PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, DOCTOR NÉSTOR KIRCHNER, EN EL ACTO DE ENTREGA DE DISTINCIONES AL “MAESTRO ILUSTRE DEL AÑO 2006”, REALIZADO EN EL SALÓN BLANCO DE LA CASA DE GOBIERNO

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, DOCTOR NÉSTOR KIRCHNER, EN EL ACTO DE ENTREGA DE DISTINCIONES AL “MAESTRO ILUSTRE DEL AÑO 2006”, REALIZADO EN EL SALÓN BLANCO DE LA CASA DE GOBIERNO

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Señor Gobernador de la Provincia de Buenos Aires; señores ministros de los Poderes Ejecutivos Nacional y Provincial; autoridades nacionales, provinciales y del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; docentes; representantes gremiales; señoras, señores; amigos, amigas: nuevamente nos encontramos un 11 de septiembre para recordar el “Día del Maestro”, pero creo que recordar el “Día del Maestro” es, fundamentalmente, recordar la necesaria actitud que tenemos que tener los argentinos en el proceso de construcción y reconstrucción de nuestro sistema educativo en todos sus aspectos y en todo aquello que integra la comunidad educativa.

Venimos, como decía el Ministro, de tiempos muy difíciles y estamos en tiempos difíciles, ésta es la realidad. Ustedes saben bien –algunos ya como viejos luchadores y otros que están en plena lucha en la construcción conjunta para llevar la Argentina adelante- que es muy difícil salir de una situación límite, como la que estábamos, a un proceso como el que quisiéramos tener. Sólo una actitud voluntarista puede permitir eso y nosotros somos absolutamente conscientes que la salida del infierno es un proceso lento, espinoso, lleno de curvas y contracurvas difíciles de ir sorteando y siempre digo que espero que el 10 de diciembre de 2007, cuando termine nuestro mandato, le podamos decir a los argentinos que estamos en la puerta del purgatorio.

Porque junto al proceso de aniquilamiento educativo que vivió la Argentina, hubo un proceso de empobrecimiento, de desocupación, de fuerte crecimiento de la indigencia, de pérdida de oficios, de cierre de escuelas técnicas y ni hablar de los debates sobre las leyes de financiamiento educativo y demás que se dieron en los últimos 20 ó 30 años en la Argentina. En general, se trataba de la falta de un proyecto estratégico en el sistema educativo que esperamos poder empezar a sortearlo con, por un lado, los 6 untos del Producto Bruto Interno para el financiamiento educativo hasta 2010 y, por otro, con la Ley de Educación que es fundamental para que la Argentina pueda entrar a definir qué proyecto educativo se puede aplicar al país que queremos y cuál es el que los argentinos necesitamos. Considero, en fin, que estamos ante definiciones muy fuertes.

Acá hay ejemplos de vida que, a pesar de todas las cosas que nos tocaron vivir a los argentinos, se mantuvieron de pie, de frente, luchando, construyendo y dando todo lo que tenían a su alcance. Pero es evidente que el proceso de destrucción dejó profunda huellas y nosotros estamos tratando de ir sorteándolas paulatinamente, tratando de ir recuperándonos conjuntamente con los maestros, con sus organizaciones sindicales, con sus organizaciones intelectuales para ir generando y armando el proyecto que nos pueda sintetizar a todos los argentinos, es decir, que nos permita volver a definir un proyecto de país.

Yo siempre digo que uno puede estar de acuerdo con algunas cosas de la generación del ’80 y con otras no; seguramente entraremos en un debate muy profundo, pero la generación del ’80 dejó un proyecto de país con el cual se puede coincidir en algunas cosas y en otras no.

Lo fundamental es qué proyecto queremos los argentinos de esta generación para nuestro país, que de la verdad relativa de cada uno de nosotros podamos alcanzar una síntesis y que ella nos permita, definitivamente, perfilar la Argentina que queremos cimentar entre todos.

Por eso creo que nada mejor que decir estas cosas este 11 de septiembre, dar nuestro reconocimiento permanente a la tarea docente, al esfuerzo diario y cotidiano que han hecho y hacen en forma permanente y, sabedores de que la educación es un lugar donde la inversión debe estar absolutamente privilegiada, es que estamos desde construyendo escuelas, como hace rato no se hacía en la Argentina, hasta haciendo aportes de material didáctico y pedagógico y de elementos que permitan determinar si la práctica educativa se puede ir llevando en niveles de dignidad aceptable. Estas son cosas que todavía no suceden en la Argentina porque el esfuerzo es muy grande, pero también fue muy grande el abandono que tuvo el país.

Creo que uno tiene que reconocer ese abandono para poder partir y solucionar los problemas que hay, porque no se puede seguir mirando al costado ante la presencia de los problemas. Los problemas hay que asumirlos y la dirigencia argentina, por su parte, tiene que asumir que esto no se soluciona simplemente con discursos, sino con acciones, con respuestas y con hechos. Porque con discursos podemos llenar cantidad de bibliotecas y de acciones y hechos creo que podemos llenar muy pocas, porque durante mucho tiempo se estuvo mirando al costado ante la problemática central.

Es por eso que tenemos una gran confianza en que toda esta generación de argentinos y de docentes en particular, va a tomar las grandes banderas del pasado, va a saber comprender, como supo hacerlo en su momento Sarmiento respecto del país que le tocaba vivir, y entre todos vamos a construir la respuesta que los argentinos nos merecemos.

Les quiero agradecer a ustedes la presencia aquí, en la Casa de Gobierno, que es su Casa; honran y dignifican los docentes con su presencia aquí este Salón Blanco que no siempre se utilizó para hechos como éste, que nos dignifica a todos los argentinos, pero sí sirve, como siempre digo, para que paulatinamente vuelva a ser el Salón Blanco que todos nosotros deseamos.

Muchísimas gracias, muchas gracias por vuestra presencia y feliz día. (APLAUSOS)