Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, por la entrega de un bono a trabajadores sociocomunitarios, en el Centro Cultural La Chicharra, localidad de Moreno, Provincia de Buenos Aires

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Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, por la entrega de un bono a trabajadores sociocomunitarios, en el Centro Cultural La Chicharra, localidad de Moreno, Provincia de Buenos Aires

Buen día, buen día a todos, buen día a todas.

Venía en el auto cambiando mensajes con Brian que dice, hace mucho no lo veo, sé que está viniendo al barrio y le dije “nos vamos a ver la semana que viene”. Así que te encargo que le digas que la semana que viene nos vemos. Brian es un gran chico y evidentemente ha tenido una gran abuela y ha tenido una gran familia.

Primero gracias, primero gracias, esencialmente gracias, por lo que ustedes fueron capaces de hacer. Cuando todo esto empezó estábamos realmente desorientados, sabíamos que la Argentina tenía problemas de pobreza, que había sectores de la Argentina que necesitaban del auxilio del Estado, pero en realidad lo que no sabíamos era la profundidad de la crisis, porque no era solamente la crisis de la necesidad de alimentarse, sino también era la crisis de no saber quién se enfermaba y quién no. Y la verdad el dilema de exponerse, porque esto uno no puede dejarlo pasar. Lo veo a Nacho y todos nos acordamos que existió Ramona y que Ramona dejó su vida ayudando a otros. Y acá hay muchas Ramonas vivas, fuertes, con ganas de seguir, pero en verdad había que exponerse en ese momento, a poner la cara, a ayudar al otro que no tenga comida, que necesitaba alimentarse, sabiendo el riesgo que se estaba corriendo.

Y la verdad que nosotros con el Ministro, con Daniel, nos pusimos desde el primer día para ver cómo podemos organizar esto, y organizamos la Tarjeta Alimentar, y organizamos la ayuda a los comedores, y tratamos de llevar comida a los comedores. Y gracias a Dios que existieron las organizaciones sociales, de corazón lo digo, porque todo hubiera sido más difícil, todo hubiera sido más difícil, todo. En cada lugar donde hay gente que necesita, hay una organización social tendiendo la mano, y esas organizaciones nacieron en un momento muy crítico de la Argentina, allá por el año 2001 y se quedaron, se quedaron. Y en verdad lo que más ponen en evidencia es eso que yo más admiro, la mayor solidaridad y el mayor compromiso lo tiene la gente humilde con sus vecinos y hermanos humildes. Eso es lo que yo más valoro y francamente es lo que más me impresiona, porque son los que menos tienen los que ponen lo poco que tienen al servicio de los que tienen menos, y eso es impresionante. Y yo, créanme, que lo valoro mucho. Esa es la mejor Argentina, esa es la mejor Argentina, porque es la Argentina desprendida, es la Argentina que se desprende, se desprende de lo poco que tiene para darle al que tiene menos. Y cuando uno ve esa Argentina tan rica humanamente, tan rica moralmente, tan rica éticamente, y la compara con la Argentina egoísta y se concentra, y que quiere acumular y no quiere repartir, se da cuenta lo valioso que es este pueblo, se da cuenta de eso. Así que gracias, es lo único que me sale decirles en este momento, gracias. Gracias porque son personas enormes, realmente.

Recién subí a ver esta salita de primera infancia, así la llamamos, y cuento la historia porque es divertida, es linda, es emotiva, y muestra lo que es un barrio. Allí está la cunita donde este grandulote creció, el querido “Gringo”, y la cunita se la dio, me contaba Mariel, una vecina porque la mamá del “Gringo” se la dio a otro para que críe a su hijo, y no sé cuántos bebés habrán pasado por esa cunita, y la cunita sigue intacta al servicio de otros bebés del barrio. Qué maravilla. Porque eso habla de generaciones de familias que tienen el mismo compromiso, no la vendieron, no la dejaron de…, está intacta, está intacta, la cuidaron. Y sigue sirviendo para otro. Y eso que aguantó el peso del “Gringo”, y eso que aguantó el peso del “Gringo”. Pero es maravilloso, es maravilloso ver eso, habla de lo mejor que somos, de lo mejor que tenemos como pueblo, de lo mejor que tenemos.

Y tenemos ahora que seguir sobrellevando esto que todavía no ha terminado y es muy importante que lo sepamos. Porque la verdad, aunque los casos bajen, nadie sabe dónde el problema puede volver a repuntar, nadie sabe. Yo especulo, siguiendo el ejemplo europeo, que hasta otoño estaremos más o menos tranquilos, porque veo lo que pasa en Brasil, lo que está pasando en Uruguay, lo que está pasando en Paraguay, y tal vez eso con lo que esto especulando es equivocado. Entonces, tenemos que seguir preparándonos como si tuviésemos que seguir conviviendo con todos los cuidados que tuvimos, cuando la pandemia asomó por primera vez. Durante mucho tiempo, vamos a tener la mitad de nuestra cara cubierta, para cuidarnos y para cuidar al otro, porque también este virus tan maldito no nos permite saber quién es exactamente quien está enfermo, porque muchos que están enfermos son asintomáticos y terminan contagiando sin querer a otro. Y todos esos cuidados que tuvimos los tenemos que profundizar ahora porque, en este momento donde todos sentimos que los casos han bajado, y efectivamente fue así, todos nos relajamos, y todos tenemos muchas ganas en las fiestas, en las navidades, en el fin de año, se acercarnos, de compartir una copa con la familia, de compartir una mesa. Yo le pido a todos a cada uno y a cada una de los argentinos que no se olviden que el problema todavía lo tenemos.

La vacuna estará llegando, los laboratorios se pelean por la vacuna, allá ellos. La vacuna estará llegando y en breve nosotros empezaremos a vacunar a los argentinos esenciales. Primero, a los trabajadores esenciales que son los que están más expuestos, son lo que más lo necesitan. Ustedes, los que trabajan en la salud, las Fuerzas de Seguridad, ellos antes que nadie, después empezaremos a vacunar a los que están más expuestos por su edad o por enfermedades prevalentes, y vamos a hacerlo como hicimos esto. Hace un año atrás, cuando la pandemia apareció, el pronóstico era ver cuando llega el primer saqueo, el pronóstico era ver dónde está el primer barrio que le falta comida ¿Y saben por qué no falto eso? Porque nos organizamos para que eso no pase, porque fuimos solidarios con el otro, porque todos pusimos nuestro granito de arena y lo llevamos, y lo llevamos. Y en medio de todo eso, pudimos desarrollar espacios como este, pudimos construir salas de primera infancia como esta, que es pensar en nuestro futuro, esto. Vamos a seguir con lo que hemos dispuesto acá del distanciamiento social, hoy seguramente, entre hoy y mañana, estaremos firmando el DNU, pero vamos a seguir así hasta el 31 de enero. En el medio, vamos a tener el movimiento de las fiestas, de las vacaciones. Por favor, no olvidarnos, el problema no pasó, el problema no pasó. Veo yo también que, cuando todo esto empezó, nuestra mayor era cómo vamos a hacer con los barrios populares, donde hay poco espacio, donde la gente vive mucha gente en poco espacio cubierto. Y la verdad no sabíamos cómo lo íbamos a hacer, discutimos con Nacho una vez, allá, hablando de la Villa 31, y lo hablamos muchas veces acá, lo hablamos con la Villa Itatí, lo hablamos con Villa Azul en Quilmes, y sin embargo, los más humildes demostraron ser muy conscientes y saber cuidarse. Hicieron eso que se llamaba la cuarentena comunitaria y todos decían, pero esto no va a funcionar y funcionó porque que vivían en esos barrios. De verdad ustedes han hecho una epopeya, de verdad en la Argentina se salvaron muchas vidas y muchas vidas se salvaron por el compromiso y la responsabilidad de ustedes. Por ahí, uno no se da cuenta porque cuando uno va caminando nunca se para ver cuánto camino dejó atrás, pero no tienen ni idea todo lo que hemos caminado, no tienen ni idea todo lo que han construido, no tienen ni idea de todo lo que han dejado.

Yo les agradezco. En verdad este bono es el mínimo reconocimiento que ustedes merecen, lo que ustedes merecen es que el corazón de cada argentino eternamente les diga gracias. Gracias. (APLAUSOS)