PALABRAS DEL PRESIDENTE EN EL ACTO DEL DíA INTERNACIONAL DE LA SALUD

Salón Blanco de la Casa Rosada

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Señores gobernadores; señor jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional y Provincial; autoridades nacionales, provinciales y del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; señora secretaria general de la Confederación General del Trabajo; señores representantes de instituciones; organizaciones de Salud; señoras y señores: es un verdadero gusto compartir con ustedes esta fecha tan significativa y es preciso que la aprovechemos para compartir algunas reflexiones en este camino de construir una política nacional de Salud entre el Estado nacional, las provincias, los representantes sectoriales y la sociedad.

La política tiene que servirle a la gente, tiene que ponerse al servicio del bien común. El objetivo de dar salud a los argentinos impone que se asuman políticas de Estado que sean impermeables a las presiones interesadas por poderosas que sean y vengan de donde vengan.

El Estado tiene que mantener un rol articulador y regulador sumando los esfuerzos de los subsectores públicos nacionales y provinciales, privados y de obras sociales para generar accesibilidad a las prestaciones médicas y a los medicamentos a toda la población.

La mejora de la calidad de vida, la mejor prevención, evitar la enfermedad desde la cualificación de nuestra vida en sociedad, tienen que ser objetivos de toda acción pública. Entre otras muchas políticas de salud junto a los gobiernos provinciales asumimos el más ambicioso plan de reformas sanitarias de la última década, el Plan Federal de Salud.

Buscamos desde las políticas sanitarias y sociales la reconstrucción de una Argentina más justa donde las desigualdades disminuyan, donde los argentinos tengamos más y mejor salud. El plan procura generar un nuevo modelo de atención, más integrado tanto en la promoción como en la atención de los servicios de salud y en la obtención de los servicios necesarios.

Es sin duda una voluntad compartida y permanente de construcción colectiva de salud que se traduce en compromiso de políticas saludables, metas definidas y evaluación periódica de los resultados.

Hoy 7 de abril es el Día Mundial de la Salud; el lema adoptado para este año es significativamente importante y central: “Cada mujer y cada niño cuentan”. Hemos podido escuchar del ministro de Salud cómo a la luz del Plan Federal se incrementan de manera muy importante los planes, los programas y el financiamiento orientado hacia la atención primaria y muy especialmente a las madres, niñas y niños de la patria.

Pero en esta materia nada es suficiente. Podemos estar satisfechos por lo iniciado pero no podemos parar mientras se trate de evitar un dolor, una enfermedad y una muerte porque estamos por la vida, defendemos la vida y protegemos la vida. En este sentido es auspicioso que durante el año 2004 logramos 1.000 defunciones menos de niños y niñas mejores de un año. Esta reducción representa con respecto a los valores del 2002 un descenso de la mortalidad infantil del 12 por ciento y no tengo ninguna duda que con los datos finales va a ser aún superior.

Hemos alcanzado la mitad de la meta prevista para el Plan Federal de Salud para el año 2007, donde esperamos estar 25 por ciento abajo de los niveles del año 2003. Mil pequeños argentinos que hoy están entre nosotros gracias al esfuerzo de todos. Esta es una reducción que no registra antecedentes, como se dijo, en los últimos 20 años. Demuestra que cuando hay consensos intrasectoriales, planificación estratégica, voluntad política y gestión se puede mejorar y aliviar la situación de nuestro pueblo.

Por eso es necesario que las autoridades nacionales y provinciales, los médicos, los enfermeros, los trabajadores de la salud, los empresarios del sector, los investigadores y científicos, es decir todos redoblemos el esfuerzo para disminuir aún más la mortalidad infantil y materna. Esto le da eficacia al lema de este año, “Cada mujer y cada niño cuentan”.

Por supuesto que en esta Argentina sufriente, luego de lo que nos ha tocado vivir, nada parecería alcanzar, porque venimos desde muy abajo, venimos de estar muy mal. Cuando levantamos una piedrita encontramos un problema, no falta el desmemoriado o el mal intencionado que quiere echarle la culpa al gobierno que busca solucionarlo. No importa, lo que importa es seguir trabajando con muchísima fuerza.

Nosotros sabemos que durante muchísimos años la Argentina sufrió una falta de inversión absoluta, una falta de direccionalidad y también una falta de prioridad en la inversión. El tema de la salud pública debe ser una meta clara y concreta de todos los argentinos, pero de la salud pública dedicada clara y concretamente a beneficiar globalmente a la atención del conjunto del pueblo argentino y evitar, por supuesto, los enfrentamientos sectoriales que muchas veces terminan generando procesos de extorsión que impiden la solución de los problemas que hay que llevar adelante en nuestra salud pública, donde evidentemente aún hay que hacer una inversión en infraestructura muy grande.

Es importante tener una fuerte inversión en salud pública, tener muy buenos hospitales en toda la Argentina, de una punta a la otra, para que la medicina privada pueda cualificar y cumplimentar la medicina básica general que debe prestar la salud pública a través de los hospitales.

Nosotros nos sentimos muy contentos hoy de poder decirle al pueblo argentino que hemos tenido una baja tan importante de la mortalidad infantil, para ustedes y para los que nos están mirando por televisión. Es un logro del esfuerzo, el trabajo, el sacrificio, de colocarse metas y avanzar, que aún en la peor de las situaciones es posible construir un país diferente. Es posible alcanzar estos logros importantísimos y sabemos que hay provincias como Formosa que han bajado 4 puntos la mortalidad infantil y en general hay un avance muy importante en todas las provincias. Esto tiende a fortalecer la confianza en que se pueden lograr metas que parecen difíciles e imposibles.

Nosotros vamos a seguir colaborando muy fuertemente en este tipo de inversiones; vamos a seguir trabajando fuertemente apoyando la investigación que tantas veces en la Argentina se declamó y no se hizo. Lo estamos haciendo a través del CONICET, a través de apoyar todos aquellos lugares donde generalmente se realizan estas tareas que son fundamentales para ir logrando consolidar realmente un mecanismo de punta que la Argentina indudablemente lo tiene.

La salud es fundamental en el desarrollo de cualquier pueblo y para eso se requiere inversión permanente. Nosotros en el Día Mundial de la Salud reafirmamos nuestro compromiso y nuestra voluntad.

Así como pusimos todo nuestro empeño para ir logrando respuestas y soluciones en todas las áreas globales que se están llevando adelante, con problemas, con dificultades, realmente nos sentimos que de a poco empezamos a escalar esa larga escalera que nos permita salir del infierno. El crecimiento del Producto Bruto de la Argentina del 18 por ciento en 2 años; el gran logro en el canje donde logramos una quita de 67.000 millones de dólares de deuda en un acuerdo que no registra antecedentes en el mundo; el mejoramiento del consumo; la lucha contra la indigencia y su avance; la lucha contra la pobreza; el crecimiento del empleo; son todos datos realmente vitales e importantes. La conciencia del protagonismo de la gente en forma colectiva de cómo lograr hacer frente a aquellos que no entienden que hay que consolidar las variables de la estabilidad y la convivencia económica y social de este país, lo que ha sucedido en las últimas horas con lograr la rebaja en los precios de Shell en las naftas, del gasoil en Esso, que llevó a que las empresas tomen soluciones rápidas y razonables, pero es la gente participando.

Cuando la gente se decide a participar, cuando la sociedad decide tomar un protagonismo claro y concreto, se van logrando todos estos puntos, estas metas que son fundamentales. Y aquí no habría podido el Gobierno solo, no habrían podido solos los hospitales, los médicos, los enfermeros, sino hubiera participado también el pueblo argentino con una clara conciencia de que es necesario terminar con este flagelo que es la mortalidad infantil, que avergüenza y hay que reducirlo lo máximo posible.

Son distintas áreas donde hemos ido avanzando permanentemente, con trabajos solidarios conjuntos. Por eso creo que la lección que tenemos es que los argentinos podemos, es que paso a paso, escalón tras escalón, cuando nos colocamos metas que salen de lo coyuntural y tienen un contenido estratégico, se puede construir un nuevo país. Que ese país puede tener un perfil más de aquí o más de allá, pero si se tiene que dar un contenido estratégico se va construyendo; que hay que trabajar, que hay que poner mucho esfuerzo, que no hay verdades absolutas, que se construye con verdades relativas, que las acciones cotidianas valen mucho más que los discursos permanentes; trabajar todos los días porque después se logran este tipo de satisfacciones.

Les puedo asegurar que a veces impresiona la pobreza que todavía vemos en la Argentina, impresiona muy fuerte, y también tenemos que ganar esa batalla. Esa pobreza se fue sembrando en la Argentina y se fue cultivando fruto de la indiferencia, de la práctica y de los procedimientos de una clase dirigente que no miró más allá de los cien metros que tenía por delante. Dios quiera que en la pluralidad podamos generar la bisagra y el punto de inflexión que este país necesita. Dios quiera que así lo podamos hacer.

Afrontar los problemas no significa muchas veces decir que tal o cual tiene la razón de cada dificultad. Recién le decía al ministro de Salud y al señor jefe de Gobierno: señores, hay un problema en el Garraham, trabajen juntos, soluciónenlo rápidamente, porque cuando tenemos responsabilidades de gobierno, más allá de las razones, de las politizaciones o no que se puedan tener, nuestra obligación es garantizar la prestación de salud, nuestra obligación es buscar y encontrar los puntos superadores. Eso es trabajar para construir una salud que nos contenga permanentemente, no parcializarnos en las decisiones. Yo sé que ellos van a encontrar los mecanismos de solución como corresponde que es fundamental. (Aplausos) Es la tarea permanente de aquellos que tenemos la responsabilidad de gobernar, articular caminos que nos permitan encontrar verdades contenedoras y soluciones que nuestra sociedad necesita.

Les agradezco profundamente vuestra presencia acá, hoy compartimos un buen día, hemos logrado entre todos decir que ha bajado el 12% la mortalidad infantil. Sabemos que el desafío es muy grande todavía, tremendamente grande, pero estamos un poco más tranquilos. Creemos que estamos cumpliendo la tarea, creemos que la hemos afrontado entre todos. Todos, porque esto es fundamental. Sería imposible decir que esto se puede hacer desde una política de gobierno si no hay una participación multisectorial, de la gente, de los profesionales, de los enfermeros, de todos aquellos que tienen que ver, de los padres, de las familias, de los gobernadores, de los intendentes.

Por eso creo que realmente es muy bueno recordar el Día Mundial de la Salud diciendo que la Argentina ha empezado a dar buenos frutos en la batalla contra la mortalidad infantil. Muchísimas gracias y gracias por compartir este momento. (Aplausos)