Durante el gobierno de Roque Sáenz Peña, este espacio era el comedor presidencial. En 1946, fue transformado en el despacho del Jefe de Estado.
El sillón del escritorio presidencial fue puesto en uso durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca. Es de madera de nogal decorada con la técnica de dorado a la hoja. Originalmente, era de terciopelo bordó; ahora, está tapizado en celeste. Fue adquirido en la Casa Forest de París a fines del siglo XIX, y ha sido utilizado desde entonces por todos los presidentes.
En el imaginario de los argentinos, circula el mito de que el sillón presidencial es el que utilizó Bernardino Rivadavia. En realidad, la expresión “sillón de Rivadavia” es un modo de aludir al cargo del presidente. El sillón más antiguo se exhibe en el Museo Casa Rosada, perteneció a Santiago Derqui, quien gobernó durante un breve período entre 1860 y 1861.
En el centro del salón, entre los espejos, encontramos el antiguo hogar del comedor rodeado de un refinado trabajo de boiserie, presente también en las paredes, puertas y ventanas.
Cuando el Presidente está en la Casa, dos granaderos custodian la entrada del despacho.
El ascensor presidencial se encuentra en la antesala que conduce al sector donde están las oficinas del Primer Mandatario. Sus paredes, techo y asiento son de roble tallado con marquetería. Se destacan el Escudo Nacional sobre cada uno de los espejos y una importante araña de bronce dorado y cristal. Según la tradición oral, fue un regalo que la infanta Isabel de Borbón hizo al Palacio de Gobierno cuando visitó nuestro país con motivo del Centenario de la Revolución de Mayo en 1910.