Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la Asociación de Cámaras Americanas de Comercio de América Latina y el Caribe (AACCLA), desde video conferencia en la Residencia Presidencial de Olivos

  • Compartilo en redes :

Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la Asociación de Cámaras Americanas de Comercio de América Latina y el Caribe (AACCLA), desde video conferencia en la Residencia Presidencial de Olivos.

PRESIDENTE.- Buenos días. Gracias a todos y todas por esta oportunidad. Lamentablemente el tiempo se complicó por cuestiones técnicas así que trataré de ser lo más breve, y poder transmitirles en esa brevedad todo lo que nosotros pensamos, en un momento muy especial como señalaron todos los que me precedieron en la palabra; momento especial por la condición de la pandemia.

A veces pienso que somos una generación casi única, somos la generación de la pandemia, una generación que ha tenido que aprender a vivir de otro modo, con limitaciones, con cuidados, con prevenciones, una generación que ha tenido que también hacer frente a necesidades que pensó que no tenía. Y esa es también una gran oportunidad, porque esa generación que un día se encontró con un enemigo invisible, que era el virus, invisible pero con una entidad enorme capaz de terminar con la vida de seres humanos y poner en riesgo la economía como la puso, la economía global. La verdad es que puede ser una gran oportunidad para pensar el futuro de otra manera, porque talvez debamos pensar que el sistema económico, tal como venía funcionando, era lo suficientemente débil, como para que un ser imperceptible a la vista humana sea capaz de destruir tanto. Y eso puede ser una gran oportunidad para aquellos que creemos que el capitalismo puede ser un mecanismo adecuado para el desarrollo.

Nosotros llegamos a la Argentina en diciembre del año pasado y quiero muy brevemente contarles que no encontramos el mejor de los países. La Argentina, en muy poco tiempo, en los años que precedieron la llegada mía al Gobierno, en muy poco tiempo había contraído una deuda enorme. La verdad es que si algo no tenía la Argentina era un problema de endeudamiento, porque era uno de los países con más bajo nivel de endeudamiento del mundo. Solo para que ustedes tengan en cuenta la deuda externa que tenía la Argentina, expresada en dólares, en el año 2015 representaba el 18 por ciento del PBI. Es decir, prácticamente nada, muy poco. Lo que ocurrió es que el Gobierno que me precedió nunca pudo resolver los problemas fiscales y trató de resolver los problemas fiscales endeudándose. Esa deuda creció de un modo descomunal, y en enero del año 2018 el sistema financiero mundial le dijo basta a la Argentina. Ese día la Argentina entró en default. Cuando el sistema financiero le dijo basta, el Fondo Monetario vino a socorrerlo, socorrerlo es una forma de decirlo, le adjudicó un préstamo de 57 mil millones de dólares, de los cuales usaron alrededor de 45 mil y lo único que ocurrió con ese dinero es que se fugó de la Argentina, para lo único que sirvió es para tratar de sostener un valor de la divisa, que difícilmente pudo ser logrado ese objetivo.

La realidad es que cuando nosotros llegamos al Gobierno lo que nos encontramos es una deuda cuantiosa, que además había que pagar en muy poco tiempo. Piensen ustedes que solamente entre el año 2020 y el 2024, la Argentina estaba obligada a pagar alrededor de 25 mil millones de dólares, un poco más, solamente este año la Argentina estaba obligada a pagar a los acreedores privados 7 mil millones de dólares. Algo absolutamente imposible, porque además la economía lo único que registró en los últimos tres años es caída del consumo, caída de la producción y caída del PBI. Nosotros llegamos y nos pusimos una serie de objetivos en escenario social también complejo, porque la Argentina en ese momento ya tenía 36 por ciento de pobreza. Esto significa que uno de cada tres argentinos era pobre. Y teníamos problemas de subempleo o de empleo informal muy serios, y también habíamos perdido más de 300 mil empleos registrados. El contexto era muy difícil, empezamos a trabajar con la idea que siempre tenemos, nosotros quereos que el Estado fije reglas claras y que los inversores privados simplemente las cumplan, y que después inviertan, den trabajo, desarrollen sus productos, vendan, ganan dinero, paguen sus impuestos y que el sistema funcione.

Lo cierto es que a poco de empezar, en el mes de marzo, el 19 de marzo, apareció el primer caso de coronavirus en la Argentina, y nosotros tuvimos la ventaja de ver la experiencia que se había vivido básicamente en Europa. Allí el Virus irrumpió con una fuerza enorme y el sistema sanitario no tuvo capacidad de responder siempre, y teníamos en claro que allí donde el sistema sanitario no alcanzaba a responder, las muertes se multiplicaban por dos y por tres. Nuestra primera tarea fue ordenar eso, fue ordenar una cuarentena, y en el término de la cuarentena que duró, nos pusimos en marcha para construir hospitales y para garantizar que todo tengan camas de terapia intensiva para poder ser atendidos. Efectivamente, yo en ese contexto siempre prioricé la salud por sobre la economía, aunque siempre dije que ese es un falso dilema, pero lo que más me preocupó es que los argentinos tuvieran todos la atención que merecían. Veníamos además de un país, del Gobierno que me precedió, que el Ministerio de Salud lo había cerrado y el Estado se había desentendido de la situación sanitaria, y así pudimos construir más de sesenta hospitales en ese tiempo, y pudimos incorporar más de 3 mil camas, solamente desde el Estado nacional y sin contar lo que han hecho los estados provinciales. Ustedes saben que la Argentina es un país federal y enfrentamos la pandemia con la tranquilidad de que nadie que se enfermara pudiera llegar a necesitar atención médica y no pudiera contar con eso. Todos los que se enfermaron contaron con la atención adecuada.

Yo les había dicho que teníamos un problema de salud muy serio y que teníamos un sistema económico en la Argentina que no crecía. Nos ocupamos de preservar el trabajo registrado, a través de una Asignación al Trabajo y la Producción, que hizo que el Estado nacional directamente subvencione el sueldo de los empleados privados, tratando de garantizar las fuentes de trabajo. Y allí la caída del empleo que tuvimos fue relativamente baja, fue la misma caída que tuvo Europa en promedio durante la pandemia. Tuvimos más dificultades con el trabajo informal que en Argentina es importante, y para ello fuimos en socorro con diferentes planes sociales. El que mayor magnitud tuvo, si vale la redundancia, fue lo que llamamos el Ingreso Familiar de Emergencia, que fue un ingreso con el que quisimos llegar a aquellas personas que el Estado básicamente no registraba, no registraba en ninguna actividad. Y para nuestra sorpresa, nos encontramos que ese ingreso alcanzó a 9 millones de personas, 9 millones de personas respecto de las cuales el Estado no registraba ningún tipo de actividad. 9 millones de personas es más del 20 por ciento de la Argentina. Yo marco todos estos datos porque quiero que entiendan desde que lugar nosotros partimos, desde que lugar salimos a enfrentar este desafío.

Medio en broma, medio en serio, digo que la Argentina en diciembre era un enfermo en terapia intensiva y que estando en terapia intensiva le agarró el coronavirus. Y ese es el país que nos tocó gobernar, con todos los esfuerzos que hicimos tratando de socorrer a los sectores más postergados, no logramos que la pobreza no crezca. Hoy la pobreza es del 40 por ciento en Argentina, cuatro de cada diez argentinos es pobre y eso nos preocupa mucho. Pero lo que si logramos es que más de 1.200.000 personas no caigan en la pobreza, logramos sostenerla en la clase media y logramos sostener que no caigan en la pobreza. Ahora tenemos también una serie de obstáculos que pasar, el mayor obstáculo era el obstáculo del endeudamiento, era un gran obstáculo porque éramos el primero país en el mundo que expresaba dificultades que pagar en el medio de la pandemia y era una suma muy importante la que teníamos que pagar, definitivamente incumplible para la Argentina. Allí seguramente hubo responsabilidades compartidas, de los que pidieron el dinero, del Gobierno argentino de entonces y de los que confiaron en él, porque objetivamente no había condiciones (salto de audio), ninguna condición posible como para que la Argentina pueda cumplir semejantes compromisos en tan poco tiempo. Pero trabajamos con los acreedores porque conocemos el mundo, la condición global del mundo y no queremos estar afuera del sistema financiero internacional. Y nos pusimos como prioridad resolver el problema financiero de la deuda, y lo resolvimos. Tardamos cuatro o cinco meses de gestión, pero pudimos encontrar un acuerdo con los acreedores que a todos nos deje satisfechos.

Nos queda una segunda etapa que es la discusión con el Fondo Monetario Internacional, y en este punto yo debo decir que el Fondo Monetario Internacional viene trabajando con nosotros desde el primer día, antes de asumir tuve mis primeras conversaciones con Kristalina Gueorguieva. Y siempre encontré en ella una mirada muy realista de la Argentina, y el trabajo del Fondo Monetario Internacional ha sido un trabajo determinante para que Argentina pudiera encontrar una solución a sus problemas de deuda con los acreedores privados. Y eso yo lo quiero destacar, y lo quiero destacar singularmente. Miren, tal vez ustedes no lo sepan, pero allá en el año 2003 yo llegué al Gobierno con Néstor Kirchner y yo fui su Jefe de Gabinete, y en el año 2003 también estábamos en default y también teníamos deudas con el Fondo Monetario Internacional. Yo esta experiencia ya la viví, es la segunda vez en mi vida que me toca vivirla. A veces digo que por un designio que no conozco, parece ser que cuando me toca llegar al Gobierno tengo que enfrentar el dilema de encarar el problema de la deuda como una cuestión prioritaria, para poder pensar en lo demás. Y digo que celebro y valoro mucho que el Fondo Monetario Internacional tenga a Kristalina Gueorguieva al frente de su gestión, porque el trabajo que ella hizo comprendiendo nuestro problema, aconsejándonos, y acompañándonos, lo valoraré siempre, siempre, y la mirada que ella tiene del mundo en estos tiempos de pandemia es una mirada que sinceramente comparto. Nosotros ahora en este momento estamos trabajando con el Fondo Monetario Internacional que ha mandado a la Argentina un grupo técnico, para iniciar las negociaciones para buscar un acuerdo que nos permita resolver el problema de la deuda que tenemos con el Fondo, y yo estoy muy confiado en que vamos a encontrar una solución. Porque todos entendemos la dimensión del problema, pero fundamentalmente todos tenemos la misma voluntad, la voluntad de que la Argentina cumpla con sus obligaciones, sin seguir postergando a sectores de nuestra sociedad que ya han hecho esfuerzos inconmensurables.

Nosotros creemos que el tiempo que se viene es un tiempo donde debemos construir un capitalismo distinto al que conocemos, yo siempre digo que lo ideal es volver al origen mismo del capitalismo, donde había alguien que arriesgaba, daba trabajo, hacía crecer, vendía, ganaba, y compartía también el resultado de éxito con los que trabajaban en sus propias empresas. Es la hora de construir un capitalismo solidario, un capitalismo solidario nos exige crecimiento económico que evidentemente en la pandemia, he escuchado a los que me presidieron en la palabra y comparto mucho lo que dijeron, es un desafío complejo. Exige también cohesión social porque lo que no podemos es estar tranquilos con un capitalismo que promueve tanto la concentración del ingreso en muy pocos y la distribución de la pobreza en tantos. Ese no es un buen capitalismo porque el capitalismo también reclama de un mundo de consumidores y los consumidores tienen que tener la oportunidad de serlos, y quienes están en la pobreza salen del mundo del consumo. Por lo tanto, hacer crecer la economía, hacerla crecer con un criterio solidario, generando cohesión social. Y hay un elemento nuevo que en la pandemia debemos tener muy en cuenta que es el tema ambiental, crecer de un modo ambientalmente sostenible.

Yo no sé cuánto a esta altura de los acontecimientos realmente dudan del problema que padece el mundo con el cambio climático, porque las evidencias están a la vista de todos. Y me pregunto cuánto tiempo más seguiremos discutiendo cosas que no tiene sentido que discutamos. Cuando fue la cumbre de París y empezamos a hablar de la necesidad de desarrollar energías sustentables, energías renovables, e ir eliminando poco a poco, fundamentalmente porque la proyección dice que esos sistemas de energías se van a ir agotando. Estoy hablando de los hidrocarburos fundamentalmente. Muchos pusieron el grito en el cielo diciendo que el PBI del mundo iba a caer, y lo que en verdad hizo caer el PBI del mundo, más que nada, ha sido la presencia del coronavirus, Y lo que el mundo ha observado e que cuando los seres humanos nos recluimos en nuestras casas y nos aislamos, las condiciones del mundo mejoran, es más puro el aire, es más cristalina el agua. Nosotros eso es una experiencia que debemos asumir para ver cómo encaramos el futuro. Eso también tiene que ver con el nuevo capitalismo que nosotros reclamamos, y que nosotros creemos que el mundo debe esforzarse a construir, tomando básicamente la experiencia que hemos vivido. Con todo este bagaje de cosas que no parecen darnos el mejor escenario, tenemos algunos datos para ser optimistas Por primera vez, la Argentina recaudó un porcentaje, el porcentaje de recaudación impositiva fue mayor que la inflación Eso quiere decir que empezamos a dar vuelta la curva, por primera vez el consumo de energía en la industria es similar al consumo de energía prepandemia. No es un gran dato porque la verdad no estamos en el mejor momento, pero sí diría que estamos recuperando niveles de productividad parecidos a los que teníamos antes de la pandemia. Ahora esto no es lo que nos alcanza, la Argentina necesita producción, inversión y generación de empleo. Y para eso la inversión (salto de audio) directa es un componente esencial. Y la Argentina ofrece muchas alternativas para invertir.

Somos un país que se ha destacado en el mundo básicamente por su capacidad tecnológica, creativa, las capacidades de nuestros técnicos y de nuestros científicos son reconocidas en el mundo entero. Fuimos capaces de construir nuestros propios respiradores artificiales por tres empresas argentinas, respiradores que hoy están diseminados por el mundo que los importaron. Fuimos tal vez uno de los pocos países en América Latina que tenía eso. Fuimos uno de los diez países que tuvo capacidad para poner satélites en órbita con fines de estudio del clima o fines de estudio del territorio. Hemos desarrollado en ese proyecto satelital una empresa del Estado que es ARSAT, que además trabaja permanentemente con la actividad privada fusionando experiencias y participando de proyectos conjuntos. Hemos logrado un desarrollo de laboratorios medicinales, que nos ha permitido entre otras cosas, ser elegidos por Oxford, por la Universidad de Oxford, y la AstraZeneca para desarrollar la vacuna del COVID en América Latina. Tenemos allí un potencial enorme para desarrollar, y que en verdad lo que más falta nos hace es la confianza de los inversores y la llegada de los recursos para desarrollar esos proyectos. Hemos aprobado ayer, en el Congreso de la Nación, la llamada Ley de Economía del Conocimiento, la economía del conocimiento tiene que ver precisamente con esto que estamos hablando. Cuando fui Jefe de Gabinete, en el año 2005, promulgamos la primera Ley de Promoción del Software. Eso hizo que en la Argentina desarrollara un montón de empresas de tecnología, que fueron grandes éxitos comerciales en el mundo, y eso la Argentina lo sigue haciendo aún hoy. La Ley de Economía del Conocimiento ha ampliado las barreras del software, y hoy allí se incluyen muchas actividades. Y esa Ley hoy es muy importante para pensarla, por esas ventajas competitivas que tiene la Argentina, en las calidades técnicas de los argentinos, en la capacidad científica de los argentinos, en la preparación de muchos argentinos, estoy hablando en materia educacional. La Ley nos va a permitir llevar adelante un proceso que ya se inició allá en el año 2005, y que hoy en día la economía del conocimiento representa el 10 por ciento de las exportaciones que la Argentina hace. Esos son técnicos argentinos, profesionales argentinos, trabajando de forma trasfronterizas para otros lugares del mundo, y son recursos que ingresan a la Argentina y la Argentina necesita. Con lo cual, creo que allí hemos dado un paso central para nuestro desarrollo futuro.

Tenemos además el desarrollo de un Plan Agroindustrial, que en los pocos días más presentaremos a través de una ley, y que nos va a permitir agregarle valor a nuestra producción primaria. Dejar de producir alimento para animales y empezar a producir alimentos para seres humanos, en un tiempo post pandemia donde la necesidad de alimentos va a ser muy importante. Allí tenemos un potencial enorme, los precios además de los commodities nos están ayudando en este momento, con lo cual en ese punto también soy bastante optimista. Tenemos también la posibilidad de desarrollar hidrocarburos, petróleo, combustibles fósiles y gas, porque tenemos un reservorio en Vaca Muerta, definitivamente importante, donde la inversión es constante, la inversión es permanente y donde el Estado nacional se ha ocupado de sostenerla subsidiando inclusive el precio del petróleo en el momento en que se cayó al comienzo de la pandemia. Entonces, tenemos ahí una gran oportunidad. También la oportunidad de desarrollar gas, la producción de gas. También en la semana que viene vamos a estar presentando el plan gas, que es un plan que da muchas oportunidades a los productores de gas para producir gas y exportarlo, porque la Argentina tiene hoy en día un excedente de gas, determinado precisamente por la cantidad de gas que existe en Vaca Muerta. En esto no estoy incluyendo al potencial que la Argentina tiene para desarrollar cobre, oro, plata o litio en el norte argentino. Somos el segundo reservorio de litio en el mundo, y el litio es el combustible del futuro, es lo que va a hacer mover los autos del futuro y muchas, muchas baterías que van a necesitar y que hoy mismo necesitan la tecnología, precisamente, salen de ese litio que en gran cantidad está en el norte argentino.

Finalmente, seguir desarrollando las energías renovables, en eso la Argentina ha hecho un gran trabajo en los últimos años, energías renovables como la energía solar o la energía eólica. Ayer sin ir más lejos en un valle en La Rioja, en una provincia al norte del país, pude participar de la puesta en marcha de una red de molinos, que hacen dar energía eólica y que se integran al sistema eléctrico argentino. Ahí tenemos una gran oportunidad. He visto en San Juan, he visto en Jujuy, enormes parques de energía solar que se han instalado y la posibilidad de que eso se desarrolle más existe, lo que necesita es de inversores que vengan, apuesten y lo hagan. Yo les insisto, para nosotros la inversión externa es muy valiosa, la Argentina nunca discrimina ante el inversor externo y el inversor nacional. De hecho, hay más de 300 empresas en la Argentina de origen estadounidense, que dan trabajo a más de 150 mil argentinos, y nosotros valoramos a quienes confían en nosotros, y apuestan a desarrollar sus empresas en nuestro país. Y lo que aspiramos es que eso lo podamos seguir haciendo juntos, porque hoy más que nunca me doy cuenta de que el mundo es esa gran aldea que dio origen a la globalización. Y que todos necesitamos de todos y que la pandemia nos ha dejado una enseñanza, que nuestro Papa argentino repite una y otra vez, la enseñanza de que nadie se salva solo y que todos necesitamos del otro. Y yo sueño con que ese mundo se integre, sueño que en ese mundo se terminen los bloqueos, que en ese mundo se terminen las persecuciones, sueño que todo podamos mancomunarnos en busca de un destino común y más igual.

Comparto la idea que escuché decir alguien antes que yo, de que la vacuna contra el COVID debería ser un bien público, debería ser accesible a todos los habitantes del mundo, y ese es el esfuerzo que tenemos que hacer. Podemos hacer un país con un capitalismo social que permita un mejor desarrollo para la Argentina y para el mundo. Y esto yo quisiera no sea el sueño del Alberto Fernández, porque finalmente si es un sueño individual esto no es más que una quimera, quisiera que sea un sueño colectivo poder construir ese mundo, porque si es un sueño colectivo será una hazaña que habremos hecho como generación, la generación de la pandemia, eso somos, aprovechemos la oportunidad.

Muchísimas gracias por el tiempo que me han dado.


MODERADOR.- Una vez más nos honra su presencia señor Presidente, y le agradecemos mucho por su tiempo y perspectivas que ha compartido con nosotros. Con los muy breves minutos que nos quedan, porque tengo entendido que usted va en camino para un evento oficial, le voy a hacer una pregunta para darle seguimiento a dos temas que usted trató durante su discurso. Obviamente que lo potencial fue darle a la Argentina la economía de conocimiento y el sector energético es sumamente enorme. Un énfasis de su Gobierno ha sido la activación y el apoyo para pymes en los dos sectores. Usted puede profundizar un poco más sobre las medidas que el Gobierno está tomando para apoyar pymes.

PRESIDENTE.- Muy bien. Efectivamente nosotros durante la pandemia hemos hecho particular hincapié en la pequeña y media empresa. Gran parte de esos sectores que yo dije que fueron beneficiados con la Asignación al Trabajo y la Producción, en su inmensa mayoría fueron a pequeñas y medias empresas. Pero la pequeña y media empresa en la Argentina es la que da el 80 por ciento de trabajo registrado, con lo cual para nosotros es muy importante, y es además proveedora de grandes empresas, empresas petroleras, empresas automotrices, que necesitan de los hacedores de autopartes para poder terminar de armar sus automóviles. La asistencia estuvo en el tiempo de la pandemia, básicamente, en pagar los sueldos de sus empleados. Ahora, nosotros estamos desarrollando una serie de planes que tienen el propósito de favorecer la inversión en las pymes con créditos a tasas muy bajas, y tratando que de este modo podamos desarrollar la inversión y podamos desarrollar la producción. Las pymes para nosotros, definitivamente, es un sector de privilegio, porque es el dador del 80 por ciento del empleo argentino. Y en ese sentido vamos a seguir trabajando, focalizando donde está la necesidad y asistiéndolo con el Estado en todo lo que esté a nuestro alcance.

MODERADOR.- Pues, muchas gracias señor Presidente, una vez más le agradecemos mucho por su tiempo, agradecemos mucho también sus palabras sobre los fines porque, como usted destacó muy bien las pymes forman la mayoría de nuestras economías y también son la fuente más importante para fomentar crecimiento inclusivo y sostenible. Pues, antes de cerrar quiero reconocer los miembros de su equipo señor Presidente, con los cuales del sector privado (inaudible) ha establecido relaciones muy constructivas, Gustavo Beliz, Martín Guzmán, Felipe Solá, Matías Kulfas, y claro su excelente Embajador argentino en Washington, Jorge Argüello. Como en cualquier relación bilateral nunca se va a poder coincidir en todo, pero con su equipo nosotros siempre podemos mantener un dialogo por gusto y abierto, y eso es lo más importante. Nuevamente en nombre de AACCLA, el Concejo Empresarial Argentina-Estados Unidos (inaudible) por Argentina, le agradecemos sumamente por su tiempo y sus perspectivas en el día de hoy, Presidente. Y cierro expresando los mejores deseos para la salud y el bienestar del pueblo argentino. Muchas gracias, señor Presidente.

PRESIDENTE.- Muchísimas gracias a ustedes por el tiempo que me han dispensado. Los abrazo a la distancia. Muchísimas gracias.

MODERADOR.- Muchísimas gracias.