A 213 años del Éxodo Jujeño

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El 23 de agosto de 1812, bajo el mando de Manuel Belgrano, el pueblo jujeño inició el Éxodo Jujeño, una de las gestas más significativas de la lucha por la independencia. Ante el avance del ejército realista sobre el norte del territorio, Belgrano tomó la decisión de ordenar la retirada de la población de San Salvador de Jujuy y de la Quebrada de Humahuaca, aplicando la estrategia de “tierra arrasada”: abandonar la ciudad, destruir lo que pudiera ser útil al enemigo y trasladarse hacia Tucumán.

En un acto de profundo compromiso con la causa patriótica, el pueblo jujeño acompañó a las tropas, dejando atrás sus hogares y emprendiendo la marcha hacia el sur con lo indispensable a cuestas. Fue un sacrificio enorme: un éxodo masivo que implicó pérdidas materiales, esfuerzo y voluntad de un pueblo entero por asegurar el futuro de la Patria.

Esa decisión resultó clave para reorganizar las fuerzas patriotas, que semanas más tarde obtendrían la victoria en la Batalla de Tucumán. El Éxodo Jujeño se convirtió en un símbolo de unidad, resistencia y compromiso con la libertad, y marcó un hito fundamental en el camino hacia la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Hoy, a 213 años de aquel episodio, homenajeamos el valor y la entrega del pueblo jujeño y la conducción de Manuel Belgrano. Su ejemplo de unidad y sacrificio sigue siendo un símbolo de compromiso con la independencia y la soberanía nacional.