Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, por la ampliación de las becas “Manuel Belgrano”, en la Universidad Arturo Jauretche, Florencio Varela, provincia de Buenos Aires

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, por la ampliación de las becas “Manuel Belgrano”, en la Universidad Arturo Jauretche, Florencio Varela, provincia de Buenos Aires

Muchas gracias, muchas gracias a todos y todas, gracias a todos y todas por estar acá.

Confieso que venía con una idea de participar de un acto donde habláramos de las becas y todo esto tan importante que estamos haciendo, pero de repente se empezaron a mezclar cosas en la memoria, ¿no? Quiero contárselas un poco. Estoy en una universidad que se llama Arturo Jauretche, pero Arturo Jauretche fue un ídolo de mi juventud, un ídolo, lo empecé a leer cuando tenía trece o catorce años. Y cuando tenía catorce años había un bar, creo que existe todavía en Corrientes y Montevideo, los bohemios jóvenes, esos que hacíamos música progresiva, nos juntábamos para ir a ensayar o ir a tocar a algún lado, y una tarde caí al Bar La Paz, ese era el bar, y de repente lo vi en una mesa sentadito a Jauretche, para mi sorpresa. Yo esperaba a un amigo que venía con su guitarra, para ir a ensayar, y no pude resistir ir a ver a Jauretche. Jauretche era en ese momento Presidente de (salto de audio), Jauretche es un hijo de la Universidad de Buenos Aires, un hijo de la educación pública. Me puse hablar con él, y claro, quería exprimirlo. Jauretche habrá dicho “este pibe, ahora que me quedé un rato solo, me viene a volver loco”, y la verdad lo exprimí al pobre Jauretche, le preguntaba cosas. Jauretche me dijo una frase que después fue una frase que usamos, y lo que fue ya en tiempos de la dictadura en la universidad, aquella agrupación Arturo Jauretche, y después se llamó Frente de Orientación Nacional. Me dijo “¿sabe lo que pasa con esto ‘mijo’? A la Argentina y a los argentinos los han convencido que viven en un país del diablo, en un país que no tiene futuro, en un país que no sirve de nada”. Y uno mira el presente y qué poco ha cambiado, ¿no? Porque a verdad uno ve los diarios, la maravillosa vida del que se fue a trabajar de no sé qué a Australia, la maravillosa vida de los argentinos que se quieren exiliar para salir del país, los argentinos que buscan cualquier trabajo, cualquier lugar del mundo, para tratar de estar mejor. La frase de Jauretche que me dijo aquel día, que nunca me la olvidé, decía “¿sabe lo que hace falta, pibe? Hay que poner una Argentina en la cabeza del mundo y en la cabeza de todos los argentinos”. Hace falta que nos demos cuenta que tenemos un país maravilloso, que puede ser cabeza del mundo, pero tenemos que convencernos nosotros, porque acá no nos dejan. Y me hablaba de sus cruces con Beatriz Guido, y yo terminé esa charla que duró cuarenta minutos, porque llegó mi amigo y Jauretche gentilmente me dijo “vaya con su amigo, vaya con su amigo”. Y me fui.

Yo quedé deslumbrado con ese Jauretche, y me hace muy feliz que haya una universidad que se llame Arturo Jauretche, y me hace muy feliz que los impulsores de esa universidad hayan sido Julio y ‘el Flaco’. Y acá viene otra cosa que me viene a la memoria. Con Néstor nos conocimos en el año 95, por ahí era Gobernador de Santa Cruz, 96 habrá sido, y nos hicimos amigos muy rápidamente. Él había leído un artículo mío, le había gustado, le llamó la atención, le dijo al ‘Gordo’ Valdez “che, ¿vos lo conocés a este? Traémelo que lo quiero conocer”, y lo conocí y nunca más me despegué de Néstor. Entonces, todavía era la campaña de Duhalde, y había que ver cómo avanzábamos, pero Néstor ya estaba convencido que teníamos que hacer algo propio. Siempre me decía que nosotros no podemos ser el ala progresista de un partido conservador, tenemos que ser nosotros. Una mañana vino y me dijo “escuchame, vamos a juntarnos con un amigo mío que era amigo de La Plata”, que era ‘El Flaco’ Kunkel. Yo no lo conocía al ‘Flaco’ Kunkel, ahora es un mito, pero en aquel entonces no lo conocía, y me dice “’El Flaco’ está trabajando con el Intendente de Florencio Varela, así que vamos a juntarnos, para ver si podemos empezar a trabajar juntos”. Vino ‘El Flaco’ con Julio, y recuerdo esa escena perfectamente, porque para nosotros tener al Intendente de Florencio Varela sentado en nuestra mesa era un avance inmenso. Y también me pone muy contento que ustedes dos hayan hecho esto, o hayan sido los que lo impulsaron, y me pone muy contento que Ernesto sea el Rector, porque después lo fui a buscar a Ernesto para hacer el Grupo Calafate, y Ernesto participó del Grupo Calafate.

Y de repente, no me pregunte cómo pasó, pero venía a hablar de becas, venía hablar de otras cosas, y se me vinieron a la memoria todas estas imágenes, que son imágenes de un momento inicial que acabó cambiando la Argentina, son imágenes en blanco y negro de una película que empezó el 25 de mayo del 2003, que siguió con Néstor, que siguió con Cristina, y que siguió ahora con nosotros, que ya no está más en blanco y negro, que está en colores, y no nos juntamos en soledad y festejamos que llegó un Intendente, que tenemos un montón de intendentes acompañándonos. Hicimos una historia maravillosa de aquel entonces a la fecha, inspirados seguramente siempre con aquella frase de Jauretche, “pongamos en la cabeza de los argentinos, una Argentina en la cabeza del mundo”, porque podemos hacerlo, porque no es verdad que no se puede. Ahora, ¿cómo construir esa Argentina que puede ser cabeza del mundo? Esa Argentina que puede ser cabeza del mundo necesita de todos y cada uno de nosotros, nadie puede estar afuera, nada puede quedarse al margen. La gran diferencia que tenemos con nuestros opositores electorales es que ellos piensan un país donde sobran 20 millones de argentinos, y nosotros pensaos un país donde todos estemos, un enorme paragua que a todos nos ampare. Esa no es una diferencia menor, esa en una diferencia central, por eso no hace falta abrir hospitales, porque los que sobran que no vayan a hospitales, y por eso sobran universidades. Hay que tener cara para decir “no vamos abrir más universidades porque los pobres no llegan a las universidades”, hay que tener cara. Yo tengo una tranquilidad. Se mudó de la provincia y se fue a la Ciudad de Buenos Aires con la Universidad de Buenos Aires, que cumple 200 años, no va a poder, “con esa Universidad no va a poder”, porque además somos todos hijos de esa universidad y la vamos a defender mucho, pero si cómo pudo para proyectos de que universidades en el Gran Buenos Aires crezcan. He visitado varias universidades, todas tienen ese común denominador, tuvimos en La Matanza con Fernando visitando la universidad, estuvimos en San Martín, todas tienen ese denominador que el mayor número de alumnos son primera generación de universitarios en sus familias. Todos tienen esa condición. Entonces no es verdad que los que más débiles están, no pueden acceder a la universidad. Es mentira. No pueden si el Estado no le acerca los recursos y los medios para lleguen, porque está claro que, si tienen que pagar universidades privadas no llegan, claro que no. Talvez si no tienen estas becas les cuesta mucho, claro que sí, pero, ¿cuál es nuestro deber? Nuestro deber es mejorar todos los días la educación, el futuro de las sociedades no está en la riqueza que tenemos bajo la tierra, el futuro está en la inteligencia.

Alguien ahí escuché que estudiaba ingeniería agropecuaria, querían ser ingenieros agrónomos. Tener la inteligencia para aprovechar bien la tierra para que rinda al máximo es central. Alguien estudiaba energía, ingeniería en temas informáticos también. Allí está, porque estas becas tienen una cualidad además que están programando el futuro de la Argentina ¿qué quiere decir esto? Que estamos promoviendo que se estudie lo que la Argentina necesita que se estudie. De abogado, de contadores, tenemos muchos, pero nos falta muchos ingenieros agrónomos, mucha gente que maneje ingeniería mecánica de informática, mucha gente que maneje el tema energético de otra manera, en tiempos en que la energía se está renovando, porque los combustibles fósiles están desapareciendo. Y allí está el Estado, allí está el Estado, y allí está el Estado para hacer el país que somos, el país maravilloso que somos, el país extraordinario que somos.

Yo en campaña pensaba recordar todas las veces que nos caímos y todas las veces que nos levantamos. Somos un pueblo increíble y nos quieren hacer creer que somos un pueblo claudicante sin fuerza, sin ganas. Miren, vivimos la peor pesadilla todos, no hay peor pesadilla que la pandemia, no la hay, Axel y yo lo sabemos, todos los ciudadanos lo sufren, pero los que gobernamos y todos los días contamos contagios y contamos muertes, y cargamos y clavamos un puñal en el corazón con cada uno de esos datos, lo sabemos más. Hemos vivido una tragedia única, única. Fuimos a buscar las vacunas, empezamos a vacunar entre los primeros países del mundo que vacunaban, trajimos las vacunas, nos dijeron que las vacunas eran venenos, que estábamos trayendo cualquier porquería para vacunar argentinos, tuvieron que esperar una publicación internacional, como decía Jauretche, no le basto que lo dijeran nuestro científicos en el ATMAT, necesitaban que lo dijera una revista en inglés y ahí la vacuna se volvió maravillosa, pero no escuchamos, seguimos y seguimos buscando vacunas por todos lados. Fuimos a Oxford, fuimos a Suecia, fuimos a Rusia, fuimos a China, fuimos a los Estados Unidos; trajimos vacunas de todos lados. Hoy el 50 por ciento de la población argentina esta vacunada por lo menos con una dosis. Esa dosis, esa dosis, esa dosis nos da mucha tranquilidad porque da un nivel de inmunidad muy alto y sabemos que el riesgo de contagiarse existe por eso hay que seguir cuidándose, pero sabemos también que el padecimiento de la enfermedad es mucho menor y lo que fundamentalmente sabemos es que este proceso de vacunación tan acelerado, que estamos viviendo, es como voltear el muro y encontrar la luz del otro lado. Miran, ahí está la puerta de salida, esta acá nomas, no está lejos. Cuando crucemos esa puerta, que es que la mayoría de todos nosotros este vacunado y todas nosotras estén vacunados ahí volveremos a nuestra vida, volveremos a abrazarnos, volveremos a disfrutar del afecto de nuestra familia, de nuestros hijos, de nuestros padres, de nuestros hermanos, volveremos a comer el asado con los amigos, volveremos a jugar al picadito con los amigos. Volverá la vida, volveremos a ser felices, estoy seguro que lo vamos a hacer y estoy seguro que está cerca la puerta. Y cuando le quieran hacer bajar los brazos y los quieran convencer que viven en un país sin futuro, recuerden todas las veces que nos levantamos, una y otra vez, voltearon a Perón, lo proscribieron, fusilaron a quienes defendieron a Perón, llevaron adelante un plan fusilando y haciendo desaparecer gente y seguimos, y seguimos, y seguimos. Recuperamos la democracia en el 73, no nos fue bien, en el 76 la inflación se había desatado de un modo desmesurado. Eso sirvió para que muchos sectores cívicos se sumaran a militares golpistas y provocaran la mayor tragedia política de la Argentina, nos hicieron desaparecer 30 mil argentinos y argentinas. Nos metieron en una guerra donde perdimos 600 jóvenes y quedaron en nuestras Islas Malvinas, héroes argentinos, jóvenes, héroes y nos levantamos y recuperamos la democracia. Y volvió Alfonsín con toda su vocación de dar institucionalidad argentina y la economía se complicó y vino la hiperinflación y otra vez nos dijeron estamos muertos de vuelta. Y vino la convertibilidad, paró la inflación, pero paró la Argentina y se cerraron empresas y creció la desocupación y el secreto era vivir de lo importado y no de lo producido. Y llegó la Alianza, nos dijo que el mega canje era la gran solución, nos endeudó como nadie y meses después nos dejó en default y vino la tragedia del 2001.

Y llegó Néstor, y Néstor cambió la lógica, y dijo hagamos las cosas de otro modo. A los genocidas que disfrutaban, dijo sentémoslo en el banquillo como un acusado y que los juzgue la justicia. El primer genocida que fue condenado fue tapa de los diarios, los genocidas condenados hoy están en la página 23, eso habla de que la Argentina entendió qué era lo correcto, lo normal, que un genocida este preso. Y nos levantamos del genocidio, nos levantamos del genocidio, nos levantamos de Malvinas, de la hiperinflación, del genocidio y crecimos, y crecimos, y crecimos. Y después llegó Cristina, y Cristina en ese primer Gobierno amplió derechos como en la democracia se recuerda. Yo tengo una íntima carrera que es ganarle a Cristina, quiero darles más derechos que los que Cristina les dio a los argentinos y me puse la vara altísima porque Cristina puso la Asignación Universal por Hijo, el Matrimonio Igualitario, la Identidad de Género, la muerte digna, el Código Civil que permitió que muchos trámites se hicieran exprés, fue increíble todo lo que hizo. Después vino la crisis del 2010, todo complicó un poco, pero en la Argentina todos decíamos lo que queríamos, hasta yo, todos opinábamos en contra como yo, y nadie nos perseguía, nadie nos perseguía, nadie, nadie. Y si vivió en libertad hasta el último día en diferencias, pero en libertad.

Y después llegaron ellos, como dice Serrat, llegaron ellos y pusieron en tela de juicio todo lo que nosotros creíamos. Y nos hicieron creer que el Estado estaba de más, ahora andan diciendo muy suelto de cuerpo, la verdad que el Gobierno de Macri a la salud la pasó a un segundo plano, eliminaron el Ministerio, terminaron con la ciencia y tecnología, maltrataron a los docentes, dejaron de abrir universidades, cerraron escuelas, cerraron escuelas, nos endeudaron, nos dejaron una crisis inigualable. Y ahora es muy impactante porque nos explican cómo tenemos que arreglar la deuda, ¿no? es la Argentina de la que hablaba Jauretche ¿no? La que aparece en los diarios, la que son tapas de dos diarios de este país todas las mañanas, yo le pido que lo pensemos, que reflexionemos. Hubo una Argentina en la que vivieron San Martín, Güemes, Belgrano, Macacha, Juana Azurduy, Mariano Moreno, más recientemente, una Argentina donde vivió Perón, donde vivió Evita, donde vivió (salto de audio) más recientemente, donde vivieron hombres y mujeres que dieron su vida porque creían que podía haber una Argentina en la cabeza del mundo en la cabeza de todos los argentinos. La mejor forma que tenemos de que entendamos que la Argentina puede ser el mejor país es que nos preparemos, que planifiquemos, que estudiemos, que hagamos todo lo necesario para que todos y todas tengan acceso a las universidades. Que vivamos en diversidad y con respeto y que nos demos cuenta, definitivamente, que si no está el Estado presente un día puede llegar, como le gusta decir a Axel, un ser imperceptible a la vista humana y llevarse la vida de todos nosotros. Y por no tener las camas, los hospitales, los respiradores suficientes, el personal de salud, que salen de estas universidades, voluntarios, por no tener eso el dolor puede ser inmenso. Vamos a hacer a la Argentina que nos merecemos entre todos y todas.

Muchas gracias (APLAUSOS)