a poner en valor a la educación técnica y así fue como salió la Ley de Educación Técnico Profesional, que nosotros impulsamos sabiendo dos cosas, que en los años previos se había olvidado la educación técnico profesional y que la Argentina necesitaba como nunca técnicos profesionales para poder volver a reconstruir su andamiaje industrial que se había perdido en aquellos años 90.

Cuando yo era chico y estudiaba en el colegio secundario, cuando empecé en militancia, yo estudié en un colegio nacional, soy bachiller de un colegio nacional al que quiero mucho, el Mariano Moreno de Buenos Aires, de acá de la Ciudad. En aquellos años existían los colegios industriales. Mi padre me contaba que su padre, contaba con orgullo, había sido profesor y rector del Otto Krause, un industrial que era de la Universidad de Buenos Aires, sino me equivoco, ¿no? ¿no dependía de la universidad? No, no dependía de la universidad, pero era un industrial muy famoso en aquellos años, sigue existiendo Otto Krause, por supuesto. Y él me explicaba siempre la importancia del Otto Krause donde allí los chicos, porque no había chicas, básicamente los chicos estudiaban…, se preparaban en técnicas que tenían que ver con la profesión que abrazarían al futuro y muchos de ellos después seguirían carreras universitarias, generalmente, vinculadas a ingenierías, a la arquitectura. Con lo cual, uno tiene un vínculo, hablo desde lo personal, con la educación técnica muy cercana, muy profunda, muy querida. Y yo particularmente he tomado conciencia de muy chico de la importancia de ese tipo de educación para el desarrollo de un país porque si no contamos con esos especialistas muchas veces las industrias se frustran y los proyectos se frustran. Y si no damos esas capacitaciones y no tenemos gente preparada con esas capacidades muchas veces los proyectos se frustran.

Educar es lo más importante que debemos hacer en la sociedad del presente, las sociedades más ricas, repito una y otra vez, no son las que tienen el petróleo, no son la que tienen el oro, son la que tienen la educación, el conocimiento, la ciencia y la tecnología para poder extraerlos todos esos minerales. Y lo mejor es que seamos nosotros los que capacitemos a nuestra gente, no solamente dándole el conocimiento esencial, básico, sino también profesionalizándolos con más ciencia y con más tecnología. Ahora que está en manos, el sistema, de Daniel y que tanto vuelo está tomando, pero, así como Daniel se ocupa del desarrollo científico y tecnológico más avanzado, tenemos que dar los primeros pasos en la ciencia, en el conocimiento de la educación tecnológica. Y acá creo que es muy importante lo que Jimmy está haciendo porque tiene que ver con la esencia nuestra.

Contaba Verónica en ese discurso tan emotivo que su escuela está en el medio de un barrio popular ahí en Quilmes. Y yo me acuerdo cuando Daniel vino con el Plan 700 escuelas para que construyamos, ahora nosotros estamos construyendo 100 escuelas técnicas más para todo el país. ¿Y cuál es la idea? Es la misma idea que tenemos con las universidades, es llevar la escuela a los chicos, no esperar que los chicos vayan a la escuela, es acercar la escuela a los chicos.

Cuando cumplimos 200 años en la Universidad de Buenos Aires tuve la oportunidad de ver el Decreto, la resolución, no me acuerdo exactamente que era, que daba creación a la Universidad de Buenos Aires y entre los fundamentos decía que los criollos que vivían en la Ciudad de Buenos Aires tenían que darles educación superior a sus hijos sin necesidad de mandarlos a Córdoba, Chuquisaca o Europa. Y ahí me di cuenta que ya en aquel entonces el secreto era acercar la educación a la gente y no esperar que la gente vaya a la educación. Por eso cuando nosotros hicimos crecer tantas universidades en el interior del país y muchos dijeron para qué hacen crecer esas universidades si los hijos de los pobres no tienen posibilidades de ir a las universidades. Y uno ve que en esas universidades hoy el noventa por ciento de los que estudian son primera generación de universitarios de hijos de trabajadores, uno se da cuenta lo importante que era acercar la universidad a la gente, porque hoy quien vive en Florencio Varela tiene una universidad cerca, o quien vive en La Matanza tiene una universidad cerca, y antes tenía que hacer un enorme esfuerzo para llegar Buenos Aires. Y no quiero hablar de los que viven en el interior, que tenían que viajar hasta Córdoba, hasta La Plata, hasta Rosario o hasta Buenos Aires para tener una universidad, hoy quien vive en Villa María, Córdoba, tiene una universidad esplendida, y en La Rioja hay tres universidades, a lo largo y a lo ancho del país han proliferado las universidades, y eso está muy bien, porque hay que llevar la educación a la gente, hay que acercarles los instrumentos para que la gente pueda educarse.

Y por eso aquellas setecientas escuelas fueron desarrolladas con el criterio que tuvo Daniel, busquemos barrios a los que les cueste llegar al colegio, y pongamos ahí el colegio, para que no les cueste, para que les sea más fácil, y es la misma lógica que tenemos hoy en día, y es la misma lógica de estas nuevas cien escuelas que estamos desarrollando.

Invertir en educación es definitivamente la mejor inversión que se puede hacer, porque eso es invertir en futuro, eso nunca es un gasto, eso siempre es una inversión. (APLAUSOS) Entender la nueva realidad, que nosotros vivimos.

Por eso digo que siempre que no somos todos lo mismo, nosotros creemos que la Argentina se desarrolla si la industria crece, si la actividad agropecuaria crece, si podemos desarrollar pequeñas y medianas empresas, ahí vamos a hacer posible una Argentina pujante.

Esta idea de que la Argentina es pujante solamente jugando con títulos y bonos, quién puede creer en eso; quién puede creer en una Argentina que está condenada a importar productos terminados y no producirlos, nosotros creemos definitivamente que la Argentina que se viene, la Argentina que necesitamos de una vez y para siempre no es la Argentina en la creyó Perón, en la que también creyó Frondizi a su medida y en su forma, que fuere la Argentina pujante, industrial, que daba trabajo, que creó oportunidades para las familias argentinas, y que daba conocimiento a los chicos y a las chicas de la Patria. Los países más ricos, insisto, no son los que tienen minerales, los países más ricos son los que tienen conocimiento, los que desarrollan la ciencia y la tecnología, y hoy aquí estamos dando un paso, poniéndoles en todas las escuelas que hay a lo largo y a lo ancho del país, los recursos necesarios para que puedan acceder a los instrumentos, a las maquinarias que necesitan para poder educar, a la protección, a los cuidados de los que hablaba Verónica. Y también es muy interesante ver que el concepto hoy de escuela técnica no es exactamente el que se vivía en mi época, porque yo veo todos los temas que abarca hoy, y es muy llamativo, porque este aporte extraordinario por ejemplo va a una especialidad agropecuaria, preparar técnicos agropecuarios.

En materia industrial está incluida la aeronáutica, la construcción, el cuero y el calzado, la electromecánica, la energía, la minería, hidrocarburos, la industria naval, fíjense todo lo que se ha incluido como tecnicaturas, como forma de poder aportar al desarrollo de todas estas industrias, muchas de las cuales han sido dejadas de lado en los años 90 y en los años que precedieron a nuestra llegada al Gobierno, pero también incluyen servicios, también hay inversión para ayudar a los que estudian actividades artísticas-técnicas, administración, cultura, desarrollo humano, informática, salud. Fíjense cuánto se amplió el concepto que existía allá en los años 70 cuando yo estudiaba. Porque cuando yo veo todo este desarrollo, ¿saben qué veo?, que todos estamos entendiendo que integrar a la Argentina es algo más que ir por un sector o por el otro, esa vieja discusión de si somos un país agrícola o somos un país industrial; o si somos un país que tiene que atender los servicios financieros antes que la actividad industrial, no, no es así, somos el país que tiene que desarrollar su industria todo lo que pueda, y tiene que desarrollar la ciencia y la tecnología al máximo nivel todo lo que pueda, porque además podemos hacerlo, este es el otro tema, porque además está visto que podemos poner satélites en el espacio, porque además está visto que en Mar del Plata, un profesor como ustedes pudo desarrollar con sus alumnos pequeños satélites, ¿picos satélites se llaman?, que hoy en día se lanzan al espacio y le sirven a la Argentina para poder conocer las condiciones climáticas, las condiciones que en terreno necesitamos saber para poder avizorar el futuro, para poder producir más y mejor, con lo cual les quiero decir con todo esto que esto no es una medida aislada, esto tiene que ver con una lógica y un concepto de país que tenemos en nuestra cabeza, que teníamos con Néstor cuando llegamos, por eso yo fui su jefe de gabinete y Daniel fue su ministro de Educación, y que seguimos teniendo hoy, la tuvo Cristina cuando fue presidenta, y la seguimos teniendo hoy, por eso el ministro Perczyk, para no ser tan confianzudo, y Daniel Filmus, el ministro Filmus, son ministros de este presidente, porque seguimos creyendo en un país que crezca y que a todos los incluya, y porque seguimos creyendo que el país tiene que darles a todos las oportunidades, que el mérito existe si es que todos partimos de iguales condiciones, si las condiciones son las mismas, el mérito es falso, por lo tanto quien debe poner condiciones de igualdad para que todos tengan la posibilidad de que por su mérito poder crecer es el Estado, y aquí estamos haciendo lo que debemos hacer. Gracias a todos y a todas. (APLAUSOS).