PALABRAS DEL SEÑOR PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN OCASIÓN DE LA CUMBRE AMÉRICA DEL SUR-PAÍSES ÁRABES (contenido económico-comercial)

PALABRAS DEL SEÑOR PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN OCASIÓN DE LA CUMBRE AMÉRICA DEL SUR-PAÍSES ÁRABES (contenido económico-comercial)

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Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Señores Jefes de Delegaciones,
Señoras y señores,

En primer término, deseo manifestar a las autoridades del Gobierno de Brasil mi gratitud por su cordial invitación a este encuentro internacional, el que nos da la oportunidad de acercarnos para abordar una temática que resultará en el mayor beneficio de nuestros países.

En años recientes, los países de América del Sur y los países árabes hemos podido reflexionar, en base a nuestra experiencia, sobre las falencias que han afectado a nuestras regiones y los riesgos que nacen del aislacionismo. Es a partir de estas experiencias que pudimos determinar la necesidad de ampliar y fortalecer nuestras relaciones y nuestra participación en distintos foros, a fin de acercarnos a países con los que no habíamos llegado a desarrollar el nivel de relaciones que entendíamos deseable.

Pero este acercamiento no responde a un interés coyuntural, a una crisis o turbulencia circunstancial, sino que se encuentra vinculado a la necesidad de llevar a la práctica los mecanismos necesarios que permitan la promoción y puesta en ejecución de nuevas y fructíferas actividades entre nuestras regiones, lo que habrá de permitir el crecimiento y expansión de nuestras economías.

En el caso específico de América del Sur, podemos afirmar que en los últimos años hemos fomentado una diplomacia activa, multipolar y multifacética. Los resultados están a la vista: muchos países han promovido profundos procesos de transformación económica y han avanzado en materia de integración. El MERCOSUR y la CAN constituyen buenos ejemplos de esta política.


En lo que hace a la gestión de Gobierno, estamos comprometidos con el objetivo de crear espacios en los ámbitos político, económico y de cooperación que permitan que países como los nuestros puedan sumar sus esfuerzos para alcanzar condiciones de crecimiento sustentable con equidad, que permita nuestro desarrollo basado en el beneficio mutuo y la cooperación.

No está en nuestro interés limitar un encuentro de esta naturaleza a una simple reunión formal con monólogos sin respuestas, sino que queremos sumar nuestra voluntad, perseverancia, y compromiso con estos valiosos temas que nos ocupan y que entendemos están llamados a impulsar el crecimiento y desarrollo en beneficio de nuestras naciones. Para ello, será necesario abordar los temas vinculados al estrechamiento de nuestras relaciones de manera clara y con pragmatismo, con una comprensión común de nuestras condiciones de desarrollo, de nuestras limitaciones y de nuestras capacidades de evolución.

En este marco no puedo dejar de mencionar la acción conjunta de muchos de nuestros países en los ámbitos multilaterales, donde hemos notado que el modo de poder incidir en una evolución favorable de los términos de intercambio solo es viable a través de nuestra acción coordinada y conjunta. Otras iniciativas valiosas han sido las acciones comunes desarrolladas en el marco de los principales acuerdos de comercio firmados entre nuestras regiones, particularmente el Sistema Global de Preferencias Comerciales para estimular el comercio Sur-Sur, y el Sistema Generalizado de Preferencias con EEUU y la UE.

Estoy muy complacido de tener la oportunidad de dialogar con mis colegas de sudamericanos y de los países árabes para tratar de profundizar la aproximación de dos importantes regiones del mundo en desarrollo. Al mismo tiempo, tengo el honor de transmitir una voluntad común de América del Sur de buscar un camino de desarrollo sostenible y un modelo de crecimiento deseable y posible junto a los países árabes hermanos.

Nuestra presencia aquí es la muestra de que compartimos la visión común de que debemos explorar todas las alternativas para incrementar los vínculos con regiones que están llamadas a ser compatibles y complementarias. Es una demostración de que coincidimos en que es necesaria una firme decisión política a fin de facilitar el éxito que supone el desafío del crecimiento de la relación entre nuestros países.

Como un primer paso, el MERCOSUR y el Consejo de Cooperación del Golfo firmarán en esta ocasión un Acuerdo Marco de Cooperación Económica, que contribuirá a afianzar las relaciones entre ambos bloques y será la base para profundizar y expandir nuestros vínculos en materia de inversiones y comercio.

Como punto de partida, quisiera destacar, que el comercio entre Sudamérica y los Países Arabes mostró dinamismo en los últimos años, con un crecimiento del 40% entre 1997 y 2003, con una expansión de las exportaciones sudamericanas a dichos países del 60%. Esta tendencia creciente en nuestros vínculos comerciales es un dato relevante y nuestro objetivo es acrecentarla en distintos campos. Los índices de intercambio comercial por el momento no exceden el 1 ó 2% de las exportaciones e importaciones de nuestras regiones, pero posiblemente el origen de esta limitación se deba a la excesiva concentración en un reducido número de productos.

Brasil y Argentina son los principales proveedores de los países árabes, y Argentina en particular ha exportado el 6% de sus exportaciones totales del año 2004 a países de esa región. Pero también el resto de los países de América del Sur tiene un mercado interesante que es buscado por las oportunidades que ofrece.

Los flujos de inversión entre Sudamérica y los países árabes deberían potenciar la formación de capital humano y elaboración de productos con mayor valor agregado. Debemos no sólo profundizar los vínculos que existen actualmente, sino también crear capacidades dinámicas, que nos permitan la producción permanente de nuevas ventajas competitivas, y que se adquieren esencialmente mediante la capacitación técnica, las innovaciones tecnológicas, la ingeniería de mercado, la inversión y el desarrollo de infraestructura adecuada.

Nuestra aspiración es el acrecentamiento y diversificación de nuestros flujos comerciales e inversiones. Sudamérica es mucho más que un gran productor de productos alimenticios y agropecuarios, a la vez que los países árabes tienen otros campos de interés que superan la simple exportación de combustibles. El comercio de nuestras regiones debe aprovechar al máximo la oportunidad de un mayor desarrollo de sus servicios de transporte, obras de infraestructura y de la promoción de sectores ligados a los servicios de apoyo como el financiamiento, los seguros y tecnologías de la información. Debemos identificar con precisión las oportunidades de negocios que nuestras regiones nos ofrecen y desarrollar una política permanente que nos permita llegar a nuestros objetivos.

Estamos hablando de un mercado regional de países árabes de 300 millones de habitantes. En América del Sur, hablamos de un mercado de 500 millones de habitantes. Es por ello que consideramos que el dinamismo de nuestra relación comercial bilateral no está a la altura del desafío que nuestros mercados exigen y de su potencial. Sin duda tenemos carencias que superar, pero estamos persuadidos de que la confianza en que una nueva política y una nueva estrategia nos permitirán hacerlo.

Es por ello que hemos decidido impulsar la elaboración de proyectos concretos para dar contenido a nuestro mensaje político. Porque creemos que si el desarrollo del comercio mundial se ha acelerado en los ultimos años del siglo XX y zonas de libre comercio han entrado en vigor en ambas regiones, debemos ver el resultado en nuestras relaciones comerciales.

Nuestras Regiones necesitan expandir sus exportaciones y diversificar sus mercados.

La exportación debe ocupar un lugar central en la agenda de nuestros Gobiernos y nuestras empresas, como alternativa para crecer y progresar, generando riqueza y fuentes de trabajo.
Las exigencias actuales del comercio internacional requiere de nuevos instrumentos de promoción para optimizar su desarrollo, así como disponer de herramientas logísticas en destino para permitir satisfacer los requerimientos de la demanda en tiempo y forma.

Debemos facilitar el acceso del sector exportador sudamericano a los países de la Liga Árabe, apoyando institucionalmente los emprendimientos que se desarrollen en este sentido en ciudades que resulten estratégicas para el comercio, tendiendo al aumento de la competitividad de las pequeñas y mediana empresas, a la incorporación de nuevas empresas a la exportación y a la consolidación de las mismas en el comercio exterior.

Así, resultaría muy provechoso para las exportaciones de nuestra región poder establecer bases de operaciones, junto al sector privado, en los puertos más relevantes de los países árabes, que den sustento logístico al crecimiento del comercio bilateral entre nuestros bloques.

Por otra parte, creemos de particular importancia la utilización de herramientas de inteligencia comercial conforme a las exigencias que imponen las modalidades propias del siglo veintiuno en el escenario de globalización que debemos afrontar. En tal sentido, el intercambio de información calificada sobre las necesidades de nuestros mercados contribuirá a dar un mayor impulso a la concreción de operaciones en aras de un mayor aprovechamiento de nuestras potencialidades.

Nos encontramos hoy ante la oportunidad de afirmar nuestra decisión de profundizar los elementos claves para la expansión de nuestras relaciones comerciales. Debemos fortalecer nuestras acciones a fin de buscar caminos que permitan construir economías sólidas y participar plenamente en los intercambios entre nuestras regiones, fortaleciendo de este modo el bienestar de nuestros pueblos.