Discurso del Presidente de la Nación, Javier Milei, en la Bolsa de Comercio de Córdoba

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Discurso del Presidente de la Nación, Javier Milei, en la Bolsa de Comercio de Córdoba

Gracias. Buenas tardes a todos. Agradezco esta posibilidad de poder estar reunidos con ustedes para poder estar disertando. Agradezco también las elogiosas palabras de Manuel, porque claramente tratar de doblegar al statu quo no es fácil. La realidad es que los procesos de cambio, cuando uno estudia los procesos de cambio, siempre generan resistencia del statu quo y cuanto más fuerte ese proceso de cambio, evidentemente la resistencia es aún muchísimo mayor. Y son décadas y décadas de acumular ideas en la dirección incorrecta. Entonces, también se hace muy difícil, porque parte del proceso implica comprender que aquellas cosas con las cuales estábamos acostumbrados a pensar evidentemente no están bien y hay que cambiarlas. Y eso además requiere todavía muchísimo más tiempo, que es la parte vinculada al cambio cultural.

Lo que sí habría que tomar conciencia es que Argentina entró al siglo XX siendo un país desarrollado, y es el único país que, siendo desarrollado, se convirtió en subdesarrollado. Y parece bastante poco autocrítico para aquellos que han defendido ese modelo, sostener que esa es la solución, cuando en realidad ese es el modelo que nos hundió. Violar la restricción de presupuesto no es gratis, por eso fue tan impactante cómo llegó a la gente la idea del “no hay plata”. Es decir, el “no hay plata” todos lo padecemos regularmente, y a Argentina no le fue barato haber violado sistemáticamente la restricción de presupuesto.

Argentina durante el siglo XX, por ejemplo, mientras que Estados Unidos tuvo cuatro crisis, Argentina tuvo 22. Y cuando ustedes miran las crisis de Argentina a lo largo del siglo XX, la característica común de todas las crisis es que tiene un déficit fiscal que es o alto o desmesuradamente alto. De hecho, las crisis más emblemáticas de Argentina tienen niveles de déficit fiscal verdaderamente obscenos, ya sea como el caso del Rodrigazo en 1975, que teníamos un déficit fiscal de 14 puntos del PBI; o la tablita cambiaria en el año 81, que tenía 11; la hiperinflación de Alfonsín ocurrió con 8 y la convertibilidad se cayó con 7. Bueno, nosotros recibimos 15 de déficit fiscal entre el Tesoro y el Banco Central. Que era una ficción, porque básicamente el Tesoro generaba déficit fiscal, lo financiaba con emisión monetaria y por otra ventanilla, el Banco Central retiraba esos pesos y terminó pagando 10 puntos del PBI. Entonces, básicamente teníamos un déficit fiscal de 15 puntos del PBI.

Y, también resultan increíbles algunas propuestas, porque se supone que cuando uno pasa por la Administración Pública y tiene esta tarea de llevar a cabo, ya sea el país, ya sea una provincia o ya sea un municipio, se supone que en el medio debió aprender qué era la restricción presupuestaria. Lo comento así al pasar porque días atrás el ex Gobernador Schiaretti nos criticaba a nosotros por lo que estábamos haciendo, y hacía una propuesta de gastar más, muy linda, sonaba muy linda, la verdad que sonaba muy linda, pero implicaba elevar el déficit fiscal en siete puntos del PBI. Entonces, la pregunta es: ¿Con qué lo vamos a financiar? ¿Con emisión monetaria que vamos a generar una hiper? ¿Lo vamos a financiar con endeudamiento? En un contexto, como el actual donde frente al pánico político que se está espiralizando en el mercado y generando una descoordinación enorme en términos de riesgo país, un país que tiene déficit cero, o sea, uno de los cinco países del mundo que tiene déficit cero, que llevó la relación deuda-producto de niveles cercano al 100 al 44, y que cuando miramos la deuda con el mercado está en torno al 25%. Y aún pasa esto. Imagínense con un déficit fiscal de 7 puntos del PBI.

O en términos de impuestos quisiera saber. Porque por cada punto del PBI, necesitamos por ejemplo 3 puntos de IVA. Entonces yo le preguntaría al ex Gobernador Schiaretti, si está pensando en llevar el IVA al 42%. Es decir, si está pensando financiar esa locura gastromaníaca hundiendo más gente en la pobreza, llevando el IVA al 42%, porque necesitaríamos 21 puntos más de IVA, por ejemplo. Entonces, ¿cuál es la alternativa? ¿Gastar para generar una hiper? ¿Gastar para hundir a nuestras hijos, nietos y generaciones futuras? O matar de hambre a la gente subiendo el IVA brutalmente. Entonces, romper con el círculo de la demagogia también es un tema no menor. Porque 2 + 2 siguen siendo 4; y eso parece que la política argentina se resiste a verlo. Es como querer negar la ley de gravedad. La ley de la gravedad no es cruel, pero si ustedes se tiran de un piso 50 se van a estrellar. Y a nadie se le ocurre andar diciendo que la ley de la gravedad es cruel. Bueno la restricción de presupuesto es...por eso fue era tan genial el ejemplo ese que había hecho Alfredo Casero con flan. Se le había terminado de quemar la casa y gritaba que quería flan. No, pero se quemó la casa. Quiero flan. Pero no hay heladera. Quiero flan. No, pero no tenés casa. Quiero flan. Y pareciera que la política en Argentina está empecinada en eso. Es decir, en violar sistemáticamente la restricción de presupuesto. O si se financia con emisión de dinero ¿a quién creen que van a perjudicar? ¿Se supone que dicen que van a proteger a los más vulnerables con emisión monetaria? ¿Con impuesto inflacionario? Me parece que no se enteraron que es el impuesto más regresivo de todos. Por lo tanto, uno también se encuentra no solo con el que tiene que gestionar, sino que, además, tiene que luchar y romper la demagogia.

Tal como lo mencionó Manuel en la intro que hizo —que te agradezco mucho, Manuel, por tu generosidad—, Argentina probablemente, nosotros, cuando llegamos, recibimos la peor herencia de la historia, porque teníamos un desequilibrio monetario, un money overhang que era el doble del que había en la previa al Rodrigazo, que implicó sextuplicar la tasa de inflación, con lo cual, de base, íbamos a ir a multiplicar por 12 la tasa de inflación. No solo eso, sino que, además, teníamos un desequilibrio en la hoja de balance del Banco Central mayor que la que tenía, por ejemplo, Alfonsín en la previa de la híper. Alfonsín tenía pasivos remunerados respecto a base de tres; nosotros teníamos cuatro, es decir, nosotros, en un día, podíamos quintuplicar la cantidad de dinero.

Teníamos indicadores sociales peores que los del 2001 al momento de llegar, aun los no sincerados. Pero además teníamos déficit fiscal por cinco puntos del PBI en el Tesoro, 10 puntos del PBI en el Banco Central, teníamos deuda en pesos venciendo muy rápidamente por el equivalente de nueve bases monetarias, teníamos el acuerdo con el Fondo caído, teníamos también las deudas comerciales en el Banco Central, las SIRA, por más de 40,000 millones de dólares, teníamos reservas netas negativas por 11,500 millones de dólares, había una brecha que era del 200%, el riesgo país al momento en el cual ganamos las elecciones estaba en torno a los 3000 puntos básicos y la inflación es muy interesante ver la evolución porque terminaba viajando a niveles del 211% en el año, pero cuando ustedes tomaban por ejemplo los promedios móviles, cuanto más corto el promedio móvil más alto le daba y, obviamente, el dato más alto era el de la punta, ya sea en el consumidor al 25%, ya sea en mayoristas al 54% o básicamente la inflación que se medía en términos diarios que estaba en el 1,5% es decir, la hiperinflación estaba en camino. Eso fue la herencia que nosotros recibimos. Eso fue lo que hubo que resolver.

Y más allá de las discusiones y algunas cuestiones que uno pueda hacer, nosotros sabíamos que era fundamental terminar con la inflación. Y para terminar con la inflación, había que terminar con la emisión. O sea, nosotros consideramos que la inflación es, siempre y en todo lugar, un fenómeno monetario; que se genera por el exceso de oferta de dinero, ya sea porque subió la oferta, o porque cayó la demanda, u ocurrieron las dos cosas a la vez, que genera una pérdida del poder adquisitivo del dinero y todos los precios, expresados en unidades monetarias, suben. Y eso, esencialmente, requería poner en caja el Tesoro y poner en caja el Banco Central, para cortar de una vez por todas con la emisión monetaria. Entonces, ahí quiero ponerme más en la parte positiva, ¿qué lecciones hemos aprendido de todo esto, al menos en este corto tiempo? Y el motivo por el cual me convocan de distintas universidades del mundo para justamente explicar qué es lo que ha pasado en Argentina.

Porque acá se sostenía que la inflación no era monetaria, sino que era multicausal. Decían que si hacíamos el ajuste iba a ser híper recesivo y que iba a haber una gran cantidad de desempleo y pobres, y ni qué hablar de toda la discusión sobre el tipo de cambio y los precios y, básicamente, el orden en las calles. Entonces, nosotros emprendimos un ajuste fiscal en el primer mes de gestión, después de 123 años de déficit fiscal, que no arregló nadie en 123 años, en el primer mes de gobierno nosotros pusimos las cuentas fiscales en orden, es decir, algo que parecía imposible a lo largo de 123 años nosotros lo hicimos en un mes. No solo eso, sino que comenzamos a trabajar en limpiar la hoja del Banco Central para terminar con el cuasi fiscal, algo de lo que nadie en la política hacía una propuesta al respecto y que en realidad era una verdadera bomba de tiempo, se resolvió en 6 meses. Es decir, que, a lo largo del primer semestre del 2024, no solo pusimos en caja el fisco, sino que además terminamos con la emisión monetaria. Y a partir de ahí, nosotros empezamos a discutir sobre dos conceptos: lo que es la base monetaria amplia y la base monetaria observada; y se habían creado instrumentos para que conforme se fuera recomponiendo la demanda de dinero, eso generara endógenamente una expansión de la base monetaria en el formato tradicional, para abastecer esa demanda de dinero y que el techo iba a ocurrir cuando se tocaran los dos conceptos de base monetaria.

Pero, frente a ese ajuste, consideraban que la inflación no iba a bajar y que no, y que no podía bajar de ninguna manera del 30 % en minoristas. Y, para sorpresa de muchos, bajó de 30. Después no la íbamos a poder bajar de 10, bajó de 10. Después no la íbamos a poder bajar de 8, bajó de 8. Después no podía bajar de 4, bajó de 4, y hoy la inflación viaja entre el 1,5 y el 2 % hace 4 meses. Es decir, que la inflación es un fenómeno monetario. Porque, además, Friedman cuando decía y daba esa frase añadía que la política monetaria tiene rezagos. Esos rezagos en Argentina se estiman que son entre 18 y 24 meses. Es más, un reciente trabajo de la Universidad de Córdoba, un alumno de la Universidad de Córdoba, que le tutoreó la tesis mi queridísimo amigo Enrique Neder, probó que el rezago de la política monetaria en Argentina son 26 meses. Por lo tanto, si Argentina siguiera con esta política de mantener constante la cantidad de dinero, para mitad del año que viene la inflación en Argentina habrá sido solo una mala historia que se habrá terminado.

Por ende, al menos, ya tenemos una lección, y es que el dinero es lo que causa la inflación. No solo aprendimos esa lección, aprendimos también otra lección: que uno podía hacer un ajuste fiscal y que el ajuste fiscal podía ser expansivo.

En la literatura de política económica, en especial desde algunos trabajos de Alesina, estaba la idea del ajuste expansivo, que era que ustedes ponían en caja las cuentas públicas y eso hacía caer el riesgo país fuertemente, y eso les permitía una expansión. Sin embargo, nosotros creíamos que había otra forma también de encarar el ajuste y de que el ajuste fuera expansivo. La clave, siempre, en el ajuste, es que cuando ustedes hacen un ajuste, la contracara de eso es que, en realidad, lo que están haciendo es aumentar el ahorro. Entonces, si la contraparte del ahorro tiene una suba de la inversión, ese ajuste puede ser expansivo. Y, nosotros considerábamos que, si ese ajuste caía sobre el sector no productivo del país, o sea, el Estado, y el ajuste caía sobre el Estado, a diferencia de otras experiencias que siempre se hacía subiendo los impuestos y, por ende, eso hacía que la inversión no se expandiera y consecuentemente, la economía entrara en una recesión, nosotros considerábamos que si ese aumento de ahorro era por reducción del gasto público, eso iba a liberar recursos al sector privado y eso iba a expandir la economía. Okay, cuando estaba planteado en la campaña parecía una discusión teórica o un discurso de campaña. Bueno, fue lo que hicimos. De hecho, no solo hicimos el ajuste, sino que a lo largo del 2024 bajamos los impuestos por el equivalente de 2 puntos y medio del PBI, o sea que con lo cual, automáticamente no solo el ajuste no fue recesivo y, como pronosticaban que nos íbamos a hundir en la gran depresión y demás, la economía argentina venía con un arrastre estadístico... nosotros cuando llegamos la economía ya estaba en recesión y el arrastre estadístico era 3% del PBI. Si el PBI del 2024 terminó con una caída de 1,7 es porque quiere decir que en algún momento empezó a rebotar.

El momento donde la economía argentina tocó fondo fue en abril del 24. Y a partir de ahí, la economía argentina empezó a expandirse, y, cuando terminó el año 2024, en diciembre, el EMAE desestacionalizado —que es el Estimador Mensual de la Actividad Económica— terminó 6 puntos porcentuales arriba que diciembre. Es decir, que, además, probamos que se podía hacer un ajuste que fuera expansivo, siempre que ese ajuste implicara ir sobre el sector parasitario de la economía, que es el Estado. O sea, achicar el Estado generó una expansión, es decir, hicimos un ajuste que fue expansivo. Entonces, no solo logramos bajar fuertemente la inflación, no solo logramos evitar la hiperinflación, sino que, además, la recomposición de las cuentas públicas derivó en una expansión de la economía. Y, de hecho, esa expansión de la economía siguió a lo largo del primer y segundo trimestre de este año, porque, básicamente, la observación del dato del primer trimestre está 5,7 arriba respecto al año anterior, y 6,3. Pero, claro, desde el mes de marzo, febrero-marzo, la política no para de meter palos en la rueda. Hay un empecinamiento por destruir todo lo que hemos construido. Es decir, a lo largo de este año, la parte más irracional de la política argentina lo único que intenta hacer es romper el equilibrio macroeconómico.

Y es, por eso, que nos sacaron más de 40 leyes en contra. La verdad que también la crítica que se hace a la política es bastante ingenua, por decirlo, porque nunca deberían olvidarse que nosotros asumimos con el 15% de la Cámara de Diputados y menos del 10% la de Senadores. Es increíble todo lo que hicimos en el primer año, pero creo que, de hecho, nos dieron todas esas cosas porque creían que iba a salir mal. Porque, además todo este proceso fue acompañado por casi 9000 reformas estructurales. Y lo más interesante entonces es que el ajuste sí puede ser expansivo. Argentina igual tiene el PBI hoy en niveles máximos de producción, o sea, en línea con los que teníamos en el 2011. Tenemos los niveles de consumo en los máximos históricos, en línea con los del 2011.

Y, recuerdo que, también decían que íbamos a hacer que la pobreza se multiplicara enormemente, y la realidad es que si uno llevara esto a la frecuencia mensual del análisis de la pobreza para contemplar las cosas que quedan escondidas detrás de un promedio cuando una variable es creciente o lo que implica haber tenido controles de precio y entonces contablemente tenían un nivel de pobreza, pero cuando iban al mercado era distinto porque no encontraban el producto en la góndola, tenían que ir a buscar a otro lado. Cuando ustedes corregían por todas esas cosas, eso queda plasmado en el indicador de pobreza que sigue Di Tella, y estaba en el orden del 54 y 57%, según cuándo se paran.

Y hoy ese indicador está en 30 %. Es decir, que este gobierno sacó de la pobreza a 12 millones de argentinos. Había, además, 6 millones de argentinos que no comen y hoy comen porque salieron de la indigencia. Por lo tanto, no solo que hicimos, pusimos en caja las cuentas públicas, sino que, además, bajamos la inflación y, además, sacamos gente de la pobreza y la indigencia. Es decir, generamos, como que parece que hubiéramos encontrado la máquina de la prosperidad. ¿Quiere decir que los problemas se terminaron? No, no, de ninguna manera estoy diciendo que se terminaron los problemas. Es decir, nosotros sabemos que tener 30 % de pobres es algo híper doloroso. Es como estar a mitad de camino. La realidad es que la pregunta es: ¿qué hacemos? Y yo diría: miren, no aflojemos, sigamos para adelante. ¿Falta un montón? Sí, pero hemos logrado un montón. Hay que hacer que valga la pena todo ese esfuerzo, todo ese esfuerzo que acabamos de hacer durante estos casi 20 meses, que valgan la pena. Hay que seguir adelante. Y después a veces dicen "no escuchan". ¿Qué quieren que escuche? ¿La receta que fracasó durante 100 años? ¿Qué quieren, que volvamos al déficit fiscal, a la emisión monetaria, al descontrol cambiario, monetario? Ya sabemos que es esa receta: dejó 57 % de pobres, el 70 % de los chicos pobres, estábamos al borde de la hiper. Eso no es una solución. Entonces lo que nosotros estamos pidiendo en este momento es que no aflojen, que sabemos que es duro, que falta, pero estamos a mitad de camino. Por lo tanto, hay que salir adelante, o sea, hay que seguir, hay que seguir metiéndole, hay que seguir empujando. ¿Por qué? Porque del otro lado está el camino de la prosperidad.

La otra falacia que también hemos logrado destruir es la falacia del pass through, es decir, el traspaso de la devaluación a precios. Y la realidad es que, dado este comportamiento destructivo del partido del Estado, básicamente hemos tenido muchísima volatilidad, se ha traducido en mucha volatilidad en el tipo de cambio. Sin embargo, la inflación minorista continúa en torno al 1,5% y el 2%. Y eso que miren que la demanda de dinero la están sacudiendo de lo lindo. Entonces, la realidad es que también es bueno comprender cómo funciona el sistema de precios, y me parece que también es una lección interesante para no cometer determinados errores de cara al futuro.

Ahora, también hay algo que es muy importante y que, si no hubiera estado esta contrapartida, todas estas cosas no se hubieran podido lograr. Hemos hechos cosas maravillosas en materia de bajar la inflación, en materia de ir recomponiendo la cuestión del endeudamiento. De hecho, la deuda bajó en 50.000 millones de dólares. Nosotros teníamos 500.000 millones de dólares cuando llegamos; hoy son 450.000 millones de dólares. Es decir, somos el primer gobierno que paga tanta deuda. O sea, pagamos deuda, en 20 meses bajamos la deuda 50.000 millones de dólares. Por eso pasó de niveles del 100% a 44. Y, además, hicimos las 9.000 reformas estructurales. Además, todo el trabajo de Sandra Pettovello en Capital Humano. Pero, claramente, esto no hubiera sido posible si no había orden en las calles. Y ahí también quiero agradecer al enorme trabajo de la ministra Bullrich, que está aquí con nosotros. A la Ministra Bullrich, además, también los argentinos tenemos una gran deuda con ella, porque es una verdadera patriota. Porque cuando, el 22 de octubre del 23, a la luz del resultado electoral, tuvo una generosidad enorme en redireccionar su fuerza política para apoyarnos en el balotaje, y que fue lo que permitió que yo tenga la posibilidad de ser Presidente de la Nación Argentina. Y gracias a su grandeza y a su entereza, y de ser una argentina de bien, una patriota, la doctora Bullrich habló con el expresidente Mauricio Macri y juntos decidieron apoyar. Llegamos a la presidencia y pudimos hacer muchísimas cosas enormes a lo largo del primer año y meses de gobierno, y estamos confiados en que vamos a poder seguir haciéndolas de acá en adelante, porque ya todos hemos visto quién está enfrente, ya hemos visto a los forajidos de vuelta. Así es que vamos a seguir trabajando por hacer una Argentina mejor, para que salgamos del populismo y salgamos adelante de una vez por todas.

Pero más allá de esa grandeza, también llevó a cabo una tarea enorme, que fue la de poner orden en las calles. Es decir, la Ministro Pettovello había identificado el nexo, dónde había que romper el nexo entre lo que eran las prestaciones sociales y el momento en que llegaba la gente, donde estaban en el medio los gerentes de la pobreza, y había que cortar ahí. Cortar los cables no era tan fácil, de hecho, decían que era imposible. Cuando nosotros llegamos había 9.000 piquetes por año. Bueno, la Ministra Bullrich lo llevó a cero con el protocolo anti piquete. Y eso nos permitió tener orden en las calles, volvió el orden a la Argentina. Sin orden tampoco hay progreso. Así es que creo que hay varias lecciones para aprender de estos 20 meses que llevamos en el poder.

Obviamente que, en un año electoral, y donde la única propuesta que tiene el partido del Estado es destruir —porque la única propuesta que tienen es destruir, lo dicen abiertamente—, todos los que están acá, que son emprendedores, saben lo que cuesta construir. Construir es algo que requiere de mucho trabajo, y destruir, se puede destruir muy fácil. Y piensen en un edificio, ¿no? Ustedes pueden construir un rascacielos y, después, con el sistema ese de implosión interna, lo pueden hacer desaparecer en muy poco. Entonces, si tomamos conciencia del monstruo que hay enfrente, yo creo que la sociedad va a volver a reflexionar, y este 26 de octubre va a pintar de violeta el país.

Y, esto es más allá de una encuesta o de lo que uno pueda estar mirando, es principio de revelación pura. Si estuvieran para ganar acorde a lo agrandado que están, seguramente no estarían tratando de romper todo, todo el tiempo. Así es que parte de lo que están viendo, parte del desafío, parte de todas las problemáticas que se están impulsando desde el partido del Estado, es la contracara porque saben que pierden, entonces quieren romper todo para conseguir un mejor resultado. Pero nosotros vamos a seguir peleando y vamos a seguir avanzando, no nos vamos a rendir de ninguna manera, porque nosotros vinimos para hacer grande a la Argentina nuevamente y no vamos a cesar en esa tarea de ninguna manera.

Pero, más allá de eso, me gustaría darles algunos lineamientos, ¿por qué nosotros somos el partido de la esperanza? ¿Por qué nosotros somos la esperanza? ¿Por qué es posible hacer grande la Argentina nuevamente? En lo que fue la cadena, en la presentación del presupuesto, básicamente expliqué que Argentina en 10 años se podía convertir en un país de altos ingresos; en 20 años codearse con las potencias, las principales potencias mundiales; y en 30 años podía estar en el top 3. Entonces, ahora lo que voy a hacer es dar los fundamentos de por qué eso es posible. Para lograr algo así, uno tendría que encadenar por lo menos un par de décadas creciendo a tasas del 7%. De hecho, en los procesos de convergencia hay países que han logrado crecer a tasas del 10 durante 14 años, que es equivalente. Cuando ustedes estudian crecimiento, hay una regla que se llama regla del 70, que sirve para determinar en cuántos años duplican el PBI. Entonces, por ejemplo, si ustedes crecen al 10%, duplican en 7 años. ¿Quién lo hizo esto? Por ejemplo, lo hizo China: China encadenó dos períodos de 7 años creciendo al 10%. Eso implica multiplicar el PBI por cuatro. Es decir, eso no es que no se hizo, se hizo. De hecho, les voy a decir algo: cuando Argentina tomó lugar en el milagro liberal desde la llegada de Urquiza al poder, con la Constitución de Alberdi del ‘53, Argentina, de ser un país de bárbaros, se convirtió en la primera potencia mundial. Si toman la reestimación de Madison, puede ser tercero, igual no deja de ser un milagro. Y, básicamente, cuando miran la tasa a la que crecía Argentina en el relativo al mundo, es más alta que lo que eran las tasas chinas respecto al mundo. O sea, con lo cual, si lo hicimos en el siglo XIX, ¿por qué no lo vamos a poder hacer en el siglo XXI? Lo único que hay que tener es fe, pero, sobre todas las cosas, coraje. Y yo creo que los argentinos, después de tanta resiliencia, tantas cosas malas, si hay algo que tenemos es fuerza y coraje para hacerlo.

Pero de vuelta, ¿cuáles son los fundamentos para esto? El primero es el equilibrio fiscal. Hay un trabajo maravilloso que hizo hace poco Juan Pablo Nicolini, que es un economista de la Universidad Di Tella - que Guido lo conoce, obviamente -, y que además trabaja en la Reserva Federal. Y mostró que, con solo alcanzar el equilibrio fiscal, la economía argentina podría crecer de manera sistemática del 4 %. Y hablando con el Profesor Nicolini, una de las cosas que me decía es: eso es cierto, pero además eso no hacía diferencia si el equilibrio fiscal se alcanzaba subiendo impuestos o bajando gastos, y claramente no es lo mismo. Por lo tanto, una solución hecha desde la reducción del Estado, probablemente la tasa de crecimiento sea más alta. Además, eso conlleva a una reducción de la relación deuda-producto, inexorablemente. Yo entiendo los problemas de la dinámica electoral y la situación que hay actualmente en los mercados, pero a ver, Argentina es uno de los cinco países del mundo que tiene equilibrio fiscal. O sea, en casi 200 países en el mundo, solamente cinco tienen equilibrio fiscal. Nosotros somos uno de ellos. Es decir, si ustedes se dan cuenta, todo el pánico es político. Por lo tanto, si el 26 de octubre pintamos a la Argentina de violeta, el sueño argentino va a ser posible, de hacer grande Argentina nuevamente.

Otro elemento que también es muy importante: cuando ustedes tienen inflación, generan distorsión de precios relativos, y esa distorsión de los precios relativos castiga el crecimiento económico. A mitad del año que viene la inflación habrá sido historia, por lo tanto, eso va a implicar un salto en el nivel del PBI. Va a ser de una vez para siempre, se va a manifestar como mayor crecimiento, pero es un efecto de una vez y para siempre. Pero sí que va a existir y no es menor, porque después van a escalar crecimiento sobre eso. Pero no solo eso: en distintas ponencias el Ministro Luis Toto Caputo además habló de lo que sería nuestra reforma tributaria, y es una reforma tributaria destinada a bajar impuestos, no a subir impuestos. Y nuestra hipótesis es que, si nosotros lográramos encadenar una secuencia de tasas de crecimiento en torno al 6%, 7%, de acá al año 2031 le estaríamos devolviendo a los argentinos, en reducción de impuestos, 500,000 millones de dólares. Es decir, más que lo que debemos hoy como país, y eso sí que es un shock.

Además, otro elemento que juega un rol importante en el crecimiento es el trabajo enorme que hace el doctor Federico Sturzenegger en el Ministerio de Desregulación. Voy a contar una anécdota que muestra, básicamente, acerca de los fundamentos de lo que estamos haciendo: cuando me tocó ser parte de la reunión del G7, invitado por la Primer Ministra de Italia, Giorgia Meloni, me invitó para hablar sobre inteligencia artificial y crecimiento económico. Y, básicamente, uno de los ejes centrales de mi presentación tenía que ver con que no tenía sentido todos los escenarios distópicos que plantean acerca de la inteligencia artificial y que esto, en realidad, iba a ser algo maravilloso para el mundo, porque iba a implicar una aceleración de la tasa de crecimiento como consecuencia del aumento de la productividad. De hecho, el Doctor Reidel, quien además está con las cuestiones de energía nuclear y los temas de inteligencia artificial, - porque, obviamente, los data centers hay que alimentarlos, son cosas que necesitan de mucha energía y de mucha estabilidad -. Entonces, cuando terminó la reunión, mientras esperábamos que llegara el Papa Francisco con Meloni, justo se les había roto el carrito, era un carrito de golf, pero justo se rompió y tardaron en llegar. Nos quedamos en un costado con Kristalina Georgieva hablando de su ponencia y de mi ponencia. Ella básicamente había trabajado sobre un artículo de Keynes, muy poco conocido. Yo sí tuve la suerte de leerlo; les aviso que las obras completas de Keynes son 30 tomos, y hay muchos que hablan de la Teoría General y no la leyeron. Yo la leí cinco veces, y además leí bastante más de las obras de Keynes, no solo la Teoría General. Es difícil catalogarlo en algún lugar a Keynes, depende del momento de la vida de Keynes qué es lo que van a leer: no es lo mismo el Keynes del Tratado sobre el Dinero que el Keynes de la Teoría General, no es el del Breve Tratado sobre la Reforma Monetaria, no es el mismo que el de Las Consecuencias Económicas de la Paz. Es difícil encasillar a un autor de esas características. Pero hay un artículo muy interesante, ya en sus últimos tiempos de Keynes, que es La economía para mis nietos. Y que muestra, él se va ideando cómo sería el futuro. Y, en función de eso, Georgieva plantea un ejercicio optimista, donde dice que la tasa de crecimiento del PBI per cápita salta un punto porcentual.

Obviamente, yo tenía en mente algo mucho más radicalizado, que es volver a revitalizar la idea de la mano invisible, combinada con la fábrica de alfileres. La fábrica de alfileres es la idea de los rendimientos crecientes. De hecho, recientemente, con el Doctor Reidel, acabamos de demostrar —ahora estamos buscando el journal que nos publique lo que hicimos—, hemos logrado reconciliar la idea de la mano invisible con los rendimientos crecientes; o sea, con la fábrica de alfileres. Es decir, que uno puede tener un óptimo de Pareto, aún con rendimientos crecientes. Así es que la gente que sabe de equilibrio general y crecimiento lo va a valorar mucho. Pero lo importante son las consecuencias prácticas que tiene para la vida de los seres humanos y, en especial, en Argentina, que tenemos un Ministerio de Desregulación.

Entonces, yo le conté esta idea: que el problema con la economía neoclásica de querer replicar mercados competitivos, cuando aparecían los rendimientos crecientes —y como los rendimientos crecientes están asociados a estructuras concentradas—, se generaban una maraña de regulaciones que terminaba matando el crecimiento económico, y que lo que había que hacer era desregular y liberar rendimientos crecientes, que eso es lo que iba a hacer generar crecimiento económico. Bueno, imagínense que semejante torpedo a la economía neoclásica no la tenía muy cómoda a Kristalina Georgieva. Pero, por las dinámicas que hemos tenido y que después derivó en el acuerdo en el cual saneamos el activo del Banco Central, en esas etapas, tenemos una reunión en Nueva York, y cuando nos sentamos a hablar me dijo: usted tiene razón. Yo sabía que le tenía que contestar cuatro preguntas, pero no sabía por qué tenía razón si todavía no había contestado. Entonces todavía no contesté, dije yo. Y me dice: no, usted lo que me dijo en Italia tenía razón; había puesto sus econometristas a testear la hipótesis de la relación entre regulación y crecimiento. Y lograron probar mi hipótesis: que, si ustedes desregulan, crecen. Y es así como me pidió si podían sumar a Federico Sturzenegger como parte de los asesores del Fondo para desregular y generar crecimiento económico.

Así es que esto, que había arrancado como una idea teórica y que nosotros veíamos que estaba funcionando, también fue validado en el plano empírico, y hoy es un modelo a copiar en todo el mundo. Y, claramente, esto lo que va a hacer: no solo tenemos un piso de crecimiento por el equilibrio fiscal, no solo vamos a tener - del cuatro ¿no? -, vamos a tener más crecimiento porque se hizo bajando el gasto público, no solo porque, además, va a bajar también los impuestos; sino que, además, en materia de desregulación, vamos a seguir yendo al hueso. ¿Por qué? Porque eso va a ser en favor de los argentinos, va a potenciar muchísimo más el crecimiento económico, y crecer a tasas, durante la convergencia a niveles del 7 %, va a ser posible. Y es por eso que decimos que en 10 años nos vamos a convertir en un país de altos ingresos, en 20 años en una potencia, y en 30 años en uno de los países top 3 del mundo. Porque sí, se puede hacer, y lo vamos a hacer. Porque no solo sabemos cómo hacerlo, sino que, además, sobre todas las cosas, tenemos la convicción. Por ende, lo vamos a hacer.

Pero, nuestra estrategia de crecimiento no se queda ahí. De hecho, cuando ustedes miran la discusión en la literatura de crecimiento económico sobre qué es lo que explica el crecimiento económico, ese debate queda saldado a fines de los 80, inicio de los 90, con un trabajo de Mankiw, David Weil y David Romer —no por Rommer, David Romer, aclaro, porque no es lo mismo— y básicamente de aquella famosa ecuación de Solow testeando el crecimiento en el 57, su modelo, el 56, mostraba que solamente el capital explicaba el 15%. Al incorporar el capital humano, saltaba al 85%, es decir, explicaba 70 puntos más. Y dije: se acabó la discusión, esto es capital humano. Y nosotros es tanto lo que creemos en eso... les voy a contar una anécdota: en la época en que yo vivía en el departamento del Abasto y estábamos solamente Conan y yo, había un cuadro en el living de un metro y medio por un metro de Gary Becker derivando la ecuación de Slutsky intertemporal. Así que imagínense que, para mí, el capital humano, además de tener sobre las espaldas 25 años de dar clases de microeconomía y de equilibrio general, evidentemente tiene un rol importante Gary Becker, y fue tal el homenaje que le hice a Gary Becker, llegando al gobierno, que a un ministerio le puse Capital Humano. Un ministerio que integra el capital humano de primera generación con el de segunda generación. Es decir, lo que tiene que ver con la parte de la alimentación y de la salud. De hecho, el tema de salud era tan complejo que hubo que separar a un ministerio aparte, por los problemas que había con dicho ministerio y la dificultad; pero igual siguen trabajando integrados, de modo tal de asegurar el capital humano en el de primera generación. Porque eso es lo que después permite que esos jóvenes, después, puedan estudiar, puedan trabajar. Y, además, también trabajamos en lo que tiene que ver con la reinserción de aquellos que han quedado desplazados del sistema, de dar contención a los que les cuesta un poco más volver. Y trabajar, la verdad que funcionó, porque bajar 12 millones la cantidad de pobres no es un tema menor; sacar a 6 millones de personas que no comían y que hoy comen. Por lo tanto, se le da un rol importante. Y, dentro de esto, también está el tema laboral. Por lo tanto, no solo va a haber reformas que bajen regulaciones, sino que, además, esto implica que vamos a avanzar hacia un mercado laboral más desregulado. Es decir, parte de este crecimiento, entonces, tiene que ver con seguir desregulando en todos los mercados, y también desregular en el mercado de trabajo. O sea, que se viene reforma tributaria, reforma laboral y mucha desregulación económica para adelante.

Les hago una nota de color: cuando le empezaron a torpedear el barco a De la Rúa fue porque quiso hacer la reforma laboral. No sea cosa que los que están torpedeando atrás sean los mismos. No van a poder parar el cambio.

Pero no solo eso, digamos, además tenemos muchos sectores con gran potencial, ya sea lo que es el campo argentino, la ganadería, —o sea, el agro, la ganadería—, lo que tiene que ver con la minería, que tenemos el tema del litio, el oro, el cobre. Digamos, el RIGI de hecho trajo 25.000 millones de dólares en inversiones y hay pendiente 40.000 millones. Es decir, lo que decían que el RIGI no iba a funcionar, bueno, parece que funciona. Pero no solo eso, todo lo que tenemos en materia de minerales raros, la revolución del oil & gas en Argentina, en especial Vaca Muerta. También lo que tenemos para hacer en materia de energía nuclear, donde estamos avanzando en la construcción de los MRs —o sea, los sistemas modulares— que, además, son escalables y es una energía segura. Por lo tanto, estamos trabajando mucho en el desarrollo nuclear. Hemos hecho un acuerdo con Francia, que son los principales productores de este tipo de tecnología, y, además, tenemos el uranio. Entonces, estamos en condiciones de ser un player importante. De hecho, Argentina se sienta en la mesa de los players importantes. Bueno, queremos ser todavía más importantes. Eso va a facilitar todos los desarrollos de inteligencia artificial que estamos pensando, que podrían tomar lugar en el sur.

Y, finalmente, otro tema no menor es el tema de la apertura comercial. Es decir, una vez que nosotros avancemos en la reforma tributaria, una vez que avancemos en la reforma laboral, vamos a estar en condiciones de abrir más la economía sin que eso tenga un costo social negativo. Es muy importante la secuencia: no es lo mismo abrir la economía y después desregular el mercado laboral y después bajar impuestos; eso podría ser profundamente doloroso para la población. Por eso es: bajar impuestos, después de bajar impuestos, desregular el mercado laboral, después abrir y entrar en un loop permanente. En ese sentido, hemos estado también avanzando y trabajando muy fuertemente en un acuerdo comercial con los Estados Unidos, donde Argentina estaría teniendo un trato muchísimo mejor que el resto de los países. Además, hemos profundizado nuestro vínculo con el Mercosur y estamos trabajando muy rápidamente, avanzando mucho más de lo que se había avanzado hasta ahora en el acuerdo con la Unión Europea. Días atrás también cerramos el acuerdo con EFTA. Así es que también trabajamos para que Argentina cada día sea un país más abierto.

Por lo tanto, los key value drivers para que Argentina pueda crecer están a toda marcha, están a toda máquina. Probablemente tengamos una pequeña pausa como consecuencia de la volatilidad que está creando el partido del Estado; pero no tengan duda que, si el 26 de octubre pintamos a la Argentina de violeta, vamos a iniciar el camino a la Tierra Prometida y Argentina va a ser grande nuevamente. ¡Muchísimas gracias y viva la libertad, carajo!