Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto por el Día de la Independencia, en Casa Histórica, ciudad de Tucumán

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto por el Día de la Independencia, en Casa Histórica, ciudad de Tucumán

Qué lindas palabras Juan, te las agradezco. Buen día a todos y a todas, buen día tucumanos, buen día tucumanas; buen día argentinas, argentinos: feliz día de la Patria. Hace 2005 años la Argentina declaró aquí su independencia. A veces me gusta aprovechar estas fechas para darnos cuenta del país que tenemos, del país que fuimos capaces de construir, y para que pensemos también en como ese pasado muchas veces se repite en el presente.
Aquel 9 de Julio de 1816 la Argentina era un país que transitaba un proceso independentista que se había iniciado en 1810, aquel 25 de mayo cuando allá en Buenos Aires el Gobierno se declaró autónomo de la Corona española, pero eso no era la declaración de la independencia, era simplemente el desconocimiento del Rey español para gobernar y la conformación de un primer gobierno que iniciaba un proceso que terminó que acá 1816. Y fue un proceso signado por muchas dificultades, no fue un proceso fácil, fue un proceso de muchos desencuentros, fue un proceso de muchas guerras, fue un proceso de muchas batallas, en donde sobresalieron hombres y mujeres nuestras fuerzas.
Tres nombres me vienen a la memoria, el primero es José de San Martín, el gran libertador de América, el que entendió que para que la América fuera libre y que para Argentina concretara su libertad, había que terminar con el avance realista, que venía de Chile y que venía de Perú. Y fue capaz de hacer algo increíble, cruzar Los Andes como los cruzó. Y después entendió que debía atacar a los realistas en Lima yendo por el Pacífico y allí fue, pero necesitaba, San Martín, a alguien que cuide la frontera norte, y entonces le encargó a Belgrano ese ejército, y Belgrano, que es un ser impresionante, un hombre magnifico de nuestra historia, que era un abogado dedicado a la economía, que hacía periodismo, y un día se tuvo que calzar el traje de general y venir luchar acá al norte, para cumplir con el mandato de San Martín, y para cumplir con el proyecto que tenían en común, que era el proyecto de independizar esta Patria. Y allí fue Belgrano, con sus pocos conocimientos militares, poniendo todo su coraje, poniendo toda su fuerza, poniendo toda su garra. Y protagonizó batallas memorables, en Tucumán, en Salta; protagonizó un hecho increíble que mes el Éxodo Jujeño, que fue pedir a un pueblo que deje todo lo que tenía y que lo deje en ruinas para que el opresor no lo aproveche, impresionante.
En ese ejército del norte Belgrano tuvo un lugarteniente, un comandante que lo acompañó, un hombre joven, Don Miguel Martín de Güemes, un hombre que sabía de la debilidad que tenía para combatir con las fuerzas que acababan de vencer a las fuerzas de Napoleón en Europa, y organizó un ejército popular, con sus gauchos, y armó una suerte de guerra de guerrillas, por orden de San Martín, que decía “ataque y escape, ataque y escape”, y lo hizo muy bien. Lo hizo acompañado por una mujer, por varias mujeres, Macacha, su esposa, pero por una mujer emblemática para la libertad de América Latina, se llamaba Juana Azurduy, una mujer nacida en el Alto Perú, y que se sumó a Güemes para proteger la frontera norte.
En unos días, el 12 de julio, si no me equivoco, conmemoramos el Día de la Hermandad entre Bolivia y Argentina, y lo hacemos porque ese día coincide-si yo no me equivoco-con el natalicio de Juana Azurduy.
Eran tiempos donde bolivianos y argentinos luchábamos por liberar la Patria Grande, y déjenme una dispensa solamente, que es pedirle disculpas al pueblo de Bolivia porque un gobierno argentino haya mandado armamento para parar la protesta de un pueblo que se levantaba contra un golpe militar.
Y es casi irónico que tengamos que enfrentar el Día de la Hermandad de Bolivia y Argentina iniciando semejante locura.
La Argentina de aquel entonces también tenía parte de esa locura, y había una elite en la Argentina que no quería que le fuera bien a Güemes y no quería que le fuera bien a San Martín, que no quería le fuera bien a Belgrano, en algún momento lo mandaron a Belgrano a defender las costas del Paraná y del Río Uruguay, temiendo que entraran por la Banda Oriental del Uruguay, y lo mandaron pobre si ninguna fuerza real, y allí fue y defendió, y lo hizo bien.
Cuando yo veo ese pasado y veo lo que fueron capaces de hacer esos hombres y mujeres, digo cómo no vamos a ser capaces nosotros, porque esos hombres y mujeres solo tenían la adversidad enfrente, solo tenían que luchar y pelear sin claudicar. ¿Alguien pensó alguna vez que los que declararon la Independencia en aquel salón sintieron angustia? La angustia paraliza, ninguno de los que estuvieron allí estaban paralizados, estaban llenos de coraje, estaban llenos de fuerza, estaban llenos de convicciones, tenían la certeza de que debían ser libres, “seamos libres, lo demás no importa nada”, decía San Martín. Y así construyeron una libertad en unidad, cuando Estanislao López en algún momento flaqueó sintió que sus fuerzas no alcanzaban, San Martín le escribió y le dijo “siga adelante, estamos unidos, y unidos somos invencibles, y tenía razón San Martín, mucha razón tenía.

Cuando yo miro el presente me doy cuenta que la historia, será que aquello que muchos dicen que la historia siempre se repite, y que hay muchos que no quieren que seamos libres, seamos soberanos, que haya independencia, hay muchos que no quieren, que hay muchos que siguen pensando en una Patria para algunos, pero la Patria no es para algunos, los constituyentes, cuando declararon la Independencia, no hablaron de “mí”, hablaron de “nosotros”, así empieza el Preámbulo, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, “nosotros” decidimos nuestra libertad, y nos enseñaron que la libertad no es un acto individual, porque la libertad entendida como un derecho individual es un tremendo acto egoísmo, la libertad es un acto colectivo, lo que garantiza la libertad es precisamente vivir en una sociedad libre, autónoma, independiente, capaz de construir su propio futuro, de garantizar su propio destino. Aquellas palabras de la Constitución siempre me vienen a la memoria, porque esos hombres y mujeres maravillosos de aquel tiempo, pelearon como fieras para darnos a nosotros el derecho de ser un país libre.

La Argentina hoy tiene otros combates, tiene otras batallas, lo ha dicho con mucha elocuencia el Gobernador, que es mi amigo, y le agradezco su amistad. Pero la verdad es que estamos atravesando un tiempo único para la humanidad, que es este tiempo de pandemia, que como bien ha dicho el Gobernador, que además es médico, no es algo que ocurra habitualmente, ocurre excepcionalmente en el mundo, nos tocó este tiempo, y es un tiempo claramente frustrante, porque nos impide hacer un montón de cosas. Yo pienso en los jóvenes, y entiendo lo que deben sentir por no poder asistir al colegio regularmente, no poder abrazarse con sus amigos, no poder ir a un recital, no poder ir al cine, no poder ir a ver un partido de fútbol, yo todo eso lo entiendo, y no saben cómo lo entiendo, porque he sido joven y me gustaba hacer todo eso, cómo entiendo el padecimiento que ellos pasan. Pero me gustaría que entiendan y que reflexionen conmigo que este tiempo de privaciones es para que disfruten su vida de aquí en adelante, para que no le arrebaten la vida hoy, para que no les arrebaten la vida de sus afectos hoy, tenemos que hacer todo esto para que en el resto de la vida de nuestros jóvenes estudien, trabajen, vayan a recitales, toquen la guitarra, se junten con sus amigos, amen a sus novias, amen simplemente. Es un tiempo muy difícil, pero lo tenemos que pasarlo así para alcanzar el futuro.
Y además fue un tiempo muy difícil porque venimos porque venimos transitando un tiempo en la oscuridad, nadie sabía qué era este virus, nadie conocía como sobrellevarlo, hasta el día de hoy no existe un remedio que lo cure, tenemos una vacuna que previene el contagio, y que asegura que si el contagio ocurre va a ser más leve el padecimiento, pero hasta el día de hoy la medicina no descubrió el remedio para este virus tan perverso. Tan perverso es que, además, que no para de mutar, y algunos se enojan cuando uno cuida el ingreso de los compatriotas que viajan al exterior a la Argentina, pero en verdad lo que cuidamos es que el virus no ingrese y nos complique otra vez la situación, cuando estamos logrando avanzar rápidamente con el proceso de vacunación. ¿Alguien piensa seriamente que yo puedo estar feliz con tantas limitaciones? Nadie puede estar feliz con tantas limitaciones, pero es el tiempo que nos tocó. Ahora: si tenemos coraje, si tenemos valentía, si nos unimos, si entendemos de una vez por todas que nadie se salva solo, si entendemos que además de ser libres, de ser iguales, debemos ser fraternos y solidarios con el otro, todo va a ser más fácil. Es a eso a lo que vengo a convocarlos.
Yo tenía la ilusión para este entonces que la economía hubiera arrancado, que estuviera funcionando mucho mejor de lo que está funcionando. Tenía la ilusión de que el consumo creciera, tenía la ilusión de que los comercios vendieran, tenía la ilusión de que los argentinos disfrutaran sus vacaciones: tuvimos una pandemia, pero no estamos peor que al comienzo, como dijo Juan, el año pasado nos saludábamos por pantallas, y hoy estamos acá, y el año que viene millones de argentinos van a estar en las calles de sus pueblos celebrando el 9 de Julio, porque vamos a estar inmunizados. (APLAUSOS) Y vamos a hacer eso mucho antes que el 9 de Julio del año que viene, porque efectivamente, bien dice Juan, más del 40 por ciento de la población que se puede vacunar, que son los mayores de 18 años, que han recibido por lo menos una dosis, casi cinco millones de personas ya tienen las dos dosis, hemos empezado solidariamente por cuidar a los que están en mayor riesgo, que eran los mayores de 60 años, y no era una cosa arbitraria que nosotros dispusimos, era lo que la experiencia nos contaba del año pasado. Los mayores de 60 años ya están prácticamente todos vacunados, todos los que se inscribieron fueron vacunados, eso representa el 85 o 90 por ciento del total de mayores de 60 años, y ahora estamos vacunando a los más jóvenes, y con muchas dificultades, porque vivimos en el mundo en que vivimos, yo siempre les recuerdo que el 10 por ciento de los países acaparó el 90 por ciento de las vacunas, y yo no me quedé con ese consuelo, o con esa explicación, ni siquiera consuelo es, fui a buscar las vacunas a todos los lugares del mundo donde vacunas hubiera, y hablamos a Rusia, hablamos a China, y hablamos a India, y hablamos a Estados Unidos, y hablamos a Alemania, y hablamos con todos y conseguimos las vacunas. Hicieron una enorme campaña para hacerle creer a la gente que las vacunas eran veneno, y no se dan cuenta el daño que hicieron, y cuánto postergaron el proceso de vacunación. No se dan cuenta. A veces el odio nos nubla, nos hace ser injustos, nos hace ser dañinos, y no nos damos cuenta que el odio siempre vuelve, y que cuando actuamos con odio también nosotros terminamos perjudicados y lastimados. Pero no me importó, soporté todo lo que dijeron y seguí buscando vacunas, y dijeron que tenía un problema ideológico, me dijeron que tenía un problema ideológico con una empresa americana que es la mayor proveedora de medicamentos que el Estado argentino tiene. ¿Saben qué era lo que hacía difícil? Ponernos de acuerdo en los términos de un contrato, simplemente, y era difícil porque yo tenía que defender los intereses de la Argentina, porque para mí, cuando pongo mi firma me doy cuenta que estoy comprometiendo a generaciones, me hubiera encantado que hubieran pensado así cuando en un minuto treinta anunciaron que la Argentina se endeudaba en 57 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional, porque si hubieran pensado así hubieran pensado en el futuro, hubieran pensado en esos jóvenes que hoy tienen su futuro hipotecado.

Todos los días peleo porque la Argentina se ponga de pie, y todos los días peleo contra los que quieren ver de adentro a la Argentina arrodillada, y no paro, y sigo, y acordamos con los acreedores privados, estamos negociando con el Fondo ¿La Argentina sabe que este año de acá a fin de año tenemos compromisos por casi 5 mil millones de dólares que afrontar con el Fondo, tomado por un gobierno que asumió ese compromiso hace dos años atrás? ¿La Argentina lo sabe? Y además me reclaman que arregle rápido.
Mi modelo no está en los que mandan balas de goma a Bolivia, mi modelo sigue siendo San Martín, Güemes y Belgrano. Nunca esperen de mí que firme algo que arruine la vida del pueblo argentino, nunca, nunca, y espero que me entiendan, porque si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o que claudique ante un laboratorio, se equivoca, no lo voy a hacer, antes me voy a mi casa, porque no tendría realmente cara para entrar en esa sala si hiciera algo semejante.

Yo los invito a todos que cuando sientan desesperanza recuerdan a nuestros próceres, recuerden a nuestros padres, los que hicieron también la Argentina, porque además de todos esos nombres la Argentina está llena de héroes anónimos, que no están en los libros de historia, pero están en nuestros corazones y en nuestro afecto. Todos tenemos un abuelo que vino y construyó su vida, su familia en esta patria, todos, y ese es un héroe también; todos tenemos un emprendedor, todos tenemos un empresario que arriesga su capital y da trabajo. Cuando venía para acá un señor me gritó, y escuché desde el auto, “Alberto, necesito trabajo”, me llega tu demanda, sé que hay millones de argentinos que necesitan trabajo y voy a trabajar incansablemente para que todos tengan trabajo en la Argentina, y para que todos tengan un trabajo digno en la Argentina. Y cuando quieran convencerlos de que no hay futuro, cuando quieran convencerlos de que han nacido en un país que no merece ser vivido, acuérdense de San Martín, acuérdense de Güemes, acuérdense de Belgrano, a los jóvenes, ¿saben cuántos años tenía Güemes cuando peleó en las invasiones inglesas? Era un veinteañero. ¿Saben que Belgrano hizo todo esto, que luchó en las invasiones inglesas cuando era un treintañero, y siendo un treintañero fue miembro de la Primera Junta de Gobierno, y que con cuarenta años se lanzó a una aventura personal que era llevar adelante el Ejército del Norte? ¿Saben cuántos años tenía San Martín cuando luchó en San Lorenzo? ¿Con qué edad encaró el cruce de Los Andes? Todos jóvenes, llenos de coraje, convencidos de que la Patria existe, convencidos de que la Patria es el otro, convencidos de que la Patria somos todos. Que no nos confundan más, somos un país extraordinario, que tiene un pueblo maravilloso, que se cayó y se levantó mil veces, muchas veces porque nos hicieron tropezar los que gobernaron asumiendo compromisos que después el pueblo debía pagar con sacrificios.
Tenemos la puerta de salida, que es la vacunación, no voy a parar hasta que esté vacunado el último argentino, hemos firmado ya los acuerdos para garantizarnos que también los adolescentes y los niños tengan la vacuna necesaria para tener certeza y seguridad en su futuro.
Cada vida que se fue la cargo con mucha pesadumbre, a todos los que han perdido un afecto en la pandemia sepan que en mí van a encontrar siempre solidaridad, cariño y profundo pesar por lo que les tocó, pero les garantizo que puerta de salida está nomás, les garantizo que no vamos a parar en estos meses de vacunar a cada argentino y a cada argentina, y les garantizo que el país que nos merecemos lo vamos a empezar a construirlo entre todos, aunque algunos insistan en dividirnos.

¡Feliz día de la Patria!