Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, por el anuncio de viviendas y obras para Avellaneda, Quilmes, Berazategui y Florencio Varela, desde la Residencia Presidencial de Olivos

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Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, por el anuncio de viviendas y obras para Avellaneda, Quilmes, Berazategui y Florencio Varela, desde la Residencia Presidencial de Olivos

Buen día a todos y a todas, gracias por estar aquí.

La verdad que para mí es un día muy feliz, singular, singular, porque el Barrio Azul para mí es como una suerte de dato que se clavó en la cabeza y que desde que vi lo que pasó, no pude dejar de pensar. Porque cuando ocurrió lo del Barrio Azul, ahí me enteré cómo puede ser la Argentina, una Argentina en donde en una calle es de un tipo, y otra Argentina que cruzando la calle es otra. Ahí entendí cómo puede ser que las políticas construyan esas dos argentinas, o permitan que esas dos argentinas sean igual, tan solo cruzando una calle, porque la verdad lo que nos pasó es que había un mismo barrio que un lado lo gobernaba uno de nosotros, y el otro lo gobernaba otro. El barrio, que gobernaba nosotros, estaba muy preocupado por quienes vivían en ese barrio y se ocupó de darle la dignidad que la gente, que vivía en ese barrio, estaba necesitando. Y entonces, no solamente generó la infraestructura, generó también las viviendas, para que dignamente puedan vivir los que estaban de ese lado de la calle. Ahora, del otro lado no se pensó igual. Y me pregunta es: ¿Cómo se habrá pensado? ¿Qué habrán pensado? ¿Habrán pensado que algún día el mercado les iba a resolver el problema? ¿Habrán pensado que ustedes tenían que hacer el mérito suficiente, como para tener las casas y las calles que no tenían? ¿Habrán creído que con el mérito de ustedes alcanzaba? ¿Qué habrán pensado? Yo me lo pregunto desde ese día, ¿cómo puede ser que tan solo una calle muestre dos mundos distintos? Lo que tengo claro es que es que de este lado había un Gobierno que lo que entendió es que había que darle un mínimo de igualdad de condiciones a la gente que vivía en ese barrio, para que pudiera pensar en desarrollarse ¿Qué es lo mínimo? Tener una casa y tener un barrio habitable. Y del otro lado, ¿qué habrán pensado? Que hagan mérito, total con la meritocracia todo se puede. Y entonces, ahí me paro donde yo siempre digo, “el mérito sirve si a todos le damos igualdad de condiciones”. (APLAUSOS)

Y el Barrio Azul lo que muestra es que por mucho esfuerzo que se haga, si el mínimo de condiciones no está dado, entonces el mérito no alcanza, y eso definitivamente es así. Y por eso, nosotros creemos que allí, donde la sociedad no puede generar condiciones de igualdad, tiene que estar presente el Estado para generar las condiciones de igualdad, que la sociedad no puede generar. Y lo decimos sin ruborizarnos, el Estado debe estar presente, allí donde la desigualdad existe, para terminar con esa desigualdad. Y no nos da vergüenza decirlo. Algunos piensan que porque hablamos de este modo, nos volvimos populistas. Miren, si ser populista es pensar en el que menos tiene y en el que más necesita, soy populista, pónganme el título que se le dé la gana, pero yo sigo preocupado por esa gente. Y eso es lo que nos pasa a todos nosotros. Cuando vi aquel hecho que se estaba desarrollando en el Barrio Azul, y lo que hablaban los pregoneros de la desdicha, del desánimo, dije cómo vamos afrontar este tema. Y una vez más consulté a los que sabía, y tratamos de hablar entre nosotros, porque Axel, Mayra, todos los que estamos aquí, bueno, Juan José tiene las dos experiencias, pero en general la experiencia de los otros, de los que ya estuvieron antes, a nosotros nos sirve muy poco, muy poco, porque gobernar en una pandemia no tiene nada que ver con gobernar, en abstracto. Es otra historia. Es una historia, como yo siempre digo, uno va caminando sobre la marcha sin tener certeza donde está pisando, y no sabe si el lugar donde pisa se hunde o pisa en firme, porque todo es desconocido.

Y cuando se desató el problema en el Barrio Azul, efectivamente ya veníamos de un problema semejante en la Villa 31, en Barrio Padre Mugica, acá en la Ciudad de Buenos Aires. Y entonces, con Axel lo discutimos mucho, con el Ministro de Salud de la Provincia, con nuestro Ministro de Salud de la Nación, veíamos la imposibilidad de exigir aislamientos en lugares muy chicos, donde vivía mucha gente adentro. O sea, familia de cinco o seis personas que vivían en ambientes muy reducidos. Y entonces, surgió la idea de lo que llamamos el aislamiento comunitario, o la cuarentena comunitaria, y todos, bueno, nos acusaban de cosas terribles, andaban por ahí, por los diarios, diciendo que estábamos creando un gueto como el de Varsovia. Y en verdad, lo único que estábamos haciendo es cuidar la salud de la gente. Y a mí, lo que más me impresiona es que esos sectores más humildes, más necesitados, fueron los que mejor entendieron el riesgo, los que mejor se cuidaron, lo que más nos ayudaron en la tarea de prevenir la propagación de la pandemia. Ninguno de ustedes salió gritarme me están encerrando, me quitan la libertad, esto es un gueto. No, entendieron y ayudaron en la emergencia. Y eso lo hicieron, insisto, los sectores más olvidados de la Argentina, tal vez porque en ese momento sintieron que alguien se está ocupando de su salud, y le estaba recomendando y pidiendo ayuda para que su salud no se convierta en un estrago sanitario, y lo hicieron. Y yo guardo, para con esos barrios, una gratitud eterna, porque de verdad no sabíamos cómo salir del problema que se nos planteaba, y solo nos quedó confiar en ustedes, y hacer nuestra parte que es que a cada barrio le llegue lo que necesitaba. Si el barrio necesitaba agua que tuviera agua, el barrio necesitaba alimentos que tuviera alimentos, el barrio necesitaba la luz que le llegara la luz. Y el barrio hizo el resto, que fue cuidarse.

Yo, para con cada hombre y cada mujer que vive en el Barrio Azul, eterna gratitud, como eterna gratitud para cada habitante de la Argentina que vive en barrios necesitados y tuvo la actitud que tuvo de acompañarnos silenciosamente a sobrellevar el tema. Siempre digo cuando voy a los merenderos y veo las ollas populares, se hacen en la casa de un vecino que carece igual que todo, pero sabe de qué se trata la solidaridad. Yo amo a ese pueblo argentino, lo amo, lo admiro. Y cuando en la Argentina dice que el problema de Argentina es que viven argentinos, gracias que existan esos argentinos, gracias a Dios que existen. Ahora, cuando superamos los problemas de la pandemia y todo empezó a aflojar un poco, no todo aflojó y esto es importante que todos lo sepamos, siempre lo remarcamos con Axel, seguir entendiendo que virus sigue circulando entre nosotros. Yo, cuando vi en esta navidad tanto descuido en plazas, en lugares, lo llamo a la reflexión a todos. El problema no está superado, no está superado ni acá, ni en ningún lugar del mundo, y eso no exige ser muy cuidadosos. Pero cuando nosotros sentimos que el problema empezaba ya como a ser controlado, nos pusimos rápidamente a resolver esa iniquidad para que no haya un Barrio Azul de un lado y un Barrio Azul del otro, para que haya un Barrio Azul donde todos vivan dignamente. Y cuando lo traje a Jorge al Ministerio, Jorge no me deja mentir, lo primero que le dije es tu primera tarea es hacer lo que hiciste en Avellaneda, al lado de Avellaneda, en Quilmes, y que nadie sienta que su vida es distinta solo porque hay una calle que divide una jurisdicción de otra, son todos argentinos y argentinas. Y ese es para mí el símbolo de la Argentina que quiero, no quiero más una Argentina dividida por una calle donde de un lado quedan los necesitados y del otro lado quedan los que tienen, no quiero más esa Argentina. Quiero una Argentina donde todos puedan desarrollarse y que el Estado garantice lo que tenga que garantizar para que esas posibilidades de desarrollo ocurran, eso es lo que quiero.

Así que yo siento que hoy no estamos cumpliendo solo con la palabra, que lo estamos haciendo como bien dijo Mayra, yo siento que también estamos cumpliendo con nuestra ética, ética. La palabra ética es muy importante porque es lo que nos gobierna, es ética de no querer la desigualdad, es la ética de querer el progreso para todos, es la ética de creer que la política sirve precisamente para eso, para poner a todos en condiciones de poder crecer. Y es por nuestra ética política que estamos haciendo esto, es por eso por sobre todas las cosas que lo estamos haciendo y que no es la ética de Alberto Fernández, es la ética de todos nosotros, todos nosotros. Nosotros entramos en la política para abrazar a los más necesitados, abrazar a los que no tienen voz, darle voz a los que no tienen voz, recordar aquella frase de Evita -como un tábano- diciéndonos “si hay una necesidad, hay un derecho”, y actuar en consecuencia. Eso somos nosotros, para eso nacimos a la política, nacimos a la política yendo un 17 de octubre a la Plaza de Mayo a reclamar la libertad de un coronel, que les decía a los trabajadores que tenían derechos. Y nosotros nunca podemos traicionar esos objetivos que fueron la causa generadora de esta maravillosa epopeya que se llama peronismo, qué como la cigarra la han matado tantas veces y sin embargo está en pie proclamando los mismos principios que lo vio nacer. Por eso estamos acá. Y de verdad, el resto es la tarea que nos queda por delante. Cuando Jorge me plantó lo que pasaba con la traza del Acceso Sudoeste, me decía ahí la traza se abre y hace…, y en el medio se pierden no sé cuántas hectáreas, y nosotros la traza la corregimos, recuperamos un montón de hectáreas, y podemos resolver el problema de vivienda más fácilmente, la primera pregunta es por qué hicieron está traza, porque no lo entendí y hay muchas cosas que no se entienden en la Argentina. Ahora, lo cierto es que la pandemia nos permite también hacer las cosas de otro modo y nos permite revisar lo que se ha hecho y hacerlo correctamente las cosas que se hayan hecho mal. Y tal vez, la traza del Acceso Sudeste también nos sirva de ejemplo y de que tenemos una oportunidad de hacer la traza como se debe y de generar tierras, para que allí se construyan viviendas, donde la gente pueda vivir mejor.

Tal vez no lo sepan, pero para mí el Barrio Azul es una formidable inspiración en mí Gobierno y me inspira permanentemente. No quiero más dos barrios azules, quiero uno, no quiero más dividir la suerte de los argentinos según el gobernante que les toque, quiero que todos tengan las mismas posibilidades de acceder a lo que deban acceder, para poder desarrollarse. Y tengo la enorme suerte de tener compañeros gobernadores, compañeros intendentes, ministros y ministras que piensan exactamente igual que yo, con lo cual la tarea es mucho más simple.

Yo les agradezco a todos y todas, y fundamentalmente a los vecinos del Barrio Azul, por el ejemplo de vida que les dieron a los argentinos, cuando todos apostaban a que no eran capaces de hacerlo.

Muchas gracias a todos y todas. (APLAUSOS).