PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN EL ACTO DE INAUGURACIÓN DEL NUEVO EDIFICIO DEL PALACIO DE JUSTICIA EN POSADAS, MISIONES

PALABRAS DEL PRESIDENTE NÉSTOR KIRCHNER EN EL ACTO DE INAUGURACIÓN DEL NUEVO EDIFICIO DEL PALACIO DE JUSTICIA EN POSADAS, MISIONES

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Señor gobernador de la provincia de Misiones; señor vicegobernador de la Provincia; señor presidente del Tribunal Superior de Justicia de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial; señores ministros del Poder Ejecutivo nacional y provincial; señor Intendente Municipal de esta hermosa y querida localidad de Posadas; autoridades nacionales, provinciales y municipales; legisladores; autoridades eclesiásticas; señoras y señores: realmente me encuentro feliz de estar nuevamente en esta hermosa Misiones que siempre me recibió con cariño y con afecto, como dicen algunos escribas de medios nacionales, cuando solamente ustedes sabían que yo era un pingüino del Sur que transitaba el país buscando nuevas ideas, nuevas propuestas, nuevas visiones. Cuando era prácticamente desconocido, el pueblo de Misiones me recibió siempre con los brazos abiertos, me escuchó siempre con respeto y cuando llegó el momento de la determinación, me supo acompañar, supo ayudar para juntar voluntad tras voluntad para iniciar la polea del cambio. (Aplausos)

Así empezamos con una Argentina que nos explotó en las manos. Algunos todavía no recuerdan cómo llegamos y por qué llegamos a 2001 y algunos responsables de por qué llegamos a 2001 hoy, con absoluta amnesia y falta de memoria, tratan de indicarnos el camino que tenemos que seguir los argentinos.

Por eso le agradezco al señor Gobernador, a los señores dirigentes, a los amigos, a las amigas, a los miles de misioneros presentes, compañeros, compañeras, correligionarios que se encuentran aquí, este contacto directo.

Me gusta hablar directamente con el pueblo, me gusta caminar junto a él y también me gusta decirles lo que veo y lo que siento. A algunos les molesta, algunos dicen que tengo que ser más medido, que tendría que aprender a callar algunas cosas, pero yo les digo que la Argentina pasó por lo que pasó porque hubo muchos dirigentes que callaron y permitieron cosas que jamás se tendrían que haber permitido en este país. (Aplausos)

Así empezamos este proceso de crecimiento económico. Hemos crecido más del 19 por ciento en dos años; hemos bajado los niveles de indigencia y pobreza; hemos bajado los niveles de desocupación a grados realmente importantes, prácticamente entre 7 y 8 puntos desde que entramos a gobernar. Esta Argentina recauda cada día más y nos supimos parar ante el mundo; supimos decirle al mundo que la Argentina no podía más, le dijimos al mundo que la Argentina no podía más, que era fundamental que nos escucharan, que era fundamental que ayudaran a esta patria a salir.

Sin embargo, los organismos internacionales nos dieron la espalda y buscamos una salida a la argentina: dijimos podemos pagar esto, no podemos pagar más y no vamos a pagar más de lo que podemos pagar. Y éste es el resultado del canje de la deuda. (Aplausos) Son miles y miles de millones de dólares que la Argentina ve recuperados; miles y miles de millones de dólares que se han ahorrado y entramos a visualizar la posibilidad de construir un país diferente.

Desde luego, hay que estar muy atentos y les digo a los amigos y hermanos misioneros que no les voy a pedir que me sigan, como hizo alguno por allí y después los dejó a todos en un camino equivocado; yo les vengo a pedir que me ayuden, que me acompañen. (Aplausos) Les vengo a decir a los misioneros y desde Misiones a la Argentina toda, que estamos viviendo un momento crucial de la patria, un momento en el que no hay que aflojar; un momento en el que vuelven a resurgir los pícaros, como los que vieron ustedes las últimas horas en el sentido de que algunos quieren aumentar lo que no deben aumentar, como en el caso de las naftas con la empresa Shell, que cree que se manda y se dirige sola y acá en la Argentina hay un gobierno y un pueblo que están dispuestos a ponerse de pie y a decirle que no están dispuestos a soportar más esos abusos. (Aplausos)

Le pido a los argentinos que hagamos valer el poder del pueblo y que nadie le compre nafta, porque las otras empresas no han aumentado. Que hagamos un boicot llamando a la conciencia nacional contra aquellos que quieren quebrar las posibilidades económicas del país. (Aplausos)

Algunos dirán: “¡Esas palabras en la boca de un Presidente!”. Esas palabras en la boca de un Presidente porque mi deber es defender al pueblo argentino y ponerme al frente del pueblo. (Aplausos)

Ustedes verán circular dirigentes que hablan y hablan y viven hablando de los demás, y cuando alguien habla siempre de los demás, es porque no tiene para mostrar nada porque no ha hecho nada. Así que, no interesa, que sigan hablando, nosotros seguiremos marchando en la construcción de la nueva Argentina. (Aplausos)

También les digo que no vine ni a quedarme ni a encerrarme en el despacho de la Casa Rosada, sino que vine a cumplir un tiempo de la historia y lo quiero cumplir con aciertos y errores y con toda la dignidad que los argentinos merecen.

Por eso no voy a estar en ningún marco de especulación, ni electoral ni coyuntural. Pero estoy dispuesto, como lo estoy haciendo y lo voy a profundizar de acá a octubre, cuando se plebiscite la gestión que estamos llevando adelante y más adelante también, a ir pueblo por pueblo, casa por casa, rancho por rancho a pedirle a los argentinos que me acompañen y me ayuden para que podamos dar vuelta una hoja de la historia, para que podamos colocar a la Argentina y a los argentinos en el lugar que nos merecemos. (Aplausos)

A mí no me van a ver como a aquellos presidentes que dicen “en esta elección no me juego yo porque no se elige presidente”. En esta elección se juegan los intereses del pueblo y cuando se juegan los intereses del pueblo, el Presidente va a estar jugando por las ideas que defiende con la fuerza y la decisión que tiene y con todo el coraje necesario. (Aplausos)

Por eso tenemos que seguir construyendo esta nueva Argentina, sin sectarismos, con los brazos abiertos, convocando a todos, convocando a los empresarios, a los productores, a los hombres y mujeres que tienen las manos llenas de cayos tratando de generar riqueza nacional y que tantas veces fueron saqueados, a los chicos, a los estudiantes, a los docentes; tenemos que buscar equilibrio, justicia, equidad, buscar la recuperación de los perdido. No es la tarea de un día, tampoco va a ser el sueño de nunca, es la tarea de muchos días para convertirlo en realidad.

No van a ver en mí a un presidente que les diga más sacrificio, más ajustes; yo les digo más esfuerzo para estar todos los días un poco mejor, para ser todos los días un poco más felices para poder construir esta Argentina distinta. (Aplausos)

Les agradezco a los misioneros que desde distintos partidos han acompañado durante toda esta etapa la tarea del Gobierno nacional; le agradezco a mi amigo el gobernador Rovira el acompañamiento permanente (aplausos); yo los voy a seguir ayudando porque sé que estoy ayudando a los misioneros piense como piense cada uno de ellos, porque la obra no tiene destino ni partido, la obra va hacia el pueblo, la obra va hacia la gente, la obra va hacia el conjunto de la sociedad.

Nosotros ya aprendimos la lección de aquellos dirigentes ciegos que viven peleándose eternamente entre ellos y el pueblo sufre al costado. Es hora de que el pueblo sea el centro de todas nuestras acciones.

También les quiero decir y desde acá a toda la Argentina, que trabajamos día tras día, que ponemos mucho esfuerzo, que a veces desde la soledad tenemos que afrontar el agravio y lo devolvemos con un gesto de amor; tenemos que aceptar muchas veces que se nos trate de trabar por interés permanentemente el desarrollo de la situación argentina.

Yo lo voy a seguir diciendo en los medios, en estos micrófonos o en cualquier lugar que me permitan, aún cuando tenga que discutir con aquellos que dicen cosas que son sagradas para ellos. Si yo estoy de acuerdo les diré que estoy de acuerdo y si no estoy de acuerdo, aún en el marco del error que podemos tener todos, también lo voy a decir. Porque creo que no hay nada más sagrado que la libertad; es sagrado para alguien que escribe, pero también la libertad es sagrada para que nosotros podamos expresar si estamos de acuerdo o no con lo que escribe aquél que tiene que tener la libertad de escribir, decir o hablar. (Aplausos)

Querido Carlos: venimos a dejar esta inversión en Misiones en nombre de la recuperación del país solidario y federal; es verdad que la Argentina tiene que construir nuevas alternativas éticas y debe renovar fuertemente el contenido del accionar político, lo tiene que hacer en forma permanente y cotidiana, lo tenemos que hacer para construir una sociedad que nos contenga. Es posible un mañana mejor y como ayer dijimos, que se podía vivir, que se podía recuperar la Argentina y lo estamos haciendo entre todos.

Les quiero decir a los misioneros que me voy profundamente agradecido. Sepan ustedes que en esta tierra colorada donde me siento más pingüino que nunca por el calor, en esta tierra de amor, en esta tierra de solidaridad, en esta tierra de trabajadores, en esta tierra de argentinos y argentinas, en esta tierra de hermanos guaraníes, en esta tierra de chicos que estudian para una Argentina distinta, en esta tierra donde se sienten los colores de la bandera patria, el Presidente de los argentinos se ha sentido como en su propia casa porque ha visto a los misioneros y misioneras dispuestos a construir el mañana que todos nos merecemos.

Sé que Misiones va a estar en la gran marcha nacional para hacer ese país donde nos sintamos orgullosos, ese país que vuelve a consolidarse y a ponerse de pie como corresponde.

Misioneros, misioneras: muchas gracias, les dejo mi afecto, mi amor, mis sueños, las utopías, les extiendo mis brazos y mis manos para juntarme con los vuestros para seguir soñando por ese país juntos. (Aplausos)

Sé que la justicia, que la moral, que la política se puede recuperar y también les digo que pongamos toda nuestra fuerza para que nuestros chicos, los que aquí nos miran, digan que tuvimos unos padres y unos abuelos que nos llenaron de orgullo. Dios quiera que podamos llenar esa página de la historia.

Muchísimas gracias. (Aplausos)