Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto del Frente de Todos, en la provincia de La Pampa

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto del Frente de Todos, en la provincia de La Pampa

Buenas tardes, gracias a todos y todas por estar acá. ¿No sé si es buenas tardes ya? No sé si ya almorzaron o no, nosotros todavía no. Es una alegría estar, acá, en La Pampa, una alegría muy grande. Esta es la segunda visita que hacemos, que hago yo, muchos ministros ya vinieron por aquí y venimos, en un tiempo, donde la Argentina debate cómo va a ser la elección y cómo va a ser el futuro de la Argentina. Porque ese es el verdadero planteo que debemos hacernos.

La pandemia ha sido aprovechada por algunos para echar un manto de olvido sobre, la Argentina que nosotros recibimos, aquella Argentina, de diciembre de 2019, que era una Argentina con una tremenda deuda externa impaga, una Argentina en default. Ellos lo llamaban reperfilamiento, pero era un default hecho y derecho. Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional absolutamente incumplible, que había endeudado, a la Argentina, como nunca antes nadie en el mundo se había endeudado.

Fíjense que la Argentina – para que tomemos noción – ahora que el mundo sale de la pandemia, el FMI ha destinado para socorrer a todo el mundo, tras la pandemia, 50.000 millones de dólares y Argentina, esa vez, le dio 57.000 millones de dólares. Fue el crédito más grande, en la historia del Fondo Monetario Internacional, que se haya visto, pero además tenía una característica que era una deuda, que debíamos pagar, en un plazo muy cercano. El año siguiente – sin ir más lejos – de acuerdo con el cronograma tenemos que estar pagando cerca de 19.000 millones de dólares, al Fondo. Eso es lo que nos dejaron, esto sin contar otras cosas, que nos dejaron un país con una calidad educativa mucho más baja, porque ellos no creían en la educación pública y planteaban que era una desgracia “caer” en la educación pública, “caer”, así decían y trataban a quien iba a una escuela pública. Teníamos una Gobernadora, que andaba por ahí mostrándose orgullosa diciendo que no iba a abrir más universidades, en la provincia de Buenos Aires; “porque total los hijos de los obreros no pueden llegar a la universidad” y lo decían, eh, y lo decían.

Teníamos Diputados, algunos de los cuales son candidatos, en esta provincia, que votaban leyes, que perjudicaban a los jubilados y la votaban. Y leyes realmente tremendas que hizo, que una vez, un ministro se enorgulleciera diciendo: “hicimos el ajuste más grande, que haya hecho un gobierno electo y evitamos la reacción”. La reacción se evitó – a palazos – corriendo a los jubilados de la Plaza, aquel día hicieron aquella reforma, la reacción se evito sometiendo – con el silencio cómplice de los medios – callando a la gente, a las 23.000 Pymes, que cerraron. A cuatro años de caída del consumo, la Argentina, dejó de consumir leche, un 30 por ciento menos de consumo de leche, entre los argentinos. ¿Ustedes se dan cuenta de lo qué estamos hablando? Esa es la Argentina que nos dejaron.

Y nosotros llegamos, el 10 de diciembre, con muchas esperanzas. Dijimos: “bueno, ahora vamos a ponernos de pie, vamos a avanzar” y en los primeros tres meses que pudimos gobernador, en un clima de normalidad, recuperamos el salario real 6 puntos, pero el tercer mes llegó la pandemia. Cuando nos estábamos escapando de la pandemia política, que significó el macrismo, vino la pandemia que asoló al mundo entero. Y allí tuvimos que cambiar todos los objetivos, o - por lo menos – tuvimos que readecuar nuestras ideas al nuevo escenario, que se había planteado.

Fuimos a jugar el partido, en un día soleado, en una cancha bien cuidada y – de repente – llegó un aluvión y terminamos chapaleando en el barro, y poco a poco, con la ayuda de algunos, la cancha la fueron inclinando en nuestra contra. Pero no cedimos, pues los hospitales, que se jactaban de no construirlos, lo construimos nosotros. Y aquellos lugares, que necesitaban más hospitales fuimos con hospitales modulares y repartimos, casi 30 hospitales modulares, en todo el país. Con la lógica del mercado – que gobernaba antes – hubieran facilitado la exportación de respiradores automáticos, porque – en ese momento – cotizaban muy alto, porque no había en el mundo, pero nosotros decidimos prohibir las exportaciones y dejar todos los respiradores para los argentinos. Los compramos – desde el Estado – y se los distribuimos a todas las provincias, que lo necesitaron. Y así pusimos 4.000 camas de terapia intensiva con 4.000 respiradores en cada rincón de la Argentina.

Y la pandemia llegó y fue impiadosa, contagió a muchos, y se llevó a muchos también. Siempre mi dolor por cada una de esas perdidas, pero lo que tenemos la tranquilidad – los que gobernamos, Sergio y yo – es que a ninguno que se haya enfermado le faltó un médico que lo atienda, una cama donde estar y un respirador, si era necesario. (APLAUSOS). A ninguno le faltó. ¿Saben por qué? Porque Sergio, yo, todos los que estamos acá, nuestros candidatos, nuestras candidatas creemos que el Estado no es solamente alguien que mira lo qué pasa, en una sociedad; es centralmente el que repara en la sociedad las desigualdades que la sociedad crea. El Estado debe estar presente; nosotros creemos en la salud pública, como creemos en la educación pública. Muchos de nosotros somos hijos de la educación pública.

Yo cuando veo que se abren universidades, en el interior del país, más allá de en el Gran Buenos Aires, que son muy necesarias, yo lo celebro porque lo que estamos haciendo es acercar la universidad a los chicos que quieren seguir estudiando, y que – a veces – con motivo de la distancia, de la situación económica de sus familias no pueden trasladarse lejos para seguir sus estudios.

Hace poquito, hace unas semanas atrás, mi universidad, la Universidad de Buenos Aires cumplió 200 años. Allá en 1821 se fundó. ¿Saben para qué se fundó? Para que los porteños, los criollos que vivían, en el Puerto de Buenos Aires, no debieran viajar más ni a Córdoba, ni a Chiquisaca ni a Europa para poder estudiar. La Universidad de Buenos Aires es la mejor prueba de que hay que llevar la universidad a los pueblos y no esperar a que los pueblos vayan a esperar por sus universidades. Pero nosotros estamos convencidos de eso, cuánto más escuelas, cuánto más jardines – como vimos hoy – cuánto más escuelas técnicas, cuánto más institutos universitarios y cuánto más universidades nosotros podamos crear estaremos más cerca de lo que el mundo reclama, que es conocimiento, una sociedad con saber. Lo que es el principal valor de hoy es el conocimiento, es el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Yo puedo tener todo el petróleo del mundo, pero si no tengo la tecnología para sacarlo no tengo nada y cuando recurro al dueño de la tecnología pierdo gran parte de esa riqueza, en esa concesión que le doy al que tiene la tecnología.

Por eso, hoy, valoré tanto lo que vi, en esa fábrica, que hace varillas, que van a Vaca Muerta, algunas compradas por YPF, aquí está presente el presidente de YPF acompañándonos, pero también compradas por otras petroleras para llevar adelante el proceso de perforación y de búsqueda de gas y petróleo. Y no son varilla cualquiera, son varillas que exigen una producción de alta calificación técnica. Esa es tecnología argentina y me dio una enorme alegría ver a una veintena de chicos todos, salidos de las escuelas técnicas, de La Pampa, que en su provincia encontraron trabajo y tienen ahí una posibilidad de desarrollarse. Y más me gustó escuchar a los dueños decir que estamos ampliando todo esto porque queremos producir más, porque queremos proveerles a más empresas y porque queremos exportar. Feliz de que eso ocurra, porque en la Argentina, que nosotros soñamos, el Estado ayuda a los que producen; los que producen invierten y dan trabajo. Y así la sociedad genera un círculo virtuoso. No somos nosotros los promotores de la timba, no somos nosotros los que pedimos dólares para que nuestros amigos los compren y los fuguen al exterior. No somos nosotros. Eso es lo que hicieron, lo que hicieron los que ahora dicen que no tomaron la deuda que tomaron. Y lo dicen con un descaro que – a veces – asombra porque uno siente que le están tomando el pelo a la gente.

Yo todos los días estoy lidiando… primero lidié con cada uno de los acreedores para terminar con una deuda millonaria, en dólares, que dejaron impaga y que hubo que ir a negociar, uno por uno, con los acreedores privados. Hicimos un acuerdo, ganamos tiempo para empezar a pagar, extendimos por diez año el pago de esa deuda y al cabo de todo le ahorramos a los argentinos y argentinas más de 37.000 millones de dólares. (APLAUSOS). Cuando ellos la tomaron se escaparon Entre las PASO y las elecciones generales dejaron fugar 25 millones de dólares, casi 25 millones de dólares, y ahora vienen y nos explican cómo tenemos que hacer. Y sigo lidiando con el Fondo, a veces digo que yo debo tener un estigma, porque cada vez que me toca llegar al Gobierno el país está default y tengo que hablar con el Fondo, me tocó con Néstor en el 2.000 y me volvió a tocar ahora. Pero bueno, será Dios me ha puesto esa misión en la vida, sacar del default a la Argentina, no sé, pero lo cierto es que ahora además me exigen que hiciera rápido un acuerdo con el Fondo, ¿y cerrar rápido un acuerdo con el Fondo qué significa? Que solo puede producirse el dolor de nuestra gente. Yo no estoy para eso, para hacer eso busquen a otro, yo para eso no estoy. (APLAUSOS)

Muchos me dicen “pero cerrá, porque total el acuerdo se empieza a pagar dentro de cuatro años, o sea que va a haber pasado tu mandato, y yo siempre les digo “pero yo no vengo a resolver mi problema, vine a resolver el problema de la Argentina”. ¿Cuál es la solución si yo no pago si el que viene atrás tiene que hacerse cargo de todo, y en montos que nadie puede pagar? Por lo tango qué hago, sigo discutiendo, y sigo discutiendo con toda la vocación de encontrar un acuerdo, pero sigo discutiendo como discute un acreedor con su deudor, a cara de perro. Yo sé a quién represento, yo represento a ustedes, represento a cada argentino y a cada argentina, y represento a los intereses de ese empresario que lo vi invirtiendo y producir; represento a los intereses de esas maestras que vi en el jardín; represento los intereses de los que producen en la agricultura, la ganadería, esos son los intereses que representó, no represento los intereses de los acreedores, los intereses de los acreedores ya los representaron ellos y así nos fue, esa es la verdad.

Por lo tanto en este momento, donde estamos definiendo cómo seguir, está muy bien que recordemos qué nos pasó, no nos pasó hace mucho tiempo nos pasó hace dos años, menos de dos años, y tengamos presente todo lo que hicimos, porque en este tiempo de pandemia, que fue un tiempo tan lleno de dolor para todos nosotros, nosotros estuvimos presentes siempre, estuvimos presentes con la Asignación Universal por Hijo; estuvimos presentes con la Tarjeta Alimentar, para las madres que tenían hijos de menos de 14 años, y garantizarle el alimento adecuado a sus hijos; estuvimos presentes con el IFE, para nueve millones de argentinos que eran absolutamente invisibilizados en la Argentina; estuvimos presentes al lado de los empresarios tratando de sostener el trabajo formal con el ATP, que fue una asignación por la cual el Estado pagaba directamente parte de los sueldos para que no despidan, dispusimos la prohibición de despidos, claro que la dispusimos, porque la continuidad del trabajo a nosotros nos preocupa, claro que sí. Y en el medio de todo eso hicimos un sinfín de cosas, arreglamos con los acreedores, seguimos discutiendo con el Fondo.
Hicimos algo que ellos se jactaron, toda la campaña dijo que iban a hacerlo, no cumplieron, en la Argentina 1.200.000 personas que viven de un salario dejaron de pagar el Impuesto a las Ganancias. Yo recuerdo cuando en la campaña le prometí a los jubilados que yo antes de seguir pagando intereses a los bancos me iba a ocupar de que los jubilados dejen de pagar sus medicamentos: en las tapas de los diarios al día siguiente me trataron de delirante, de loco, de que eso era imposible, de hacer, pero la tasa de interés bajó de casi 100 puntos anuales a 24, 24 puntos actualmente, sí, les saqué la tasa a los bancos, y hoy los jubilados no pagan los medicamentos. (APLAUSOS)

Y todo eso ocurrió mientras la pandemia transcurría, no nos paralizó, simplemente nos hizo andar más despacio, pero nos obligó a atajar un montón de penales que no esperábamos que fueran a llegar. Allá en diciembre, cuando en el mundo central se empezó a vacunar, la Argentina a vacunar, y trajimos las primeras vacunas, y fuimos muy maltratados, hasta me denunciaron de envenenar a la gente, y me dijeron “no van a conseguir vacunas, tienen un acuerdo político con Rusia”, no sé de qué me trataron, pero después fui e hice el acuerdo con Oxford y nadie me llamó monárquico por eso, nadie dijo que era hijo de la Reina porque había hecho un acuerdo con Oxford. Y después fui a China y conseguí vacunas en China, y después fui a Estados Unidos y conseguí vacunas en Estados Unidos. Y hoy tengo la tranquilidad que más del ochenta por ciento de los que tienen más de 18 años ya les dieron por lo menos una dosis de la vacuna, y que los mayores de 60 años ya más de la mitad han recibido las dos dosis. Y no voy a parar hasta que cada argentino y cada argentina tenga las dos dosis de vacuna que les corresponda, porque los que parece que vivimos fuera del mundo somos todos nosotros, y parece que los que el mundo valora y consagra como personas civilizadas son ellos, pero ni uno de ellos me vino a ayudar a conseguir una vacuna; ninguno de ellos que me ayudara a conseguir un respirador; no hubo uno de ellos que me aportara una solución. Como yo digo, nosotros respiramos hondo, le metimos para adelante y trabajamos, otros usan el Twitter y se rascan, es lo que hacen, ya lo hemos visto. (APLAUSOS)

Que yo esté aquí en La Pampa hoy para mí es un motivo de alegría, siempre es lindo venir, recontarme con alguien a quien quiero y con quien nos hicimos amigos en la gestión, estuvimos comiendo el otro día, yo le decía a Sergio, que La Pampa es una provincia singular en la Argentina, desde los días del querido Rubén Marín hasta hoy han tenido una secuencia de gobernadores que tenían claramente un proyecto que decía claramente lo que significaba el Estado, la importancia del Estado, y cada uno fue aportando lo suyo para hacer cada vez mejor esta provincia, esa continuidad que tuvieron es realmente algo elogiable, admirable, en una Argentina que vive con altibajos, ustedes viven en una Argentina privilegiada, con una clase política, que en un sector por lo menos, tiene muy en claro cuáles son los objetivos al gobernar una provincia, tienen muy en claro que el Estado está para igualar donde los mercados desigualan, y que no tienen ninguna vergüenza en decirlo, y es esplendido que así sea.
Y vengo a esta provincia a pedirle a los pampeanos que nos sigan ayudando, como nos ayudaron hasta aquí, a hacer todo lo que hicimos, ¿saben por qué?, porque el fin de la vacunación está muy cerca, está muy cerca el momento en el que todos estemos inmunizados por la vacuna, está ahí nomás la salida. Ahora, el problema es cuando salgamos qué camino queremos tomar, porque si elegimos el camino del pasado reciente, lo único que vamos a sufrir y vamos a conseguir es que una vez más el Ministerio de Salud desaparezca, el Ministerio de Trabajo desaparezca, el Ministerio de Ciencia y Tecnología desaparezca, y la Educación Pública pase a un segundo orden de importancia, donde la producción no sea valorada y se valore más lo importando; donde valga más el pícaro que timbea en la Bolsa con acciones y con títulos que el empresario que invierte, arriesga y da trabajo.
Nosotros no tenemos dobleces, allá viven apuntando, hay un candidato en Buenos Aires que vive aclarando que él nunca fue miembro del gobierno anterior, es un caso rarísimo, y es el candidato de ese gobierno anterior. Acá parece de repente que nadie se cruzó con el expresidente, nadie quiere nombrarlo, nadie quiere recordarlo, todos acompañaron sus políticas y todos votaron sus políticas en el Congreso, que no se hagan los distraídos y no nos tomen de tontos.
A nosotros no nos pasa eso, nosotros sabemos de dónde venimos, sabemos a dónde queremos ir, orgullosos de las cosas que hicimos, capaces de revisar nuestros errores y corregirlos, y una sola tranquilidad, nosotros a los que les debemos una explicación por cada cosa que hacemos y por cada una de nuestras políticas es a los hombres y a las mujeres del pueblo argentino, nosotros no le debemos ninguna explicación a las corporaciones, no somos empleados ni de los bancos ni de las grandes corporaciones, nosotros sabemos qué intereses representamos, y por eso nuestro discurso siempre va en el mismo sentido. Y por eso uno lo escucha hablar a Sergio, y yo podría haber dicho exactamente lo mismo que dijo Sergio, y Sergio seguramente podría haber dicho las palabras que ahora estoy diciendo yo, y todos los que estamos acá podríamos rubricar las cosas que cada uno de nosotros pueda decir, porque estamos seguros de que hay otra Argentina que construir, que esa Argentina que se debe construir debemos construirla en unidad, que deben sacarnos de ese lugar donde se debate lo estéril, lo innecesario, lo inútil, y tenemos que debatir lo verdaderamente importante.
Nosotros queremos que no haya más argentinos con planes sociales, queremos argentinos con trabajo, eso es lo que queremos, nada dignifica más al ser humano que el trabajo, y tenemos que ir caminando hacia allí. Cristina dejó un país con 200 mil planes sociales, y yo recibí un país con 800 mil planes sociales: ¿quién empobreció a la Argentina? ¿Quién dañó a otros esos argentinos y argentinas? Que no nos confundan, esta vez está en nuestras manos cambiar la Argentina para que podamos vivir la vida que queremos, gracias a todos y a todas.