Anuncios del presidente de la Nación, Alberto Fernández, para provincia de Santa Fe, en la reunión del gabinete federal del programa “Capitales Alternas”, en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe

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Anuncios del presidente de la Nación, Alberto Fernández, para provincia de Santa Fe, en la reunión del gabinete federal del programa “Capitales Alternas”, en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe

Muy bien, buen días a todos y todas. Muchas gracias a todos y todas por estar aquí, por escucharnos. Gracias querido Omar por la recepción cálida que siempre me das. Gracias Pablo también por tu afecto. El lindo estar en Rosario, siempre digo lo mismo.
Yo soy porteño. Yo soy porteño, yo soy de la Ciudad que la Provincia de Buenos Aires cedió en territorio para que se instituya allí la Capital Federal, parece que a los porteños nos fue mejor que a los rosarinos. Pero los rosarinos tienen muchas causas para estar orgulloso de ser rosarinos, ¿no?, muchas, pero muchas, pero muchas. Yo amo tanto a esta ciudad por su historia, por los hombres y las mujeres que supo dar esta ciudad. Por la riqueza cultural que tiene esta ciudad, que yo me animaría a decir es casi única, casi única, casi única. Es la ciudad de Fontanarrosa. Cuando llegue Pablo me regaló un Martín Fierro ilustrado por Fontanarrosa. Una obra de arte en s misma por lo que es Fontanarrosa es para todos nosotros. Cuando llegamos aquí en este edificio impresionante que yo no conocía, y que supe por Omar que mi querido amigo Turco Obeid empezó a utilizar como sede del Gobierno provincial aquí en Rosario -mi recuerdo para el querido Turco, gran Gobernador de Santa Fe-, y me regaló un libro que habla de las veces en que Belgrano paso por Rosario, no solo para hacer la Bandera, sino por otros motivos. Y es la tierra de Lito Nebbia, y es la tierra de Fito Páez, y es la tierra de Baglietto, y es la Tierra de Silvina Garré, ¿dónde paro? ¿Dónde ese termina todo esto? Es la tierra de Olmedo, el más magnífico humorista que conocimos. Estar en Rosario me recuerda todo eso y me es muy placentero, enormemente placentero.

Rosario, sin embargo no es Capital Alternativa por todo eso, que sería un buen argumento para hacerla Capital Alternativa. Es Capital Alternativa por su dimensión porque acá se concentra la segunda población de toda la provincia. E insisto, es por eso que hoy estamos acá. Cuando tomé la idea de otro querido amigo, pero fue Gobernador de Córdoba, que lo hizo en Córdoba, que era Juan Manuel De La Sota, tomé la idea de sacar al Gobierno Nacional de la Ciudad de Buenos Aires e involucrarlo en los territorios, porque no es lo mismo mirar las estadísticas de las provincias en un despacho de Buenos Aires que venir al territorio a ver lo que le pasa a cada uno. Y ahí uno entiende todo de otro modo porque empieza a darse cuenta que los números son cifras, pero que detrás de la cifra hay seres humanos: hay hombres, hay mujeres que están construyendo cotidianamente sus vidas en esas sociedades. Y que se enfrentan a problemas muy distintos a lo que muestran las estadísticas. Las estadísticas además tienen su propia falibilidad ¿no?

Alguien le atribuye Bertolt Brecht una idea que me parece sana, dicen que Bertolt Brecht dijo que las estadísticas enseñan que si hay dos pollos y dos hombres, a cada hombre le corresponde un pollo, pero cuando uno va a la realidad hay alguien que se come dos pollos y hay alguien que se muere de hambre. Por eso salir de las estadísticas es tan importante, por eso ir al territorio es tan importante, porque a veces los números no dicen exactamente como son. Y como yo además nací en esa Ciudad maravillosa que es Buenos Aires, pero con Néstor pude conocer que hay otra Argentina muy distinta a la del Puerto, yo vivía obsesionado desde que fui jefe de Gabinete en ver cómo hacíamos más igual a la Argentina porque la Argentina no es igual, la Argentina es muy distinta, es muy distinta en sus realidades geográficas, es muy distinta en las realidades sociales, es muy distinta en el acceso que se le brinda a cada argentino a las oportunidades de desarrollo, es muy distinta. Y hay provincias más ricas y hay provincias más necesitadas, pero en todas viven argentinos y argentinas. Y en todas debemos poner nuestra atención. Y debemos llevar nuestras políticas para que las posibilidades de desarrollo de todos y todas ocurran en cualquier lugar de la Argentina. Eso que Wado ha tomado de mi discurso y repite, y me encanta que lo diga, como lo dice, esa idea de que cada uno pueda nacer, estudiar, trabajar, hacer su familia, disfrutar de un restaurante, disfrutar de un cine y morirse en el mismo lugar donde ha vivido, y que ese lugar le dé felicidad de haber vivido. Ese debería ser un objetivo, un imperativo moral en cada uno de nosotros.

Nosotros no construimos un país desigual, construimos un país con un centro y con dos periferias. En el centro se vive y en las periferias se sobrevive, y eso no es justo, eso no es justo. Santa Fe tiene en ese norte santafesino, me lo hablaba el otro día el Gobernador diciéndome ese norte santafesino debería ser parte de lo que ustedes llaman norte grande, del NEA y el NOA porque viven los mismos problemas y tiene razón. Santa Fe, que es esa provincia tan rica de la que habló Wado, capaz de generar tanta riqueza, capaz de aportar el 8 por ciento del Producto Bruto, tiene en ese norte una dificultad de desarrollo. Y nosotros debemos prestarle atención a todo eso, porque en ese norte no solo hay oportunidades, en ese norte viven argentinos y argentinas que se llaman santafesinos o santafesinas, pero que son argentinos y argentinas y tenemos que trabajar para ellos.

La idea de sacar el Gabinete es precisamente esa idea de la que hablaron Wado y Santiago: la idea de no encerrarnos en Buenos Aires, la idea de venir al campo y de exigirnos cumplir con las promesas que asumimos en su momento. En esa Universidad, en esa Facultad de Derecho de la Universidad de Rosario, firmé en campaña un acuerdo. Y con Wado veníamos en el avión, y con Santiago, revisando de los cinco compromisos que habíamos asumido cuántos habíamos cumplidos. Bueno, hay dos que tengo que terminar de resolver, pero que están en caminos del cumplimiento. El primero tiene que ver con la seguridad en Rosario, que estamos poniendo todo nuestro esfuerzo, aportando gente de la Gendarmería, hombre y mujeres de la Gendarmería para que vengan a colaborar con las Fuerzas provinciales en lo que es un problema de los argentinos, y es que en Rosario el crimen organizado se ha instalado, y no puede ganarnos el crimen organizado, no puede ganarnos. La Argentina le tiene que ganar al crimen organizado. Por eso mandamos recursos, por eso mandamos Agentes Federales y Oficiales de las Fuerzas Federales a colaborar, porque no es un problema de los rosarinos, es un problema de los argentinos que tenemos que resolver. Ahora, ese problema necesita también una segunda parte que es poder dotar a Rosario de la fuerza judicial necesaria para poder actuar. Y allí bien dijo el Gobernador, la Senadora y el Senador acompañaron el proyecto de reforma que nosotros propusimos, y estamos esperando a que los diputados hagan su parte. Confundieron a muchos argentinos, dijeron que era una ley en busca de la impunidad. Era una ley para resolver estos problemas. Era una ley para darles una pelea frontal al narcotráfico. A todos los delitos federales, al contrabando, a la trata de personas para, eso era la ley. No era una ley para beneficiar a nadie ni para lograr la impunidad de nadie. Era una ley para eso. Nos queda ese tema pendiente y yo espero que los diputados retomen el tratamiento de las reformas de la Justicia Federal, y hagan las correcciones que tiene que hacer si la van a hacer mejor a la Ley, yo no tengo un problema con eso, ninguno, pero lo que digo es que parte del problema, de uno de los cinco problemas que me cuesta resolver, no está dependiendo de mí, está dependiendo de los Diputados de la Nación. Y les pido que hagan todo el esfuerzo y que los diputados de Santa Fe lleven esa voz a la Cámara y digan lo que le está pasando a Rosario por no poder contar con los tribunales y los fiscales suficientes para poder enjuiciar al crimen organizado, que no es cualquier crimen, no es cualquier crimen, no es un delito más, no es enjuiciar a ladrón de carteras, es enjuiciar a un sistema criminal que se ha instalado en un lugar para complicarle la vida a los rosarinos, en este caso, a los santafesinos y a los argentinos. Así que ojalá me ayuden a poder sacar adelante esa ley.

Para nosotros resolver la vida de los argentinos es resolverles la vida a todos, es darle igualdad de oportunidades a todos, tanto me criticaron con la meritocracia, la verdad yo sé que el mérito pesa ayuda, pero no todos partimos del mismo punto de partida, y a todos tenemos que darles las mejores condiciones para poder avanzar. Por eso hoy aquí tenemos desde acuerdos firmados para mejorar la situación de las personas con discapacidad, que es un número importante en la Argentina, que tenemos que visualizarlas, que tenemos que ponerlas en el escenario, y tenemos que ayudarlas a generarles las condiciones para que puedan progresar. Desde allí hasta terminar una Ruta 33 que durante cuatro años fue objeto de un planteo de las famosa PPP, que estuvo paralizada y que va a ayudar a tu zona, y que va a ayudar a reunir a Rosario con parte del resto de la provincia productiva de Santa Fe, ayudar a todos, ayudar a mejorar a todos.
Decíamos mucho a Rosario, pero allí lo veo a Emilio, a mi querido Intendente de Santa Fe, y Emilio le dio dos cosas, acá atrás está el Ministro de Defensa, que es rosarino y santafesino, quiere a esta ciudad y quiere a esta provincia como ustedes. Vamos a llevar para ayudar en el COVID el Hospital de Campaña del Ejército Argentino para que se instale frente al Liceo Militar de allí y ayude los tratamientos médicos, a la vacunación, al testeo, a todo lo que haga falta para que en Santa Fe aliviemos también el problema del COVID. (APLAUSOS)
Y sé, Emilio querido, que también estamos en deuda con mejorar la planta potabilizadora de Santa Fe, ya el Ministro de Obras Públicas, el “Kato”, Gabriel Katopodis, ya se va a poner en contacto el Gobernador contigo para llevar adelante esas obras lo antes posible, porque sabemos que Santa Fe lo necesita, y son parte de esas obras las que muchas veces la gente no ve, y son tan importantes para el desarrollo de una comunidad. Así que, para no armar lío, hay para todos, hay para Rosario y hay para Santa Fe, para nuestra querida Ciudad de Santa Fe también.
Y yo les pido un instante final para pensar juntos, que lo hablábamos con Omar recién en el despacho antes de venir a este encuentro, le y decíamos: “viste el tiempo que nos tocó”. Yo pensaba que a esta altura estaba viendo cómo la Argentina crecía y se desarrollaba, y en verdad me la paso todo el día buscando laboratorios, jefes de Estado que me consigan vacunas, ver cómo crecen día a día los contagios, ver cuántas vidas se lleva cada día este maldito virus, pero es el tiempo que nos tocó, es un tiempo muy difícil, muy difícil. Cuando todo esto empezó yo sentí que la sociedad argentina podía recuperar el sentido de la solidaridad, que en gran medida se había perdido, y confié mucho en eso. Caballero, que fue un arquero argentino que jugó muchos años en Inglaterra, lo recordaba el otro día Jorge Ferraresi, hizo un comentario días atrás que lo comentamos mucho con Jorge, él decía “con esta pandemia cuando empezó todos dijimos es tan tremendo el horror que vivimos que indefectiblemente vamos a salir mejores de esta pandemia”, porque nos vamos a dar cuenta lo minúsculos que somos, tan minúsculo que un ser imperceptible, que es un virus, puede ser capaz de contagiarnos y matarnos, y ni siquiera sabemos muy bien cómo prevenirlo, no sabemos por dónde viene, yo me contagié, nunca supe quién me contagió. Entonces decíamos seguramente de semejante horror vamos a salir mejores. Y Caballero reflexionaba y decía “pasado el tiempo los que eran buenos salieron buenísimos, pero los que eran malos salieron malísimos”, y yo no me quiero quedar con esa idea, yo quiero insistir en que debemos ser buenísimos todos, todos debemos salir mejor de la tragedia que nos toca vivir, todos.
Días atrás lo escuchaba a alguien a quién quiero y admiro enormemente, que es el Pepe Mujica, y hablaba de nuestro país, y decía algo que me duele pero me duele porque es verdad, hay una parte de la Argentina que está enferma de odio, y el odio no ayuda a nada, el odio nos contamina más, el odio nos frena. El odio nos lleva a festejar la derrota del otro no el triunfo de uno, y eso no sirve para nada, no sirve para nada. Porque en este momento, como bien dijo Santiago, es un tiempo para que reflexionemos y para que nos demos cuenta el tiempo que estamos viviendo, andamos golpeando puertas buscando vacunas, cuando consultamos a los científicos nos dicen “ponete el barbijo y mantenete a dos metros de distancia, usá mucho alcohol, y si podés quedarte en tu casa, quédate, ese es el remedio que tenemos. Es un tiempo muy difícil, que tenemos que comprenderlo, porque uno no resuelve las cosas arbitrariamente, cuando tomé, por ejemplo, la decisión de decir no sigamos con las clases presenciales, fue producto de haber visto que el crecimiento en el término de veinte, treinta días de contagios en el AMBA de chicos de recién nacidos a 19 años era superior al doscientos por ciento, ¿y qué hago, me hago el distraído? ¿Qué hago, miro las encuestas? ¿Qué hago? Llamo a los que saben, y los que saben me dicen que cuando ponemos en funcionamiento el sistema educativo la circulación crece entre un 25 y un 30 más, un tercio más crece, y esa circulación lleva el virus encima y multiplica los contagios.
Es un tiempo muy difícil y debemos cuidarnos por mucho que nos pese el seguir cuidándonos después de un año de cuidados, porque está claro que el virus no se fue, está claro que vuelve y está claro que vuelve con más virulencia, y como nosotros tenemos la capacidad de la experiencia, eso es un don que tiene el ser humano y que los animales parecen no reconocer, nosotros sí tenemos el don de la experiencia, miremos para atrás: todo empezó en la Ciudad, se extendió al AMBA y de allí empezó a irradiar al resto del país. Entendamos el tiempo que vivimos, es un tiempo que- como diría Llto, en ese tema lindo que vos mencionaste-, “creo que nadie puede dar una respuesta, nadie sabe decirnos “qué puerta hay que tocar”. Cargamos la melancolía de abrazarnos, de estar cerca de nuestros seres queridos, cargamos la herida que nos deja cada muerto, cargamos la pena de cada contagio, me enteré hoy que Miguel Lifschitz ya está contagiado, lo mando un abrazo inmenso y ruego por su mejoría. Como dijo Pablo, después de tanta melancolía, tanta pena y tanta herida solo se trata de vivir.
Vivamos, por favor, gracias a todos y todas. (APLAUSOS)