Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el comienzo de las jornadas de la Asociación Empresaria Argentina (AEA).

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el comienzo de las jornadas de la Asociación Empresaria Argentina (AEA).

Buen día, ¿Cómo les va a todos y todas? Mis primeras palabras quiero que sean para saludar a la Asociación Empresaria Argentina que está cumpliendo hoy 20 años de vida. Argentina ha pasado en los últimos tiempos momentos difíciles, algunos provocados por las políticas económicas del Gobierno que nos precedió, otros provocados por la humanidad que se vio afectada por una pandemia que lastimó indudablemente no solamente la tranquilidad de hombres y mujeres que habitan este planeta, sino también las economías del mundo. Llagamos allá en diciembre del 2019 con algunos objetivos muy claros, el principal, producir y generar trabajo en una Argentina que venía de caer sucesivamente en términos de crecimiento del PBI, en términos de consumo y en términos laborales. Y a solo 99 días de empezar nuestro trabajo llegó la pandemia.

En pandemia tuvimos que enfrentar dos obstáculos muy grandes. El obstáculo de la deuda con acreedores privados y el obstáculo de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, ambos obstáculos logramos sortearlo. En el primero de los casos, inclusive, logramos sortearlos ya noticiando que los argentinos al cabo de 10 años ahorren 38 mil millones de dólares. Con el Fondo ganamos tiempo, y durante los próximos 4 años no tendremos que afrontar ninguna de las obligaciones que el Gobierno anterior había contraído. Piensen ustedes solamente en este año con una guerra desatada en el mundo, que ha complicado los precios de la energía y que ha puesto en crisis el sistema alimentario mundial, piensen que en este año Argentina debía pagar 19 mil millones de dólares, todo hubiera sido imposible.

Resolvimos los dos problemas mientras afrontábamos la crisis sanitaria que la pandemia nos imponía. Fue un momento muy difícil porque enfrentar una pandemia de un virus desconocido es algo muy complejo. La medicina no tenía respuestas. La medicina recién en diciembre del 2020 empezó a dar respuesta con las vacunas y fuimos de los primeros países que empezaron a vacunar. Hoy visto a la distancia la Organización Mundial de la Salud pondera el modo en que Argentina enfrentó a la crisis sanitaria. Y entre los países de más de 30 millones de habitantes somos de los que más inmunidad ha logrado aplicando más de 100 millones de vacunas a argentinos y a argentinas.

En aquellos días lo que se debatía era si el párate que suponía la pandemia no debía formalizarse y debíamos dejar que todo transcurra como si nada pasara. Algunos decían deja que la economía avance porque está avanzando, deja que avance y no la frenes. Pero, claro, la necesidad de aislarse, la necesidad de no tomar contacto hacia que la economía indefectiblemente debiera retrotraerse. Por aquellos días dije, miren, una economía que se cae tengo la posibilidad de volver a levantarla, pero una vida que se pierde no tengo la posibilidad de poder recuperarla. El tiempo me dio la razón porque caímos 9 puntos del PBI en el año 2020, pero tan solo un año después crecimos 10.3; todo lo que habíamos perdido en el 2020 lo recuperamos y más en el 2021. Y en ese crecimiento logramos también concretar un aumento en el trabajo formal, más de 1.100.000 trabajadores ingresaron a la formalidad del trabajo. En una economía, que insisto, aún hoy sigue creciendo a tasas muy importantes. Y en una economía que aún hoy sigue generando trabajo formal de un modo significativo. Aun así, no estamos contestos porque todavía hay número muy importante de argentinos que nos han logado captar esas ventajas, esas ganancias que se están dando porque la Argentina viene de un sistema muy desigual que algunos profundizaron. Muchos creyeron que el trabajo era un costo y lo maltrataron y así hicieron que en los 4 años que precedieron mi llegada al Gobierno el salario real se cayera 20 puntos. Recuperar esos 20 puntos es un trabajo muy arduo, muy muy arduo.

Y tenemos que decir que nuestro programa económico, que tiene tres pilares en los que se funda, hay dos con lo que venimos cumpliendo. Venimos cumpliendo con el aumento de la producción, venimos cumpliendo con el aumento del trabajo formal, pero nos está costando mucho terminar con la desigualdad. Porque la desigualdad fue dada por esos años en donde unos pocos ganaban y muchos perdían. Años donde la especulación financiera hizo millonarios a mucho, pero se llevó puesta 27 mil Pymes. Por lo tanto, debemos trabajar en eso en un contexto inflacionario que se potencia por una guerra que se ha desatado en el norte y no advierte el daño que está causando al sur.

Muchos creen que esa guerra es una gran oportunidad para Argentina porque esa guerra está haciendo subir los precios de aquello que la Argentina tiene. La verdad como dije días atrás es una indecencia beneficiarse con una guerra en el siglo XXI. Y la verdad es que la Argentina gana relativamente porque esos precios internacionales de los alimentos que crecen son precios que crecen internamente. No hemos logrado que nuestras productoras de alimentos se asocien al conjunto de los argentinos y desacoplen suficientemente los precios internacionales de los precios internos. Yo creo que es allí donde tenemos un verdadero desafío como sociedad porque todo lo que viene por delante es un conjunto de oportunidades en un mundo muy lastimado que está revisando el sentido mismo de la globalización. Ya la globalización quedo en evidencia que falla. Fallo cuando en la pandemia las vacunas se producían y esas vacunas producidas el 90 por ciento de ellas quedaban en manos del 10 por ciento de los países. Mientras que el 10 por ciento de vacunas producidas era buscada con ansiedad pro el resto del mundo. Semejante desigualdad se profundiza ahora cuando la falta de trigo pre anuncia una crisis alimentaria de magnitudes que jamás hayamos visto antes. Hemos visto incendiarse enormes hilos de trigo en Ucrania y eso solo se convierte en hambre que va a sufrir el sur, hambre que va a sufrir América Latina, hambre que va a sufrir África y hambre que va a sufrir Asia.

Nosotros vamos a llevar nuestra voz al mundo, ya he hablado con líderes europeos y espero poder hacer en el G7 está demanda. La verdad es que está guerra nos está condenando a un mal presente, aun cuando sea posible que este presagiando un buen futuro para Argentina y que Argentina si sabe aprovechar esta ventana de oportunidad pude ser un gran productor de energía, puede ser el gran productor de esa energía de transición que se llama gas, puede ser un gran productor de energía solar, de energía eólica, de litio, de hidrogeno verde tiene todas estas oportunidades Argentina. Sí, además, logramos sacar la Ley de Agroindustria que el Congreso tiene en su tratamiento podemos ser también un gran productor de alimentos para seres humanos y dejar de exportar cereales o granos para alimentar animales. La oportunidad está en nosotros y está en la capacidad que tengamos como sociedad de poder crecer todos, todos no algunos. Esta es una oportunidad que tiene la Argentina no es la oportunidad que tiene un productor, un empresario. Tenemos que aprender y reglamentar adecuadamente la distribución del ingreso. Esa es la tarea que nos está quedando pendiente frente a una gran oportunidad que la Argentina tiene por los 10 años que vienen. Les dejo estas reflexiones, espero poder contar con los empresarios y espero que los empresarios argentinos entiendan la dimensión del problema que pasamos como parte del mundo que somos y que las oportunidades que se nos den no sean oportunidades para uno, sean oportunidades para todos y todas quienes habitan la tierra argentina. Muchas gracias.