PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN EL ACTO DE PRESENTACIÓN DE LOS PRÉSTAMOS PARA ADQUISIÓN Y RENOVACIÓN DEL PARQUE TAXÍMETRO

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN EL ACTO DE PRESENTACIÓN DE LOS PRÉSTAMOS PARA ADQUISIÓN Y RENOVACIÓN DEL PARQUE TAXÍMETRO

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Señores ministros del Poder Ejecutivo nacional; señora presidenta del Banco de la Nación Argentina; señor presidente de la Federación Metropolitana de Propietarios de Autos de Taxi; señor secretario general de la Federación Nacional de Peones de Taxi de la República Argentina; amigos y compañeros taxistas; amigos y compañeros de la conducción nacional de la Confederación General del Trabajo; representantes gremiales: en primer lugar, les quiero agradecer su presencia en esta casa, ésta que es la casa de todos los argentinos y, por supuesto, de todos los trabajadores argentinos que está abierta permanentemente para debatir, para discutir, para traer ideas, como ustedes lo han comprobado, y para tratar de hacer las cosas todos los días un poco mejor.





Estamos con mucho esfuerzo tratando de que esta casa vuelva paulatinamente a sus legítimos dueños, que es el pueblo argentino y que tanto tiempo estuvo alejada de todos los argentinos. (Aplausos)





Sé que el país fue sometido a un proceso de quiebre, de desguace, de matarnos la esperanza, de acostumbrarnos a la resignación. Escuchaba lo que decía el señor secretario general de Propietarios de Taxis y el de Gremios de Taxis y es verdad, nos fueron acostumbrando a que cada día teníamos que vivir peor en la Argentina y que para que la Argentina creciera, los únicos que tenían que poner el pecho y el sacrificio eran los trabajadores argentinos.





Esto lo estuvieron diciendo, por lo menos, con interrupciones, desde 1976 a la fecha, reitero, con interrupciones, no quiero generalizar, y en los últimos 10 años ni hablar de las cosas que nos decían. Cuando se hablaba de sacrificio, la balanza se inclinaba siempre para un solo lado y también cuando se hablaba de la defensa de lo nacional, siempre se decía que la industria nacional no era competitiva. Y esto lo tienen que aprender los industriales nacionales, porque así nos fueron destruyendo toda nuestra capacidad de producción y de industria nacional, diciendo que todo lo que venía importado era absolutamente mejor que lo que hacíamos los argentinos.





Esa cultura, lamentablemente, se instaló. Ahora nos olvidamos, porque nosotros tenemos esa memoria tan corta, pero instalaron una calidad de desprecio hacia lo nacional que nos llevó a la pérdida del trabajo, a la pérdida del capital nacional, a la pérdida de poder crear nuestras propias riquezas y nuestra propia producción.





Todo pasó tan rápido y tan dolorasamente que a veces nos olvidamos, pero esa cultura se fue instalando durante mucho tiempo. Parecía que todo lo nuestro no servía.





Tienen que aprender los industriales nacionales y acá y ahora tienen una oportunidad de demostrar que han entendido cómo se construye una nueva Argentina, que han entendido que no hay país posible si no hay una alianza entre el capital y el trabajo que es central y esencial para consolidar cualquier proceso económico.





Esperamos que este esfuerzo que hacemos a través del Banco Nación y este esfuerzo que hacen los trabajadores y los empresarios del taxi para modernizar su flota tenga sus frutos. Toda esa competencia desleal, que es cierto que existe, debe ser solucionada por los organismos que corresponden; también es hora que esta demanda que se le abre a las fábricas de automóviles y demás de la República Argentina la entiendan y realmente espero -y voy a peticionar junto a ustedes- que también ellas pongan su cuota en el precio y en la financiación de los vehículos para que todos los propietarios de taxis de la República Argentina puedan acceder a la renovación de su flota. Esto es central. (Aplausos)





Sé que estamos notando avances en la indigencia, en la pobreza, en el desempleo, que ha bajado mucho pero que había parado de bajar por la crisis energética que tuvimos; tenemos índices recientes del mes de agosto que la demanda laboral ha crecido casi el 28 por ciento durante ese mes. Es decir que a pesar de todo lo que hacen para tratar de frenar la economía algunos sectores, no lo van a poder lograr.





Obviamente que partimos del Infierno del Infierno, como decimos nosotros permanentemente, y estamos subiendo los escalones del Infierno, pero, queridos amigos y compañeros, ¿quiénes nos llevaron hasta allí? Son los mismos a los que escuchamos hablar permanentemente en la mayoría de los medios: los integrantes de fundaciones económicas que son financiadas por los organismos internacionales, que escuchan más que el discurso de los argentinos, el de los organismos que fueron responsables durante mucho tiempo de la conducción económica del país y hoy nos quieren decir qué es lo que tenemos que hacer como avezados e ilustrados hombres de la economía. Fueron ilustrados para despojar al pueblo argentino de las pocas cosas que tenían y ahora nos cargan con la responsabilidad de que nosotros tenemos que arreglar en tres días lo que ellos destruyeron durante muchísimos años.





No le vamos a escapar al desafío, pero esto hay que tenerlo en claro, porque las contradicciones se agudizan entre aquellos que quieren frenar el cambio del país y los que queremos cambiar el país. Porque los que quieren frenar el cambio del país, precisamente, no quieren participación de los trabajadores, no quieren la alianza del capital y del trabajo, quieren seguir pagando lo que quieren, quieren seguir viviendo en un esquema donde siempre el esfuerzo caiga en un solo lado, les preocupa la creación, la fundamentación y el crecimiento que está teniendo la industria nacional, quieren el Estado absolutamente desguazado, no quieren que retomemos la línea de bandera en la industria naval como lo hicimos el otro día y como lo vamos a hacer mañana poniendo en marcha Astilleros Domecq. Es decir, que volveremos a potenciar lo qué es la industria naval nacional argentina que es tremendamente importante, no quieren que crezca el sentido como el otro día cuando pusimos en marcha con el compañero Momo Benegas el seguro de desempleo de los rurales. Quieren, en definitiva, que solamente la economía y el esfuerzo de todos los argentinos sean para un pequeño sector de la sociedad: los sectores concentrados y eso en la Argentina se terminó. (Aplausos). Hay que variar, está mejorando la distribución del ingreso y tiene que mejorar mucho más.





Recién lo nombrábamos al general Perón y hay un hecho que lo marca: en los años ’50, ’51, ’52, la diferencia entre los sectores que más tenían de la sociedad y los que menos tenían era de 1 a 7; con toda la crisis, llegamos de 1 a 50 y, ahora, estaríamos de 1 a 35 ó 36. Miren qué lejos estamos todavía de volver a recuperar la posibilidad de una sociedad equitativa. Tenemos que trabajar fuertemente para volver a recuperarla paulatinamente. (Aplausos)





Esta diferencia no es que se haya perdido, que se haya evaporado, sino que lo que perdieron unos lo ganaron indebidamente los otros. Así que, paulatinamente, con racionalidad pero siempre con la meta firme, tenemos que llegar a encontrar esa sociedad justa y con equilibrio que es central y fundamental. Para eso estamos trabajando con mucho esfuerzo.





Yo les puedo asegurar que no vine a ocupar esta silla en la que honrosamente me sentó el pueblo argentino para seguir concibiendo que sigan pasando las cosas que pasaban. Me pueden generar acciones, pueden hacer movimientos de todo tipo –que los hacen permanentemente algunos sectores privilegiados de la Argentina-, pero vayan sabiendo –se los digo con absoluto cariño y afecto a ellos mismos- que la decisión de trabajar por una nueva Argentina es irrevocable.





Quiero que dentro de cuatro años y medio, cuando salga de esta casa, pueda mirar a los ojos a los argentinos, a la clase media argentina, a los empresarios nacionales y a la clase trabajadora argentina y hacerles sentir que con todos los errores que uno pudo haber cometido no los deshonró, que hizo todo lo que pudo para dejar un país mejor que el que le tocó tomar. Este es el camino y éste es el rumbo en el que vamos a poner todo nuestro esfuerzo. (Aplausos)





Les agradezco profundamente vuestra presencia y juntos tenemos que seguir avanzando en la construcción de una sociedad que alguna vez el pueblo argentino la vivió, la tuvo; después nos dijeron en nombre del cambio que la supuesta modernización ya no podía existir más, que era una ilusión óptica. Yo sigo creyendo en lo mismo que creyeron nuestros padres, nuestros abuelos: que la igualdad, la equidad y la alianza entre el capital y el trabajo es fundamental para construir una sociedad con equidad y con justicia. Luchemos fuertemente para lograrla entre todos.





Muchísimas gracias, compañeros, por estar acá.