Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la presentación del proyecto de ley del Régimen de Fomento al Desarrollo Agroindustrial, Museo Casa Rosada

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la presentación del proyecto de ley del Régimen de Fomento al Desarrollo Agroindustrial, Museo Casa Rosada

Buenas tardes a todos y a todas; gracias por estar aquí: a ver esta ley, que acaba de mencionar, en detalles, Julián, el ministro de Agricultura, en verdad es el resultado de un trabajo, que duró más de un año. En ese trabajo participaron ministros, sectores de la agroindustria, productores, universidades, científicos, en verdad es el resultado de escucharnos, de buscar puntos de encuentros, de ver cómo conciliamos intereses, que no necesariamente son siempre los mismos.

Todo esto se hizo en el marco, del Consejo Económico y Social, que preside Gustavo Béliz, y tuvo la participación de muchos ministros, el de Economía, el de Desarrollo; de Luis Basterra, que fue nuestro ministro de Agricultura, hasta hace muy poco tiempo y al que quiero recordar muy especialmente. También tuvo la participación de los industriales.

Esta es una ley que reivindica la cultura del encuentro, esa cultura que, durante tantas veces, repetí en mi campaña del 2019, algunas veces escribí que desde que soy Presidente sólo tuve 99 días de normalidad y después ocurrió, en la Argentina, lo que le sucedió al mundo y la verdad que no veo la hora de que el día 100 llegue. Y yo estoy sintiendo que el día 100 ha llegado, y ya no tenemos que hablar tanto de lo que no pudimos porque la pandemia nos lo impidió, sino que tenemos que hablar de lo que debemos hacer para encontrar el rumbo y encontrar el futuro y construir la Argentina, que nos hace falta. Esta ley tiene que ver con eso, esta ley reivindica la cultura del encuentro, esta ley reivindica el diálogo, esta ley reivindica una mesa común, donde sentarnos a construir las políticas de Estado, que hacen falta para que la Argentina sea el país que merecemos vivir. Esta no es una ley cualquier, es una ley que ha sido construida con un criterio federal muy claro, donde participaron Gobernadores, donde participaron universidades de todo el país, donde participaron grandes productores y muy pequeños productores de la agricultura familiar; todos han sido oídos, todos.

Es una ley que lo que más ayuda es al desarrollo integral, de la Argentina. Desarrollo integral quiere decir que la Argentina pueda crecer, pueda avanzar, y que – en esa Argentina – todos tengamos posibilidades de crecer y desarrollarnos. Nadie quiere un país, donde algunos ganen y millones pierdan; necesitamos construir un país con la igualdad y equidad social necesaria para que todos ganen; gane el que invierte y gane el que trabaja, para que el desarrollo sea armónico. Y es que para que el desarrollo sea armónico no hace falta que todos digamos lo mismo, no hace falta que todos pensemos igual. Cada uno puede tener su diferencia, puede tener matices; lo que no podemos discutir es la necesidad de avanzar, la necesidad de crecer, la necesidad de dar más igualdad en una sociedad muy desigual como la que vivimos. Y el camino – creo yo – es el camino que estoy reivindicando: la cultura del encuentro y la cultura del diálogo, donde nos podamos sentar en una mesa. Y no es la primera vez que lo hacemos, eh, esto demandó, año y medio, poder concretar lo que, hoy, estamos haciendo.

Pero no hace muchos días atrás presentamos la Ley del Compre Argentino y ahí también hubo - con los pibes - mucha discusión y mucho trabajo conjunto, para poder garantizar que la producción argentina sea privilegiada a la hora de que el Estado compra y después vino la Ley de Hidrocarburos y fue una discusión con los actores, sindicalistas, empresas productoras hidrocarburíferas, que hicimos en común un proyecto, con el Estado para poder avanzar y ahora tenemos esta ley, que es otra prueba más, de que podemos encontrarnos en una mesa en común y ver de qué modo avanzamos.

Esta ley tiene, además, una característica que respeta una triple ecología, por sobre todas las cosas la ecología ambienta, porque como bien ha dicho el ministro Julián Domínguez, es una ley que lo que más le interesa, es que la Argentina, produzca alimentos de calidad. No es lo mismo comer que alimentarse, son dos cosas distintas y garantizarnos alimentos de calidad para nosotros e inclusive también para poder exportar es un objetivo que debemos cuidar. Tiene también un sentido de ecología económica – si me permiten el término – porque lo que busca es lo que siempre hemos pretendido, que alguien invierta y arriesgue; que eso genere trabajo y que la suma de la inversión y trabajo desarrolle la producción y las exportaciones. Nosotros necesitamos exportar para que las divisas ingresen al país, máxime cuando cargamos con una deuda tan enorme, como la que nos han dejado. Hay también una ecología social, que esta ley respeta, que es la que garantiza más trabajo y trabajo de mejor calidad, allí en las zonas rurales, donde hace tanta falta dotar de calidad al trabajo humano.

Yo siento que efectivamente esta es una ley que da estímulos fiscales, y alguno dirá por qué el Estado hace esto, porque el Estado debe hacerlo, porque los estímulos son sobre lo nuevo que se produce, no estamos estimulando lo que ya se hace, estamos estimulando lo que se va a hacer y lo que se va a crecer, y sobre ese número creciente es donde los estímulos aparecerán. Y no es solamente inversión, es inversiones, producción y trabajo, y es calidad de trabajo también, todo eso es lo que estamos haciendo.
Todo esto también garantiza una mejor redistribución, en una Argentina donde la economía se ha concentrado peligrosamente, y donde también la producción de alimentos se ha concentrado peligrosamente, y donde tenemos la necesidad de y la obligación de redistribuir para que la producción se amplifique, para que haya más oferta y más competidores, y no quedemos encerrados siempre en manos de oligopolios o de monopolios.

Yo les decía a ustedes que estamos dando un paso también, donde estamos poniéndole fin a una disputa de años, primero fue la disputa del campo versus la industria, y ahora es la disputa entre la industria y la tecnología, y en verdad no son términos o conceptos en disputa, son conceptos complementarios que deben complementarse, no estamos eligiendo el campo sobre la industria, la industria sobre el campo, ni a la tecnología sobre la industria y sobre el campo, lo que queremos es un campo con más tecnología, con más producción, queremos una industria asociada al campo, con más tecnología, y queremos una tecnología para la producción agropecuaria, para producir mejores alimentos en Argentina, alimentos que se industrialicen. Estamos terminando con esa dicotomía que nos demandó años de discusión. Esta ley definitivamente sintetiza todo eso.

Ahora, esta ley no es completa, esta ley necesita atender a otros sectores de la agroindustria, necesita atender la agro-bio-economía, como la llaman algunos ahora; la agricultura familiar, que todos conocemos; la producción orgánica, y eso reclama de una redistribución de tierras fiscales, de incentivos para esos pequeños agricultores, para esas familias que trabajan la tierra. Y ya tenemos previsto cómo financiarlos, porque el Banco Mundial, tenemos destinados 500 millones de dólares para ese sector de la economía que queremos desarrollar a la par de la agroindustria, porque ahí están las economías regionales y muchos lugares de todo el país, y muchos trabajadores sociales de la economía popular encuentran allí su modo de desarrollo. En ese proyecto 2030 del que habló Julián, vamos a encontrar el modo de complementar a esta ley todos los incentivos que hagan falta para que la Argentina también desarrolle la agricultura familiar, la bioeconomía agrícola, para que podamos trabajar en un proyecto que, a todos, absolutamente a todos contenga.

Nosotros, vuelvo a repetir, seguimos creyendo en la cultura del encuentro, seguimos creyendo en ese diálogo, pero han usado la pandemia para dividirnos lo muy divididos que estábamos cuando llegamos en el 2019, y hoy que yo siento que el día cien está empezando, quiero que volvamos a terminar con el desencuentro, y que todos digamos sí para avanzar.

Yo quiero que dejemos de lado a los cultores del no, a los cultores no se puede, quiero que los dejemos de lado y quiero que podamos construir entre todos, porque es hora y porque la pandemia alguna enseñanza nos tiene que haber dejado, que podemos construir el país que nos merecemos, el país que le diga sí al productor agropecuario; el país que le diga sí al que produce mono-industria; el país que le diga sí al desarrollo de la ciencia y la tecnología; el país que le diga sí a los que trabajan. El país que le diga no a la división para seguir parados en el mismo lugar.

Y los convoco a decir sí, hagamos la Argentina que nos merecemos.
Gracias a todos y a todas por estar acá. (APLAUSOS)