Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el encuentro del Consejo Federal de Seguridad Interior, desde el Centro Cultural Kirchner

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el encuentro del Consejo Federal de Seguridad Interior, desde el Centro Cultural Kirchner

Buen día a todos y todas. Le preguntaba recién a Aníbal qué querés que diga ahora si ya dijiste todo. Pero…, primer punto, celebro que podamos tener este primer Consejo de Seguridad Interior de este año 2022. Lo celebro porque la Argentina tiene un serio problema en materia de seguridad y que no podemos obviarlo.

El delito es un problema que tiene distintas causalidades. Una de sus causalidades es la desigualdad. El delito precisamente no prospera o prospera menos, porque en todos lados hay delitos, en las sociedades donde la igualdad es más clara, no en las sociedades más ricas. Hay sociedades muy ricas que distribuyen mal y donde la existencia de la violencia y el delito es permanente. Pero sí en las sociedades más igualitarias, las que mejor distribuyen, la incidencia del delito es menor.

Esto no es un dato menor, es un dato que en materia criminológica está absolutamente probado, corroborado, verificado. Y si nosotros realmente queremos ver de qué modo podemos enfocar de raíz el problema del delito ahí tenemos que prestar atención, ahí tenemos que prestar mucha atención. Hay caminos muchos más fáciles para promover la discusión sobre el delito que tienen que ver con el aumento de pena, baja de imputabilidad. Soluciones que en verdad atacan los resultados, pero no atacan las causas. Y el ataque de las causas para mí es lo central, es lo central.

Y el tema de la seguridad para mí tiene una relevancia singular porque, en el siglo XXI, la seguridad es un derecho humano. Todo ciudadano tiene derecho a poder transitar seguros por las calles. Y nosotros debemos garantizarle a todos los ciudadanos y a todas las ciudadanas ese derecho a no sentir miedo al salir de su casa. Y no es una tarea simple porque además somos un país federal donde la solución al problema de la seguridad está distribuida en niveles distintos. El Gobierno nacional haciéndose cargo de los que llamamos delitos federales, los gobiernos provinciales haciéndose cargo de los delitos no federales. Y allí el trabajo que tenemos que hacer es un trabajo conjunto, serio, responsable, mancomunado porque en realidad el problema es grave. Cuando uno revisa cómo funcionan los problemas de seguridad en Argentina está claro que el pequeño delito es el delito más recurrente, es más en materia de tráfico de drogas es el delito más percibido y el más verificado es el narcomenudeo. Pero en verdad lo que la gente más padece es ese problema de estar esperando el colectivo y que alguien venga y le arrebate su cartera, le arrebate su celular, le robe las zapatillas, le robe una moto, que alguien pierda la vida tratando de entrar a su casa alguien le pega un tiro y se lleva su auto.

Todos estos problemas son problemas que deben ser atendidos por la seguridad provincial. Y es un problema que hay que atender en su origen, como dije antes. Después aparece el segundo de los problemas que son los problemas del sistema federal, que muy bien recién reseño Aníbal, que tienen que ver con esta idea del crimen organizado. El crimen organizado no es una cosa simple, es algo muy complejo porque la criminalidad y la criminología lo que ha verificado es que con el correr del tiempo el delito se perfecciona, el delito se perfecciona. Cuando uno estudia la teoría del derecho penal se da cuenta que se empezó estudiando al delito como un hecho individual y después hubo que crear toda la teoría del concurso de personas en el delito, autoría y participación. Y después hubo que advertir que había organizaciones ilícitas que se creaban solo para delinquir, verdaderas empresas organizadas para delinquir. Esto último de lo que yo habló es lo que el delito ha llamado el crimen organizado que es un lugar donde se estructuran…, se generan verdaderas estructuras que funcionan a partir de alguien que manda, alguien que obedece, alguien que da órdenes, alguien que ejecuta y que además para poder desarrollar su tarea corrompe, corrompe profundamente. Si algo tiene el crimen organizado es precisamente esa penosa capacidad de corromper a las instituciones del Estado. Entonces compran jueces, compran fiscales, compran políticas, compran comisarios, compran intendentes para que ese crimen pueda funcionar, para que esa empresa pueda funcionar.

Y esa es una tarea que atañe a todos. No lo veo a Omar Perotti que dicen que esta, pero no lo veo, ¿Dónde está Omar? Ah esta por Zoom, Omar, allá te veo Omar. Pero siempre hablamos con Omar lo que Santa Fe padece por el modo en que se ha desarrollado el narcotráfico en Rosario y como ha afectado a estructuras del Estado provincial, muchas de las cuales hoy están rindiendo cuentas ante la justicia. La necesidad de qué entendamos la dimensión del problema es central porque si no lo entendemos cabalmente vamos a seguir pensando que el problema que tenemos como funcionarios del Estado para resolver el problema de la inseguridad es empatizar con las víctimas y hay que empatizar con las víctimas, pero que no sea una empatía hipócrita. No hay que solidarizarse con las víctimas, hay que evitar que haya víctimas, que son dos cosas distintas. El trabajo que tiene el Estado es evitar que haya víctimas, no solidarizarse con ellas. No tiene ningún sentido eso. Y eso tenemos que hacerlo trabajando juntos y asumiendo el problema es su exacta dimensión.

El narcotráfico, como todo crimen organizado, es sin duda del todo crimen organizado el que más nos preocupa en este tiempo, también nos preocupa la trata de personas, y otras formas de crimen organizado que existen, pero el narcotráfico sí nos preocupa mucho, porque hay provincias están padeciendo y están pasando muy mal, Santa Fe, Rosario, y lo único que podemos hacer es estar al lado de ellas ayudando, porque además ahí sí hay una responsabilidad del Estado Federal, porque estamos hablando de delitos federales, y ahí sí debemos intervenir y ahí sí debemos actuar, pero para hacerlo de firmeza política para enfrentar también esa realidad donde muchos, seducidos por el crimen organizado, se prestan y le prestan la colaboración desde el Estado para que puedan seguir desarrollando sus delitos.

Estamos ante un desafío importante, gracia a Dios todavía no tenemos en la Argentina la gravedad que se han vivido en otros países, donde el crimen organizado se desarrolló mucho más y causó muchos más daños, el caso de Colombia en su momento. Y tenemos que ser innovadores para resolverlo, porque el modelo de solución que buscaron en Colombia, evidentemente uno no lo recomienda, y tenemos que buscar la manera. También la manera tiene que ver con vincularnos al mundo en la solución del conflicto, porque otra de las características del crimen organizado, es que no son esencialmente locales, el crimen organizado es transnacional, y por eso celebro que estemos presidiendo este Consejo de Seguridad para América Latina, que preside Aníbal, que trabajemos con la AMERIPOL, que trabajemos con la EUROPOL, con INTERPOL, porque evidentemente estamos con el crimen organizado en presencia de un desafío enorme, donde se mueve mucho dinero, y se lava mucho dinero, y se mueve mucha gente, donde mucha gente encuentra su modo de sobrevivir, de subsistencia, donde los niveles de corrupción se aumentan y se proyectan, y donde además necesitamos trabajar juntos para que esto pare. Es muy difícil combatir al crimen organizado en soledad, porque la cocaína que se producía en Colombia no se consumía en Colombia; y la droga que transita por Argentina y aparece en España, demuestra que hay múltiples países involucrados.

Por lo tanto, esa tarea de internacionalizar la pelea contra el crimen, que ha encarado Aníbal con mucha seriedad, yo la celebro, porque es el modo en que debemos hacerlo, de la manera en que debemos hacerlo. ¿Y qué les pido a cada uno de ustedes? Que más allá de lo tremendo que significa, de lo conmocionante que significa para nosotros los efectos del crimen organizado, hay un crimen cotidiano, hay un crimen permanente en las calles, que es ese delito menor que muchas veces se lleva vidas, se lleva bienes, y que fundamentalmente le resta tranquilidad a la vida de la gente. Y que a ese delito tenemos que prestarle mucha atención, y tenemos que atenderlo con mucha seriedad, y como siempre digo yo, nada podemos hacer acá si no tenemos una Justicia que sea corresponsable de la solución de los problemas, porque el sistema está armado de un modo tal que todos conocemos las leyes, y el que las rompe tiene que pagar el costo y el castigo por haber roto las leyes, ahora, si la Justicia no actúa del modo que tiene que actuar, ese sistema se quiebra, la credibilidad se pierde, el delincuente se ve mucho más liberado y la sociedad sufre mucho más. Por eso es permanente mi reclamo a que la Justicia se revise y se dé cuenta que no está funcionando como debería estar funcionando. Y nosotros también tendremos que hacer nuestra parte, Nación y provincias, a revisar la tercera pata del problema de la seguridad, que es el Sistema Carcelario, mejorarlo, darle suficiencia, para que el que sea castigado, como dice la Constitución, ese encierro le sirva para resocializarse y no solo para que padezca, ya de por sí la pena es un padecimiento.

Toda esta tarea es una tarea enorme que debemos afrontar, pero es una tarea que debemos afrontar, y que debemos afrontar con seriedad, porque cotidianamente me encuentro con gente que me cuenta haber sido víctima de delitos menores, diría un penalista, pero que son muy padecidos por la víctima, porque esa sensación de vulnerabilidad que tiene uno cuando entra a su casa y la ve dada vuelta porque alguien en su ausencia entró y lo despojó de sus bienes, esa sensación de violación de la intimidad, es muy difícil de reparar, porque la sensación de debilidad que tiene quien caminando por la calle es arrebatado, le arrebatan la cartera, el auto, lo empujan y le roban la bicicleta, la moto, le pegan un tiro y le roban el auto, la verdad que ese daño es un daño enorme que nuestros ciudadanos no deben padecer, no deben padecer, y por eso insisto que más allá de todo lo que dijimos acá, a trabajar en materia del delito organizado, del crimen organizado y delitos transnacionales, ténganle mucha atención a los delitos locales, porque intranquilizan y mucho a nuestra ciudadanía, en mucho, y una de las tareas que tenemos pendientes es darle tranquilidad a nuestra gente, porque el derecho a vivir seguros en una sociedad es también un derecho humano.

Muchas gracias a todos y a todas. (APLAUSOS)