PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, DOCTOR NÉSTOR KIRCHNER, EN EL ACTO DEL 152º ANIVERSARIO DE CREACIÓN DE LA BOLSA DE COMERCIO DE BUENOS AIRES.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, DOCTOR NÉSTOR KIRCHNER, EN EL ACTO DEL 152º ANIVERSARIO DE CREACIÓN DE LA BOLSA DE COMERCIO DE BUENOS AIRES.

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Señor Vicepresidente de la Nación; señor presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, don Horacio Fargosi; señor Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; ministros del Poder Ejecutivo y autoridades nacionales; señores miembros del Cuerpo Diplomático; autoridades de la Bolsa de Comercio y del mercado de capitales argentinos; representantes de distintas entidades; señoras y señores: en primer lugar, quiero agradecerles la oportunidad que me brindan, una vez más, de compartir con ustedes el 152 aniversario de la Bolsa de Comercio. Como hice, en años anteriores, vengo a expresarles mi alegría por el acontecimiento, a felicitarlos y a compartir algunas reflexiones respecto de los diversos temas que resultan de nuestro mutuo interés.

Hemos dicho aquí, que la República Argentina necesita desarrollar una economía capitalista, productiva y transparente, que promueva la inclusión social, basada en una cultura que favorezca la producción nacional y que premie el esfuerzo. En ese contexto, un mercado de capitales que actúe como un medio adecuado para canalizar el ahorro hacia los sectores productivos, transformándolo en la inversión que se necesitan para mantener sin tensiones el ritmo del crecimiento, es central.

En el tiempo que media entre nuestra primera visita y la actual, es evidente que la Argentina ha podido concretar avances importantes. Como siempre aclaramos que existan avances no implica que se hayan terminado los problemas. Debemos asumir que, desde donde venimos, cada logro cuesta y cada paso significa ascender un poco, del infierno hacia el purgatorio.

Lo digo porque los argentinos nos debemos cuidar de un modo de ser que nos trajo frustraciones. No podemos pasar de la depresión derrotista a la euforia triunfalista, debemos tener equilibrio, racionalidad, que es fundamental para consolidar el punto de inflexión que nuestro país necesita.

Sin embargo, la evidencia de los avances que tiene que animarnos para recuperar la autoestima, para que hagamos una valoración justa de las propias capacidades y tiene que tonificarnos ver lo que somos capaces de producir cuando contribuimos al logro de objetivos importantes.

Estamos en la Argentina post-default, la República Argentina, todos los argentinos han cancelado su deuda con el Fondo Monetario Internacional y están recomponiendo sus reservas, mientras mantienen superávit gemelos. El crecimiento económico da evidencia de robustez, consolidación y equilibrio desde el punto de vista sectorial.

Como ustedes saben, un eje fundamental para la consolidación de la situación fiscal y de la política económica, en general, fue la política de desendeudamiento. Realizamos la reestructuración de la deuda pública buscando el máximo nivel de aceptabilidad por parte del mercado, dentro de un marco de sustentabilidad de compromisos.

El nivel de adhesión al canje de la deuda que propusimos alcanzó el 76,15 por ciento de los bonos en cesación de pago y la reducción de la deuda fue de un 65 por ciento del monto nominal, hecho que permitió una significativa caída de su peso respecto al Producto Interno Bruto, de un 130 por ciento, en el 2004, al 72 por ciento. Ahorramos para el país casi 70 mil millones de dólares.

Entre diciembre de 2005 y enero de 2006, cancelamos anticipadamente la deuda con el Fondo Monetario Internacional de 9.810 millones de dólares. Con esta operación, el total de la deuda pública descendió al 65 por ciento del Producto Bruto Interno. Impulsado con un crecimiento que no tiene parangón, en los últimos cien años, y la suba constante del empleo los indicadores sociales mejoran notablemente.

Como efecto de políticas cerradas, Argentina, como muchos países emergentes, se incorporó a la economía global con una apertura indiscriminada a través de una total liberación de los flujos de capitales, la desregulación, la privatización y el ajuste estructural. Todos sabemos que los resultados de esa estrategia fueron contraproducentes y que esa etapa terminó con la peor crisis de la historia. Como resultado vimos la exclusión social, la concentración de ingresos en unos pocos, la desindustrialización y el desmantelamiento del Estado.

No se trata de posiciones ideológicas, sino de resultados concretos. La “teoría del derrame” asociada tradicionalmente a la afluencia de la inversión extranjera, fue un espejismo y terminó con una catástrofe sin precedentes.

Aunque costará mucho recuperar el país perdido, ya hemos recuperado empleo de modo que el desempleo se ha reducido a menos de la mitad y si Dios quiere, y seguimos con esta tendencia, esperamos para fin de año poder decirle al pueblo argentino -por lo menos que lo digan todas las estadísticas- que el desempleo llega a menos de un dígito. Se están produciendo algunos hechos, ya que en algunos meses lo estamos teniendo; eso nos alienta fuertemente, pero Dios quiera que para fines de año sea una tendencia consolidada.

También se ha reducido la pobreza y la indigencia. La pobreza, calculo que en el próximo trimestre o a fin de año seguramente va a estar también por debajo del 30 por ciento después de haber estado cerca del 60 por ciento; igual que la indigencia que aspiramos a que esté en un dígito. La desigualdad en la distribución del ingreso tiende a disminuir lentamente, no con la celeridad que nosotros quisiéramos pero también avanza en ese ritmo y en ese sentido.

Hemos logrado establecer prioridades en materia de financiamiento de la educación y trabajamos para contar con una mejor calidad en la educación nacional: 6 puntos del Producto Bruto Interno, hacia el año 2010 van a ser absolutamente puestos en inversión educativa. Tenemos rumbos en forma proporcional.

Tenemos que lograr que el crecimiento económico opere a favor de un desarrollo con inclusión, de modo que no se asiente sobre desequilibrios sociales y desigualdad. Mucho ayudará que logremos contar con un Estado inteligente y fuerte, que equilibre y promueva lo que los mercados no pueden hacer por sí mismos, que mantengan reglas de juego claras y transparentes.

Debemos contar con emprendedores que al tiempo de conducir sus empresas, buscando honestos réditos, favorezcan también el desarrollo humano en la sociedad que se desenvuelven. Tenemos que contar con un empresariado con decisión nacional, comprometido con la realidad social y económica de nuestra Patria y absolutamente decidido a aceptar el desafío de la competencia. Estado inteligente y empresarios con responsabilidad social es la fórmula de los países más desarrollados y poderosos en el concierto mundial actual.

Por eso nos parecen anacrónicos, antiguos, desacertados los conceptos que desde algunos sectores, supuestamente especializados, se empeñan en sostener, oponiendo a Estado y actividad privada, como si fueran antagónicos. Parece que insisten en viejas teorías, en donde el Estado obligatoriamente hará todo mal y los sectores privados todo bien. Se trata de una simplificación que arremete contra cualquier inteligencia. La historia argentina, sin ir más lejos, y el proceso que hemos desarrollado el Gobierno y la Bolsa de Comercio, se empeñan en desdecir estas teorías.

Como bien se recordaba recién, en el crecimiento de las operaciones de la Bolsa, impactan iniciativas del Gobierno. En la negociación de cheques de pago diferidos, la negociabilidad de los certificados de participación en fideicomisos financieros, las operaciones del mercado electrónico de gas, las operaciones del mercado del carbono, la obligación impuesta a concesionarios para cotizar en Bolsa, ha existido en mayor o menor medida, algún grado de participación estatal. Por supuesto, se evidencia allí que la coordinación Bolsa-Gobierno puede ser fructífera. Es una relación en que la que a veces decimos que no, pero en la mayoría de los casos hemos coincidido planamente. Es evidente, entonces, que el problema no está en que el Estado promueva o no, sino cómo interviene y a beneficio de quiénes.

Un Estado inteligente ayudará al mejor desarrollo de nuestra economía; un poder estatal que fije las reglas de la competencia y pueda sancionar a quienes las infringen; que articule políticas que garanticen la equidad entre los agentes de los distintos mercados; que garantice el derecho de los consumidores; que restaure el equilibrio social. Eso no niega el absoluto valor de la iniciativa privada, el valor del emprendedor, del empresario nacional. Lo malo sería cargar sobre una de las espaldas solamente y tener un Estado ausente o preso de intereses corporativos que lo alejen del bien común en beneficio de unos pocos.

Estado y mercado deben combinarse para hacer posible el desarrollo. El mundo actual exige esfuerzos simultáneos para integrar el país al mundo y para integrar el país hacia adentro e integración social. En este trabajo debe involucrarse la dinámica del mercado y la dinámica de un Estado activo. El mercado es insustituible para crecer y el Estado también es insustituible cuando se trata de lograr un desarrollo integral de un país. No nos dejemos engañar por aquellos que parecen no comprender los nuevos tiempos.

Por eso, en este nuevo aniversario que nos pone muy contentos, aprovechamos para seguirlos convocando al esfuerzo de fortalecer un mercado que derive ahorro nacional a la inversión productiva utilizando toda vuestra inteligencia y energía para ayudar a continuar en la senda del crecimiento sustentable.

Nosotros estamos aspirando a crear un Mercado del Sur, queremos y estamos trabajando en forma paulatina para generar en ese Mercado del Sur Bonos del Sur que, en una primera etapa, serían llevados adelante por la República Bolivariana de Venezuela y la Argentina como una herramienta certera, eficaz de financiamiento que esperamos y tenemos que lograrlo. En esto la tarea del Secretario de Financiamiento, la Ministra de Economía es central y también la tarea de ustedes porque nosotros confiamos fuertemente que las Bolsas, en este caso, la Bolsa de Comercio de la República Argentina también intervenga activamente para consolidar el espacio, la comercialización y el ofrecimiento claro y concreto de esas políticas que nosotros deseamos implementar. Creemos que puede ser un esquema de financiamiento muy importante y que puede generar también una cantidad y una calidad de operaciones que va a bajar absolutamente por ahí los costos que tenemos hoy cada vez que tenemos que salir al mercado. Así que, confiamos que podamos encontrar una mancomunión de esfuerzos con la Bolsa en esta tarea que esperemos que siga avanzando como lo está haciendo y muy bien.

También, queremos agradecer permanentemente el esfuerzo, la responsabilidad que han tenido ustedes durante todo este año. Este año afrontamos una crisis internacional que demostró la fortaleza de la Argentina, mostró el excelente comportamiento que tuvo la Bolsa y sus agentes y realmente logramos superar y estamos superando esta etapa de turbulencias internacionales que tenemos en el mercado financiero por las distintas consecuencias que se están en el mismo con el mejor de los éxitos.

Al Gobierno y al Estado argentinos, a ustedes y a todos los argentinos, realmente nos causa una profunda satisfacción que por primera vez en mucho tiempo este tipo de situaciones las podamos afrontar con la calidad con que lo hemos hecho ahora. Se está viviendo una situación aún no determinada y el proceso argentino, realmente, está marchando en forma correcta, excelente y responsable. Mucho tiene que ver también la actitud y la responsabilidad de todos aquellos que operan aquí, en la Bolsa, y nosotros esto lo queremos reconocer con absoluta claridad. Porque hubo responsabilidad, hubo racionalidad y hubo un criterio de consolidar el esfuerzo que estamos llevando todos los argentinos adelante.

Vamos a seguir trabajando en la consolidación de los dos superávit, fiscal y comercial, seguiremos consolidando nuestras políticas de reservas. Yo, particularmente, creo que durante muchos años se debatieron muchas ideas en la Argentina con la caja absolutamente vacía y en un estado de insolvencia permanente. Aspiramos y aspiro a que a la terminación de mi mandato, el 10 de diciembre de 2007, le pueda decir a los argentinos, que sigamos debatiendo con mucha fuerza pero tengamos nuestra caja absolutamente asegurada, ambos superávit consolidados, tengamos buenas reservas y entonces vamos a debatir con mucha más tranquilidad y los debates se van a poder concretar porque van a haber instrumentos, va a haber financiamiento y van a haber recursos para poder llevarlo adelante. Sino el debate se transforma en algo absolutamente abstracto y durante muchos años en la Argentina debatimos mucho pero no nos preocupamos de consolidarnos económica y financieramente.

En esa tarea es central ir paso a paso, consolidarnos, tener buenas reservas, buenos sistemas de financiamiento, consolidación del crecimiento, consolidación de todos los mercados en forma clara y absoluta, consolidación de la inversión, que es muy importante, pero para que la inversión se siga consolidando tenemos que seguir consolidando un país con fortaleza, con responsabilidad y con políticas absolutamente previsibles.

Así que, mis queridos amigos, para mí es un absoluto placer poder compartir estos 152 años y quiero ser absolutamente agradecido a la tarea permanente de acompañamiento y en su momento de asesoramiento en distintos temas, que han tenido las distintas autoridades que en los distintos períodos tuvo la Bolsa de Comercio y quienes la componen, porque nos han ayudado a cometer muchos menos errores.

Así que, muchísimas gracias y gracias por compartir con ustedes.