Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el Día del Veterano y los Caídos en la guerra de Malvinas

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el Día del Veterano y los Caídos en la guerra de Malvinas

Muy buenos días a todos y todas:

Antes de darles estas palabras voy a pedirles algunas cosas especiales. Primero, allí a la izquierda, están los ex combatientes y los familiares de los ex combatientes, un aplauso enorme para todos ellos. (APLAUSOS)

Segundo quiero también, y en su nombre brindar un tributo a nuestros oficiales de las Fuerzas Armadas, que dignamente pelearon en Malvinas, gracias Teniente General Balza por acompañarnos (APLAUSOS).

Quiero darles las gracias a tres amigos entrañables que hoy me acompañan, que han presidido sus respectivas patrias, que me honran con su amistad y su afecto, y que hoy están aquí acompañándonos y ayudándome a sobrellevar mi cumpleaños en un día complejo para los argentinos: Muchas gracias Evo Morales, presidente de Bolivia, amigo querido de siempre (APLAUSOS). Muchas gracias Fernando Lugo, amigo querido de siempre, Presidente de Bolivia; muchas gracias Pepe Mujica, amigo entrañable, modelo de conducta, Presidente de Uruguay. Gracias Lucía por acompañarnos también.

Hace pocos días, preparándome para esta fecha tan importante que atraviesa mi mandato como Presidente de la Nación, leía una frase de Gisela Castillo y Romanella Bazán, hijas de los excombatientes de Malvinas, hijas de Mario Ramón Castillo y de Daniel Bazán, con esa frase sintetizaban mucho, decían "orgullo y gratitud hacia nuestros padres".

Pensé en esas dos palabras. Orgullo, orgullo por nuestros combatientes, nuestros caídos y nuestro legítimo derecho de soberanía. Pensé en la palabra Gratitud, gratitud por haber dejado una huella imborrable en la historia grande de nuestro país. Pero también, lamentablemente, debo agregar, desde mi lugar una tercera palabra: horror, por la terrible e irresponsable decisión de una dictadura que mandó a la muerte a centenares de compatriotas que con valentía y coraje defendieron la soberanía argentina.

Al cumplirse cuarenta años del desembarco de tropas argentinas en nuestras Islas Malvinas, quiero que mis primeras palabras sean para los soldados que dejaron su vida, para sus familiares, para todas las veteranas y los veteranos que sufrieron postergaciones, cuando hace pocos días decíamos con fuerza y decisión “Nunca Más”, también lo extendemos a nuestros héroes y heroínas de Malvinas, para que nunca más vuelvan a caer en el olvido y el silencio de parte de ningún gobierno.
A todos y todas quiero expresarles mi solidaridad primero y también luego a su regreso debieron afrontar tantos olvidos y poergaciones. Cuando hace pocos días decíamos, con fuerza y decisión, ‘Nunca Más’, también lo extendemos a nuestros héroes y heroínas de Malvinas: para que nunca más vuelvan a caer en el olvido y el silencio por parte de ningún gobierno.

A todas y todos, quiero expresarles mi solidaridad y acompañamiento ante el dolor y mi agradecimiento como argentino. Como ciudadano, por haberme representado; como el joven que era entonces, por llenarme de orgullo por esos jóvenes de mi generación que actuaron heroicamente; y hoy como padre, porque no debemos olvidar que allí fueron muchas familias argentinas.

Sé que con esto solo expreso aquello que es un sentimiento compartido en nuestro pueblo.

Los reconocemos, los recordamos y los honramos.

(Los convoco a un minuto de silencio en recuerdo de los héroes caídos en y por Malvinas)

Los argentinos y argentinas compartimos una misma convicción: las Islas Malvinas son parte de nuestro territorio nacional. Las Malvinas siempre fueron argentinas y jamás cederemos en nuestros reclamos.

Decía, que en esta última semana recordamos primero el 24 de marzo en ocasión del Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia y luego, también, los 40 años de la histórica Marcha bajo la consigna Paz, Pan y Trabajo, convocada por el movimiento obrero el 30 de marzo de 1982.

Recordamos los tiempos de la dictadura más atroz que sufrimos los argentinos. Un tiempo signado por las persecuciones políticas, las desapariciones forzadas de miles de personas, la represión y la imposición de un plan económico que sumió en la pobreza a millones y endeudó de manera criminal a nuestro país.

En esos días, en ese clima social y político insoportable, la Junta Militar decidió en un intento desesperado por conservar el poder, contrariar la larga tradición diplomática argentina de negociar en los organismos internacionales y desembarcó con nuestros soldados en Malvinas.

Nada bueno podía surgir de ese puñado de facinerosos.

Por eso, el 2 de abril de 1982 los argentinos fuimos sorprendidos y sentimos estupor y desconfianza.
Malvinas siempre fue un sentimiento clavado en el corazón de muchas generaciones de argentinos y no podíamos dejar de celebrar que nuestra bandera ondeara en aquellas tierras.

Con los días, el intento de manipulación fue haciéndose más evidente.
Desembarcar en las islas fue una decisión a espaldas de un pueblo al que solo se lo intentó confundir y manipular.
Pero nuestros soldados no lo vivieron de ese modo. Enfrentaron a una potencia militar de primer orden, con escasez de medios, pero con enorme valentía y con apoyo del pueblo. Defendieron su tierra que, lamentablemente, hoy continúa usurpada. Muchos jóvenes dejaron sus vidas en una guerra absolutamente desigual.
Mostraron coraje, gallardía. Aún en la derrota, dieron prueba de una extraordinaria entereza reconocida por el mismo ejército vencedor.

No nos cansemos de repetirlo:
¡Honor a nuestros soldados de la Guerra del Atlántico Sur!
¡Honor a nuestros soldados de la Guerra del Atlántico Sur!
¡Honor!

Tenemos cientos, miles de testimonios del valor y de las penurias que debieron afrontar.
Si leen el Informe Rattenbach que Cristina ordenó hacer público, podrán constatar las numerosas torpezas y los desastres que la conducción militar cometió a lo largo del conflicto.

Del mismo modo que despreciaron las leyes y la vida desde el gobierno, lo hicieron cuando condujeron la Guerra.
Debemos también decirlo: aquellos militares que avergonzaron a nuestras Fuerzas Armadas hoy definitivamente constituyen un pasado al que nadie quiere volver. En especial, sus camaradas de armas. Lo hemos logrado, cabe recordarlo, por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política.

Tras nuestra independencia de España, la Argentina ejerció la soberanía de las Islas Malvinas. El 3 de enero de 1833 el Reino Unido, en plena expansión colonial, desalojó violentamente a los representantes del gobierno argentino y a sus pobladores y estableció otra población, proveniente de la propia metrópoli. Esto constituyó un quebrantamiento de la integridad territorial de nuestro país. Desde el mismo momento de la usurpación, Argentina ha venido reclamando ininterrumpidamente por la restitución del ejercicio pleno de soberanía sobre las Islas. En 1994 este reclamo fue incorporado por unanimidad a la Constitución Nacional.

La Cuestión Malvinas es una política de Estado que se funda en el mandato de la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional.
A cuarenta años del Conflicto de Atlántico Sur, lanzamos la Agenda Malvinas 40 Años y hemos declarado el año 2022 como año de homenaje del pueblo argentino a los caídos, así como a sus familiares y a los veteranos y veteranas de Malvinas.

Seguimos denunciando ante el mundo que se trata de uno de los últimos resabios de colonialismo. Lo dijimos siempre y lo volvemos a decir hoy, 40 años después: las Malvinas son argentinas.

Mantenemos el compromiso asumido con los veteranos y veteranos y la memoria de los caídos en sostener la política de identificación de nuestros soldados que dejaron su vida en esa parte del territorio nacional. El Gobierno le expresó al Comité Internacional de la Cruz Roja el interés de la República Argentina en la concreción de una tercera etapa de identificación de caídos en el marco del segundo Plan de Proyecto Humanitario que suscribimos en marzo de 2021.

Pasaron 40 años.

Hoy el mundo se conmueve por la guerra en Europa. Imágenes de muerte y de destrucción ocupan un espacio relevante en medios de comunicación y redes sociales.
En ese contexto, la República Argentina reitera su búsqueda de una solución negociada y pacífica a la disputa de soberanía, porque tenemos un objetivo irrenunciable: recuperar el ejercicio pleno de soberanía sobre nuestra Islas Malvinas.

Seguiremos trabajando en el marco del más profundo respeto al derecho internacional. Seguiremos trabajando para recuperar lo que nos corresponde. Seguiremos trabajando por nuestro derecho. Seguiremos trabajando por la memoria de las víctimas.

Desde aquí, con el respeto y firmeza que sienten todos los argentinos y las argentinas, como Presidente de la Nación Argentina, solicito al Reino Unido de la Gran Bretaña que cumpla con la Resolución 2065 de la Asamblea General de la ONU, de 1965. Esa resolución nos impone proseguir sin demora las negociaciones sobre la disputa de soberanía. Estamos pidiendo dialogar en el marco del derecho internacional que nos asiste.

Solicitamos también al Reino Unido de Gran Bretaña que abandone la injustificada y desmedida presencia militar en las Islas, que no hace más que traer tensión a una región caracterizada por ser una zona de paz y cooperación internacional.

Vaya también nuestro agradecimiento y reconocimiento a todos los países que nos vienen acompañando en estos reclamos en todos los Foros Internacionales, en especial, a las naciones hermanas de nuestra América latina y el Caribe. Porque las Malvinas Argentinas, son también latinoamericanas.

Querido pueblo argentino, hoy renovamos nuestro sentimiento y nuestras convicciones.

Malvinas nos une.

Honra a quienes perdieron la vida defendiendo ese territorio.

Reconocimiento a los veteranos y veteranas de la Guerra del Atlántico Sur.

Construyamos todos los días la Argentina unida que tanto necesitamos y nos merecemos.

Hagamos que de la memoria de este día y de aquellos que pelearon y dieron su vida sean la fuente de inspiración para lograr la Argentina del orgullo de la que hablaban Gisela y Romanella y el futuro común que nos merecemos.

Viva la Patria, gracias a todos y a todas.