El presidente Mauricio Macri encabezó una reunión de Gabinete ampliado en el CCK

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Palabras del presidente Mauricio Macri en la reunión de Gabinete ampliado en el CCK



Buen día, buen día, así me gusta que arranquemos bien arriba.

No sé si llegaron a ver, porque iba muy rápido, ¿no?, la cantidad de cosas que han pasado en estos tres años, la cantidad de cosas que hemos hecho también en estos tres años. La primera reflexión que quiero compartir es que nos toca vivir un momento único en la historia de la humanidad. La velocidad con que van los hechos, con que una noticia tapa a la otra, con que un conflicto es superado por otro, nunca se vivió antes. Esta revolución de la comunicación y la tecnología en todos los campos ha llevado al mundo libre a una dinámica realmente desafiante cada mañana.


Alguien el otro día reflexionaba conmigo, después de que me había felicitado por el discurso del 1° de marzo, nos encontramos una semana después y me decía: “Pensá que hace algunos años un discurso como ese, que había tenido un impacto, no hace mucho, 10 o 15 años, era comentado y analizado durante dos o tres semanas”, me comentaba esa persona. “Y se debatía y se analizaba cada párrafo; hoy en este momento en que vivimos, 48 horas, 72 horas”, y es lo que nos tocó.

Por eso, hoy, más que nunca, lo primero que quiero decirles es que tenemos que siempre volver a repasar y volver a tomar conciencia de por qué estamos acá, porque estoy seguro de que ninguno de ustedes —y si no, todavía tienen la oportunidad de abandonar y retirarse— está acá por un sueldo, ni porque le gusta frívolamente estar en el poder. Estamos acá porque todos decidimos, sin que nadie nos lo pida, comprometernos por nuestro país. ¿Por qué? Porque amamos este país donde nacimos y además creemos en nosotros mismos, creemos en lo que los argentinos podemos hacer, podemos crear, podemos desarrollar. Y además estamos convencidos de que podemos y merecemos vivir mejor, y queremos en nuestro trabajo transmitirlo.

Y este año más que nunca, este año donde todos los argentinos vamos a recorrer una profunda reflexión de si estamos haciendo lo correcto, si vale la pena, es ahí donde nosotros tenemos que transmitir algo distinto, porque no es solo el Presidente, los ministros, la Gobernadora, el Jefe de Gobierno, es cada uno de los que estamos en esta sala. Porque cada uno de nosotros hemos asumido la responsabilidad del liderazgo, y liderar significa transmitir, pero no solo con las palabras, mucho más importante, con los hechos, en cada decisión que tomamos, cómo nos paramos frente a los temas. Hasta con la mirada tenemos que transmitir esta convicción que tenemos que es lo más importante, tener convicción por lo que estamos haciendo.

Y yo quiero decirles que no dudo del camino que hemos tomado porque la verdad es que cada vez estoy más convencido, pero también quiero decirles que estoy caliente, estoy caliente —por si no lo notaron— porque siempre, siempre me calentó la mentira, siempre. Y otra vez volver a escuchar a los que vienen a proponer ese maravilloso atajo, esa solución mágica que nos desliga, nos releva de seguir este camino de trepar la montaña, con orgullo, con esfuerzo, pero convencidos, es inaguantable, es inaguantable, es como que ya no lo puedo soportar más, porque son muchos años de haber frustrado generaciones, son muchos años de tirar gigantescas oportunidades por la ventana, porque este país se renueva, porque hay algo acá que no se rinde y esas oportunidades siguen estando enfrente nuestro. Por eso, cuando escucho “esto se arregla creciendo”, ¿y quién no quiere crecer? ¿Quién no quiere crecer? Pero para crecer tenemos que hacer esas cosas de fondo, estructurales, de base, que nos permiten crecer, claro, es elemental.


El otro día veía que ahora también exportamos ajo a Taiwán. Y esa persona que está exportando, ¿qué necesita si quiere crecer y si no quiere que esto sea como un veranito? Que lleguemos ahí, la provincia con su camino rural o provincial, nosotros con la ruta nacional, nosotros seguir esta baja de costos que estamos haciendo en los puertos, o que alguno de los trenes de carga que estamos construyendo, nuevas vías, pase cerca y le baje flete, o si no con el bitren o el escalable que ya le baja el costo, y necesita que lleguemos con conectividad para que él desde su lugar, que ahora tenemos la Ventanilla Única de Comercio Exterior, pueda hacer todo su trámite digital, todas cosas que venimos haciendo. Pero también necesita lo que todavía nos falta, que es una estructura macroeconómica definitivamente sólida, con la cual él pueda, si vende más, ir a un banco y descontar su contrato de exportación o su cheque para poder hacer girar la rueda más rápido.

O sea que un simple productor de ajo necesita que sigamos haciendo estos trabajos de fondo, estructurales, que muchas veces no se ven, pero que van a permitir que él crezca. Y si él crece, va a necesitar de muchas más personas colaborando en ese trabajo. Y eso es para lo que estamos acá, y eso es lo que estamos haciendo.

Pero, claro, hacer estas cosas no es de un día para el otro, no se sopla y se hacen botellas, hay que trabajar todos los días y cuesta mover las estructuras, y cuesta también —otros que me enojan— correr a los estafadores que han adquirido privilegios a partir de trabar, a partir de hacer todo complejo. Y sacarlos y llevarlos a la transparencia absoluta con todos los trámites digitales, o sacarles el derecho a cobrar por no hacer nada, o el derecho a vender algo mucho más caro de lo que vale porque también tienen un sistema de reglas que los favorece. Todo eso es una batalla, una batalla todos los días que hemos estado dando, pero la damos con alegría porque sentimos que esas batallas van a generar millones de oportunidades para muchos argentinos. Y también soñamos que esas personas se conviertan y entiendan que hasta acá llegaron, hasta acá llegaron con esos privilegios y ahora tienen que sumarse a remar en el mismo bote y no ir de upa, y no ir de upa.


Pero también quiero decirles que, a la misma vez que estoy un poquito enojado, estoy muy esperanzado, porque todos los días pasan cosas que te llevan a ponerte bien, a sentir que no es verdad que estamos condenados, que este es el único camino al fracaso persistente, que no podemos cambiar la historia.


Y la primera que quiero compartir es lo que ha pasado en esta lucha por recuperar la tranquilidad de todas las familias argentinas, para lo cual hubo que volver a prestigiar, contener, acompañar a las Fuerzas de Seguridad. Y hoy la verdad es que es una enorme alegría sentir cómo argentinos han vuelto a sentirse orgullosos de cuidar a los argentinos, porque más allá de todo, lo más importante que hemos hecho —que es lo que hay hacer todos los días— es reconocer al otro, reconocer al otro en su trabajo, decirles “valoramos lo que ustedes están haciendo, los necesitamos”. Y eso solo es una energía maravillosa que moviliza mucho más allá de lo material.


Y eso es lo que hemos hecho: hemos dejado de agraviar para tratar de comprender, y eso ha comenzado un proceso de mejora, y combatiendo algo que es otro drama del mundo entero como es el narcotráfico. Y hoy sentimos que más allá de los récords de incautaciones de cocaína, de marihuana, de pastillas, más de 60 mil detenidos por el narcotráfico, lo importante es que hemos recuperado ese espíritu de cuerpo.


Y de a poco también vamos logrando que los jueces se hagan parte de esta necesidad de hacer sentir a cada argentino, a cada vecino, que todos estamos cuidando por la tranquilidad de su familia, que esto es un proceso, pero donde también vamos mejorando, y que no vamos a parar de mejorar.


Porque, como en todo en la vida, hay que estar siempre en movimiento. Si vos te parás, es como que vayas para atrás; con el solo hecho de cómo avanzan los demás, retrocedés.


La otra cosa que también quería comentar —son poquitas —: el otro día teníamos la séptima reunión de la Mesa Forestal, estaba llena la sala de gente, de todos los sectores, mayoritariamente de la Mesopotamia, donde está la madera, y la gran potencialidad que también tenemos de generar cientos de miles de puestos de trabajo si seguimos destrabando y destrabando. Y, con alegría, los gobernadores presentes ahí, más las empresas y los sindicatos, festejábamos que estábamos poniendo en marcha todos los meses alguna exportación nueva de algún puerto que se vuelve a poner operativo en la Mesopotamia. Nosotros teníamos esta maravilla que Dios nos dio, estas vías navegables para sacar nuestra producción, y teníamos todos los puertos abandonados, producto de comportamientos mafiosos, ausencia del Estado para hacer las obras mínimas de dragar. Y ahora estaban, por ejemplo, festejando que Ibicuy volvía a poner en marcha los primeros seis barcos de exportación de madera. Y lo habíamos logrado en esa mesa dialogando.

Cuando empezamos el primer día que los convocamos, nos miraban como diciendo “¿qué es esto?”, y ahora vos veías ahí la alegría de sentir que bueno, de a poquito, más allá de todo lo que estamos viviendo, porque también estaban los problemas de la recesión, la tasa de interés, todas estas cosas que estamos tratando de dejar atrás en base a persistir en la misma línea, sin cambiar las reglas de juego, pero sostener este esfuerzo hacia el ordenamiento. Y ahí había de vuelta la alegría de decir “lo hemos logrado juntos”.


Como algo que también me puso muy contento, y que eso sí que realmente es futuro, porque construir rutas, centrales hidroeléctricas, puertos, aeropuertos, que estamos haciendo muchos, o cloacas y agua potable, es un esfuerzo de ingeniería, es licitar en forma transparente, que ya lo hemos hecho, hemos bajado más del 40 por ciento los costos, donde había tres para competir hay 15. Pero eso dependía mucho directamente de nuestro equipo, de lo que podíamos hacer nosotros, y yo estaba convencido de que lo íbamos a hacer bien y rápido, porque ya lo habíamos hecho en la Ciudad de Buenos Aires.


Pero ver si podemos mover a cientos de miles de docentes, de directivos en todo el país, de todas las provincias argentinas, de este gigantesco país, a comprometernos todos para cambiar la tendencia y, de vuelta, abandonar la decadencia, para comenzar un proceso virtuoso, en este caso focalizado en la lengua, porque es la base de todo, la verdad que yo me sentí inmensamente feliz cuando me trajeron esos resultados de tan solo dos años de trabajo, dos años de trabajo reuniéndonos con los docentes en todo el país, dándoles nuevas herramientas. Y en dos años haber logrado que ocho de cada diez alumnos, de todas las provincias, porque también eso es importantísimo, no hubo alguna sí y otras no, todas hayan alcanzado los estándares requeridos de lengua, y además hayamos bajado de 14,5 a 7,1 por ciento los que no dan el mínimo, es algo increíble, es algo maravilloso. Y encima en las 3000 Escuelas Faro, que eran las más golpeadas, más débiles, los resultados fueron aún mejores al promedio de todo el país. Eso demostró que, más allá de los que salen en la televisión y siempre putean contra todo y se oponen a todo lo que queremos hacer para construir futuro diciendo que representan a los docentes, más allá de ellos, la mayoría de los docentes dicen otra cosa, dicen que quieren ser parte, que quieren hacer su aporte, que quieren enseñar, que es una de las cosas más lindas que te pueden pasar en la vida, enseñarles a otros, darles a otros herramientas para construir un mejor futuro.


Entonces, yo digo: son cosas que están sucediendo, entonces todo lo que estamos haciendo no es en vano, todos esos predicadores de la resignación y el escepticismo, les digo que no es verdad, que no es verdad que los argentinos estemos condenados a persistir en la línea de la agresión, del aislamiento, de la no construcción en equipo. Acá están pasando cosas realmente importantes, y que además van a generar que lo que somos capaces de crear se desarrolle acá.


El otro día repasaba proyectos que estamos desde Ciencia y Tecnología bancando. ¡Increíbles! ¡Las cosas que somos capaces de crear! Y ahora que también estamos tratando de que, en ese equipo que se tiene que ampliar, todos nuestros científicos piensen que su investigación tiene que ser aplicada a algo que nos dé trabajo a todos, porque necesitamos más trabajo, necesitamos generar valor. Y les digo que había cosas increíbles, las cinco o seis ideas que compartieron conmigo fueron impresionantes. Una que con células pancreáticas de los cerdos podemos lograr que las personas que tienen diabetes, en vez de tener que pincharse todo el tiempo, uno le trasplanta estas células que le duran como tres años y es un alivio enorme. Y acá, en la Argentina, donde ya hemos hecho más de 40 trasplantes de esos y funcionaron. Y ahora ese grupo de argentinos se está asociando con unos chinos para terminar de validar este descubrimiento y llevarlo al mundo entero y lograr que acá venga mucha gente a hacer ese tratamiento, que se lo hagamos nosotros, dándoles trabajo a muchos otros argentinos.


Por eso digo: tenemos todo, tenemos todo lo que necesitamos, depende de nosotros. Por eso, en este año, en este año tan importante de nuestra historia, donde todo ese mundo que nos visitó durante todos esos tres años y medio, y especialmente en el G20, donde todos nos dijeron —chinos, japoneses, alemanes, americanos, italianos, franceses— “felicitaciones, argentinos, bienvenidos al mundo, los esperábamos”, parecíamos como un viejo pariente que se fue a un largo viaje y volvió, con mucho afecto y reconocimiento a las reformas que empezamos a hacer, y todos nos dijeron, “pero sigan, tienen que seguir, no tienen que volver a buscar algún atajo, no, hay que seguir por acá”. Pero más allá de que lo digan ellos, nosotros estamos convencidos, nosotros sabemos, estudiamos, vimos lo que hicimos durante el último más de medio siglo, entonces entendimos que no existe otra forma que persistir.


Y eso es lo que yo necesito que ustedes transmitan, que transmitan que estamos convencidos de lo que estamos haciendo, que lo estamos haciendo con honestidad, con la honestidad de pensar que es lo mejor para todos los argentinos, y digo “todos”, porque nosotros tenemos esa tarea de lograr que ninguno se quede atrás.

Y, para los que creen que me volví loco, las medias no son de distinto color porque estoy loco, es porque es el Día Internacional del Síndrome de Down.


Ahora aplauden, pero ustedes me miraban como diciendo “Awada lo dejó salir de casa sin mirar qué se había puesto, estaba la luz apagada”. No, me puse esto porque la diversidad es algo maravilloso, y nosotros no tenemos que dejar a nadie atrás, a nadie atrás.


Por eso, quiero decirles que con esa honestidad, con esa intencionalidad que tenemos que expresar, porque estamos acá por lo más maravilloso que hay en este mundo, que es el amor, porque realmente amamos este lugar, amamos al prójimo y queremos ayudarlo, queremos ayudarlos a encontrar ese camino donde cada uno encuentre su lugar para ser protagonista, y eso deja atrás los miedos, las dudas, porque el amor es la fuerza más potente que podemos tener entre nosotros.


Entonces, digo: hagámonos cargo de ese liderazgo, hagámonos cargo de decirles a los argentinos, ¡es por acá, por acá vamos hacia el futuro, por acá sus hijos van a tener mejores oportunidades de las que tuvieron ustedes, por acá todos vamos a sentirnos incluidos, parte, vitales, fuertes, entusiasmados!


Pero, claramente, hay que poner el hombro, hay que remar un poco más, porque de todo lo que se heredó no se sale de un día para el otro, sin llorarla pero convencidos de que estamos en el lugar correcto y a la hora indicada, porque somos la generación que vino a cambiar la historia para siempre, señores, ¡para siempre!


Muchas gracias y fuerza, cada uno desde su lugar, transmitiendo lo que hay que transmitir con el corazón.