Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el cierre del Encuentro Federal de Concejalas e Intendentas, de la Federación Argentina de Municipios, desde el Centro Cultural Kirchner

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el cierre del Encuentro Federal de Concejalas e Intendentas, de la Federación Argentina de Municipios, desde el Centro Cultural Kirchner

Buenas tardes a todas y a todo, porque quedamos nosotros dos solos: yo había escuchado muchas veces decir que el discurso de Victoria era muy fuerte, algunos me decían que era incendiario y hoy lo comprobé, pues incendió a todos los micrófonos pero es la vehemencia y la fuerza que tiene y que tanto pondero.

Primer término, gracias a todas por estar aquí. (APLAUSOS). Segundo punto, gracias por invitarme. Le hago llegar el abrazo a Cristina de parte de todo. Miren, saben que soy porteño, por eso con la compañera que reclamaba que el peronismo – de una vez por todas – gane la Ciudad, yo quiero lo mismo que vos y todos saben, que soy porteño, hijo de un riojano, que nació en Chilecito e hijo de una bonaerense, que nació en Castelli, cerca de Dolores. Será que la combinación de ambos me hizo ser el porteño más federal de todos. (APLAUSOS).

Crecí en esta ciudad maravillosa, que es la Ciudad de Buenos Aires, pero que comparada con el resto del país es profundamente injusta, es una ciudad que tiene el ingreso per cápita de países europeos, mientras convive con lugares del interior de nuestra Patria, que tienen ingresos per capitas de países muy pobres.

Y la verdad es que siempre renegué contra esa realidad y siempre usé idea de que la Argentina era un país, que tenía un país central y dos países periféricos: el Norte y el Sur y que esas periferias no merecen ser periferias, porque son argentinas. Por eso alguien dijo – hace un rato – tomé nota de todo, como me dijo, la compañera cordobesa: “tomé notas, Presidente” – y yo ya venía tomando notas de ante, pero alguien dijo antes algo que me quedó. Ah, Mayra, la compañera de Córdoba, no existen los pueblos chicos, existen los pueblos argentinos. (APLAUSOS). Y eso lo repito, desde el primer día de mi mandato, no hay una Argentina central que tiene riquezas… sí la hay, perdón, pero no es posible que esa riqueza se siga concentrando, en esa Argentina central, en desmedro del Norte y del Sur de la Patria, no es posible. (APLAUSOS).

Por eso, días atrás, cuando Corrientes padeció ese tremendo incendio, que afectó al 10 por ciento de Corrientes, nosotros nos movilizamos, en el acto, los medios no lo cuentan, pero nosotros gastamos 200 millones de pesos, diarios, en Corrientes, desde ese día y por muchos días, hasta que el fuego fue apagado. Mandamos todos nuestros brigadistas a Corrientes, los mismos brigadistas, muchos de ellos, que nos habían ayudado, en Lago Puelo, a apagar el fuego, allá en Chubut, los mismos y movilizamos al Ejército, y movilizamos a nuestras Fuerzas Federales, de bomberos, de Seguridad, de Gendarmería. Le pedimos a Bolivia, que nos ayude y el hermano pueblo de Evo nos mandó 70 bomberos a ayudarnos. (APLAUSOS).

Y justo es decirlo, le pedimos a Brasil, y Brasil también nos ayudó; no pensamos igual, con el Presidente, pero tuvo la generosidad de ayudarnos a apagar el fuego, en Corrientes. La verdad es que, desde el primer día creí, que si no hacemos una Argentina igual, la Argentina va a seguir padeciendo los problemas que hoy tiene. ¿Saben qué siento yo que le pasa, a la Argentina? La Argentina tiene muy serio problema y es que en aquellos lugares de la periferia, no se logra vivir bien y no se logra avizorar un futuro y muchos de los que viven en el Norte, de los que viven en el Sur piensan, que en las grandes ciudades encontrarán un futuro que nunca encuentran; vienen a las grandes ciudades para terminar hacinados en las márgenes de las ciudades sobreviviendo en la pobreza y nosotros tratando de ver cómo los ayudamos a sobrevivir, cuando – en verdad – sabe qué es lo que tenemos que hacer? Hacer políticas que hagan, que quien nazca en La Quiaca pueda estudiar en La Quiaca, pueda crecer en La Quiaca, pueda hacer su familia, en La Quiaca, pueda tener trabajo, en La Quiaca, pueda divertirse en La Quiaca, pueda morirse, en La Quiaca, después de haber vivido felizmente en La Quiaca. Eso es lo que tenemos que hacer. (APLAUSOS), si queremos hacer una Argentina de verdad. De esto estoy absolutamente convencido. Por eso, el otro día, cuando estuve en Corrientes, decía yo que el incendio de Corrientes no es el incendio de los correntinos, es el incendio de la Argentina, como el día que tembló. No era el problema de los sanjuaninos, era el problema, de la Argentina y el día que se incendió Lago Puelo, no era el problema de ese lugar, era el problema de la Argentina y así debemos entenderlo. (APLAUSOS).

Porque si de una vez por todas reconstruimos la solidaridad entre todos y todas va a ser más fácil. Si a mí me duele que un sanjuanino se quede sin techo y eso le duele a cada argentino, habite dónde habite, va a ser más fácil ayudar a los sanjuaninos, y si a mí me duele que Corrientes pierda el 10 por ciento de su territorio, entre ellos parte de sus Esteros, si a mí me duele y le duele a todos los argentinos va a ser más fácil recuperar Corrientes. Porque todos vamos a entender que ese no es el dolor de algunos de nosotros, es nuestro dolor, es nuestro pesar, es nuestra pena.

Yo les decía que – tal vez – por ser hijo, de una mujer del interior de Buenos Aires y de un riojano tal vez tenga esa vocación federal, que siempre tuve, pero yo admito que él que más me mostró las desigualdades tuvo nombre y apellido: se llamó Néstor Kirchner. (APLAUSOS).

Néstor, que venía de gobernar la última provincia del continente, después quedaba una isla, que es Tierra del Fuego y ahí se quedaba el continente, pero la última provincia continental era Santa Cruz y de ahí venía Néstor. ¡Viva Santa Cruz! Y Néstor, claro yo hablaba, en Buenos Aires de que había un Gobernador, en Santa Cruz, que es un fenómeno, que realmente administra bien, que entiende bien los problemas. Y me decían: “pero de Santa Cruz, cómo va a venir un Gobernador de Santa Cruz”. Y llegó Néstor, llegó a fuerza de tener un discurso y una conducta clara frente a los argentinos, de actuar con mucha racionalidad, resolviendo los problemas, que la Argentina tenía, que eran infinitos, infinitos. Pero Néstor que había sido a su vez Intendente, como Inés y como muchas otras, me decía siempre: “mira, Alberto, la política, a medida que vos vas avanzando en los lugares de la política, la verdad, cada vez estás más lejos de los problemas de la gente, los que más cerca están de los problemas de la gente son los concejales e inmediatamente después los y las Intendentas. Y yo lo miraba y le preguntaba por qué decía eso, porque la verdad nosotros acá, en la Ciudad de Buenos Aires, tenemos un Intendente raro, que es Jefe de Gobierno, no sabemos muy bien si es Gobernador, si es Intendente, es una cosa rara. Pero yo le preguntaba honestamente por qué es eso para que me lo explicara. Y él me contaba y decía: “Alberto, un Intendente, es un vecino de ese pueblo”, entonces al Intendente, cualquier vecino que tenga un problema va a ir y le golpea la puerta al Intendente y le dice al Intendente: “tengo un problema, porque mi hija no tiene vacante, tengo un problema porque se me murió un familiar y no tengo para pagar su velatorio; tengo un problema porque Juancito se quedó sin trabajo y vos de eso te tenés que hacer cargo porque sos vecino de ese pueblo. A vos te llega una carta y te dicen: 40 trabajadores perdieron su puesto de trabajo en cualquier lugar, del interior del país y vos llamas a tu ministro de Trabajo, pero delegas esa función, que es un número para vos, que 40 personas perdieron su trabajo, pero para el Intendente no es un número, tienen nombre y apellidos, tiene cara, son de carne y hueso. (APLAUSOS).

Y la verdad es que, yo viendo, inclusive cómo actúan muchos Intendentes del Gran Buenos Aires, son los más cercanos que tengo, intendentes e Intendentas. Bueno, Verónica fue una de las grandes Intendentas, que ha tenido Buenos Aires y Verónica no me deja mentir en lo que digo. (APLAUSOS). Pero voy a hacer mención a un caso, que a mí siempre me asombra, que es el caso de Mario Ishii, que es Intendente de José C. Paz, un lugar realmente muy postergado, donde ha tenido que hacer, desde la municipalidad, todo, construye, produce los ladrillos, compra el cemento, produce las aperturas, construye los edificios de la universidad, construye los hospitalidad, por la debilidad que tiene ese lugar. Y yo realmente admiro a lo que él hace, porque se ha puesto a cargo un pequeño Estado, porque ha construido un pequeño Estado. ¿Saben para qué? Para poder seguir mirando la cara a sus vecinos. (APLAUSOS).

Ahora, esto que yo cuento de Mario se repite, se replica mucho en otros lados. Lo de Mario a mí me impresiona mucho, porque está en un lugar muy difícil de gobernar, con mucha gente y con muchas dificultades de desarrollo, pero lo veo en muchos lados.

El otro día – con Verónica – estuvimos, hace unos días, tal vez unos meses, en La Matanza, inaugurando un centro de estudios terciarios, donde varias universidades concurren a ese lugar para que los chicos puedan estudiar carreras universitarias, entra a la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Quilmes, la Universidad de Lanús, la Tecnológica, y saben lo que más me impresionaba, que era un edificio maravilloso, de última generación y me fui a la terraza a verlo y lo que vi es que cruzando la calle había muchísima pobreza, gente que vivía en condiciones de mucha humildad. Bueno, ese lugar, un mes después tenía 10.000 inscriptos. ¿Saben quiénes eran? Los que cruzaban la calle. (APLAUSOS).

Nosotros venimos de un tiempo, de la Argentina, muy difícil, entre los que creemos que el Estado debe estar presente, para auxiliar a los y las que lo necesitan, y esos son muchos y muchas, no son pocos ni pocas y que mientras el Estado no esté presente el mercado no resuelve ciertas cosas. Por ejemplo, hay quienes creían que caer en la educación pública era una desgracia y yo que soy hijo de la educación pública sólo le doy gracias a Dios y al Estado Nacional, que me educó. (APLAUSOS) Y saben, ahora – en unos días más – empiezo a dar clases de vuelta, otro año más en la Universidad de Buenos Aires y saben por qué lo hago, para pagarles a todos ustedes lo que me pagaron mis estudios. Por eso lo hago. (APLAUSOS).

Hay quienes creen, también, que hay que dejar de construir universidades, porque no hacen falta tantas universidades, porque algunos creen que nacemos con un estigma y que los hijos de los que trabajan nunca pueden ser universitarios. ¿Saben quién no creyó eso? Un señor que se llamó Perón. (APLAUSOS). Miren yo soy un orgulloso hijo, de la Universidad de Buenos Aires, amo a la Universidad de Buenos Aires y por eso sigo trabajando en mi universidad.

La verdad es que la universidad argentina nos hizo distintos en el mundo, nos hizo diferentes. Allá en el año 1918 fue la primera rebelión de la Universidad, ocurrió en Córdoba y en Córdoba, bueno ahí nació el color morado, de la Franja Morada, pero está muy bien, por qué saben qué es lo que hicieron, en esa universidad, porque – en verdad- todo viene porque el salón principal, de la Universidad de Córdoba, tiene su techo morado. ¿Es así, Maya? Era porque el techo era morado, vamos a decirlo así y entonces pero ahí resolvieron tres cosas muy importantes: que la universidad era libre, que la universidad para acceder a las cátedras había que concursar y que el gobierno de la universidad era tripartito. Es decir, gobernaban los alumnos, los estudiantes y los graduados. Y eso fue una gran revolución, la libertad de cátedra fue una gran revolución. En ningún lugar, de América Latina se pudo, eso hay que reconocerlo. Pero la universidad no fue universidad, hasta que un día, un presidente, dijo: “pero si queremos construir, si queremos hacer realidad la idea de que todos tengamos mi hijo el Doctor hace falta que la universidad sea gratuita”. Y quien hizo gratuita la universidad, se llamó Juan Domingo Perón. (APLAUSOS).

Y ustedes dirán: ¿y eso cuánto cambió, en la Argentina? cambió todo, porque eso que los peronistas repetimos, una y otra vez, y que llamamos movilidad social ascendente, es eso, es que el hijo del trabajador pueda estudiar, pueda educarse y pueda profesionalizarse y pueda tener mejores posibilidades que su padre. Eso es la movilidad social ascendente y eso lo tuvimos el día, que Perón, creó la Universidad del Trabajo, que es la actual Universidad Tecnológica e hizo gratuita la universidad pública. (APLAUSOS).

Y por esa lógica muchas de las universidades del país crecieron; creció la Universidad de Buenos Aires, creció la Universidad de Córdoba; creció la Universidad de La Plata, que fundó un riojano, Joaquín V. González; creció la Universidad de Córdoba, la Universidad de Tucumán, crecieron muchas universidades, pero eran pocas, ¿porque saben lo que pasaba? Un argentino que nacía en Neuquén – pongo un ejemplo cualquiera – le costaba mucho venir a Buenos Aires, arraigarse, vivir en una casa, alquilar una casa, vivir en una pensión, alimentarse, alejarse de su familia y entonces a Néstor se le ocurrió un día, hacer algo – que después Cristina siguió y yo sigo – que es si vos no podes ir a la universidad, que la universidad vaya a vos. (APLAUSOS).

Entonces empezamos a crear Universidades, en todo el país. La del NEA. La Rioja tiene tres Universidades. Tres universidades públicas más dos privadas. Córdoba tiene la Universidad de…Santiago del Estero tiene una Universidad. Córdoba tiene. Nosotros creamos en la gestión de Néstor nosotros - ¿dónde es Martín? - La Universidad de Villa María, de Villa María. La UNAU en el Chaco. Todo eso tenemos. Y en el Gran Buenos Aires nacieron un montón de Universidades. Nació la Universidad de La Matanza, nació la Universidad de Lanús, la Universidad de Merlo, la Universidad de Quilmes, la Universidad de San Marín, la Universidad de Hurlingham.

Todos me decían. Un día apareció, un día apareció una Gobernadora y dijo: -¿Para qué tantas universidades? Si los hijos de los que trabajan no llegan a la universidad. Pero déjenme decirle una cosa, déjenme decirle una cosa, déjenme decirle una cosa: para los que dicen eso. Yo no la nombre, la nombraron ustedes. Yo lo que, yo lo que dije, yo lo que digo es, para que entiendan por qué hay que acercar la universidad a los Pueblos, a la gente. Saben qué les recomiendo: lean por qué se fundó la Universidad de Buenos Aires. Porque en el Acta Fundacional de la Universidad de Buenos Aires dice que los Criollos no pueden seguir mandando a sus hijos a estudiar a Córdoba, Chuquisaca o Europa y que por eso necesitan una Universidad en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Qué tiene los porteños que no tienen quienes habitan el Interior de nuestra Patria? (APLAUSOS) Usen ese ejemplo cada vez que les digan: - No, como van a crear una universidad en Catamarca -. Porque los porteños tenían necesidad y los catamarqueños también. (APLAUSOS) . Digan eso.

Y por supuesto que vamos a seguir trabajando en todo eso. Bueno, vamos a plantearla. (APLAUSOS) Vamos a plantearla, vamos a plantearla.

Lo que digo es, lo que digo es que no puede seguir pasando, que no puede seguir pasando (después me mandan por escrito todos los pedidos de universidades) Lo que digo es que no puede seguir pasando es que alguien que habita el interior de nuestra Patria tenga que hacer setecientos, ochocientos, novecientos, mil kilómetros para encontrar una universidad dónde educarse. Eso no puede pasar. ¿Saben por qué? Porque el tiempo en que vivimos, es un tiempo en el que indefectiblemente el conocimiento vale mucho.

Las Sociedades más ricas nos son ni las que tiene Petróleo, ni las que tienen Litio, ni la que tienen Cobre, ni las que tiene Gas. Las sociedades más ricas son las que han desarrollado la Educación, el Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología. (APLAUSOS) Todo, todo lo que nosotros tengamos que gastar, entre comillas gastar, en… iba a decir eso. Todo lo que nosotros tengamos que gastar en Educación, Conocimiento, Ciencia y Tecnología lo gastaré feliz porque estoy invirtiendo en el futuro de la Argentina. (APLAUSOS)

Algunos, algunos creen que ahora que tenemos que enfrentar este acuerdo con el Fondo, del que nadie está feliz. La verdad hubiéramos querido que el fondo nunca más vuelva a la Argentina. Gracias. Pero lo que digo es lo siguiente. Algunos creen que esto para nosotros es un fuerte condicionamiento que nos van a frenar en todos estos deseos colectivos que nosotros hoy planteamos. Pero yo quiero que hoy todas ustedes sepan: yo negocié dos años para que eso no pase. Si hubiera seguido el consejo del que me decía estos arreglan cinco minutos, nada de esto podría estar diciéndoles. Pero saben que hoy les estoy diciendo a ustedes, que la infraestructura va a seguir creciendo, que la educación no va a caer, que la inversión en Ciencia y Tecnología se va a mantener, que los cuidados que necesitan los sectores más humildes seguirán en pie, que nadie va a doblegar nuestro deseo y nuestra definición de seguir creciendo. (APLAUSOS) Lo puedo hacer porque discutí durante dos años con ese mismo Fondo Monetario Internacional que yo desprecio tanto como todos. (APLAUSOS)

Yo les pido. Yo estoy seguro que estamos viviendo un tiempo bisagra en nuestra Argentina y en el Mundo, porque admitamos que me ha pasado de todo a mí, no. Y a los que gobernamos. A los que gobernamos, a los gobernadores, a los intendentes, nos ha pasado de todo, no. Llegamos con un país, llegamos con un país destruido, con 40 puntos de inflación, con mucha desocupación, sin reservas, con una deuda privada impagable (Cien mil millones de dólares) con otra deuda (de cuarenta y cinco mil millones dólares) con el Fondo Monetario Internacional que no sabíamos por dónde empezar. Llevábamos 99 días juntando impulso, cayó la Pandemia y ahí nomás no teníamos Hospitales, no teníamos camas, no teníamos al servicio sanitario en condiciones para resolver semejante catástrofe.

Ahora, en el medio nos hicimos cargo, porque ¿qué somos nosotros?: Peronistas. (APLAUSOS) Peronistas. Y como somos peronistas, como somos peronistas, le contamos a nuestros ciudadanos lo que hemos recibido, aunque algunos se enojen y se levanten y se vayan, pero lo contamos lo que hemos recibido y además, Pongamos el pecho y empezamos a trabajar. Y empezamos a trabajar. Hicimos un montón he, hicimos un montón. Porque yo me había puesto en la cabeza, yo hablaba con Pedro Sánchez, el Presidente de España, y hablaba con Conti que en ese momento era Primer Ministro de Italia y hablaba con Macron. Las imágenes que ellos me bridaban de lo que era la Pandemia eran desoladoras. De repente empezaban a llegar imágenes de Nueva York con camiones frigoríficos cargando cadáveres, porque las morgues no resistían y yo tenía una sola obsesión: que en la Argentina nadie que se enfermara careciera de la atención médica que precisaba. Y eso lo cumplimos, y eso lo cumplimos. Lo cumplimos entre todos y todas. Miren, lo cumplimos el Gobierno haciendo lo que tenía que hacer. Los Municipios ayudando, poniendo su parte, acompañando, dando lugares donde podían ir los que, los que sin tener un nivel de contagio muy grande tenían que aislarse. Compramos, pusimos cuatro mil camas de terapia intensiva con cuatro mil respiradores automáticos en el término de tres meses. (APLAUSOS)

Pasó el tiempo, sobrellevamos la primera ola de la Pandemia. El Mundo empezó a vacunar en diciembre de año 2020. El 29 de diciembre del año 2020 empezamos a vacuna los argentinos en las veinticuatro jurisdicciones. No hubo privilegio para ninguna Jurisdicción. Y a partir de allí, a partir de allí, compramos todas las vacunas que habían disponibles, en un Mundo que, tengámoslo claro, se guardaba el 90% de las vacunas para el 10% de los países. Y el 90% delos países iba con un hacha a tratar de buscar vacunas.

Muy bien, me acusaron de las peores cosas. Me dijeron que los estaba envenenando, me dijeron que ponía una vacuna que la gente se la ponía y se le pegaban los tenedores porque imantaba a la gente. Me dijeron que estaba haciendo negociados con las vacunas. Pero miren, ¿saben cómo terminó la historia? Entre los países de más de treinta millones de habitantes, Argentina es el primer país del Mundo que más inmunidad logró vacunando a su gente. (APLAUSOS)

Le compramos vacunas, le compramos vacunas al Instituto Gamaleya de Rusia, pero le compramos vacunas también a China, le compramos vacunas a India, le compramos vacunas al Reino Unido, le compramos vacunas a los Estados Unidos. A siete laboratorios del Mundo le compramos vacunas.

¿Saben cuál es la mayor ironía? Que la vacuna que más se dio hoy ¿saben cuál es?: Pfizer. Que eran la que decían que nosotros nos negábamos a dar.

Cuento estás cosas para que nos demos cuenta de lo que fuimos capaces de hacer. Mientras nosotros hacíamos todo eso, hacíamos todo eso y al mismo tiempo nosotros no descuidábamos a nuestra gente. Nosotros cuidábamos el trabajo formal con el ATP. Cuidábamos a los que estaban en situación de informalidad con el IFE. A nadie le faltó un plato de comida, a nadie, a nadie, a nadie. Fueron los dos peores años, fueron los dos peores años. Una tragedia universal con un Argentina que estaba destruida que heredamos y no tuvimos un solo conflicto social, no tuvimos un solo Paro General en la Argentina. (APLAUSOS)

¿Saben para qué cuento estás cosas compañeras y compañero? Para que todos estemos orgullosos de la sociedad en la que vivimos. Porque nos quieren hacer creer que vivimos en un pueblo que no tiene futuro, que vivimos en un país sin futuro. Miren, hemos dado tantas muestras de levantarnos para reconstruirnos que debería ser nuestro mayor impulso para alcanzar el mañana. Miren, nosotros vivimos el Golpe del Treinta. Llegó Perón y Perón lo derrocaron. El día que lo derrocaron todos empezamos a ser perseguidos. Algunos terminaron fusilados, otros terminaron muertos y otros terminaron exiliados. Dieciocho años de exilio sirvieron para que el neoliberalismo haga de la Argentina el País más dependiente de todos. Perón llego en el setenta y tres y en le setenta y seis un nuevo Golpe de Estado terminó con la Democracia, Y ese Golpe de Estado nos acusó daños enormes. Hizo desaparecer a treinta mil argentinos. Mató a miles de argentinos. Exilió a miles de argentinos. Y no conforme con ellos tomó una deuda externa impagable, y además nos sometió a la crueldad de la Guerra de Malvinas y dejó en las Islas a seiscientos soldados nuestros, valientes, que merecen todo nuestro homenaje porque ahí dejaron su vida por defender la Soberanía Territorial de nuestra Patria. Y recuperamos la democracia en el ochenta y tres, y no nos fue fácil porque cada dos por tres alguien se pintaba la cara y quería volver a tomar el Poder. Nos fue fácil, pero seguimos adelante. Y no nos fue fácil en la Economía. Terminamos en el ochenta y nueve con cinco mil cuatrocientos puntos de Inflación. Y después vino el Plan Bonex, la convertibilidad. Que lamentablemente durando tanto tiempo generó un serio problema en el trabajo argentino. Y en el año 2001 la Argentina volvió a explotar.

¿Cómo quisieron arreglar entre el ochenta y nueve y el dos mil uno los que gobernaron entonces? Endeudándose ¿Se acuerdan del blindaje? ¿Se acuerdan del Mega canje? Hicieron lo mismo que los que precedieron en los cuatro años antes de que gobernara nuestra llegada. ¿Y cómo termino la Argentina? Con decenas de muertos en todo el país, reprimidos, cansados de las políticas económicas de aquel gobierno, y llego Néstor (Aplausos) Y con Néstor hicimos lo mismo que estoy haciendo yo ahora, promover la producción y el trabajo, trabajamos incasablemente en eso. Teníamos un default con los acreedores privados, tardamos tres, cuatro años en resolverlos y teníamos una situación muy difícil con el fondo monetario. Cumplimos con el fondo monetario hasta que un día pudimos liberarnos porque habíamos acumulado reservas y ese día dijimos: “Fondo monetario volvé a tu casa, déjanos crecer en paz” (Aplausos)

Me acuerdo que en el año 2007 Cristina era candidata, perdón, en el año 2005. Habíamos hecho una publicidad donde le preguntábamos a chiquitos... ¿Que era el FMI? , decían cosas maravillosas, decían que era un planeta, que el FMI es un monstruo, que el FMI es un auto. Entonces decíamos al final: “Sacamos al FMI de la Argentina y las nuevas generaciones ya no les importa saber que es el FMI”. Pero pasaron los años. A lo largo de la gestión de Cristina, miren que he sido crítico, pero nunca le critique su política de no endeudamiento, porque nunca lo aumento, es más, dejo uno de los endeudamientos más bajos en el mundo... 18% del PBI de la deuda argentina. Es más, los que ganaron entonces en el 2015 se jactaron y estaban diciendo: “Lo único bueno que dejaron es que no tenemos deuda” Lo único bueno que dejaron lo hicieron puré y nos dejaron una deuda impagable. En el medio de la pandemia arreglamos con los acreedores privados, cien mil millones de dólares y logramos que acabo de diez años nos ahorramos treinta y ocho mil millones de dólares que debíamos pagarle de acuerdo a los que me precedieron a esos acreedores, eso fue en el medio de la pandemia. Fue una negociación única y ahora este acuerdo con el fondo, que como les he dicho tardo dos años y no se hizo en cinco minutos... ¿Saben por qué? Porque ustedes me preocuparon más que los acreedores. Por eso tardo tanto tiempo.

Por delante nos queda construir el futuro y vamos a construir el futuro que nos merecemos. Tenemos que construir un futuro donde las instituciones funcionen, tenemos que construir un futuro donde la desigualdad desaparezca, lo dije acá en la ballena, en este edificio en otro salón. Lo dije el otro día, ¿saben a quién les hable? A los hombres y les dije que de una vez por todas el mundo ha cambiado y que la mujer es igual que el hombre, que nadie debe ser discriminado en función de su género. En el discurso, me presidio Elizabeth y Elizabeth dijo, con orgullo ¿porque no?

Que teníamos un programa que daba asistencia a 128.000 mujeres que eran víctimas, gracias, pero me da vergüenza de que en Argentina hayan 128.000 mujeres que sean víctimas de violencia de género. Y con esos canallas que ejercen violencia de género sobre otro debemos terminar todas y todos. Cuando nosotros tenemos que entender, tenemos que entender que la mejor sociedad que podemos construir es la sociedad que amplía derechos, una sociedad que amplía derechos da más libertades y hace mejores calidades de personas. Tenemos que aprenderlo y tenemos que terminar con esta idea de que íbamos a segregar este porque es homo sexual aquella porque es lesbiana al otro porque es transexual que me importa la sexualidad de la gente perdónenme por lo que voy a decir pero es conocido mucho más canalla de heterosexuales que canallas homosexuales. Así que siempre me acuerdo cuando fue la ley de matrimonio igualitario que Impuso Vilma Ibarra en el Congreso quiero otro momento muy interesante que no podemos autorizar Unión de 2 personas del mismo sexo por qué sí llega, el chico va a haber un gran trastorno por la madre bueno homosexual o hacerle bien y entonces escribí un artículo que escribí un artículo que todo el mundo lo oiga pero que también recibió muchos elogios donde yo decía miren acá no tenemos probado en la Unión de 2 homosexuales salga un homosexual, lo que existe es que hemos probado es que de la Unión de 2 heterosexuales salen homosexuales. Quiero decirle que cuando yo me encuentro en las calles con una pareja de la mano y me dicen “gracias por la ley” hicimos infelices a esa gente, si finalmente ellos son felices con tan poco con dejarlos vivir la vida que ellos quieren vivir porque yo estoy acá para darle felicidad a todo porque soy un peronista. Quiero que todo volvemos a poner en valor lo que somos, un pueblo maravilloso. Igual vamos a terminar juntos con una frase de grito: “Al gran pueblo argentino salud gracias a todos y todas”.