Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, en su participación de la apertura del Congreso de la Asociación Bancaria, desde la Quinta Presidencial de Olivos

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Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, en su participación de la apertura del Congreso de la Asociación Bancaria, desde la Quinta Presidencial de Olivos

Gracias Sergio querido, gracias a todos y a todas por estar acá en este modo raro, ¿no? Que estamos como aprendiendo que es el de vernos en pantallas, porque no podemos disfrutar del estar cerca. Y de verdad, cuando Sergio me propuso participar rápidamente de este encuentro, me dijo rápidamente que sí y me dijo, “¿cómo lo que querés hacer? ¿Desde Olivos? ¿Querés venir a la Bancaria?”. No, voy a ir a la bancaria, voy a la bancaria, porque en verdad yo creo que si hay algo que todos nosotros lamentamos profundamente es esa falta de contacto personal para poder debatir, para poder discutir, para poder militar que es lo que todos nosotros hacemos. Y aunque no los tengo cerca, créanme que veo con mucha satisfacción cada una de las pantallitas que tengo enfrente, son compañeros y compañeras. Y voy a decir algo que me pone muy contento, que es ver tantas mujeres, tantas mujeres militando, representando, compañeros y compañeras bancarios, porque es algo que siempre le reclamo al sindicalismo que es que la mujer participe más, porque la mujer tiene un rol muy importante en este tiempo en el que vivimos. Así que mi primera felicitación es para el gremio, que tenga tantas mujeres dirigentes, de verdad, es un gesto de mucho avance, de mucho avance, y eso lo celebro.

Desde que llegué le prestó atención a alguien, que la pantalla dice llamarse Pablo Eguiño, que levanta una bandera de la diversidad, y eso habla también muy bien de este sindicalismo, porque eso es, como dijo recién Sergio, es pensar en una sociedad que iguala y contiene a todos y cada uno de nosotros, y la sociedad está conformado por todos nosotros, porque cada trabajador bancario, por cada trabajador de otra rama, para los que no tienen trabajo, por los que son dirigentes, por los que son trabajadores o militantes. Y la verdad ver la inclusión de la mujer y la inclusión de la diversidad aceptada en un gremio es algo que me enorgullece mucho. Y creo que todo esto tiene que ver con la impronta que Sergio le ha puesto a este gremio. Yo no voy a decir algo que es nuevo, quienes me conocen me han escuchado decir muchas veces, pero tengo un profundo respeto por el trabajo de Sergio, no de ahora, de siempre. Es uno de esos sindicalistas que se planta cuando se tiene que plantar y ayuda cuando tiene que ayudar. Ha dicho algo que para mí es central en la política, saber promover el debate cuando el debate es necesario, entender que la política no supone un discurso único y que en la política no hay gente que mande y gente que obedezcan. En la política, somos todos dirigentes, somos todos militantes, y en verdad tratamos de construir decisiones en conjunto, y esas decisiones que se construyen en conjunto son las decisiones que tienen más fortaleza, porque no son la imposición de alguien que manda, es la decisión de lo que todos en mayoría creemos. Y Sergio es un dirigente sindical con esas virtudes, que ha sabido plantarse, cuando debió plantarse, que nos acompaña y que nos critica también cuando nos tiene que criticar. Y eso es lo valioso, eso es lo valioso. Lo valioso no es que todos pensemos igual, lo valioso no es que todos obedezcan, lo valioso es que todos queramos un mismo tipo de sociedad y cada uno aporte, desde su lugar, lo que tenga que aportar para que esa sociedad se concrete.

Está muy claro que vivimos en una sociedad desigual. El otro día, cuando me tocó hablar en el G-20, ante los líderes del mundo, planteé precisamente esto, si algo ha dejado en evidencia la pandemia es la pavorosa desigualdad que vive el mundo. Y además, esa situación que está la Argentina, que es, ustedes vieron que el mundo central divide entre países desarrollados y países pobres, y en el medio pone una calificación a una serie de países que llaman en vías de desarrollo. Y entonces en ese lugar quedamos en un limbo, cuando hay que decir que no paguen la deuda, que no paguen la deuda los pobres, y cuando hay que promover el desarrollo invirtamos en los países ricos ¿Y nosotros dónde estamos? ¿En qué lugar quedamos nosotros? ¿Argentina, el continente, dónde queda? En un limbo, al que algunos llaman países en desarrollo y yo digo somos países periféricos, estamos afuera del mundo central. Ahora, en ese lugar donde estamos, tenemos la desventaja de que el mundo central es como que no nos presta la atención que reclamamos, pero tenemos una ventaja, y es que somos artífices de nuestro destino. Y que finalmente el tipo de sociedad, y el tipo de país que queramos construir depende centralmente de nosotros.

Y ahí viene la segunda pregunta, ¿qué país queremos nosotros construir? Porque la Argentina también dejó en evidencia las desigualdades que existen en este tiempo de la historia, que son desigualdades que en los últimos cuatro años se profundizaron enormemente, en parte por las políticas vividas y desarrolladas por el Gobierno anterior, en parte por la pandemia. Pero piensen ustedes solamente, y muchos de ustedes fueron testigos porque fueron trabajadores esenciales, y tuvieron que trabajar en la pandemia con mucho esfuerzo, y seguramente han vivido lo que les voy a contar ahora. Piensen ustedes cuando pusimos el IFE, la avalancha de gente que fue a los bancos, era gente que el Estado nacional no tenía registrada, era gente que estaba no sé dónde, pero no la tenía registrada, no sabíamos qué hacía, de qué vivía. Tenían un DNI pero no conocíamos nada de su actividad. Y cuando empezamos a rascar, diría mi abuela, tratando de encontrar dónde estaba esa gente, me dijeron inicialmente que iban a hacer 2 millones y medio de argentinos, terminaron siendo 9 millones de argentinos. 9 millones de argentinos que estaban en algún lugar donde el Estado nunca se había ocupado de ir a buscarlos, detectarlos y hacer lo que hicimos, ofrecerles la ayuda. Porque en un escenario tanta desigualdad, lo primero que reclama la política es ponerse del lado de los más postergados, de los que menos tienen, esa es nuestra primera obligación, están del lado de los marginados. Los que somos peronistas decimos de los sectores que no tienen voz, silenciados por los poderosos, olvidados por los poderosos. Nuestra primera obligación es ir y rescatar del pozo de la pobreza, donde ha quedado sumido el 40 por ciento de la Argentina, a cada uno de esos argentinos y argentinas y volver a ponerlos en el escenario argentino en un lugar digo, donde tengan la posibilidad de desarrollarse. Esa es la primera obligación que tenemos. Algunos creyeron que en la Argentina sobraban 20 millones de argentinos y yo estoy convencido de que en la Argentina no sobra nadie, y que tenemos que construir un sistema social y político que a todos los ampare y a todos nos abarque, que no hay derecho a decir vos sobrás, y por lo tanto nos olvidamos de vos. Si algo nos ha enseñado la pandemia es a recuperar el concepto de solidaridad y darnos cuenta, como ha dicho El Papa tantas veces, que en este mundo nadie se salva solo, que todos necesitamos del otro. Así como la sociedad argentina, en su momento, necesitó del esfuerzo y del riego que corrían los compañeros bancarios para poder pagar todos los planes sociales que debía pagar la Argentina, una Argentina que reclamaba que eso se hiciera, porque muchos se habían quedado en una situación más que critica. Solidaridad esa es la regla, y eso es lo que en este tiempo se nos impone como dirigentes que somos, como militantes que somos.

Para mí es una gran felicidad estar aquí en La Bancaria, acompañándolos a ustedes, aunque más no sea en la distancia, pero cerca de ustedes. Para mí es una gran alegría estar con Sergio, a quien ya a esta altura considero un amigo, porque finalmente me doy cuenta que, más allá de las pertenencias partidarias, tenemos un propósito de país que es exactamente el mismo, los dos queremos el mismo país, los dos queremos consolidar un sistema de igualdad que los dos advertimos que no existe en la Argentina. Atahualpa decía que un amigo es uno mismo con otro cuero, y uno es lo que uno siente con Sergio. Cuando lo escucha hablar uno siente que dice mis palabras, no es que me copia, las tiene él, adentro de él, en su alma. Y por eso uno siente, se siente tan identificado con él. Y si uno mira su conducta se da cuenta que nunca ha claudicado en sus reclamos, y que sus reclamos fueron en favor de cada trabajador de su gremio, aquellos que representa. Con lo cual, para mí es muy grato estar aquí, es muy grato acompañarlos, es muy grato estar con Sergio, es muy grato escucharlo a Sergio

¿Y yo qué les pido a ustedes? que me ayuden, porque es más lo que necesitamos hoy en día, la ayuda de todos los argentinos, tratando de dejar de lado las diferencias, tratando de entender el dolor que hemos pasado, tratando de entender que podemos hacer otro país, y que en ese país que podemos hacer y debemos hacer, todos tienen que tener un lugar. Y que en ese país que tenemos que construir, todos debemos respetarnos, respetarnos en las diferencias, respetarnos no tolerarnos. Tolerar es una palabra horrible, que quiere decir acepto sin ganas, respetar quiere decir aceptar al otro tal cual es. Y ese país no está tan lejos, está ahí al alcance de la mano, solo se trata de que empecemos a construir de otro modo. Serrat supo escribir en un disco que le dedicó a Mario Benedetti, un tema llamaba Bien Aventurados, que en una de sus estrofas decía “Bien Aventurados los que están en el fondo del pozo, porque de ahí en adelante solo queda ir mejorando”. Y eso somos nosotros, llegamos al fondo del pozo, de acá en más solo queda ir mejorando. La discusión es como queremos mejorar, si queremos mejorar cada uno de nosotros solos o queremos mejorar como sociedad en conjunto. Yo los invito a que mejoremos como sociedad en conjunto, yo los invito a que la solidaridad sea una palabra permanente en nuestro discurso, y les pido más que graven en el alma de cada uno de ustedes la palabra solidaridad. Ocuparnos del otro, respetar al otro, tenderle la mano al que lo necesita y plantarnos firmemente ante los poderosos para que no nos lleven puesto y no nos lleven por delante. Que todos sepan que de acá hay un pueblo con dignidad, de pie, convencido de que tiene la posibilidad de construir otro futuro. Eso es lo que hacemos, eso es lo que me toca hacer como Presidente, cuando me tengo que enfrentar a los acreedores o cuando me tengo que enfrentar a los organismos internacionales de créditos. Todos queremos crecer y todos como argentino queremos cumplir, lo que no queremos más es que para cumplir, el costo de cumplirlo lo paguen los que menos tienen.

Escucho decir por ahí el Gobierno está ajustando y está ajustando sobre salarios, está ajustando sobre jubilaciones. Nosotros no estamos ajustando allí, si quieren ver dónde está el ajuste, vayan y miren el Presupuesto del año 2021, y fíjense dónde está el ajuste. Crece la inversión en obra pública, crece la inversión en salud, crece la inversión en educación, crece la inversión en ciencia y tecnología, crece a inversión asistencia social ¿Qué es lo que cae? Los intereses de la deuda. Esta vez los acreedores están pagando el ajuste, no la gente. Y lo hacemos por ese principio que les dije antes, solidaridad, no con los poderosos sino con lo que peor están. Hagámoslos todos y todas justos, podemos hacerlo. Es una decisión que tenemos que tomar como generación, es nuestra generación la que ha sido llamada a gobernar en la pandemia y la que ha sido llamada a poner de pie a la Argentina. Hagámoslo, podemos hacerlo.

Gracias a todos y todas. (APLUASOS)