Palabras del Presidente de la Nación, Javier Milei, en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires
Buenas tardes. Muchas gracias por invitarme y permitirme ser parte de este nuevo aniversario de la Bolsa, donde vengo con tanto orgullo, cariño y alegría. La charla de hoy es básicamente explicarles por qué somos el mejor gobierno de la historia, aún con 18 meses. Y es interesante porque hace un año cuando vine era un montón de promesas y ahora tenemos un montón de datos, pero claramente, no soy un marciano. Entiendo dónde vivo, entonces, antes de empezar con la charla voy a hacer una pequeña reflexión de micro coyuntura diaria.
Allá por la década del 20, un gran economista de la Universidad de Chicago empezaba a desarrollar los conceptos de incertidumbre, y entre las discusiones entre Viner y Frank Knight empieza a aparecer esa idea de riesgo e incertidumbre. Y la realidad es que el problema con la incertidumbre… digo, ¡qué lindo momento poder hoy explicar esto acá! Que además usted lo saben. Ustedes saben que el problema con la incertidumbre es que no la pueden medir, no la pueden trabajar, no la pueden manejar, está fuera del alcance de lo que pueda hacer cada uno de ustedes. Sin embargo, la diferencia con el riesgo es que ustedes lo pueden medir. Y cuando ustedes además pueden medir el riesgo, tienen claro las medidas que tienen que tomar para mitigar esos riesgos. Por lo tanto, aun cuando les claven puñales en la espalda, si ustedes sabían, probablemente tengan puesto un chaleco de seguridad y no pase nada. Los puñales existen, pero la macro es un chaleco de seguridad.
Ustedes podrían decir, bueno, pero estoy aburrido de escuchar economista que ex post acertaron siempre. El proceso de toma de decisiones es un poquito más complejo. Pero, aquellos que hayan tenido la oportunidad de escuchar mi nota con Luis Majul, ayer a la mañana, sabrán que nada de esto que está pasando a nosotros nos sorprende y nosotros estamos preparados para esto y sabemos que vamos a ser exitosos. ¿Y saben qué? Lo que pasó hoy ya lo sabíamos ayer. Tuvieron algún gesto el 25 de mayo, pero se criticaron mis formas, ahora saben que Milei tenía razón, pero sobre todas las cosas, lo más importante es que sepan que están desesperados. Esto es un acto de desesperación, porque saben que en octubre La Libertad arrasa.
Es más, a la luz de lo que pasó hoy, apuesto 100 mil a uno que todos saben los que voy a hacer. Así que ¿saben qué? Vamos a vetar. Y si aún se diera la circunstancia, que no creo, pero se diera que el veto se cae. Lo vamos a judicializar y aún si sucediera el peor de los casos que de repente, la Justicia tuviera un acto de celeridad de cosas que tarda en tratar muchísimos años y lo decidiera tardar en muy poco tiempo, aun así, el daño que podrían causar podría ser mínimo. Sería solamente una mancha en dos meses, la cual el 11 de diciembre, se la vamos a revertir en caso que tuviera éxito. Lo cual, como verán, la política del superávit fiscal es permanente.
Con lo cual ya les adelanté la conclusión que querían; ahora vamos a explicar por qué somos el gobierno de la historia. Dicho esto, la pregunta es ¿por qué digo lo que digo? O sea, ¿en qué me sustento? Hay un trabajo maravilloso de Gerardo Della Paolera, Bózzoli y Irigoin, que se llama “Passing the Buck”. “Passing the buck” es lo que ocurre en las carreras de posta, y cuando ustedes van pasando la posta de uno a otro. Entonces, utilizando el índice de presión macroeconómica que desarrolló Barro, lo que hicieron estos autores, fue rankear todos los gobiernos de la historia argentina. Y, en ese contexto, el mejor gobierno de la historia fue el primer gobierno de Menem. Y, es más: el segundo gobierno quedó calificado como tercero. Es más, los autores hacen una mejora del índice para contemplar cómo impactaban los números fiscales, las privatizaciones; y aun así el primer gobierno sigue siendo el mejor gobierno de la historia - hasta ahora - y el segundo gobierno de Menem estaba sexto con esta corrección. Es más, el propio Gerardo me dice: uno de los defectos que tenía ese índice es que no contemplaba, no era demasiado justo en términos de reformas estructurales. Pero lo importante es la caracterización que uno puede hacer de manera muy estilizada de lo que fue el gobierno de Menem. El gobierno de Menem básicamente tuvo dos elementos: un plan de estabilización —digamos, la convertibilidad— y un conjunto de reformas estructurales. O sea, ese es el núcleo duro que lo constituyó en el mejor gobierno de la historia.
Por lo tanto, la primera parte de esta charla, voy a explicar por qué en términos de plan de estabilización, nuestro plan de estabilización, no solo es mejor numéricamente, sino que además conceptualmente y no solo eso, además, voy a explicar por qué nuestras reformas estructurales o si ustedes quieren, los fundamentos del crecimiento son mucho más sólidos y obviamente que después cuando terminamos vamos a discutir algunas cuestiones de riesgos y demás. Voy a desarrollar esto que acabo de desarrollar recién de una manera más profunda.
Entonces, lo primero es por qué consideramos que la estabilización es mucho más exitosa que la que fue el caso del gobierno de Menem. Bueno, en realidad, si ustedes se fijan, nosotros, la caída de la tasa de inflación es mucho más rápida y esto es muy interesante porque nosotros recurrentemente solemos trabajar con lo que es el índice de precios mayoristas, porque es anticipado. Entonces, como va anticipado, se puede ver con mayor claridad y ahí pasamos de niveles del 54% mensual a niveles de deflación, o sea, después de cerca de 17 años tuvimos un dato de deflación. Con lo cual, pasamos de niveles de que anualizado estaban en torno al 17 mil por ciento… Hoy día escuché un Ariel Coremberg hablando sobre que explica por qué estábamos en lo que era la dinámica de una hiper. Ya sea, si uno lo tomaba en lo que Cagan definía como hiperinflación que en un mes tuvieran más de 50% inflación. Y eso cuando ustedes miraban los indicadores diarios y semanales de inflación, la inflación viajaba entre el uno y el uno y medio por ciento diario, o sea, estaban todas las características dadas y además yo entiendo que la extrapolación de eso es algo como muy, que parece muy exagerado, pero cuando ustedes miraban el tamaño del desequilibrio monetario, nosotros teníamos el vencimiento de a un día el equivalente de cuatro bases monetarias y además teníamos vencimientos en deuda en pesos en un corto periodo por nueve bases monetarias. Es decir, que podríamos haber multiplicado en un lapso muy corto de tiempo por 14 la cantidad de dinero y, además, había un sobrante monetario que era el doble del que había en la previa del Rodrigazo. Así es que, entiendo que los contra fácticos suelen generar sospecha, pero estaban los elementos claros para un verdadero desastre macroeconómico.
No les gusta mirarlo así; pueden mirar la tasa interanual, de llegar a niveles en torno al 300%. Hoy vamos a estar viajando en torno al 20. Por lo tanto, eso también muestra un gran éxito. Y lo más importante es cómo esto se logró. Entonces, esto es muy interesante, porque una de las cosas que no hubo fue una hiperinflación previa. Es decir, la convertibilidad venía de dos episodios hiperinflacionarios: venía de la hiperinflación del 89, de Alfonsín, y venía de una propia hiperinflación, cuando el plan Bunge & Born y después el de Erman terminan volando. Por lo tanto, no estuvo esa gran máquina de licuadora de todo, que dejaba la demanda de dinero en un nivel tan bajo que la propia recomposición de la demanda de dinero facilitaba la estabilización. Pero también es algo muy interesante que logramos esto sin una expropiación. Es decir, nosotros no hicimos un plan Bonex; nosotros no reperfilamos deuda en pesos, poniéndole una frase para ocultar un default en moneda propia. Nosotros resolvimos el problema del balance del Banco Central y de las finanzas del sector público sin expropiaciones, respetando el mercado.
Pero no solo eso, además, también lo hicimos sin controles de precios. A ninguno de nosotros se nos ocurrió violentar el sistema de precios, porque como liberales, nosotros respetamos el derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad y en estricto rigor, los controles de precios son una violación al derecho de propiedad. Porque en el fondo ¿qué es el mercado? El mercado es un proceso de cooperación social donde se intercambian voluntariamente derechos de propiedad. Voluntariamente derechos de propiedad y de donde cuyo intercambio surgen unas relaciones de intercambio entre dinero y mercancías que fija un registro histórico llamado precios y el precio es un mecanismo de transmisión de información que genera, básicamente, una señal que hace que los agentes se coordinen en torno en esa señal, algunos serán compradores, otros serán vendedores y si hay desequilibrios se producirá un ajuste. Pero todo ese mecanismo, parte de una institución básica que es el derecho de propiedad, si ustedes violentan el derecho de propiedad la señal está contaminada y el mercado no coordina.
Una de las cosas. Una de las primeras demostraciones de por qué el socialismo fallaba, que está en la obra socialismo de Mises, es que el socialismo rompe el cálculo económico. Al no haber derecho de propiedad los precios no son precios, son registros contables. De hecho, los rusos gastaban muchísimo dinero en espías tratando de poner precios. Por lo tanto, sin cálculo económico no hay coordinación y, por ende, el sistema se rompe. Y eso nosotros lo entendemos y lo respetamos a la perfección, que es lo que tiene que ver con el respeto del derecho de propiedad y con la libertad.
Pero, además, tampoco fuimos a un esquema de tipo de cambio fijo. De hecho, si ustedes quisieran hacer el comparado de la evolución de la inflación contra la convertibilidad, que sí tenía tipo de cambio fijo, deberían restarle a la inflación de cada mes lo que fue el crawling peg que teníamos hasta que decidimos flotar. Pero, además, otra cosa más: y es que, en los programas de estabilización anteriores, básicamente se hacía un ajuste de tarifas y el plan de estabilización se lanzaba después, como para mostrar un éxito bastante rápido. A diferencia de esa hipocresía, nosotros hicimos la recomposición tarifaria desde el primer momento. Por lo tanto, aun cuando hubiéramos alcanzado niveles o dinámicas de inflación parecidas, con todos estos elementos que tiene nuestro programa, hace que sea el mejor programa de estabilización de la historia, muchísimo mejor que el plan de la convertibilidad. Motivo por el cual estoy tan agradecido al mejor Ministro de Economía del mundo, Toto Caputo; al Presidente del Banco Central, Santiago Bausili; digamos, al vice, a Vladimir, a José Luis Daza, y al crack de las finanzas, Pablo Quirno.
Pero no solo nosotros logramos estabilizar la economía, cuando nosotros logramos estabilizar la economía, una de las cosas que nos dijeron era que íbamos a hundir a la economía en una depresión y yo recuerdo que hablábamos que nosotros íbamos a hacer, íbamos a tener una salida en V y también usé una expresión en latín, es que la actividad iba a subir como pedo de buzo. Más allá de eso, en estos días, estuvieron publicando las recuperaciones comparadas y no es que solamente salimos en V, sino que, además, de todas las salidas, esta es la salida más rápida que se tenga recuerdo de los programas de estabilización exitosos. Por lo tanto, también hemos sido exitosos en la forma en la cual salió el nivel de actividad.
Pero no solo eso, porque a pesar de haber hecho esta estabilización, con un ajuste en el Tesoro de cinco puntos del PBI, con un ajuste del Banco Central de 10 puntos del PBI. Esto también es muy importante, porque esto lo ha señalado en una entrevista Toto de una manera brillante y clarísima y es, fíjense la trampa en la cual estábamos metidos que aún si hubiéramos resuelto en la cuestión fiscal de una manera que nadie esperaba ¿no? Porque después de 123 años de déficit, donde las veces que hubo no hubo déficit fue porque estábamos en default, entonces, porque una reestructuración que no está completa no nos sacó del default, se terminó de cerrar en el 2015 y ahí ya no había superávit.
Dicho esto, todos predecían que íbamos a ir a un cataclismo y demás. Y lo interesante es que, con semejante ajuste, y además bajando la inflación —algo que decían que no podíamos hacer—, porque primero no iba a bajar del 30, después no iba a bajar del 20, después no iba a bajar del 8, después no iba a bajar del 4… y sigue bajando. Lo que pasa es que no es un movimiento rectilíneo uniforme, ni es una parábola tan suave. O sea, uno vive en un mundo con volatilidad. Pero, al margen de eso, lo que es interesante es que, cuando ustedes miran en términos desestacionalizados, el EMAE, el dato de diciembre del 24 terminó 6% arriba de diciembre del 23. Es decir, que no solo logramos estabilizar la economía muy rápido, sino que, además, también recuperó muy rápido la economía, y terminó, además, 6% arriba del año anterior, a pesar de haber hecho el ajuste fiscal más grande de la historia. Es decir, los keynesianos tienen que empezar a quemar sus libros.
No solo eso, porque en el primer trimestre de este año nos expandimos al 5,7; y hoy, en el segundo trimestre la economía viene para cerrar entre el 7,5 y el 8%. Con lo cual logramos estabilizar exitosamente y además hacer la recuperación más rápida, y con una economía que ahora crece arriba del 6%.
Pero eso no es todo, porque usualmente se nos suele acusar a los liberales de no tener corazón, de ser desalmados, de ser crueles. Y esto también es interesante, porque es ver qué pasó con los pobres. Digo, que venga a decirme que soy cruel el imbécil que los ocultó, borrando las estadísticas, es bastante insultante por lo menos; o aquel que dijo que teníamos menos pobres que Alemania. Pero al margen de esos exabruptos, por decirlo de alguna manera elegante, la realidad es que la pobreza, el indicador oficial se mide en términos semestrales y refleja el promedio del semestre. Entonces, si esa variable está creciendo, los últimos datos están por encima del promedio y por lo tanto que venga el gobierno anterior y me hable del promedio semestral, en realidad nos está engañando, porque la variable esa estaba en franco crecimiento. Pero, además, no solo estaba esa subestimación. Argentina utiliza el método de las canastas básicas, o sea, comparadas contra un ingreso. Y el problema radica en que muchos de los precios que aparecían ahí, cuando ustedes iban a la góndola, no estaban, porque había controles de precios. Es decir, ustedes quizás no se recuerdan, pero había gente con pecheras midiendo las góndolas, o entraban patoteros a tratar de bajar los precios, o buscaban controlar el dólar con la policía.
Consecuentemente, lo que pasaba es que, además, esas líneas estaban subestimadas y, por lo tanto, cuando nosotros hicimos el sinceramiento en la medición mensual, ese número saltó al 57%. Que vean qué deshonestos, intelectualmente, muchos comunicadores, porque ahí sí le daban importancia a la estimación mensual que hace Martín González Rosada, de la Universidad Di Tella. Ahora no. Ahora están tratando de buscar la cosa que sea más promedio, para licuar lo más posible la mejora.
Y desde ese 54% de pobreza, gracias a la enorme tarea de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, junto al accionar de que lo que se hizo en Economía, lo que hizo todo el equipo, porque lo que van a ver es que, a lo largo de esta charla, lo que yo le voy a estar mostrando es el truco de cómo funcionan todos los ministerios juntos para generar prosperidad. Lo interesante es que hoy, desde aquel fatídico 57%, hemos sacado de la pobreza a 11 millones de argentinos, les guste o no les guste a las cucarachas.
Claramente, todo esto no hubiera sido posible sin el enorme trabajo también de la ministra Patricia Bullrich en materia de seguridad interna. Es decir, el derecho de propiedad se respeta con orden. Y yo recuerdo que parecía que terminar con los piquetes era algo imposible, y cuando nosotros llegamos, el último año había habido 8000 piquetes. Y gracias a la enorme tarea de la ministra Bullrich y todo su equipo, llevaron ese número a cero. Gracias, Ministra.
No solo hicimos eso en materia de seguridad, porque una parte que es la seguridad interior, la otra es la seguridad vinculada al exterior, el Ministerio de Defensa. Donde también, la enorme tarea que lleva a cabo el Ministro Petri hizo que, de ser un país donde casi teníamos nuestras Fuerzas Armadas en extinción, después de hacer el programa más grande de la historia de armamento militar, hoy Argentina se encuentra en el número 23 de las potencias mundiales. Pero, como si todo esto fuera poco, además y ahí, sin lugar a dudas, hay alguien que se destaca, que es el Profesor Sturzenegger. Hemos hecho 2500 reformas estructurales. Con lo cual, no solo que hemos tenido un programa de estabilización mucho más exitoso que la convertibilidad, sino que, además, hemos hecho 25 veces más de reformas estructurales. Pero esto lo hicimos con 15% de la Cámara de Diputados, siete senadores, una traidora, pero con el mejor Jefe de Gabinete de la historia que es Guillermo Francos. Para variar, Mariano, no sé de tu materia. Cuando explican todo lo que dice, lo que hace es enorme, pero no es lo mío. Lo mismo me pasa también con Mario Lugones, que también hace una tarea enorme, pero no sé ni el nombre de los huesos. Entonces es como que mi exceso de foco… Pero bueno, hay cinco ministros, o por lo menos seis, que pueden decir que estoy bastante intenso con ellos.
Voy a explicar ahora, entonces, es la estructura del modelo, que justifica este éxito. El primer elemento es el rol de la estabilización macro, el rol del equilibrio macro, lo que solemos hablar: las tres anclas, que están haciendo el programa ahora, Furiase, Vauthier y Núñez; y es, por un lado, el ancla fiscal. Nosotros, en base al trabajo de Cerro y Meloni, habíamos visto que todas las crisis argentinas —eso, además, después fue actualizado por Héctor Rubini— salvo dos casos, todas las crisis argentinas tenían origen fiscal. Y el origen fiscal podía ser un desequilibrio grande o exageradamente grande. Por lo tanto, en el centro de todos los problemas estaba la política fiscal. Yo recomiendo enfáticamente la primera conferencia, el primer reportaje que da Toto, donde todo el problema gira en torno al déficit fiscal. Lo voy a hacer con un ejemplo, para que sea más fácil: generábamos déficit fiscal, primero tratábamos de financiarlo con endeudamiento. Una vez que no nos podíamos endeudar más, defaulteábamos, con lo cual rompíamos los contratos. Argentina es el máximo defaulteador de la historia moderna; le hemos ganado a Ecuador. No solo eso, sino que, además, dado que no había más financiamiento, se financiaba con emisión monetaria. Y eso generaba inflación. Entonces, básicamente, ¿qué se hacía? Controles de precios, se vulneraba el derecho de propiedad, se creaban oficinas para controlar precios. Ahora, ¿qué pasa? Cuando ustedes crean controles de precios, aparece el desabastecimiento. Entonces, en lugar de arreglar el problema, se emparchaba poniendo, básicamente, la Ley de Desabastecimiento. Es decir, todo funcionaba así. Para tratar de anclar, bajo la hipótesis errónea de que las fluctuaciones en el tipo de cambio generan inflación, básicamente lo que hacían era controlar el tipo de cambio. Y entonces, ese desequilibrio de emisión e inflación lo que generaba era presión en el mercado cambiario. Se perdían reservas. En lugar de arreglar el problema —que seguía siendo el déficit fiscal— ¿qué era lo que se hacía? Ley penal cambiaria, persecución, controles de capitales. Digo, justamente, todo el entramado regulatorio en Argentina tiene que ver con eso: con esta situación de no querer arreglar el origen de los problemas, sino atacar sobre las causas.
Es más, probablemente, nada sea más cobarde por ejemplo que la Ley de Góndolas. Porque sí, el gobierno anterior tenía a los cavernícolas que mandaba a controlar precios. Sí, cavernícolas, literalmente. Pero la Ley de Góndola era peor, porque en realidad, en lugar de mandarle los matones no oficiales, que son transitorios propios de este tipo de gobiernos populistas, como son cobardes y no tenían las pelotas para hacerlo ellos, mandaban a los patoteros y si ustedes quieren, oficiales. Con lo cual, el problema se extendía más allá de ese gobierno y quedaba una ley que además nos arruinaba el respeto del derecho propiedad a todos y encima, caraduras de esos, hablan de las instituciones, del respeto de las instituciones y de la propiedad, o son brutos, o son hipócritas, o cínicos, pero esa es la realidad de Argentina.
Además, el déficit cero tiene varias cuestiones importantes, porque es no déficit cero, la línea primaria, no, es déficit cero en la línea financiera. Esto quiere decir, esto quiere decir, que entonces la deuda no crece y si la deuda no crece más, la relación deuda-producto es no creciente y, por ende, pasamos a ser solventes intertemporalmente. No por nada el riesgo país de niveles de 3000, hoy está en 700. Pese a la casta política, pese a los degenerados fiscales, pese a estos primates, perdón por los primates, que creen que la restricción de presupuesto es algo flexible. Y eso tiene ese impacto que es muy importante, porque eso afecta la solvencia, por ende, afecta al riesgo país y eso hace caer la tasa de interés y eso permite la acumulación de capital. Eso permite que la productividad de los trabajadores sea más alta y se puedan pagar mejores salarios. Es decir, es una contradicción cuando estás bestias hablan de que les importa el bienestar de la gente y se dedican a fabricar riesgo país. Porque lo que están haciendo es descapitalizar a la economía y a los que más perjudican es a los que menos tienen.
Pero no solo eso: el hecho de haber hecho el ajuste fiscal implicó devolverle 15 puntos del PBI a la gente. Entonces, de estar discutiendo la hiper, por ejemplo, los bancos empezaron a trabajar de bancos, no de ser una oficina del Banco Central. O sea, ¿no se dieron cuenta el sistema financiero de la forma que funcionaba antes? Casi era soviético, era un apéndice del Banco Central con fachada privada. Pero para prestarle al Banco Central. Y eso implicó devolverle recursos, incrementar el ahorro. ¿Y eso qué hace? Genera inversión. Y eso es lo que genera crecimiento económico. Pero, además, no solo fue la cuestión fiscal: también la política de emisión cero. Es decir, tarde o temprano, la tasa de inflación va a colapsar, porque la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario, les guste o no les guste a las bestias heterodoxas que habitan este país, que le arruinaron la vida a millones de argentinos. Y, habiendo fijado la cantidad de dinero ya hace más de un año, nosotros sabemos que, para mitad del año que viene, la inflación va a dejar de existir. ¿Tendrá fluctuaciones? Sí. Podrá bajar más rápido o más lento en función de lo que hagan los degenerados fiscales. Pero, inexorablemente, va a colapsar.
Pero, además, al terminar con la inflación, deja de haber ruido sobre el sistema de precios. Recuerden que ¿qué es lo que dije? el sistema de precios es un mecanismo de transmisión de información. Yo puedo ser un gran divulgador, pero si desde acá apareciera un, no sé, una cortina de ruido, yo me voy a poner a hablar y usted no me van a entender nada y no porque no sean personas capaces, no van a entender nada porque hay ruido, ese ruido es la inflación y al sacar ese ruido, lo que aparece es la verdadera estructura y eso es sobre lo que tenemos que trabajar. De hecho, nosotros estamos haciendo mucho para mejorar cómo funciona la economía. Voy a hacer un argumento de estado estacionario, aclaro, de estado estacionario o lo que en la economía austriaca se llama, en la economía de giro uniforme. En la economía de giro uniforme, el precio es igual al costo medio, es decir, que ustedes con el precio pueden pagar por los salarios, van a pagar el costo de operación y mantenimiento, van a pagar los impuestos y van a pagar la retribución del capital en ese equilibrio de estado estacionario. Básicamente, hay una parte del trabajo que inexorablemente la tiene que hacer el sector privado bajando los costos de operación y mantenimiento, o sea, tienen que ser más eficientes. Hay una parte del trabajo que la hacemos nosotros y es bajar impuestos. Nosotros en el último año bajamos más de dos puntos los impuestos. Hicimos algo que nadie esperaba, era eliminar el impuesto país y dijimos que lo íbamos a hacer y lo hicimos y a pesar de eso, seguimos con el equilibrio fiscal. Pero no solo eso, entonces, nosotros estamos haciendo nuestra parte, los degenerados fiscales no quieren que el dinero vuelva a ustedes. Porque una de las hipótesis con las que nosotros estamos trabajando y es que, si la economía se expande, en caso de que lográramos la reelección y llegáramos al 2031 y la economía se expandiera a tasas entre el 6 y el 8%, nosotros bajaríamos los impuestos un punto y medio al PBI por año y le estaríamos devolviendo a los argentinos de bien 500 mil millones de dólares, es decir, más de lo que tenemos de deuda. Y saben qué es lo que se discute en el nido de ratas, en la madriguera inmunda donde están todos los degenerados fiscales que no quieren devolverle a ustedes su dinero.
Y lo que es la tercera pata de este esquema es el tipo de cambio libre. Recuerdo que nosotros empezamos, una de las cosas que pasó cuando nosotros decidimos congelar la base monetaria, nos dimos cuenta que íbamos a tener un problema de monetización. Básicamente porque si la economía crecía y era algo que estaba ocurriendo, eso generaba más demanda de dinero. Si baja la inflación genera más demanda de dinero. Entonces frente a esa situación, además los agregados monetarios venían de niveles muy deprimidos. Consecuentemente íbamos a tener un fuerte aumento de la demanda de dinero y sin tener una contraparte de oferta, en el mismo momento que se agota el money overhang, nosotros íbamos a tener un problema de asfixia monetaria. Porque si uno no tiene preparada la estructura contractual para la deflación, se puede llegar a empantanar el crecimiento económico. Frente a esa situación, cumplimos una de nuestras promesas monetarias que íbamos a ir a un régimen de competencia de monedas; de hecho, hoy ustedes pueden hacer las transacciones en la moneda que quieran, pero ya lo podían hacer desde el año pasado. Pero, aun así, veíamos que no traccionaba. Entonces, como veíamos que no traccionábamos, consideramos que esto, parte tenía que ver con que todavía existía el cepo cambiario, lo cual nos parecía una herramienta inmunda, horrible, y que, además, me había comprometido en eliminar. Eso sí, no lo podía hacer el primer día, porque el desequilibrio de stocks nos hubiera precipitado a una hiper. Entonces, empezamos a trabajar en un programa con el Fondo Monetario, de características únicas, que básicamente lo que intentaba hacer era revertir las aberraciones hechas por el kirchnerismo. Recuerden que el kirchnerismo agarraba, emitía papelitos de colores, se los dejaba al Banco Central y se llevaba las reservas. Digo, por ejemplo, el motivo por el cual lo echaron a Redrado del Banco Central fue ese. Digo, la señora, la presidiaria, se quiso armar el Fondo del Bicentenario. Dicho sea de paso, esto pasó en mi gobierno. El que sí respeta las instituciones, el que no se mete en la Justicia y los deja actuar libremente.
En ese contexto, básicamente, lo que ocurrió es que lo que hicimos nosotros fue la operación reversa. Porque básicamente, si ustedes piensan el problema de la condición de transversalidad, la condición terminal, final de una economía, ustedes deberían rescatar todos esos pesos. Y en la medida que esos pesos excedan a los activos reales que ustedes tengan del lado del activo, ustedes necesitan cada vez un nivel de precios más alto para hacer el cierre del Banco Central, porque la tenencia en el momento final es cero. Piensen en cuántos pesos o dólares, o lo que quieran llevarse se van a llevar el día posterior a que partieron. ¿A cuántos se van a llevar al otro patio? Nada. En el otro lado no compra nada eso. Así es que, en ese contexto, en la medida que uno mejorara la hoja del balance del Banco Central, el nivel de precios de largo plazo baja, y, dado el nivel de precios de hoy, la pendiente que une esos dos puntos, se reduce. Por lo tanto, la inflación subyacente cae, la inflación de largo... y así es como construimos el programa del Fondo. Nosotros, desde distintas maneras: el Ministerio de Economía lo hizo de una manera, el Banco Central lo hizo de otra manera; y, digamos, yo desarrollé también otra metodología para ver cómo era, si podíamos o no salir del cepo. Es más, creo que lo conté: el día que terminé de cerrar mis números y estaba hablando con Furiase, estuve cuatro horas por teléfono, hablando tarde a la madrugada —pobre mi exnovia, padeciéndome—, que obviamente me fui a hablar a otro lado y, bueno, después tiene consecuencias, cuando los medios llenan con porquería esas llamadas.
Pero, al margen de eso, a lo que quiero ir es que, al otro día, nos juntamos e hicimos una reunión en Olivos, y estábamos todos convencidos de que había que terminar con esa herramienta inmunda que era el cepo. Pero en nuestros números, desde distintos lugares, todos habíamos llegado a que necesitábamos 12.000 millones de dólares. Y, obviamente, como Toto y yo somos muy adversos al riesgo, dijimos: "No, vamos a decir 15.000, para poder ruletearnos en el mercado 3.000 palitos", con lo cual eso generaría un estrangulamiento que haría que, tarde o temprano, el mercado tirara la toalla. Pero bueno, ahí empezaron de vuelta las operaciones de prensa. Y cuando no llegaba, estábamos más en marzo, nosotros habíamos anunciado esto y sabíamos —nosotros teníamos un acuerdo de confidencialidad con el Fondo— y, por lo tanto, no podíamos defendernos de todas las barbaridades que estaban diciendo periodistas y econochantas, ya sea por ignorancia o por intereses, o las dos cosas a la vez. Y era muy interesante, porque nos decían que nosotros no íbamos a salir, que era un año electoral, que no nos íbamos a animar. Y terminamos haciendo un programa que, si uno le suma la renovación del swap chino, la repo y demás, o sea, son cerca de 49.000 millones: 20.000 casi de acceso rápido. Y, consecuentemente, teníamos los números. Pero estaba la especulación política. La libertad no puede estar sujeta a la especulación política, y por eso levantamos el cepo, a pesar de ser un año electoral.
Y ahí también apareció otra discusión que era básicamente el traspaso a precio de la devaluación. Yo entiendo que si ustedes miran la historia argentina desde que existe el Banco Central, si ustedes creen que hay una relación entre devaluación-inflación, empíricamente es cierto. Es lo mismo que si yo me hubiera parado en el año 1801 cuando escribió Malthus y hubiera sometido el modelo de Adam Smith y el de Malthus a la evidencia empírica, hubiera ganado por goleada los econometristas le hubieran dado la razón a Malthus. Sin embargo, el palo de hockey dice que el que tenía razón era Adam Smith. Entonces, si ustedes miran desde que hay Banco Central hasta ahora, la verdad es que cada vez que pasó el tema de la devaluación después había inflación y el único periodo donde no hubo inflación estaba el tipo de cambio fijo. Entonces, entiendo que pueda darse esa situación. Ahora, en realidad, primero tenemos un problema, no, hay un problema conceptual. Piensen en término de equilibrio general. Precios determinando precios. O sea, es un problema de circularidad. No sé qué modelo de equilibrio general estarían resolviendo. Primer punto, o sea, tienen un problema de inconsistencia.
Pero, no solo eso, sino que además está lo que se llama el efecto Hume-Cantillon. Supongan que yo tengo una caída en la demanda de dinero, no importa porque, pero tengo una caída de la demanda de dinero, se me va, puedo hacer un ejemplo, supongamos que estoy viendo el balance del Banco Central que se viene una oleada de dinero enorme. ¿Qué van a hacer? ¿se van a quedar en pesos? si ustedes saben que se aumenta la oferta el poder adquisitivo del peso cae, con lo cual, lo que tiene que hacer es salir corriendo. En ese contexto, a ustedes le cae la demanda de dinero, le sube el precio del dólar, después del precio del dólar sube los transables, después suben los mayoristas, después suben los minoristas y por último los salarios. Por eso son tan impopulares las devaluaciones. Lo que yo acabo de describir se llama efecto Hume-Cantillon, que básicamente cuando apareció el ignorante de Keynes, rompió toda la teoría monetaria y básicamente, entonces, los economistas ignoran toda la teoría monetaria y toda la discusión monetaria previa a que apareciera ese libro inmundo llamado comúnmente Teoría General. Y una de las cosas que logramos demostrar, mientras que decían que la inflación se iba a ir al 7 y que después iba a estacionar el 5 y demás, fue demostrar que salimos del cepo y la inflación sigue bajando y si no fuera porque estamos, seguimos con la reconstitución de tarifas, la inflación todavía sería más baja y cuando, ya les dije, cuando terminemos de limpiar el money overhang, la inflación va a desaparecer. Podrá ser más tarde, más temprano, podrá ser, a ver, si los degenerados fiscales lograron hacer daño y generaron un poquito más de riesgo país y demás ¿qué van a hacer, van a desacelerar el crecimiento, se va a desacelerar el ritmo el que baja la inflación? Pero tarde o temprano se va a terminar porque no emitimos más. Y ese es el otro elemento.
Entonces, ahora llega el momento de hablar de las reformas estructurales y del crecimiento. Una de las principales criaturas que tiene este modelo, y que es motivo de admiración mundial, es que directamente nosotros dijimos: hay que cambiar el tema de la política social. Se terminó eso de regalarles el pescado: van a aprender a pescar. Y por eso, nosotros —digamos— no es ni Ministerio de Acción Social, ni de Bienestar Social, ni nada de eso. Nuestro ministerio que se encarga de las políticas sociales se llama de Capital Humano. O sea, con lo cual, además, le hemos rendido un homenaje a George Stigler, a Gary Becker y a Hirofumi Uzawa, y a la tradición de Chicago. Justamente, le hemos dedicado un ministerio. Y el motivo por el cual hicimos esto es que, cuando ustedes miran todo el debate sobre crecimiento económico —no los voy a atormentar con todo el debate—, voy a ir ya a cuando el debate, el remate del debate es un trabajo del año 89, de Mankiw, Romer y Weil -David Romer-, básicamente, lo que muestra es que 70 puntos porcentuales del crecimiento económico es explicado por el capital humano. Y ustedes tienen capital humano de primera generación y de segunda generación. La primera generación tiene que ver con la salud. Y ahí hemos hecho grandes cosas, porque esa primera parte, lo que tiene que ver con salud, el tema era tan grande y tan complejo que tuvimos que separar y tener un ministerio aparte en el caso de Salud. Pero desde Capital Humano, lo que se da es la asistencia a Niñez y Familia, es decir, la contención de los chicos cuando llegan y hasta que pueden entrar al colegio. Y ahí es interesante, porque nosotros hicimos varias cosas. Hoy, la AUH y lo que es la Tarjeta Alimentar, se cubre el 100% de la canasta, cuando antes los progres, los buenos, los amigos de los pobres, no llegaba al 56.
No solo eso, sino como les había contado antes, esos precios antes estaban falseados y ahora son precios de verdad. Ahora son precios, no registros contables. Y ahí también pasó algo de un valor enorme: que decían que era imposible terminar con los gerentes de la pobreza. Y era muy perverso el mecanismo, porque decían: "No, bueno, pero si cobran en una tarjeta". Sí, la plata se cobraba en la tarjeta, pero ¿la trampa dónde estaba? La trampa era que tenían que ir y hacer una prestación; y cuando le tenían que firmar la prestación, ahí venía el peaje. Y eso era el financiamiento que tenían estos delincuentes, conocidos como gerentes de la pobreza. Y con la gran valentía de la Ministra Pettovello y de la Ministra Bullrich, le hemos sacado el curro a esos —perdón el término— tremendos hijos de puta que le cagaban la vida a los que menos tienen. Con lo cual, ahora, además, reciben mucho más todavía.
Pero también trabajamos en lo que es el capital humano de segunda generación, después de la situación devastada que quedó en la educación, la Ministra Pettovello lanzó el Plan de Alfabetización. Se procedió a empezar a evaluar, porque ustedes lo que no miden no lo pueden arreglar y, además, la enorme tarea que se está llevando en todo lo que es la política educativa, donde tenemos algunos secretarios y subsecretarios que son verdaderas estrellas y esto, además, toda esta política está enlazada con el mercado laboral. Tanto por lo que tiene que ver con las personas, los chicos que salen del colegio y se puedan insertar en el mercado de trabajo, como aquellos que quedaron afuera del mercado de trabajo y que puedan ser re entrenados para volver a ingresar el mercado de trabajo y si bien, ya hemos hecho avances en materia de legislación laboral, a partir del 11 de diciembre vamos a continuar con la reforma laboral.
Y esto ¿por qué es tan importante? porque, esto nos va a permitir que ingresen más personas al mercado de trabajo, o sea, Argentina no tiene puesto de trabajo nuevos desde el año 2011. La cantidad de empresas que contratan trabajo está fija desde el año 2008. Bueno, eso está cambiando. Pero, además, Argentina también tiene una PEA muy baja. Entonces en la medida que el mercado laboral se flexibilice, que en la medida que vaya modificándose la pea y que la economía crezca, entonces, sí en ese momento va a ser posible hacer una reforma previsional seria. Cualquier otra cosa que le digan en el medio es humo. Pero, no solo es esto lo que estamos haciendo en Capital Humano, el otro tema es nuestro otro ministerio estrella, el otro ministerio que es motivo de admiración mundial, es el Ministerio de Desregulación que está a cargo del doctor Sturzenegger.
El formato divulgación, para contar de qué va el Ministerio, lo ha explicado de manera brillante Federico en varias entrevistas. Dice: claro, cuando llegó a este gobierno, lo que había cambiado era la pregunta. Antes, la pregunta era cómo hacemos eficiente el Estado, cómo hacemos eficiente lo que está. Ustedes sabrán que, por una cuestión filosófica, esa pregunta yo no me la hago de ninguna manera. Casi me genera repulsión esa pregunta, porque, como señalaba Milton Friedman, hay cuatro formas de gastar: usted puede gastar la suya, la de otros, y la pueden gastar en ustedes o en otros. Siempre la mejor forma de gastar es gastar el dinero propio en uno mismo, porque ustedes saben lo que quieren y ustedes saben lo que les costó ganarla. Esa es la mejor forma de gastar. ¿Por qué? Porque maximiza los beneficios. Ahora, ustedes, por ejemplo, pueden gastar su dinero en otros: los regalos. Tratan de quedar bien con lo menos posible. O sea, ¿qué hacen? Minimizan el costo. En otros casos, pueden gastar el dinero de otros en ustedes mismos. Eduardo, no sabe las cosas que le hacen algunos de los que tiene: le gastan la suya, no sabe cómo se gasta cuando se van de viaje con la de usted. Pero después son unos pijoteros tremendos. Yo no me olvido más: un día estaba por tomar un avión —digamos, o sea, en la época en que trabajaba con Eduardo—, gracias por todo lo que aprendí. Y gracias a Miguel Ángel Broda, que también está ahí, y que es quien me hizo un verdadero economista. Gracias, profe. Y era muy divertido, porque un día me encuentro con alguien en el aeropuerto y me da una cátedra de por qué viajaba, ni siquiera en ejecutiva, viajaba en primera, dije: Ah qué interesante, yo escuchaba y después me lo encontré en la época de vacaciones en el aeropuerto y muy gracioso, porque claro, estaba con la familia, entonces, cuando llega el momento de embarcar dije: Ah, bueno, discúlpame, yo voy a hacer la fila porque vos vas a viajar, no, no, no, no, no, no, no. Viajaba en el gallinero, con lo cual, no, gastaba con la propia, digamos, ahí, con lo cual ¿qué es lo que quiero decir? que gastar la de otros en uno mismo generada despilfarro. Entonces ¿Cuál es la peor forma de gastar el dinero de otros, en otros? porque ustedes no saben lo que cuesta ganarlo y tampoco tienen idea de lo que quiere el otro. Por lo tanto, por definición, el Estado siempre funciona mal y lo hace de manera ineficiente.
Por eso recomiendo altamente que lean el trabajo maravilloso de ese libro que acaba de publicar Axel Kaiser que se llama “Parásitos mentales”, cómo a lo largo de los últimos años 100 años, nos llenaron de mierda socialista la cabeza y creemos que las cosas las tiene que hacer el Estado; no, no, no, responsabilidad individual, vamos. Pero tampoco es fácil salir de ahí. Recuerden que cuando el pueblo hebreo dejó Egipto después de estar más de 400 años en esclavitud y putear todos los días contra el faraón, cuando Moisés dijo “vamos”, salieron uno de cada cinco. Ojo. La libertad es un desafío que hay que enfrentarlo. Pero entonces no puede ser la pregunta cómo lo hacemos bien, porque la respuesta es: no hay forma. Entonces lo que cambió, como dice Fede, fue la pregunta. Es: Che, ¿esto lo tiene que hacer el Estado? Por suerte se lo pregunta él y a su gente; no me lo pregunta todo a mí, porque ya sabe cuál es la respuesta.
Pero al margen de eso, al cambiar la respuesta es cuando, al cambiar la pregunta, eso es lo que ha hecho es motivar esta reforma del Estado impresionante que ha llevado a cabo Federico y que básicamente, es uno de los pilares de esta gran reforma, que es la reforma más grande de la historia argentina. Somos el Gobierno más reformador de la historia. Pero, además, en un año y medio, hicimos más que los últimos 120 años.
Si de algo les sirve lo que voy a decir: tenemos por lo menos 1.500 reformas más. No vamos a parar hasta convertirnos en el país más libre del mundo. Así que hay más. Más allá de esto, ¿cuál es el fundamento teórico? ¿De dónde sale la base teórica? Eso está expresado en un libro reciente mío, que se llama “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”. Ahí hablo de lo que se llama el “palo de hockey”, esa serie armada por Angus Maddison, que va desde el año cero en adelante. Y si ustedes lo miran, lo que tienen es que, hasta el año 1800 de la era cristiana, estaba constante el PBI per cápita, prácticamente. Para que se den una idea: el PBI per cápita crecía a una tasa del 0,02%. Es decir, se necesitaban 3.500 años para duplicar el PBI per cápita. Sin embargo, a partir del año 1800, en una situación donde se multiplica por 10 la población, la productividad crece por lo menos entre 15 y 20 veces. O sea, por lo tanto, eso en economía se llama rendimientos crecientes: el producto creció más que proporcionalmente, entre 15 y 20 veces. Ahora, ¿qué es lo que pasa? El problema radica en que la contracara de eso, en la teoría económica neoclásica, se lo llama estructuras de mercado concentradas. O, si se quieren poner exquisitos en términos de terminología de equilibrio general, se llama no convexidades. Y acorde a la teoría neoclásica, esas son estructuras concentradas, en el límite podrían ser monopolios. Y, acorde al fucking óptimo de Pareto, eso es malo. Y yo decidí decirle fucking al óptimo de Pareto. Porque si yo tenía que, en el año 1800, el 95% de la población vivía con menos de un dólar diario —y si yo mantuviera esa misma medida en términos reales, ese número hoy es menos del 10%— ¿cómo alguien me puede decir que semejante aumento en la productividad, semejante incremento del bienestar, eso es malo? Por eso muchas veces me irritan los economistas. Porque ¿qué es lo que pasa? Yo me imagino esta situación, cuando trabajaba con Eduardo: mire si yo hubiera ido y le hubiera dicho a Eduardo: "No, bueno, tengo que elegir entre la realidad y el modelo". Entonces, frente al modelo, digo: "No, la realidad está equivocada". Seguramente no tendría la buena relación que tengo con Eduardo. Porque, en todas las de la ley, me tendría que haber puesto una patada en el orto por pelotudo.
Los economistas nos hemos enamorado tanto del modelo de equilibrio general, que cuando la realidad no mapea con el modelo, somos tan arrogantes que lo llamamos fallo de mercado. No, fallo de mercado no. Yo les voy a decir algo: No existen los fallos de mercado. O sea, porque si el mercado es un proceso de cooperación social, donde se intercambian voluntariamente derechos de propiedad, si los intercambios son voluntarios, nunca puede haber fallo. Y si hubiera un acto violento que no permite que esas acciones sean voluntarias, eso significa que hay alguien que está ejerciendo la violencia y ese que ejerce la violencia de manera sistemática ¿Quién es? El Estado. Por lo tanto, cuando ustedes creen que algo funciona mal y creen que hay un fallo de mercado, lo primero que recomiendo es que miren si no está metido en el medio el Estado. Y la segunda, que es lo que sería como el segundo teorema de Milei y es, si ustedes, o sea, aun así, eso sigue funcionando mal, cambien el modelo porque está mal. Y esa es la base por la cual, cuando los neoclásicos se ponen a regular y tratar de asimilar una estructura no convexa, una estructura no competitiva, una estructura que no mapea con lo que necesitamos matemáticamente para el óptimo de Pareto, porque no es ni más ni menos que un engendro pensado en la matemática y se regula, lo que ustedes hacen es matar los rendimientos crecientes y cuando matan los rendimientos crecientes mataron el crecimiento económico y ¿qué es entonces lo que hace Federico todo el tiempo? libera rendimientos crecientes. Es decir, no tenemos conciencia todavía de todo lo que se ha hecho en materia de reforma y todo lo que viene para adelante en materia de crecimiento.
El otro tema que también juega un rol fundamental son las relaciones exteriores. Lo que estamos haciendo por abrir la economía. Habrán escuchado mis declaraciones en el Mercosur, habrán visto el logro que tuvimos con EFTA, estamos avanzando en un acuerdo con la Unión Económica Europea, estamos avanzando en un tratado de libre comercio preferencial con Estados Unidos, mientras miren cómo le va al resto: parece que nuestra política internacional está funcionando. Y, además, hay impulsores adicionales como el RIGI, como la reforma impositiva, ir a un sistema de competencia fiscal y demás cuestiones que ya he señalado. Por lo tanto, está claro que hemos iniciado el camino que hará que, de acá a 30 o 40 años, Argentina sea una potencia mundial.
Y entonces, si todo es maravilloso ya está, pero claro, la vida tiene riesgos y hay que enfrentarlos. Hay que enfrentarlos y porque cosas como las de hoy pueden pasar, pero de vuelta ¿Qué pasa ahora, alguien tiene alguna duda? vamos a vetar. Si el veto se sostiene, no varía el gasto público, no varía la cantidad de dinero, habrá un poco de volatilidad, nada más, mientras que esto dure y se acabó. O sea, con lo cual, sigue todo igual. La otra alternativa es que, supongamos que no conseguimos los números para defender el veto y que el germen socialista y los parásitos mentales avanzan sobre el cerebro de la gente y entonces no lo podemos hacer. Bueno, lo que se ha sancionado hoy violenta esta idea de que ustedes para hacer un gasto lo tienen que estar financiando. Consecuentemente, si el veto se cayera lo que vamos a hacer es judicializarlo, difícilmente encontremos, tengamos, una solución judicial antes del 11 de diciembre. Los tiempos de la Justicia suelen ser muy lentos. La única diferencia es que vamos a tener un poco de más de volatilidad del riesgo país, bajará el ritmo de crecimiento, el ritmo al que baje la inflación será más lento, pero de largo plazo no va a pasar nada. El equilibrio de largo plazo se mantendrá intacto. Porque la justicia, apuesto que seguirá haciendo justicia y consecuentemente esto no va a poder pasar. Pero, supongamos, supongamos ahora el peor de los casos que milagrosamente si no pasa el veto, la Justicia le agarra un ataque de celeridad, y entonces, además, falla en contra del Gobierno. Bueno, todo ese proceso, por más rápido que sea ¿qué será? híper rápido, un delirio de rápido ¿qué será? septiembre. Okay. ¿Qué nos quedan? dos meses. Por lo tanto, vamos a tener un efecto de aumento de gasto público, de aumento de emisión monetaria por el equivalente de dos meses y es interesante, porque tanto la política monetaria, como la política fiscal actúan con rezagos. Y una de las cosas por las cuales es tan atractivo hacer populismo ¿por qué es? es porque los efectos de corto plazo llegan rápido y los efectos malos llegan tarde en el tiempo.
Entonces, en el corto plazo, solamente se van a ver efectos expansivos. Sí, va a subir el riesgo país, pero ahí pasan dos cosas. Primero, que el mecanismo de transmisión en Argentina mucho no funciona hoy. ¿Por qué? Porque Argentina tiene un crédito al sector privado no financiero por el equivalente al 9% del PBI. Nada. No es Chile, que tiene 100; no es Estados Unidos. O sea que el canal crediticio de la política monetaria mucho no tracciona. Y tampoco las inversiones, porque los que no invirtieron esperando a ver qué pasa en octubre, ya no habían invertido, con lo cual tampoco eso tracciona. Por lo tanto, los efectos malos no van a operar y va a operar la parte de la fiesta keynesiana. Con lo cual, si pensábamos hacerle un resultado electoral contundente, va a ser mucho más contundente. O sea, se están pegando un tiro en el pie. Pero, pero si aun así fuera, a partir del 11 de diciembre, lo voy a revertir.
Consecuentemente, esto va a ser solamente un efecto transitorio. Es decir, con lo cual, ¿cuánto va a impactar? Nada. Es decir: no nos van a sacar de la ortodoxia monetaria, no nos van a sacar de la ortodoxia fiscal, no nos van a sacar de la ortodoxia cambiaria, no vamos a abandonar bajo ningún punto de vista el régimen de la libertad. Y, consecuentemente, vamos a hacer a la Argentina grande nuevamente. ¡Viva la libertad, carajo! ¡Viva la libertad, carajo! ¡Viva la libertad, carajo! Muchas gracias.