Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto de cierre del primer Encuentro Federal del Plan de los 1000 días, desde Tecnópolis.

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto de cierre del primer Encuentro Federal del Plan de los 1000 días, desde Tecnópolis. 

Buenas noches a todos y a todas, un aplauso para Jenny, que nos acompañó hasta aquí. Déjenme contarles – un poco – una historia, porque todo esto es el resultado de una historia personal y colectiva. Durante muchos años, yo era profesor en la Facultad de Derecho, de la Universidad de Buenos Aires, mi querida universidad y venía planteando los problemas, que generaba que la interrupción del embarazo fuera un delito y venía planteando la necesidad de que eso dejara de ocurrir. Lo dije en campaña y estaba convencido de que había que resolver ese problema, porque había distintos argumentos, pero había – por sobre todo – un argumento, que era cuidar la salud de la mujer, ante una decisión, que la mujer tomaba y que había que cuidarla. Lamentablemente – durante todo ese tiempo – en que la interrupción del embarazo fue ilegal se perdieron muchas vidas y la salud de muchas mujeres quedó afectada por malas prácticas.

Entonces, cuando llegué al gobierno, me dispuse a cumplir con lo que me había comprometido y a ver cómo hacíamos para que esa decisión – que yo tenía – se convirtiera en ley y pudiera garantizar que de allí en más la interrupción del embarazo no fuera un delito y además fuera cubierto por el Estado, que el Estado se pudiera hacer cargo, cuando una mujer le reclamaba interrumpir su embarazo y le diera toda la atención sanitaria preservando la salud de la mujer.

Ahora, cuando empecé a caminar ese sendero – donde Vilma y Elizabeth fueron centrales – porque me ayudaron mucho; con Vilma aprendí todo lo que significa la igualdad de un hombre y una mujer y Elizabeth es una experta en la materia, con lo cual hicieron una dupla fenomenal para poder llevar adelante esa idea que yo tenía. Pero a poco que comencé a caminar, con esta idea, me empecé a encontrar con muchos que me decía: “bueno, lo que pasa es que muchas mujeres interrumpen su embarazo porque no pueden mantener a sus chicos, porque tienen el temor, de que frente a todo lo que significa el embarazo y el nacimiento de un hijo no cuenten con los recursos necesarios para poder darle a sus hijos, en los primeros años de vida, lo que necesitan, la alimentación correcta y la atención médica pertinente”. Entonces, hablé con Vilma y hablé con Elizabeth y les dije: “miren, si queremos garantizar la libertad de las mujeres tenemos que garantizar la libertad de la mujer, que decida interrumpir su embarazo y garantizar la libertad de la mujer, que quiere tener a su hijos, las dos libertades, porque son dos decisiones que toman la mujer, en esa situación. (APLAUSOS).

Y así fue como avanzamos y así como mandamos la Ley que legalizó la Interrupción Voluntaria del Embarazo mandamos la Ley de los Mil Días. ¿Y qué buscamos con esa ley? Garantizar que las madres, que decidieron tener a sus hijos tengan la certeza de que el Estado, iba a tomarle de las manos, iba a cuidarlas, iba a acompañarlas e iba a darles todos los recursos que necesitaban, durante todo el embarazo y hasta que su hijo tuviera tres años. ¿Por qué es esto? porque todos los médicos dicen, que en esos tres primeros tres años de vida la calidad alimentaria del pequeño o la pequeña es central para el futuro de esos chicos y chicas.

De toda esta historia, ustedes ya saben, salieron las dos leyes y ha pasado ya un año. Yo me acuerdo todo lo que discutimos para que esas leyes salieran y la verdad lo único que ha pasado, un año después, es que tenemos una sociedad con más derechos para las mujeres y con más certezas para las madres, que tienen a sus hijos. (APLAUSOS). Digo esto, porque – a veces – los argentinos y las argentinas nos enredamos en discusiones que, a veces, uno se pregunta adónde llevan, adónde conducen. La verdad es que lo que nosotros necesitamos, cada día más, es igualar derechos.

Lo primero que tenemos que terminar es – casi me siento ridículo diciéndolo - pero siento que tengo que decirlo, tenemos que terminar con la discriminación entre un hombre y una mujer o cualquier discriminación por género, tenemos que terminarlo porque cada uno de nosotros es igual al otro, más allá del género que tenga. Y esto, que parece una obviedad, hoy, tenemos que repetirlo, porque aún hoy la discriminación existe, porque aún hoy a las mujeres les cuesta más conseguir un trabajo y porque aún hoy cuando consiguen un trabajo son remuneradas de un modo distinto a los hombres.
Y todas estas son prácticas odiosas en una sociedad como es la sociedad en la que nosotros queremos vivir.

Yo siento que hemos dado un paso formidable, le hemos dado a la mujer la posibilidad de decidir lo que ella cree mejor, y en los dos casos el Estado está presente; y en los dos casos celebramos que la mujer tenga ese derecho real de poder decidir lo que ella quiera hacer.

Y acá, en este caso puntual, que es la causa que nos vincula, la posibilidad de que la madre pueda elegir, sin temor, al no contar con los recursos necesarios, porque sabe ahora que el Estado está detrás de esto, poder llevar adelante su embarazo, poder tener a su hijo y su hija, y saber que vamos a ayudarla a criar a ese recién nacido, o a esa recién nacida, durante los primeros tres años de vida. Y es algo que se universaliza, no es algo que suponga que alguien tenga que inscribirse, cualquier mujer que está en esa situación tiene derecho a tener estas asignaciones del Estado.

El Estado la verdad que en los años de Cristina mucho de esto se hizo, pero también en la pandemia hemos logrado poder identificar mejor a quienes son los hombres y mujeres que viven en la Argentina y poder identificar mejor qué necesitan, y allí el ANSES ha hecho un trabajo impresionante, que nos permite discriminar exactamente quién está necesitando de la ayuda del Estado. Y todo esto está muy bien, si es que lo usamos para ayudar a quienes necesitan ayuda.

Así que celebremos, hemos vivido dos años muy angustiantes, realmente, yo me he sacado el barbijo para poder hablarles, quiero pedirles a todos que no se olviden que todavía todo no pasó, así que sigamos cuidándonos, si alguno no recibió las dos dosis, por favor vayan a dársela; si a alguno le toca ya la tercera dosis, por favor inscríbanse y dénsela. Nosotros no olvidemos que esto es una pelea que va para largo, que la vamos ganando pero que va para largo. (APLAUSOS)

Por eso celebro a muchas y muchos que todavía siguen con su barbijo puesto, porque eso es una forma primaria para cuidarnos muy efectiva, muy eficiente.

Así que tenemos que celebrar, porque después de tanto tiempo difícil que nos tocó vivir, que debimos afrontar, ahora podemos ver el futuro con otra actitud, con otra esperanza, con otra perspectiva. Fuimos capaces de llevar adelante y de sobrevivir un tiempo donde lo peor caminó entre nosotros, debemos construir ahora, después de tanto dolor, de tanto pesar, una sociedad mucho mejor, y que esa sociedad la podamos construir despende de nosotros, ¿y la mejor sociedad saben cuál es? La sociedad que iguala, la sociedad que le da las mismas oportunidades a todos, y es cierto que vivimos en un mundo donde algunos tienen mejores oportunidades que otros, porque tienen la suerte de nacer en familias más acomodadas que otros, pero lo que tienen que hacer el Estado es poner a todos en un plano de igualdad, para que de allí en más todos puedan avanzar. Y ese esfuerzo que hemos hecho es algo que debemos seguir haciendo.

Si todos tenemos las mismas posibilidades van a poder llegar muchos más, pero si las posibilidades son distintas las posibilidades en el momento del arranque son distintas, a algunos les va a costar mucho y a otros les va a resultar muy fácil.

Tenemos que trabajar por esa sociedad más justa, y acá que hay muchas mujeres, por favor, empodérense, porque nosotros, los hombres, también tenemos que hacer un ejercicio de aprendizaje, porque venimos de esa cultura que diferenciaba y ponía en un segundo lugar a la mujer. Las mujeres nos enseñaron que eso era un mal modo de vivir juntos. No bajen los brazos, sigan con su pelea, les prometo que el primer feminista voy a ser yo.

Gracias a todos y a todas y felicitaciones por este año que ha pasado. (APLAUSOS)