Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el lanzamiento del Programa "Conectar Igualdad Ushuaia" y la firma de un convenio, con ese municipio, para la construcción de la primera residencia de adultos mayores, desde el Museo Casa Rosada

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el lanzamiento del Programa "Conectar Igualdad Ushuaia" y la firma de un convenio, con ese municipio, para la construcción de la primera residencia de adultos mayores, desde el Museo Casa Rosada

Buenas tardes a todos y todas; gracias por estar acá, gracias por haber viajado tanto y por estar acompañándonos, gracias a todos los que están en la pantalla, que les estoy viendo, aquí frente a mí, los abrazo, en la distancia; gracias Walter por tus palabras, de verdad; gracias Luis y gracias a Newsan. Nosotros necesitamos cada vez más que entendamos que, la Argentina, necesita de todos y que el Estado y el sector privado pueden trabajar juntos para resolver problemas de la gente, que de eso se trata.

Walter sintetizó bien, un poco lo que estamos viviendo hoy; hoy es un lindo acto, un acto singular, que mezcla como los dos extremos de la vida: ocuparse de los más jóvenes y ocuparse de los adultos mayores y hay que ocuparse de todos. Y en una sociedad lo que necesitamos es estar todos unidos cuidándonos, amparando al que más lo necesita. A los adultos mayores es un deber moral cuidarlos mucho, porque ellos llegan a ese punto, a esa edad, después de haber trabajado y dedicado toda su vida al trabajo, a criar a sus hijos, a trabajar en sus profesiones y lo que debemos darles es tranquilidad. Nosotros, desde el primer día, nos hemos ocupado de eso.

Por eso llegamos - y con Luana - nos ocupamos de que dejen de pagar los medicamentos, que antes tenían que pagar y que los afiliados del PAMI puedan acceder a los medicamentos gratuitamente, como habíamos prometido, en la campaña. (APLAUSOS). Y después con Fernanda nos ocupamos permanentemente de que sus ingresos mejoren y se sostengan y le puedan ir ganando a la inflación y mañana, seguramente, tendrán noticias de cómo vamos a seguir dando lo que le hace falta a nuestros jubilados para que sus ingresos no se deterioren y lo hacemos, en un escenario, de mucho esfuerzo y de mucha complejidad, pero sabiendo que son una parte importante de nuestra sociedad, a la que han dedicado su vida y que ahora merecen, en la pasividad – así se le llama económicamente – una vida tranquila. Parte de esa vida tranquila se resuelve con los medicamentos, parte se resuelve con los ingresos, parte se resuelve con tener condiciones de viviendas dignas, para resolver el problema de nuestros adultos mayores, que muchas veces no tienen una vivienda o que, a veces, tienen donde vivir, pero tienen que vivir en una gran soledad.

Hace unos meses atrás vino Luana, con una idea que a mí me pareció maravillosa, y me planteó la idea de construir casas para adultos mayores, que son una suerte de complejos, muy parecidos a estos, a estas residencias que están creando con el nombre de Lucía Chernajovsky, en su memoria, y que tiene el propósito de que los adultos mayores tengan un lugar donde vivir, pero además tengan una vida comunitaria con otra gente, y tengan en el mismo lugar la asistencia de los servicios sociales o médicos, que puedan requerir, todo eso en el mismo lugar. Y a mí me pareció una idea formidable, que de hecho ya la estamos llevando a cabo y que eso es desde el Estado mismo. Tiene una lógica muy parecida a esta, que es poner en un solo lugar, el sitio donde se vive, donde se comparte el tiempo y tener la asistencia del Estado cerca para lo que puedan necesitar, próxima. Y a mí me parece que es muy necesario que encaremos ese problema.

Para nosotros los adultos mayores son personas muy importantes, en nuestra sociedad. Otros tienen una lógica de descarte que nosotros no tenemos; nosotros creemos en una sociedad que a todos ampara, no en una sociedad que olvida a parte de los nuestros. Y por eso muy bien – dice Luana – que es un derecho humano preservar el lugar, donde se vive, en este caso de un adulto mayor. Yo comparto esa mirada y debemos trabajar para eso.

Cuando apareció la pandemia, a nosotros nos preocupó; muchos decían: “como improvisaban”, pero la verdad que nadie tenía un plan para la pandemia, porque nadie esperaba que hubiera una pandemia, no había un plan para enfrentar la pandemia. Y de hecho ha pasado casi dos años de la pandemia y la verdad que, hasta el día de hoy, no tenemos un medicamento que cure esa enfermedad; tenemos sí vacunas que la previenen y que hay, en algunos casos, aunque no llega a prevenirla a un ciento por ciento hace mucho más llevadera el contagio. Pero nuestra preocupación fue cuidar a nuestros adultos mayores, allá cuando recomendábamos quedarse en casa, no salir, evitar la circulación. ¿A quiénes estábamos cuidando? Precisamente a las personas que más riesgos tenían de enfrentar la enfermedad.

Muchos lo pensaron, como nosotros, y muchos promovieron un falso juego de libertad, decían: “están restringiendo la libertad”. No, estoy cuidando a la gente, estoy cuidando al otro, porque querer al otro es cuidarlo también y la mejor libertad que yo puedo tener es una libertad que no dañe al otro.

Y pasó, con mucho dolor perdimos muchas vidas el año pasado, y anticipé que venía un tiempo difícil con la segunda ola, y me ocupé desde diciembre, cuando aparecieron las primeras vacunas de ir buscar vacunas, y me ocupé de que los primeros que reciban esas vacunas sean nuestros adultos mayores, que eran los que estaban en riesgo. Y hoy con mucha tranquilidad puedo decir que alrededor del noventa por ciento de nuestros adultos mayores han recibido la vacuna, y que hay cinco millones de adultos mayores que ya recibieron las dos dosis de vacunas. ¿Y por qué lo hicimos? Porque eran los que más riesgo corrían, y era nuestra obligación solidaria ir primero en ayuda de los que más lo necesitaban. Pudimos avanzar con nuestros adultos mayores, pudimos conseguir más vacunas, pudimos avanzar en el plan de vacunación. La semana pasada fuimos el país en el mundo que más gente vacunó, y vamos a seguir vacunando a todos y a todas las argentinas para que terminemos de una vez con el dolor que nos causa esta pandemia. (APLAUSOS)

Estas residencias que hoy estamos anunciando y que van a empezar a construirse en breve en la bellísima Ushuaia tiene que ver con eso también, con cuidar al otro, con cuidar a nuestros padres, a nuestros abuelos, con cuidarlos, que es lo que una sociedad debe hacer, y esto va para los más chicos, para los más jóvenes. Miren: la libertad mejor entendida es la libertad que también se conjuga con la palabra solidaridad, no se trata de que cada uno haga lo que quiera, se trata de que cada uno haga lo que deba hacer respetando y cuidando al otro, esa es la mejor libertad. Yo he sido joven como ustedes, y sé que les ha tocado un tiempo difícil, francamente lo sé, porque se han perdido de días de colegio, de reuniones con amigos, de paseos en la plaza, de juntarse los que ya son más adolescentes en una guitarreada a cantar con amigos, todo eso lo sé, pero cuando les pedí que por favor se cuiden era para que tengan un futuro, era para que puedan vivir el resto de sus vidas sanos, y que esta infección, esta pandemia no los ataque, no los contagie, no los lastime. Y así tuvimos que aprender muchas a hacer de nuevo en el camino, tuvimos que aprender, por ejemplo, a estudiar por zoom, el zoom era algo que yo no conocía, conocía las video llamadas, pero ese sistema del zoom, esa aplicación del zoom, que de repente apareció, y para todos se nos volvió imprescindible, era algo que no existía, y era algo a lo que nos lo obligó la pandemia. Me acuerdo que por aquellos días que muchos diarios del mundo empezaron a analizar que iba a cambiar el sistema de educación en los colegios, porque seguramente se iban a dar clases a distancia y de ese modo iba a desaparecer virtualmente la presencialidad en los colegios. Después loa historia demostró que la presencialidad en los colegios tiene mucho que ver con la socialización, con el proceso de socialización, el encontrarse con el otro, de verse con el amigo, de tener el consejo directamente dado por el maestro, en persona, entonces se volvió para atrás, y la verdad es que todos queremos es que rápidamente recuperemos la vida cotidiana, que permita ir al colegio, tranquilos. Y también en este tiempo es imperioso tener conexión, porque lo que antes yo tenía que ir a una biblioteca a buscar en un libro hoy en día se busca en un buscador de internet, y allí tienen todas las posibilidades de encontrar la respuesta, para la educación del futuro y del presente, poder acceder a una notebook es central, y poder acceder a la conectividad es central, es importantísimo, es una necesidad que tiene que ver con el desarrollo de ustedes.

El presente también es de los jóvenes, los jóvenes del presente están necesitando que le prestemos atención a lo que el mundo exige. Por lo tanto este plan que en su momento Cristina desarrolló tan maravillosamente, como correspondió en esos cuatro años que sucedieron al final del mandato de Cristina, todo dejó de hacer, para que nadie recuerde que Cristina daba computadoras, nosotros también a nivel nacional lo hemos vuelvo a realizar, con nuestro plan de Conectar Igualdad que llamamos Juana Azurduy, en homenaje a Juana Azurduy, de quien hoy se cumple un aniversario de su natalicio, por eso hoy es el Día de la Hermandad Argentino-Boliviana, y un abrazo a todos los hermanos bolivianos que están en la Argentina, y hermanas bolivianas que están en la Argentina.
Me parece que es un acto muy lindo este, porque vincula de algún modo los extremos, los chicos que pueden acceder a una computadora, que pueden progresar, estudiar, hacer sus cosas, divertirse; a los mayores adultos. Quiero decirles que tomemos estas dos noticias con mucha alegría, porque no en mucho tiempo más vamos a recuperar nuestra vida habitual, vamos a poder abrazarnos a nuestros afectos, vamos a poder reunirnos con amigos, vamos a poder estar con las personas que queremos, esta misión es hacer la Argentina con que soñamos y que nos debemos, y ahí voy a necesitar a todos, porque no lo puedo hacer yo solo, voy a necesitar a cada uno de ustedes, a cada joven, varón, niña, a cada hombre, a cada mujer, a los empresarios, a los políticos,. A los que trabajan, los voy a necesitar a todos, porque entre todos vamos a hacer de una vez y para siempre la Argentina que nos merecemos.
Muchas gracias.