Discurso del Presidente Javier Milei en Corporación América
Javier Milei: Buenas tardes a todos. Primero que nada, quiero agradecer a este foro por su invitación. Hoy es un día especial: se cumplen dos años exactos de aquel balotaje en el cual los argentinos eligieron al primer Presidente liberal libertario de la historia; no solo local, sino del mundo, así que… algo bastante raro. Como siempre he dicho, algo así no ocurre en condiciones normales de presión y temperatura; sucede que la situación que estaban dejando los políticos era desastrosa. La Argentina estaba al borde del precipicio y reclamaba un cambio drástico y de fondo, y por eso fuimos electos. Con ese mandato, dedicamos los primeros dos años de nuestra gestión a resolver los problemas macro y sacar de terapia intensiva al paciente crónico que era la economía nacional.
Hoy, dos años después, comenzamos una segunda mitad de mandato que dedicaremos a generar las condiciones para crecer lo más posible, lo más rápido posible. Por eso, más que nunca necesitamos de la participación activa de empresarios y grandes exponentes del sector privado para sacar el país adelante. Como siempre digo: no hay nada mejor para un trabajador que un empresario ni nada mejor para un empresario que un trabajador; por eso, espacios como este son cruciales para construir la Argentina del mañana.
Y esto es así porque hoy estamos en el umbral de un cambio gigante en nuestro país. Acabamos de atravesar unas elecciones muy complejas, que fueron una prueba de fuego para nuestro programa económico, el programa más reformista de la historia.
Para tener un orden de magnitudes: el Gobierno de Menem hizo- que era el que más reformas había hecho- 100 reformas estructurales; nosotros en 20 meses hicimos 10.000 reformas estructurales. Así es que parece que tenemos una vocación reformista un poquito más intensa. Igual queda mucho para hacer, quédense tranquilos que tengo todavía en el tintero, para que se den una idea, más o menos todavía quedan 600.000 decretos, el problema es que solamente están digitalizados 70.000, pero lo bueno es que los decretos los puedo eliminar yo así que imagínense todo lo que tengo todavía para hacer en materia de reformas.
Porque, si bien en el plano económico logramos evitar la catástrofe que dejó plantada la administración anterior, hubiera sido en vano sino lográbamos generar consenso político al respecto y, por tanto, es así que los ataques políticos de este año pusieron en jaque la ardua estabilización económica que nuestra administración emprendió; durante todo el año buscaron voltear la piedra angular de esta gestión que es el superávit fiscal.
De hecho, el sabotaje al programa comenzó allá por marzo de este año, desde ese momento tuvimos que soportar más de 40 leyes que intentaron directamente sabotear el programa económico, y vaya que el programa económico es bueno, porque por muchísimo menos se han llevado puesto gobiernos. Así es que ahora es el momento para crecer. Pero todo esto quedó en el pasado: con la elección del 26 de octubre obtuvimos un mandato incontestable de parte del pueblo argentino para profundizar la dirección al cambio. Hoy, por primera vez en décadas, tenemos un pueblo comprometido con arreglar los desastres que cien años de populismo generaron en nuestro país, y un gobierno dispuesto a todo con tal de llevar esa voluntad y hacerla realidad.
Hay un tema que no es menor, que yo lo señalé durante el final del año pasado cuando, en medio de lo turbulento que se estaba poniendo el mundo, yo me había comprometido a entrar a un año electoral apretando la política fiscal y apretando la política monetaria, y eso no solo que no había pasado nunca en Argentina, nunca pasó en el mundo, que en un año electoral la política económica fuera contractiva. Bueno, nosotros lo hicimos y me parece que lo relevante de esto es que por primera vez también el pueblo argentino decidió acompañar la disciplina, es decir, no cayó ante el soborno de la política de recibir algo durante el año electoral y después tener que pagar mayores costos. Así es que eso también me parece una señal muy importante desde el punto de vista de los argentinos, de haber decidido elegir por hacer bien las cosas y no caer en la trampa populista.
Nosotros vamos a hacer todas estas propuestas en realidad, básicamente va a suceder, porque hoy el programa económico tiene cinco anclas. Como dijo recientemente el economista Federico Domínguez, a las tres anclas que todos ya conocen, que es la cambiaria, la monetaria y la fiscal, qué es lo que aseguraron el programa económico hasta octubre, hoy se le suman dos anclas más: el ancla geopolítica y el ancla política. El ancla política es clave: Argentina hoy tiene la posibilidad de ser protagonista de un cambio radical en las reglas de juego globales. Estados Unidos necesita un aliado firme en América Latina para ayudarla a ordenar un continente descarriado por décadas del socialismo del siglo XXI. Perdón, pero el atril es chiquito y los papeles se me se me juntan. Y por otro lado el ancla política no es ni más ni menos que la voluntad de la gente, que le dijo que no al pasado, es nuestro mandato popular y es el ancla más sagrada de todas, porque posibilita y fundamenta a todas las otras. Sin el apoyo de la gente, cualquier acción del Estado es vacía y por eso nunca hay que darlo por sentado.
Una de las cosas que fui diciendo a lo largo de los distintos discursos durante este año, era que había algo muy interesante en este año, que era la posibilidad de que los argentinos decidieran seguir el camino y las ideas de la libertad o ir para atrás; y que, si bien eso en el medio generaba turbulencias y generaba situaciones complicadas, porque como en el ajedrez las negras también juegan, era importante testear la voluntad de cambio que tenían los argentinos. Y esto es interesante porque dos tercios de los argentinos decidieron abrazar el rumbo hacia las ideas de la libertad y decidieron no volver al pasado, y eso a mí me parece una nota muy importante, al margen de que, si uno mira las elecciones en términos de las distintas fuerzas y no juntando y mezclando cosas que no se mezclan, y que después los hechos demostraron que no se juntaban ni no se sumaban y que era solamente una estrategia para maquillar lo que iba a ser una derrota furiosa.
Es interesante porque el resultado fue 41 a 24, y 41 a 24 se llama primera vuelta. Y eso abre las perspectivas, no solo para que estemos más tranquilos, sino para poder avanzar con mucha más fuerza. Porque nosotros no vamos a calmar nuestra vocación reformista y el apoyo que hemos tenido lo que va a hacer es que aceleremos aún más. Así es que abróchense los cinturones, porque van a haber muchas más reformas. También tenemos que entender que esto no sucedió nunca antes en nuestra historia: ningún argentino vivo experimentó nada similar a lo que vamos a vivir en los próximos años, no solo desde lo económico, dado que hace más de 120 años que Argentina no estaba en superávit sin default, sino desde lo político. Para que se den una idea: hoy tenemos el mismo nivel de popularidad que al empezar el gobierno, pero con el triple de poder legislativo. Y esto luego de haber hecho todo el trabajo sucio de ordenar las cuentas públicas en estos dos años. Si en diciembre del 2023 le decíamos que íbamos a estar así hoy, creo que ninguno de ustedes se lo hubiera imaginado.
Esa es la realidad y por eso hoy tenemos la posibilidad de desandar 100 años de errores económicos, 100 años que vieron la caída de nuestro país a la mitad de la tabla en el concierto de las naciones y a nuestro pueblo en la pobreza y que, dicho sea de paso, si la crisis hubiera estallado junto a la hiperinflación, hubiéramos visto niveles de pobrezas arriba el 90% y hoy estaríamos viviendo una realidad como la de Venezuela. A veces es muy difícil internalizar el contra- fáctico y a veces cuando uno lo describe también parece como exagerado, pero los que estuvimos sentados en la silla eléctrica ya les vamos a contar algún día lo que es vivir una temporada en el infierno. Pero esta caída es hoy una oportunidad porque Argentina con tan solo hacer las cosas bien tiene la posibilidad de hacer un catch up en su crecimiento económico porque- como calculó Juan Pablo Nicolini- con tan solo conseguir el equilibrio fiscal, Argentina podría crecer en términos per cápita el 4% durante 35 años.
Esto también es interesante, esto mismo lo señala el propio Nicolini, que señala que cuando él hizo el trabajo con Kehoe que lo hicieron para la reserva Federal de Minneapolis, ellos no hicieron una discriminación en el tipo de ajuste. O sea, solamente se hizo foco en el equilibrio fiscal y que con solo asegurar el equilibrio fiscal generaba un 4% per cápita y nos permitía hacer la convergencia en 35 años, convergencia es alcanzar en términos dinámicos el PBI per cápita Estados Unidos, para ponerlo en términos más fáciles. Y lo interesante es que lo que decía el propio Juan Pablo era que no discriminaba ese trabajo entre si eso se hizo aumentando impuestos o bajando el gasto. Y nosotros no solo que bajamos el gasto para alcanzar el equilibrio fiscal, sino que además bajamos el gasto en estricto rigor 7,5 puntos del PBI; y eso nos permitió no solo alcanzar el equilibrio fiscal, sino que hicimos algo que no hizo ningún gobierno en la historia argentina, y que es devolverles a los argentinos 2,5 puntos en baja de impuestos. Es más, de hecho, el ajuste total terminó siendo 15 puntos del PBI, donde 10 de esos puntos estaban dentro del balance del Banco Central, y eso es lo que permitió que haya una recuperación del crédito. Porque esos fondos que se los llevaba el Estado pasaron a dinamizar el crédito.
Ahora, el ajuste hecho por la baja del gasto por un piso de 4% per cápita y si ustedes suman lo que estamos haciendo en materia de reformas estructurales desde el Ministerio de Desregulación, lo que estamos haciendo desde Capital Humano y lo que estamos haciendo en materia de inserción internacional, Argentina podría empezar a crecer a tasas que oscilen entre el 7 y el 10%. Con solo revisar la historia del mundo y ver cómo se ha acelerado las tasas de crecimiento de los procesos de convergencia, no sería nada descabellado; lo que pasa que un país que hace más de 100 años lo único que hizo fue perder lugares parece como muy ambicioso, pero créame que lo podemos lograr. Ahora, tampoco podemos dar este crecimiento por sentado, depende desde que el Gobierno sigamos manteniendo la responsabilidad fiscal y política que nos caracteriza, para que la gente pueda ahorrar e invertir sin temor a cimbronazos. Este crecimiento tampoco se va a sentir de forma inmediata, va a ser una mejora paulatina en el bolsillo de la gente, pero tengan la certeza de que los argentinos de bien van a estar cada día un poco mejor. Ya ha pasado la noche en el país, hoy asoman los primeros rayos de la mañana, pero el cambio necesita tiempo para iluminar todo nuestro cielo.
Para acelerar este proceso ahora vamos a emprender el desafío de aprobar el presupuesto 2026 y sacar las reformas en materia tributaria, laboral y de seguridad, porque el país sigue necesitando más libertad y más seguridad para crecer. Es decir, que si hacemos las cosas bien el mundo podría llegar a hablar de crecer a tasas argentinas por los próximos años. Este ritmo de crecimiento, si logramos todas las reformas, implicaría duplicar el PBI cada 7 años nada más. Esto no es un tema menor, porque esto significa que podríamos llegar a acelerar el ritmo de la tasa de crecimiento, en la primera etapa, no de manera permanente, sino en la primera etapa de la convergencia, a tasas del 10. De hecho, eso fue lo que hizo China y, de hecho, China lo logró hacer durante 15 años; por lo tanto, terminó cuadruplicando el PBI en 15 años. Y eso sí se puede hacer y lo que requiere es no hay que inventar nada, hay que hacer lo que los libros de texto dicen. Y créanme que ninguna de las cosas esas que hay que aplicar yo tengo miedo en aplicarlas. Imagínense: bajé el déficit fiscal en 15 punto del PBI, el resto de las cosas… Así que estamos hablando de que cada joven que ingresa a la secundaria termine la misma en un país radicalmente diferente. Estamos hablando de que gente que sepa que mañana siempre va a ser mejor. Estamos hablando de volver a ser grande de una vez por todas a la Argentina nuevamente.
Pero nada de todo esto sucederá como parte o una obra de magia, requiere de inversión local y extranjera para recapitalizar un país brutalmente descapitalizado. Por primera vez en mucho tiempo existen los incentivos correctos para que los ahorros de los argentinos puedan convertirse en inversión para así multiplicarse. Esto hará que año a año crezca el PBI, el empleo y en consecuencia los niveles salariales, dando una mayor cantidad de empresas teniendo que competir entre ellas para traer empleados.
Porque de eso se trata la virtud del crecimiento del PBI, que no es otra cosa que el aumento de la productividad: todos nos beneficiamos de un país más productivo y más empresas quieren participar de la economía de un país productivo empujando aún más el crecimiento, demandando más mano de obra reduciendo el desempleo y mejorando los salarios. Esto es fundamental para lo que nosotros llamamos la batalla cultural, cuando las ideas correctas se ven materializadas se multiplican sus defensores porque, a fin de cuentas, lo que mantuvo trabada a la Argentina durante tanto tiempo fue la proliferación de ideas anti- crecimiento, la política se revolvía en torno a un chamanismo económica cuya propuesta era emitir dinero a mansalva y frenar la inflación haciendo la danza en la lluvia.
La realidad es que teníamos dirigentes políticos que festejaban defaultear la deuda soberana, como si no tuviera consecuencia alguna para los ciudadanos. Y le vendían a la gente la falsa creencia de que se puede gastar más de lo que se genera eternamente. O sea, lo que nosotros llamamos el riesgo kuka. Y el tema de la batalla cultural no es un tema menor, es un tema mucho más importante de lo que parece. Porque nosotros en general tenemos tres líneas de acción: tenemos la de la gestión, la cual es bastante tangible, se ve con regularidad; tenemos una parte que es el trabajo en la arena política, de hecho mi hermana creó el partido y en solo 6 meses logró ponerlo en los 24 distritos, y no solo eso, sino que además, a pesar de la campaña más brutal que se hizo en la historia, porque le ganaron a la del 23, a pesar de eso sacamos el 41% de los votos y dos tercios de la Argentina se pintó de violeta. Cuando todos, 15 días antes o un mes antes, creían que el Gobierno se caía.
Y no solo eso, sino que, además, otro tema también muy importante para nosotros y que creemos que lo que le da sustentabilidad a esto es lo que es la vía de la batalla cultural, es decir, si las personas no están comprometidas con las ideas, uno puede hacer un buen Gobierno, dos buenos Gobiernos, tres, pero tarde o temprano el germen del socialismo siempre está ahí. Miren, yo me acuerdo- para entender cómo funciona esto- me acuerdo que una vez un amigo mío había ido de vacaciones a Cuba y entonces había un chico que estaba todo el día pidiéndole plata y, claro, obvio, cuando llega un momento se cansaba y le daba un dólar y otro después le daba otro dólar, claro, lo que uno no se daba cuenta es que eso era más que lo que ganaba estando adentro del sistema comunista. Entonces, en el socialismo o quienes son estos parásitos en realidad tienen el incentivo de todo el tiempo tratar de robar al productivo, y todo es una gran construcción y un gran relato para justamente robarle al sector productivo, y eso siempre van a estar al acecho; y cuanto más fuerte sea el proceso de crecimiento y más prosperidad haya, como ellos son parásitos, más van a redoblar la apuesta, por eso es tan importante la batalla cultural, y por eso uno tiene que trabajar fuertemente en transmitirle los valores a las personas y dejar de manifiesto que lo único que traen esas ideas es… no sólo que traen atraso sino todo lo que implica en términos de valores, las sociedades que son más socialistas son menos felices porque básicamente abrazan la idea de la envidia, el odio el resentimiento, el robo, el trato desigual frente a la ley, nada bueno de eso puede salir. Eso era Sodoma y Sodoma, terminó destruida.
Entonces, justamente esto es lo que estamos combatiendo día a día en cada paso que damos. Por eso la defensa constante de las ideas es la libertad es tan importante para fortalecer este proceso, porque la credibilidad y el futuro de la Argentina dependen de que esas ideas no vuelvan a conquistar el ideario popular. No podemos permitir de nuevo que el socialismo frene en seco el proceso de acumulación de capital argentino, porque eso es lo único que convierte a las naciones en potencia vía aumento de productividad y calidad de vida. Por esto mismo estamos ingresando ahora en un círculo virtuoso donde crecimiento económico y batalla cultural se retroalimentan. La mejora de la calidad de vida afianza más y más votantes, y esto profundiza aún más el crecimiento económico. En octubre cruzamos el Rubicón de este proceso y ya no hay vuelta atrás: hoy llegó el momento de que la Argentina crezca. Pero no podemos dar esto por sentado, todavía depende de nosotros no descuidarnos ni bajar la guardia. Sabemos lo que está en juego y sabemos que los adversarios buscan cada oportunidad posible para volver a hincar sus dientes sobre el erario público. Ellos van a estar pendientes a cualquier error de nuestra parte y no podemos darles el gusto. No podemos ni vamos a relajarnos, no vamos a bajar los brazos. Vamos a pelear cada batalla como si fuera la última, lo cual le consta que cada batalla me la tomo como si fuera la última. Ya vimos hace pocas semanas lo que sucede cuando trastabillamos y ellos se relamen soñando con volver. Por eso hay que redoblar la apuesta: hoy los incentivos están ordenados por primera vez en décadas y Argentina presenta una oportunidad de inversión única en un país que va camino a ser el país más libre del mundo y volverse un faro global.
De todos estos desencantos aprendimos finalmente lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo. Hacer a la Argentina grande nuevamente no es una promesa vacía; es un compromiso grabado en piedra que día a día será materializado en la realidad. Porque tenemos una enorme cantidad de oportunidades potenciales que merecen ser aprovechadas. Contamos con una cordillera rica en minerales que la economía global necesita y que por mucho tiempo hemos resistido explotar. Contamos con una riqueza de ecosistemas única que permite diversificar nuestra economía, desde la agricultura en la llanura pampeana a la extracción de petróleo y gas en el desierto, el turismo en los lagos o el vino en la montaña. Y por si eso fuera poco, tenemos como objetivo ser pioneros en la industria de la inteligencia artificial, y volver a ser referentes en la industria de la energía nuclear, dada nuestra inmensa cantidad de tierras desérticas a bajas temperaturas.
Es interesante mencionar lo de la inteligencia artificial porque en realidad lo que permite la inteligencia artificial es potenciar los rendimientos crecientes y potenciar los rendimientos crecientes es permitir acelerar el crecimiento económico. Yo lo suelo mencionar a la inteligencia artificial como vendría a ser la idea de la fábrica de alfileres, pero modelo siglo XXI y esto es interesante porque lo que el impacto que va a tener en la tasa de crecimiento es enorme, y si nosotros picamos en punta en eso nos va a beneficiar altamente para crecer mucho más más rápido y mejorar la calidad de vida de todos los argentinos de una manera que se va a hacer muy tangible en muy poco tiempo, y eso no es un tema menor. Por eso siempre yo recuerdo cuando estaba estudiando, cuando me tocó hacer crecimiento económico en casi todos los libros de crecimiento económico- no digo todos porque leí muchos, pero no los leí todos- hay una frase de Robert Lucas Junior que dice que las consecuencias del crecimiento económico sobre el bienestar humano son tan estremecedoras que cuando uno empieza a pensar en esto no puede pensar en otra cosa. La realidad que cuando era un borrego estudiando en la universidad dije ‘otro profesor que cree que su materia es la más importante’, lo cual después ya haciendo un señor más grande me di cuenta que está bueno que así sea, porque eso hace que uno de la materia con mucha pasión porque cree que es la más importante, con lo cual no estaba mal. Pero, al margen de eso, después los devenires de la vida me llevaron a especializarme en crecimiento económico y lo mejor de todo es que descubrí que Lucas tenía razón: cuando uno empieza a pensar este tipo de cosas, es tan impactante sobre el bienestar humano que ciertamente no puede dejar de pensar en otra cosa; debe ser por eso que duermo entre 4 y 6 horas por día, pero, bueno, al que le gusta el durazno que se banque la pelusa, así que acá estoy.
Y esto va a generar que inevitablemente a lo largo del trabajo de la gente, valga cada día más, y esto significa mejores salarios y una economía pujante que permita que los argentinos vivan vidas plenas, lejos de la miseria que nos trajo el socialismo del siglo XXI. Para seguir llevando adelante todo esto, lo que hicimos fue nada más y nada menos que volver a abrazar las ideas del capitalismo, del capitalismo de libre empresa, que no es otra cosa que los valores morales judeo- cristianos que hicieron grande a Occidente en primer lugar. Esto es muy interesante, cuando lo condecoré a Jesús Huerta de Soto quedé muy impactado con uno de sus trabajos, que se llama “La teoría de la eficiencia dinámica”, que básicamente es un trabajo que muestra cómo las ideas de la libertad conllevan al máximo crecimiento económico. Y más allá de los planteos donde se revisa toda la literatura en términos de análisis de bienestar, lo interesante es cuando llega la parte 4, que es la parte final del trabajo, dice que eficiencia y justicia son dos caras de la misma moneda. Yo entiendo que a muchos le debe parecer una obviedad, pero para los que estamos formando una economía, es todo un hallazgo. Porque básicamente lo que dice es que algo que es eficiente, no puede ser injusto; es decir, en el altar de la eficiencia paretiana, no podemos estar sacrificando la justicia.
Y eso los economistas lo hacen regularmente, la política lo hace regularmente: la política, en general, se guía por cuestiones utilitaristas, no por cuestiones de valores. Sin embargo, una de las cosas que nosotros hemos decidido desde el primer momento en que llegamos a la administración fue- al menos esa es mi tarea- fijar el norte, decir a dónde queremos ir y qué instrumentos está permitido usar y qué instrumentos no voy a tolerar que usemos. Nunca el cálculo político utilitarista va a estar por encima de los valores, y esto es muy interesante porque cuando ustedes lo plantean en estos términos, el resultado que deriva Huerta de Soto es maravilloso, porque entonces implica que todo lo que es eficiente necesariamente tiene que ser justo. Es decir, lo eficiente tiene que ser justo. Es decir, ustedes no pueden sacrificar nada en términos de justicia por una supuesta eficiencia, eso es hacer mal la cuenta, como decirlo de alguna manera.
Ahora, la reflexión más extrema de todo esto es que si ustedes obran de manera justa- y eso lo sabemos todos porque está en nuestra base de los valores judíos cristianos- es que haciendo lo que es correcto, ética y moralmente correcto, puede no saber nada de economía y conducir a la economía en el máximo sendero de crecimiento generando bienestar para todos y eso, además anclado sobre los valores, generan sociedades mejores. No una sociedad de envidiosos y resentidos que están dispuestos a destruirlo todo porque no le gusta el otro. Por lo tanto, como decía antes, no solo es la cuestión de la gestión, no solo es la arena política, sino que también es la vía de la batalla cultural. Porque abrazar los valores judío cristianos es lo que nos va a permitir conseguir los logros civilizatorios y de bienestar de occidente. Así es que, dicho esto, muchas gracias a todos por acompañarme, por escucharme, que Dios los bendiga, que las fuerzas del cielo nos acompañen y viva la libertad, carajo.