Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, al cierre de la Reunión del Consejo Económico y Social, Parque Norte, CABA

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Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, al cierre de la Reunión del Consejo Económico y Social, Parque Norte, CABA

Buenas tardes a todos y todas; contento de estar acá, muchas gracias a todos y todas por el esfuerzo de haber venido, de haber viajado, de acompañar, de haber dedicado un día a ponernos de acuerdo, nada más y nada menos, parece un caso excepcional y debería ser lo cotidiano, que nos animemos a sentarnos en una mesa a revisar el presente, a repensar el futuro y que juntos vayamos buscando un camino de salida, en un momento difícil por lo que vive la Argentina, lo que le tocó vivir, difícil por lo que vive el mundo, difícil por la pandemia.

Acá hemos hablado mucho de industria y me pone muy feliz; también allí lo veo al amigo Achetoni, que está en representación del campo, de la Mesa de Enlace, el campo también es un actor importante, en este tiempo. Y me alegra mucho, que podamos estar todos sentados, unidos, juntos tratando de revisar este presente y de ver hacia dónde queremos llevar a la Argentina, porque eso depende de nosotros precisamente.

Cuando Gustavo me habló de este encuentro, de verdad, que no entendí muy bien lo que quería hacer Gustavo, para que voy a mentir, pero lo conozco, hace muchos años, y le tengo mucha confianza, es un amigo entrañable y es un hombre maravilloso. Y entonces dije: “bueno, sabrá lo que quiere hacer”. Y me dijo vamos a hacerlo, en Parque Norte. Yo le dije: “estás seguro de lo que estás haciendo” y me dice: “sí, sí, vamos a hacerlo al aire libre” y me doy cuenta – viendo las conclusiones – que ustedes tuvieron al cabo del primer encuentro que tenía razón Gustavo, que es un gran método este, que es un muy buen método juntarse, dividirse por temas, que te sorprenda el tema, que te sienten en una mesa, donde no esperaba estar sentado y que aún así tengas para aportar y que cada uno pueda aportar todo lo que pueda aportar. Porque la educación no es patrimonio de los maestros, es patrimonio de todos nosotros y la salud no es patrimonio de los médicos, es patrimonio de todos nosotros, y el crecimiento no es patrimonio ni del campo ni de la industria, es de la Argentina, y el trabajo no es patrimonio de los sindicalistas, es patrimonio de todos los argentinos.

Entonces que todos nos podamos sentar y a opinar de todo y a tratar de ver cuáles son los mejores caminos a mí me hace feliz, me hace feliz, porque es lo que vengo pidiendo, hace mucho tiempo, en una Argentina, que - con mucha facilidad - le encanta prenderse en discusiones ociosas, en discusiones estériles, discusiones que no conducen a mucho, y nos damos cuenta – cuando vemos esto – dónde está lo verdaderamente importante.

En realidad, muchos se preguntan si dejé de ser un hombre de diálogo, si soy un hombre de diálogo, a mí me pasan cosas rarísimas, un día soy un títere, un día soy un tipo soberbio, no sé cómo pasan todas estas cosas, pero pasan. Pero – cuando recién empezó la campaña – efectivamente lo llamé a Miguel y le dije: “mirá te voy a extrañar mucho, cuando no seas dirigente de la UIA, Miguel, porque sos un gran dirigente empresarial”, y lo digo de corazón y le dije a Miguel: “acá tenemos que poner de pie la economía y lo tenemos que hacer entre todos y la verdad que la mejor idea que tengo es que nos sentemos todos juntos, con Héctor y con todos los compañeros del sindicalismo, a que veamos a ver cómo proyectamos ese futuro. Y le conté lo que yo francamente creo: que un país sin industria es un país que atrasa, que un país sin industria es un país que no genera trabajo y la verdad lo que noté es que hablábamos en el mismo idioma, que los dos queríamos exactamente ir para el mismo lado. No le pregunté a Miguel a quién votaba, ni a quién iba a votar, ni adónde había votado, ni qué pensaba, ni qué dejaba de pensar, como no le pregunté a ninguno de ustedes eso, porque no es eso lo importante.

Porque mi tarea como Presidente es poner armonía en la diversidad –como dije, el otro día, en el Congreso – en verdad la democracia es sinfónica, cada uno toca un instrumento distinto y cada uno hace sonar su instrumento. El secreto de un director de orquesta, que eso es ser Presidente, en esa sinfónica, que es la Argentina, es que cada uno toque su instrumento en la nota adecuada y en el momento que corresponda. Y esa es mi tarea: tratar de que todos los instrumentos armonicen para que suene bien, la Argentina, simplemente, para eso. Y eso, la verdad, hay un solo camino, es este, sentarnos a un mesa, en la diversidad, respetarnos e ir afinando cada instrumento para que todo suene, en el momento adecuado, y en la nota que corresponda.

Cuando llegué, me dijo Gustavo que cada uno de los que vino eligió una foto, le pusimos la letra de una canción, de Peteco, porque yo no tengo el gusto de haberlo oído, pero que tiene una letra hermosa. Me dijo que eligiera una foto y elegí una frase de esta canción. La foto que elegí es un camino de piedras, que va en ascenso y que termina en un Sol, que es francamente lo que siento. Yo siento, que me ha tocado caminar un camino empedrado, pero veo el Sol, veo el horizonte y que mi tarea es precisamente la primera frase de la canción, que dice: “yo voy dejando notas sobre las piedras”. Cada nota mía es mi palabra, es decirles, miren: “estoy aquí para cumplir con mi palabra”. Yo estoy aquí solo para que nos unamos, unirnos no quiere decir que todos pensemos iguales, unirnos quiere decir que todos tomemos dimensión del otro y que seamos capaces de construir – en conjunto – el país que nos merecemos. Eso quiere decir, y esa es mi tarea. Obviamente que no tengo que estar de acuerdo con muchos, obviamente; y habrá muchos que no les gusta lo que digo y lo respeto, como a mí no me gustan muchas de las cosas que se dicen y las respeto. Lo que creo es que tenemos un tiempo fundacional, que nos obliga a repensar qué mundo queremos y en qué país queremos estar, cómo queremos hacer la Argentina, del futuro.

Porque, la verdad, la pandemia nos dejé en evidencia todas nuestras carencias, nos demostró la crisis de la salud; nos demostró la crisis de la ciencia y la tecnología; nos demostró la crisis del trabajo, nos demostró la crisis de la educación; todos, repentinamente frente un virus imperceptible descubrimos lo escuálido que estábamos. Y el secreto es que para fortalecerse nos fortalezcamos todos; somos un cuerpo, no tiene mucho sentido desarrollar músculos en un brazo, sino se desarrollan todo el cuerpo a la par, y ese es el secreto: que trabajemos todos juntos para ejercitar la musculatura argentina, para que la Argentina funcione.

Y ahí, me cuenta Gustavo, que ya – en esta primera reunión – hay una suerte de resumen que no voy a aburrir leyéndolo, pero que me da mucho aliento. Me da mucho aliento verla a Cristina con nosotros y verla hablar de cómo son las comunidades agrarias, regionales, del interior de la Patria. Ayer sobrevolaba su provincia y sobrevolaba la zona, donde menos salitre tiene los campos, por lo tanto la zona más productiva, de Santiago del Estero y veía la cantidad de canales que se abrían y salían del Río Salado, para alimentar y darle agua a esa tierra, que naturalmente no la tienen. Y eso es el trabajo que pequeños agricultores fueron haciendo para convertir una tierra árida en una tierra productiva y ahí veo crecer trigo, alfafa, soja, veo crecer alimento, y ahí veo desarrollo.

Cuando todo eso pasó nos fuimos con el Gobernador a la Casa de Gobierno a firmar una serie de acuerdos para el desarrollo de Santiago, y dije exactamente lo mismo que hoy dijo Cristina, que en verdad lo que yo quiero es que los chicos, cuando sobrevolábamos, el Gobernador me iba mostrando “mirá, allá hay una escuelita rural, van alrededor de diez chicos a esa escuela. Ves esas casitas, eran ranchos y nosotros las cambiamos por casas de material”. Y yo decía exactamente lo mismo que acaba de decir Cristina, ¿qué es lo que más quiero? Que el que nace, en lugares tan alejados de las grandes ciudades pueda desarrollarse sin dejar su tierra, porque no hay nada más trágico que dejar la tierra de uno. Nada es más penoso que abandonar la tierra de uno, nada, el destierro era un castigo en otros tiempos. Por lo tanto el destierro no puede ser una opción, nunca puede serlo, y el deber nuestro no es que los chicos del interior vengan a las universidades de las grandes ciudades, es llevar las universidades cerca de donde están los chicos del interior, para que sigan creciendo, para que tengan educación, para que puedan desarrollarse. Y hay también un sinfín de campos improductivos, y un sinfín de hombres y mujeres del interior de nuestra Patria que quieren cultivar tierras, tenemos que dárselas, tenemos que ayudarlos a hacerlo. Y así vamos a poner en pie algo que durante mucho tiempo, yo me preguntaba ¿cómo hacemos para hacer esto que ustedes me platean, lo hablé mil veces con el “chino Navarro” y con el “gringo” Castro, mi querido “Gringo”, que allí lo veo.
Me pone tan contento ver que en el proceso de desarrollo local estemos pensando en insertar a la economía popular, y que esto surja en una mesa donde está sentada la UIA, la CGT y el resto de los actores de la economía informal, porque si hay algo que me costaba entender, cuando el “Gringo” me hablaba, cuando el “Chino” me hablaba, era: ¿y dónde meto esto que vos llamás economía popular? Ya estamos viendo acá, todos juntos, dónde aparece la economía popular y dónde aparecen los actores de la economía popular.
Fíjense, en tan solo un día me han resuelto un dilema que llevo años arrastrando, que días atrás lo hablaba con Alex Roig, un experto en temas de economía popular, que hoy dirige y conduce el Inaes. La escucho a Marita, con mucha atención, hablar de un problema del presente, de cómo aprovechar estas tecnologías que son las redes sociales, que pueden ser maravillosas sin son bien usadas, es un dilema que tiene el mundo, no es que tenemos nosotros, es un dilema que enfrenta el mundo, porque en todo el mundo existen las fake news, en todo el mundo existen trolls, en todo el mundo hay elementos que contaminan el debate público en las redes sociales, y tras la falta afirmación de que eso es democratizar la palabra, se esconde una actitud muy perversa que llama a la irritación social permanente, y está buenísimo que nos lo planteen, está bien que lo debatamos, porque no es el problema de uno sobre otro, que lo padece uno y el otro lo ejerce, es un sistema que lo terminamos padeciendo todos, absolutamente todos, y tenemos que encontrar una solución para que el desarrollo de esas redes sociales, que efectivamente pueden servir para democratizar la palabra, sirvan para democratizar la palabra, pero que no sirvan para difamar, no sirvan para mentir, que no sirvan para injuriar, que no sirvan para intranquilizar la paz social.
Me parece que como primer paso esta jornada es espléndida, me voy muy alentado, me voy con el aliento de escuchar a mi querido amigo Ricardo Pignanelli, sabiendo que con la gente de la industria de la industria automotriz fueron capaces de ir organizando un proyecto a largo plazo de una industria que además está en permanente cambio, porque ahora lo que estamos discutiendo es la electro-movilidad, y estamos viendo cómo los autos y los micros y los camiones son eléctricos, y es un lugar donde la tecnología avanza a una velocidad increíble, y donde la robótica avanza a una velocidad increíble, en un lugar donde podemos sentarnos los que trabajan, los industriales, el Estado y ver cómo somos capaces de diseñar una salida al futuro. Te aclaro Ricardo que Julián sabe mucho de campo, pero es muy inteligente, así que seguramente te habrá hechos grandes aportes, conoce muy bien la industria.
Así que creo que hemos dado un gran paso, un gran primer paso, los que eligieron un camino donde en el fondo hay un sol que asoma, me alegra, porque están viendo esperanza durante todo este tiempo. Los que eligieron un camino donde son muchos los que van marchando, me alegra, porque todos debemos trabajar a la par y marchar juntos, muy juntos.
Yo les pido que hoy más que nunca nos demos cuenta de la importancia que tiene dejar de pelearnos por cosas secundarias, que nos demos cuenta que nos merecemos viviré en un país que tenga mejores instituciones, que respete más la pluralidad democrática, que deje de dividirse y que se dé cuenta, como dice el Papa, que aquí nadie se salva solo, nos salvamos o si no seguiremos sufriendo como sufrimos todo este tiempo: distanciados, separados, peleándonos, no tiene mucho sentido.
Me acuerdo- se van acordar de esto- que cuando se celebró un aniversario de la UIA de Tucumán, ahí la vi a Paula que es una representante de la UIA del norte, y me tocó hablar, yo dije ahí: vamos a hacer un Consejo Económico y Social para que nos sentemos los que representan a los que trabajan, los que representan a los que producen y el Estado para ver cómo avanzamos, y también tiene que estar el campo, por supuesto, y tenemos que desarrollar la agroindustria, que es una gran oportunidad que tenemos como país. Y yo estoy feliz, porque siento que estoy cumpliendo con la palabra que empeñé, no te fallé Miguel Roig, no te fallé.
Así que avancemos más juntos que nunca, que no nos pierdan las discusiones innecesarias, y démonos cuenta que en la Argentina un cuarenta por ciento de los argentines sufren la pobreza, y solamente pensar en eso nos obliga a dejar de lado cualquier diferencia, porque allí está nuestro deber, nuestro primer deber: primero los últimos.
Gracias a todos y a todas por el esfuerzo. Muchísimas gracias. (APLAUSOS)