Un día en la vida de los granaderos de Casa Rosada

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Son las 3 y media de la madrugada, suena el despertador en la casa de Brian Trejo. Tiene 21 años y su día comienza cuando todos duermen. Luego de preparar su bolso, camina hasta la esquina de su casa, donde toma el colectivo 21 que viene de La Perlita y lo lleva hasta el cruce de Castelar. Ahí toma el 69 hasta Martín Fierro, después el 57 a Once, por último el subte, que lo deja antes de las 7 de la mañana en Casa Rosada.

Sergio Alegre se despierta a la misma hora que su camarada, pero a diferencia de él, debe caminar diez cuadras  para poder utilizar el transporte público que lo lleva a su trabajo. Empieza con el colectivo 505 hasta la estación de Varela, allí toma el tren a Constitución y después otro colectivo o el subte, cuando tiene que presentarse en el Cuartel General.

Brian y Sergio forman parte del Escuadrón Ayacucho del Regimiento de Granaderos, creado en 1812 por el General Don José de San Martín. La seguridad presidencial dentro de la Casa Rosada es una de las funciones fundamentales de este regimiento compuesto por unos 80 soldados.

Una vez en la dependencia del Regimiento de Granaderos en Casa Rosada se dividen las tareas y comienzan con las guardias rotativas de dos horas. A algunos les toca estar vestidos de “verde”, como llaman al uniforme camuflado que utilizan para cubrir los puestos de guardia dentro de la casa de gobierno, y otros llevan el uniforme tradicional: botas negras hasta la rodilla, espuelas, una chaquetilla con pechera adornada con botones, sable enfundado en un costado, cuello rígido y el morrión en la cabeza para la famosa Escolta Presidencial.

Leonardo Ghortzke vive en Villa Urquiza. Puede levantarse más tarde porque está más cerca de su lugar de trabajo, pero también más lejos de su familia. Es oriundo de Campo Grande, Misiones, y su día arranca a las 5 de la mañana.

Hace 8 años que es Granadero, pronto va a va a dejar el ejército porque solo se puede prestar servicio hasta los 28 años. Volverá a la vida de civil, pero asegura que su etapa como miembro del Escuadron Ayacucho será una experiencia de vida que recordará siempre. “Para el aniversario de mi pueblo siempre desfilaba un regimiento de infantería de monte, como vivía en el campo me hacía todo el recorrido en bicicleta, eran 10 o 12 kilómetros, para poder ver el desfile”, recuerda.

“Te voy a contar una anécdota - empieza Sergio-.Yo ya había entrado al Regimiento, estábamos en mi casa viendo fotos de cuando era chico y había una, en la que tendría 5 años, en la que estaba en un acto del colegio vestido de granadero, con la pechera que traía la revista Billiken, y mi mamá se acordaba de que yo siempre le decía que quería ser granadero”.

Los tres coinciden en el orgullo y el honor que representa, no solo para ellos, sino también para sus familias, que hayan optado por pertenecer a un Regimiento con tanta gloria en la historia Argentina. “Para nosotros es muy importante lo que representamos, la historia del Regimiento de Granaderos, la de la Independencia”, explica Leonardo.

“A mí me ha tocado en estos 8 años hacer muchos viajes a otras provincias, en comisiones, tanto como escolta presidencial como formando parte del regimiento de granaderos a escuelas, y es impresionante el reconocimiento que tenemos entre los alumnos, los maestros y la gente en general. Fue donde más me gustó esto de ser granadero. Me acuerdo de un colegio en Arrecifes, fuimos en 2014, era de chicos con síndrome de Down y que vengan, te abracen, te den dibujos, te pregunten partes del uniforme, fue de las cosas que más me llegaron”, sostiene Sergio.

El Escuadrón Ayacucho, al que pertenecen, cumple las funciones de escolta y seguridad del Presidente de la Nación en la Casa de gobierno, custodia de los restos del General Don José de San Martín en el mausoleo situado en la Catedral Metropolitana, Izamiento y arrío de la Bandera Oficial de la Nación en la Plaza de Mayo y participación en todos los actos de ceremonial que se realizan en la Casa de Gobierno y en la Catedral Metropolitana.

Los granaderos que realizan la custodia del ingreso presidencial y los que custodian los restos de San Martín deben pasar las dos horas que dure su guardia quietos y firmes, en posición de “estatua”. Para lograrlo, además de la instrucción que reciben en el Núcleo de Instrucción Básica (NIB), cada soldado tiene su propio truco. “Al principio con mi compañero apostábamos un desayuno o una merienda a ver quién aguantaba más estando apostado. Hoy si me pongo a pensar en mi señora, en mi nene, dejo que la mente fluya y se me pasan rápido las horas”, asegura Sergio.

Para Leonardo la consigna “se tiene que cumplir porque sabes que estás haciendo una guardia de honor, se tiene un uniforme glorioso y se pertenece a una institución honorable, y eso uno lo respeta”.

Son las 19 en Casa Rosada, el sol va baja y un grupo de Granaderos vestidos con el uniforme histórico sale a Plaza de Mayo a realizar el arrío de la bandera (link al video de youtube). La noche la pasarán alternándose entre la custodia de la Plaza Colón, el Patio de las Palmeras, el interior y las terrazas de la Casa Rosada con mates y charlas en su lugar de descanso.

A las 7.15 del día siguiente será el momento del izado de la bandera en Plaza de Mayo. Sergio será parte del grupo que lo haga. Se pondrá su uniforme, marchará al son de la trompeta y luego de izar la insignia patria volverá a buscar su bolso y desandar el camino de regreso a su casa.

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