Acto por el Día de la afirmación de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas: Palabras de la Presidenta de la Nación

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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER EN EL ACTO POR EL DÍA DE LA AFIRMACIÓN DE LOS DERECHOS ARGENTINOS SOBRE LAS ISLAS MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR Y SANDWICH DEL SUR, Y LOS ESPACIOS MARÍTIMOS CIRCUNDANTES, EN EL MUSEO DE LAS MALVINAS E ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR, CABA.

Muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; en primer lugar quiero dirigirme a quienes hoy estamos rindiendo un justo homenaje, veteranos de Malvinas, que han recibido pertenencias personales, que habían sido capturadas por el ejército inglés, y en las que transcribían estos hombres (conscriptos, oficiales, suboficiales, oficiales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad Argentina) la experiencia cotidiana, de algún modo hay que llamarlo, de la guerra.

Hoy es un día muy especial, nos acompañan también embajadores, y agradecemos la presencia del señor Embajador de la República del Paraguay; del señor Embajador de la República popular China; del señor Embajador de la Federación Rusa y si me olvido de alguno discúlpenme, de todo el cuerpo diplomático, en general, y también de las organizaciones de derechos humanos, miembros y ex combatiente de Malvinas.
El 10 de junio se cumple un año de la inauguración de este Museo, que no es un museo que festeje o que conmemore la guerra. Los argentinos quisimos - al construir este Museo de Las Malvinas Argentinas – reflejar lo que ha sido la historia del despojo colonial.

No es casual, que haya sido precisamente el General Perón, quien instituyó el 10 de junio como Día de Reafirmación de los Derechos Argentinos sobre nuestras Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur y territorio antártico porque precisamente un 10 de junio de 1829 se hacía cargo del gobierno, el primer gobierno patrio en territorio malvinense. Luego pasó lo que pasó y es este lugar, es este espacio el que viene a rescatar esa historia. No es una historia que empezó el 2 de abril, por eso el 2 de abril se instituyó el homenaje a los veteranos de Malvinas, a los hombres que lucharon – como los que nos acompañan – y también y fundamentalmente a aquellos que ya no nos pueden acompañar más, porque dieron su vida por la Patria. (APLAUSOS).

Les decía que esto no es un Museo, en el cual se levante la idea de una Argentina guerrera. No, al contrario, es una Argentina que quiere reflejar las tragedias que vivió, durante las dictaduras militares; es un Museo que recuerda que fue durante un gobierno, que había sido elegido en la urnas – aún a pesar de las proscripción del peronismo, en ese entonces- obtuvo, en 1965, un triunfo diplomático con la resolución que insta al gobierno del Reino Unido precisamente a discutir la cuestión de la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, resolución esta y tantísimas otras, de Naciones Unidas, del Comité de Descolonización y de distintos foros internacionales que prolija y puntillosamente han sido desoídas en forma constante, por el gobierno del Reino Unido.

Es más, hoy, sin ir más lejos, tiene lugar en Europa, en Bruselas, una reunión entre la Unión Europea y la CELAC. Allí, nuestro canciller, con quien hasta ayer estuve en Italia, y partió de Milán hacía Bruselas, reclamó, una vez más, el diálogo y fundamentalmente el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, precisamente, que instan al diálogo entre ambos países sobre la cuestión de la soberanía de las Islas Malvinas. Esto fue respondido en forma airada por el primer ministro inglés; luego de que ya había hecho uso de la palabra, pidió nuevamente la palabra para contestarle – algo bastante inusual por cierto, en forma muy airada y casi maleducadamente le contestó o lo increpó a nuestro canciller que solamente había pedido que se respetara lo que establece la Carta de Naciones Unidas, que obliga a que los países signatarios de esa Carta de San Francisco, de esa organización que nuclea a los países del mundo se cumplan las resoluciones. Pero ya sabemos, parece que algunas resoluciones tienen más fuerza cuando obligan a los débiles y algunas resoluciones tienen mucha menos fuerza, cuando obligan a los poderosos. (APLAUSOS).

Hoy, también, inauguramos una Sala donde vinculamos también la historia de Malvinas con la historia del General Perón, tres veces presidente, de todos los argentinos. Allí se encuentra precisamente el decreto que instituyó a ese día, el 10 de junio, como el Día de Reafirmación de nuestros Derechos sobre las Islas Malvinas. Allí también se encuentra su grabador Geloso, antiguo, vaya a saber Dios, quién lo tenía, no quiero ni preguntarlo tan siquiera. Pero lo que es más importante, hoy, estamos inaugurando y lo vamos a ver dentro de unos instantes, cuando podamos ir hacía el exterior el Faro de la Soberanía. Sobre una vieja construcción se edificó un faro, donde la palabra soberanía y la luz va a estar en forma permanente, un Faro de la Soberanía, un faro en la lucha contra el colonialismo, que queremos que se divise y lo divise cada argentino y cada extranjero, que pasa por esta Avenida – la Lugones – que hay un reclamo permanente de nuestro pueblo contra uno de los 17 enclaves, que le quedan al colonialismo en el mundo, de los cuales 10 curiosamente, y no tan curiosamente, pertenecen al Reino Unido.

También en este predio, en la Semana de Mayo, inauguramos el día 19, un Sitio de la Memoria, en uno de lo que fue los dos centros clandestinos más grandes que tuvo el país. En el mismo predio y en el mismo lugar, porque la historia se debe contar completa, una historia, que tal vez empezó, en ese Sitio de la Memoria y terminó aquí en este lugar simbólicamente.

Y yo quiero referirme también, en el día de la fecha, y como reafirmación de un concepto soberano, que se extiende no solamente a la integridad territorial, sino también a la defensa de nuestra independencia económica, de nuestra soberanía política, que en unos días más – el 16 de junio – para ser más precisos se cumplirá un año de aquella sentencia, lo recuerdo muy bien porque, a los pocos días hablé, en Rosario, el 20 de junio, que condena a la Argentina al pago usurario de papeles de deuda externa, en posesión de los fondos buitres, que fueron adquiridos por muy pocos dólares, y que en una insólita sentencia se la aplica una cláusula o una interpretación totalmente antojadiza e ilegal y se nos aplica una tasa de 1.600 por ciento, de alguien que habiendo comprado a 69 millones de dólares títulos defaulteados, en el año 2008, el juez le reconoce una tasa de más de 1.600 por ciento en dólares.

¿Ustedes dirán que tiene que ver? Tiene mucho que ver, todo tiene que ver con todo, sobre todo en los tiempos que corren, aquí en la Argentina y en el mundo también. Y recuerdo las palabras de algunos argentinos, algunos que inclusive hoy son candidatos a presidente, que debíamos pagar inmediatamente y al contado, porque después de todo eran apenas 1.600 millones… no, no hay que silbar, hay que acordarse y recordar a los demás para que cada uno cuando tome las decisiones que tenga que tomar se haga cargo de lo que hace. Nada más, no se trata ni de silbar, ni de otra cosa. (APLAUSOS).

Pero voces con mucho micrófono y mucho espacio mediático nos decían. “pero, sin son apenas 1.600 millones; se pagan al contado y se acaban los problemas”. Sostuvimos y sostuvo el ministro de Economía y su equipo, en diversas reuniones que mantuvo con los fondos buitres y sus representantes en Nueva York, que no podíamos pagar esas sumas.

No solamente porque constituía una usura inaceptable, sino porque además constituía una afrenta a todos los que habían confiado en la Argentina, que del 100 por ciento de sus acreedores, eran casi el 93 por ciento. Pero si decían “si son apenas 1.600 millones”.

Hoy, hace pocos días y tal cual lo dijimos oportunamente, se cumplió lo que habíamos anunciado: incorporaron a otros fondos buitres y hoy ya no son 1.600 millones de dólares; hoy son 20.000 millones de dólares los que hay que pagar. Los que hay que pagar, dije, no los que vamos a pagar porque vamos a sostener una y mil veces que estamos dispuestos a pagar al 100 por ciento de nuestros acreedores en condiciones legales, legítimas y equitativas para todos. Y equitativas para todos.

Para que ustedes vean la barbaridad que esto significa si se accediera, como algunos nos decían, que tendríamos que pagar en aquel momento, hoy tendríamos que estar pagando 20.000 millones de dólares o emitiendo bonos, para el supuesto de que admitieran bonos, porque en realidad el juez ordena pagar al contado.

Entonces, para que ustedes tengan una idea, si emitiéramos bonos por esa cifra que nos han condenado, estaríamos pagándole al 7 por ciento de nuestros acreedores, casi la mitad de lo que le pagamos ya en bonos y en efectivo al 93 por ciento de los acreedores. Díganme, qué noción de justicia, de equidad.

Y otro peligro al que no puedo obviar, no solamente como Presidenta, sino como abogada: si hubo un juez que interpretó, reescribió un contrato e interpretó una cláusula, la del pari passu famoso, que no registra ningún análisis legal, económico, político o institucional, si hubo un juez que hizo esto, y hoy entonces deberíamos estar pagando de acuerdo con su criterio, 20.000 millones de dólares al 7 por ciento de los acreedores, ¿por qué no podría existir, entonces, otro juez que si hacemos esto diga “pero por qué un trato tan inequitativo hacia el 93 por ciento de los que pagaron y por qué tan beneficioso, tan escandalosamente beneficiosa solamente para el 7 por ciento? ¿Porque tuvieron mayor de presión, de extorsión?

No sería raro que algún juez, a lo mejor de la misma jurisdicción, dijera “ah, no, entonces también tienen que pagarle al otro 93 por ciento en las mismas condiciones, tirando abajo la reestructuración de nuestra deuda externa.

Porque, argentinos, compatriotas, el problema del endeudamiento, el problema del sojuzgamiento de los pueblos, que lo he visto ahora cuando he estado en Europa, con la situación que atraviesa el hermano país de Grecia, que lo he visto en las calles de Roma, donde por primera vez en todas las veces que he tenido oportunidad de ir a Roma, acompañando al presidente Kirchner como tal o cuando era senadora o yo misma cuando era Presidenta, por primera vez veo italianos manifestando en la calle, con banderas, que quieren trabajo.

Digo, entonces, ¿cuál es la responsabilidad de los dirigentes políticos? Fundamentalmente, cuidar los intereses del pueblo y hacerlo en forma responsable. Porque este tema de la deuda, no es solamente una cuestión económica o financiera; es, esencialmente, una cuestión de subordinación política, de sojuzgamiento político para seguir aplicando políticas neoliberales que solamente nos han llevado al desastre.

Ustedes dicen “¿y qué tiene que ver esto con Malvinas”. Tiene que ver, todo tiene que ver con todo. Mientras nuestros muchachos, suboficiales, oficiales, peleaban en Malvinas, en el ministerio de Economía había un representante de los intereses ingleses y de la banca suiza. Porque esto es así, esta es la historia que nos tocó vivir.

Cuando hoy miraba, además, la generosidad de nuestro pueblo, me acercó la directora de la Casa de Moneda una foto, yo no sé si se podrá proyectar esa foto. Por favor si la pueden proyectar.

Es una foto, allí se observan a empleados de la Casa de Moneda y esa torrecita que ustedes ven, no es una torrecita de panes de manteca. No, no, son lingotes de oro, 59 lingotes de oro de 2 kilos cada uno. Hoy se exhiben aquí en este Museo las balanzas que se utilizaron para pesar esos lingotes y también el modelo de lingote de cobre sobre el que se trabajó para hacer esos 59 lingotes.

¿Saben lo qué son esos 59 lingotes de 2 kilos de oro cada uno? Los sueños, las ilusiones y las esperanzas de millones de argentinos y argentinas. Yo lo recuerdo muy bien, que se sacaban sus alianzas, sus anillos, sus aros y los depositaban, los entregaban para ser fundidos. Casi como la historia de las damas mendocinas entregando sus joyas al Ejército de los Andes.

Bueno, están las actas del Directorio de la Casa de Moneda, están las balanzas y de los lingotes, lo único que quedó fue el de cobre que fue el que se utilizó de modelo.

Por eso digo, argentinos, recordar la historia, no es querer enfrentar a los argentinos; al contrario, recordar la historia es necesariamente lo que toda sociedad debe hacer para no volver a cometer los mismos errores.

Por eso, en este Día de Reafirmación de la Soberanía, tenemos no solamente que reafirmar la soberanía de la integridad territorial, sino también la de la dignidad política de un país y de una sociedad que finalmente, haciéndose cargo de sus errores, de su pasado y de sus aciertos, está dispuesta, con los que ocupan ilegalmente nuestra islas y explotan ilegalmente nuestros recursos naturales, con grave peligro también para el medio ambiente, convocarlos una vez más al diálogo en el marco del paraguas que marcan las resoluciones de Naciones Unidas. Y aquellos que pretendan subordinar económicamente a la Argentina, decirles que una sociedad, que sabe, que ha comprendido, que ha aprendido duramente, con mucho sacrificio, que solamente en la firmeza de un pueblo y de sus dirigentes, es la que nos permitirá seguir creciendo.

Atrás quedaron todas las profecías de hace un año, que si no pagábamos pasaba tal cosa, que si no pagábamos pasaba tal otra, prácticamente hoy deberíamos estar despistados, a un costado de la ruta. Nada de eso afortunadamente pasó.

¿Saben por qué? Porque tuvimos a hombres y mujeres, no es solamente un gobernante, sería fácil encaramarme como heroína. No, no tengo vocación de heroína, si tengo una profunda vocación patriótica de respetar la voluntad de mi pueblo como siempre lo he hecho.

Pero es, precisamente, en este punto, tal cual lo manifesté el 25 de mayo, en esa suerte de cabildo abierto que tuvimos conmemorando un nuevo aniversario del nacimiento de la Patria, que les digo que ustedes son los empoderados, ustedes son los que deben controlar, ustedes son los que deben vigilar, ustedes son los que deben estar atentos a que esto que hemos construido, que es dignidad y que también es respeto en el mundo entero, porque somos pagadores seriales. Se lo decía el otro día al Presidente de Italia en el almuerzo que me ofreciera el día lunes, luego de haber pagado la segunda cuota del Club de París, que no me voy a cansar de repetirlo: deuda que nace en 1956, cuando yo tenía tres años y el ministro de Economía que la negoció, ni siquiera había nacido y, sin embargo, hemos pagado ya la segunda cuota de ese Club de París.

Por eso, podemos plantarnos y mirar de frente y decir que no nos equivocamos cuando tomamos aquella decisión hace más de un año. Y me preguntaron qué iba a pasar al otro día. Creo que eso me lo preguntaron un miércoles, “¿qué va a pasar mañana?”. Mañana va a pasar jueves les dije.

Y sí, mañana va a ser jueves y mañana también va a ser jueves. Porque, ¿saben qué? Lo importante no es tener actitudes de envalentamiento o de soberbia, simplemente saber, con inteligencia lo que se puede y lo que se debe hacer para resguardar los intereses del pueblo.

A ver: ¿alguien cree, algún argentino cree que si esta Presidenta, que le ha tocado enfrentar los ataques más duros de los que se tenga memoria sobre cualquier presidente, incluyendo a quien fuera mi compañero, ustedes creen que si esta Presidenta creyera que la solución hubiera sido pagar, no lo hubiera hecho? No porque sabía lo que iba a pasar, lo que pasó exactamente en el curso de esta semana: 20.000 millones. Teniendo en cuenta las reservas, que estamos con un poco más del 50 por ciento del total de las reservas del Banco Central, solamente para el 7 por ciento de los acreedores. ¿Qué podríamos esperar el otro 93 por ciento, entonces? Del que creyó en el año 2005 y en el año 2010, en la reestructuración que generó la mayor adhesión. Seguramente habría planteos y también seguramente volveríamos, como una bola de nieve, al mismo lugar desde donde partimos.

No estoy dispuesta, pero lo más importante…No es que no estoy dispuesta yo, estoy convencida que es el pueblo argentino, en su inmensa mayoría, el que no está dispuesto a tomar otra vez sopa. Ya nos dieron demasiada sopa, ya tuvimos demasiada sopa. Y la sopa nos gusta, pero cuando la prepara la abuela o la mamá y en invierno.

Por eso, para terminar y poder ir a ver esta Faro de la Soberanía que vamos a inaugurar en este 10 de junio, Día de Reafirmación de los Derechos sobre nuestras Islas Malvinas.

No quiero finalizar, sin agradecer una vez más, a estos hombres que están a mis espaldas y que fueron a luchar por la Patria.

Hoy, cuando leía el resumen que me habían acompañado de las agendas, de las anotaciones que iba a entregar, me parecían, bueno, no sé, pero cuando de repente las vi allí, una era un cuaderno Laprida, otra era una libretita chiquitita, la otra era una agenda telefónica, otra era un papelito que habían armado, escrito con letra azul, inclusive corrida, muchas por el agua, debe haber sido agua de lluvia que incesantemente caía en las trincheras, ¡Dios mío!, lo qué debe haber sido estar ahí. Yo que apenas estaba junto a otros miles viviendo en Río Gallegos y todas las noches teníamos operativos de oscurecimiento y la amenaza de que el Reino Unido podía bombardear Río Gallegos para terminar de una buena vez la guerra, cuando veíamos algunos aviones que salían y no volvían, porque allí había una base de Mirages, las bases más importantes del país estaban en Río Gallegos. De esa Base, solamente quedan los hangares, obligaron a la Argentina a desmontar esa Base Militar durante los anteriores gobiernos y todavía dicen que se sienten amenazados, cuando la única arma que tenemos y a la que nunca vamos a renunciar jamás, es a la palabra, al reclamo.

La palabra de los argentinos y de las argentinas estará en cada uno de los foros internacionales todo el tiempo, toda la vida, porque siempre van a haber patriotas, siempre van a haber argentinos, compatriotas argentinos y argentinas que crean que merece la pena, que vale la pena luchar por lo que es de uno y luchar por la memoria de los que dieron la vida por la Patria.

Muchas gracias en este día de reconocimiento de la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas.

Muchas gracias a todos y a todas. (APLAUSOS)

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Cristina Fernández en el Museo Malvinas
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