Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, por el anuncio del DNI para personas no binarias, en el Museo Casa Rosada

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, por el anuncio del DNI para personas no binarias, en el Museo Casa Rosada

Muchas gracias, muchas gracias.

Querido ‘Wado’, querida Elizabeth, me pone muy contento escuchar a mis ministros hablar así, de verdad. Querida Vilma, querida Malena, querida Vicky, querida Cristina, querida Gabi, querido Horacio, querida Vicky, ¿sos vos? Sí, sos vos, porque con el barbijo a veces e me confunden las caras.

Creo que se ha dicho mucho, creo que se ha dicho tal vez todo lo que debiéramos decir, pero déjenme pensar un poco con ustedes. Miren, en la historia de la humanidad seguramente ha habido infinidad de seres humanos que no se sentía ni hombres, ni mujeres, que sentían ser distintos, que sentían ser lo que eran. La historia de la humanidad da cuenta de que en la historia de la humanidad le costó mucho aceptar esa diversidad. Tanto le costó que hizo algo imperdonable, que fue discriminar, fue negar, fue ocultar, fue ponerlos a un costado para que nadie los vea. Alguna vez conté, seguramente hablando en un acto como este, que desde Aristóteles en adelante la filosofía se plantea para qué es a vida y qué es lo que el hombre busca, la mujer busca y todos buscamos en el momento de vivir. Esencialmente vivimos para ser felices y la vida es una eterna búsqueda de la felicidad, y la felicidad no se encuentra de un modo, hay mil modos de encontrarlo, y cada uno lo encuentra sintiéndose lo que se siente y siendo lo que es. Así se encuentra la felicidad. No hay un patrón que para ser felices hay que ser así.

La humanidad tuvo que recorrer un largo trecho para entender que había todos, todas y todes. Todavía cuando yo, en algún discurso, me refiero al todes siempre había algún periodista conservador que dice “qué ridículo el Presidente”. Yo me acuerdo de un debate que escuché sobre el lenguaje inclusivo, un debate muy interesante de dos filósofos que yo respeto mucho. Uno era una mujer y otro era un hombre. Uno de ellos lo negaba porque decía que el lenguaje no le prestaba atención a eso de una nueva categoría imprecisa, variada, diversa, que nosotros la unificamos usando la letra E, en lugar de la O o la A. Pero quien escuchó esto dijo que lo que pasa es que si uno no habla del todes, el que es todes no se siente interpelado en el discurso, no siente que le están hablando a él. Cunado dice todos se sienten interpelados los hombres y cuando dicen todas se sienten interpeladas las mujeres, ¿y al resto? ¿Cómo los interpelamos? ¿Cómo los convocamos? ¿Cómo llamamos su atención? ¿Cómo les hablamos? Les decimos todos. Ese debate fue un debate que fue ganando los últimos tiempos en Argentina. Hoy celebramos un aniversario de la promulgación del matrimonio igualitario, que fue el comienzo en gran medida de todo esto. Fue un enorme debate, aquí está la que hizo la ley, Cristina promulgó la ley, fue un enorme debate que se dio en la Argentina. Muchos decían debates terribles, yo me acuerdo que estaba toda la discusión de cómo iban a adoptar hijos personas del mismo sexo.
Me acuerdo que por esos días escribí un artículo yo, porque los que decían esto de cómo van a adoptar personas del mismo sexo, decían que “van a salir homosexuales o van a salir lesbianas”. Hoy lo recuerdo y qué ridículo lo que se decía, pero el planteo existía. Escribí un artículo yo, tuve una síntesis de dónde se desarrolló todo lo demás que decía estamos discutiendo qué hacer con el matrimonio igualitario con la idea de que si dos mujeres se unen en matrimonio, dos mujeres se unen en matrimonio, lo hijos que adopten o tengan tendrán su preferencia sexual. Bueno, eso no lo sabemos porque hasta ahora eso no ha ocurrido. Lo que sí sabemos es que los homosexuales y las lesbianas son hijos de matrimonios heterosexuales, eso sí lo sabemos. Eso quiere decir que tenemos la necesidad de abrir la cabeza para darnos cuenta que hay otras formas de amar y ser amados, y que hay otras identidades aparte de la identidad de hombre y la identidad de mujer, y que deben ser respetadas, y que existieron siempre, solo que en otros tiempos se ocultaron. Esa frase que se popularizó tanto de “salir del closet”, era precisamente eso, salir del ocultamiento, poner en el escenario lo que todos sabíamos que existía, pero de lo que nadie quería hablar. La verdad es que lo que no nos dimos cuenta en todos esos años, es que no hablando de eso le quitamos felicidad a millones de personas, le quitamos la posibilidad de ser felices, que ese es el sentido de la vida, ser felices, simplemente. Uno encuentra mil modos de amar y ser amado, y ser felices, y hay que respetarlo, y hay que celebrar que cada uno encuentre la felicidad a su modo, hay que celebrarlo.

Seguimos dando pasos, todos los días, un paso más. Le digo a Elizabeth siempre que aprovechemos que estamos nosotros, aprovechemos todo lo que podamos nosotros ahora que estamos convencidos, para hacer todo lo que podamos. Hagamos todo lo que podamos, hagámoslo, hagámoslo, porque estamos nosotros, y es lo que queremos hacer. Entonces, fuimos avanzando, el matrimonio igualitario vino después de la identidad de género, en un tiempo en el que Cristina, en ese primer Gobierno de ella, amplió derechos de un modo impresionante, y después llegamos nosotros y nosotros seguimos, y nos ocupamos de las personas transexuales, las personas travestis, tengan un cupo laboral en donde trabajar, que la igualdad de género, y ahora esta nueva posibilidad, que es que alguien no quiere identificarse como hombre o mujer y acepte identificarse de otro modo. Ahí escuchaba la queja de alguien, que decía que hay otras formas, y claro que hay otras formas, claro, sí, seguro. Están incluidas de esa X que es una convención internacional, que nos permite abrir derechos dentro de los límites de la convención internacional, y es un avance. No deberíamos renegar de esto. Es más, es más, es más, cuando ‘Wado’ me planteó el tema, la verdad es que le dije por qué una X, y me dice que es la posibilidad que tenemos del modo como han avanzado las convenciones internacionales, para reconocer una categoría no binaria. Y yo le dije algo que después se lo dije a Elizabeth, pero al Estado, ¿le importa el sexo de la gente? ¿Le importa cuál es la orientación sexual o el género que cada uno percibe para sí mismo? Porque al Estado lo que le interesa es registrarlo a Alberto Fernández, saber si Alberto Fernández cumple sus compromisos impositivos, saber si no lava dinero, si no delinque, eso es lo que le importa, ¿por qué le importa el sexo? Y yo creo que eso es para todos y la verdad que esto, que algunos ven críticamente, es un paso que estamos dando, es un paso que estamos dando que espero que termine el día en el que en el DNI a nadie le pregunten si es hombre, mujer o lo que sea. Porque es eso, es eso lo que realmente, es eso lo que realmente tenemos que conseguir, es eso lo que tenemos que lograr, es eso ¿Qué le importa al Estado, qué le importa al Estado, qué le importa, qué le importa al Estado, qué le importa al Estado la orientación sexual de sus ciudadanos? ¿Qué le importa? No es lo que necesita saber de los ciudadanos. Insisto, necesita saber que si son chicos estudien, que cumplan con el plan de vacunación, que si trabajan digan donde trabajan, que tengan un CUIL, que tengan un CUIT, que paguen sus impuestos, la orientación sexual qué le importa al Estado.

Ahora, yo tenía un amigo que era Presidente del Banco Provincia que siempre recuerdo con tanto cariño, Rolo Frigeri, que cuando yo le iba con estas ideas, me decía vas muy rápido, loco vas muy rápido. Me decía, mirá, entro lo ideal y lo posible vayamos por lo posible, porque estamos cada día más cerca de lo ideal. Entonces, vamos poquito a poquito haciendo posible lo que parecía imposible y cada día, estamos más cerca de lo ideal. El ideal va a ser cuando todos y todas seamos todes y a nadie le importe el sexo de la gente.

Felicidades. Celebremos y gracias por estar. Muchas gracias (APLAUSOS).